Me giré al escuchar sus pasos, sin saber como reaccionar. Había algo en su forma de caminar, en como respiraba… Había algo que lo distinguía de los demás. Lo miré a los ojos y estiré la mano para rozarle, pero se movió antes de que pudiera siquiera tocarlo.

— Paul— susurré, conteniendo las ganas de llorar. ''No estoy asustada'', pensé. ''Lo juramos''. Lo habíamos jurado con nuestra sangre, con nuestra vida. La herida en mi mano palpitaba como si quisiera recordármelo.

Paul alzó un brazo, apuntándome con el arma que empuñaba, sin remordimientos. Me dedicó una sonrisa afable y quitó el seguro
— Ahora, Nina. Llegó el momento— tenía el dedo en el gatillo, listo para presionarlo. Una, dos veces… Quizá tres si fallaba.

Cerré los ojos, incapaz de seguir mirando.