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Oscureser - por Gasti
Me giré al escuchar sus pasos, mirando al suelo, sin atreverme a verla de frente, me quede petrificado.
Movía sus dedos nerviosamente entrelazados, proyectando sombras siniestras en el piso. No se atrevía a hablar. ¿Para qué hablar? De
nada servirían, nunca sirvieron, tantas palabras, promesas, sueños.
Caía la tarde rápidamente, haciendo que mi sombra encorvada se alargara deformemente hasta llegar a los pastizales. Empecé a sentirme enfermo, mi cabeza apoyada sobre mis manos me pesaba infinitamente. A cada instante, no solo mi silueta en los pastos se desfiguraba por el pálido sol de invierno, también mi propio ser se desmoronaba, se despedazaba, en monstruosa oscuridad.
Se acercó lentamente hasta llegar a mi lado, y sin mirarme, sin hablarme, se adueñó de mí. Así había sido desde un principio, así debiera ser siempre.
Comenzó a caminar, lentamente al principio, pero con firmeza. No queda nada por hacer, debe ser de esta manera.
Se aleja, y su silueta ya es confusa bajo la poca luz que queda aún. Cerré los ojos, incapaz de seguir mirando.
Comentarios (2):
Eunice
29/05/2013 a las 09:56
No he entendido muy bien de que va el relato. Lo he leído un par de veces pero no entiendo si trata sobre una ruptura o algo más complejo. Aún así me ha llamado la atención porque en pocas palabras me ha atrapado en la escena. Me gusta mucho como has utilizado las sombras y su deformidad para ambientar el relato y describir los sentimientos del personaje.
Soraya
20/07/2013 a las 16:34
Tuve que leerlo dos veces y creo entender que habla de la sombra que al replegarse regresa al cuerpo, por el efecto de la luz del sol, dejando sólo al ser que la genera. Si es así, la idea es muy buena aunque el desarrollo un poco pesado, para mi gusto. Creo que hay mucha repetición de los “mi”. “Mi cabeza sobre mis manos”… “mi sombra”… Es difícil hablar en un tono tan íntimo. Adelante!