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Paternidad - por Pablo Blanco
Web: http://www.pabloelblanco.com
Sergio entró en el café a la misma hora que lo hacía habitualmente, no obstante, aquella noche llevaba puesta una nueva y lustrosa sonrisa.
– Buenas noches, Luís. Lo de siempre –dijo mientras apoyaba su maletín en la barra y se sentaba en un taburete.
– Marchando.
A unos pocos metros de él, un hombre de barba sentado frente a una cerveza lo observaba de arriba abajo.
– Pareces contento esta noche, ¿alguna buena noticia?
Sergio salió de su letargo.
– Sí, sí, Marcos. Una gran noticia. Voy a ser padre.
Marcos abrió mucho los ojos ¿Sergio iba a ser padre? ¿Aquel hombre serio, seco y casi inhumanamente aburrido iba a ser padre? Si nunca lo había visto con una mujer. Si nunca se lo hubiera imaginado con una mujer.
– ¡Vaya! ¡Qué callado te lo tenías! –le respondió con una sonrisa -¡Enhorabuena!
Luis, el camarero, llegó y le sirvió un zumo de melocotón a Sergio al tiempo que contestaba a Marcos.
– ¿Callado? Todo el pueblo sabe que lo lleva intentando desde hace años, ¿verdad? Le ha dedicado mucho esfuerzo.
Marcos adoptó un gesto de extrañeza.
– ¡Siempre soy el último en enterarme de estas cosas! –exclamó –Entonces, ¿llevas mucho tiempo intentándolo? Al menos ha sido gratificante intentarlo, ¿no? –preguntó con picardía.
– Bueno… -respondió dubitativo –Por momentos ha sido bastante duro, ¿sabes?
Marcos casi escupió la cerveza que estaba bebiendo.
– ¿Estamos hablando del sexo, verdad? –preguntó para salir de dudas.
Sergio resopló.
– Bueno, sí. He tenido que hacer ciertos sacrificios. Ya sabes, a veces cuesta contener el deseo.
Marcos lo miraba estupefacto ¿Contener el deseo? ¿Sergio? ¿No tendría suficiente con una mujer?
– ¿Y desde cuando llevas intentándolo, Sergio? Si puede saberse.
– Uy, desde hace años. He tenido que sacrificarme mucho para lograrlo, ya sabes. Pero Mauro ha sido comprensivo y muy paciente. Ha sabido apoyar hasta que estuviera preparado.
Iba a dar un trago de cerveza pero apoyó la jarra de nuevo en la barra, incapaz de contener su sorpresa.
– ¿Mauro?
– Sí, Mauro. Es un hombre excepcional.
– No tengo el placer de conocerlo.
– Pues deberías. A mi me ha cambiado la vida.
– Desde luego… –confirmó Marcos bebiendo un nuevo sorbo de cerveza.
– Tendrías que conocerlo. Tal vez te anime a seguir mi mismo camino.
Una vez más estuvo a punto de escupir la cerveza que estaba bebiendo. Se atragantó y tosió repetidamente.
– No, creo que no, gracias.
– No pongas esa cara. Es algo perfectamente normal –dijo Sergio ligeramente ofendido.
– No, si no es porque seais…
– Pues no te extrañes tanto, entonces.
– De acuerdo, perdona. Es que no pensé que lo fuera a hacer con más de uno.
– ¡Uy! Pues ya lleva muchísimos. Al menos unos quince.
– ¿Quince diferentes?
– Sí. Es un hombre muy entregado.
– Y tanto…
Marcos dudó un momento, pero viendo que todos guardaban silencio se decidió a dar un trago de cerveza.
– ¿Y cuándo será el gran día?
– Dentro de dos semanas.
– ¿Tan pronto? ¡Vaya! Qué rápidos van los trámites hoy en día.
– ¿Rápidos? A mi me parece demasiado tiempo.
– Bueno, estas cosas llevan su tiempo. Aunque claro, la forma en la que lo hicisteis vosotros no es lo más habitual. Normalmente se hace de otra manera, ya sabes…
– ¿Cómo? ¿De otra manera?
– Sí, ya me entiendes. De otra manera. Haciendo otras cosas.
– No, no te entiendo –respondió Sergio extrañado.
Marcos arrugó la frente algo frustrado. Miró a Luis, el camarero, y este negó con la cabeza sin comprender.
– ¡Pues follándote a alguien, coño!
Marcos rió y bebió un nuevo trago de cerveza. Cuando apoyó la jarra en la barra, Luis y Sergio lo miraban estupefactos. Un silencio abrumador se hizo en el café.
– Creo que me voy a marchar, -dijo Sergio visiblemente cabreado -gracias por todo Luís.
Dejó un par de monedas sobre la barra y tras dedicarle una airada mirada a Marcos, abandonó el local a paso rápido.
– ¿Qué mosca le ha picado? –preguntó Marcos terminando su cerveza.
Luis lo miró reprobatorio.
– A partir de ahora tendrás que tratarlo con más respeto, Marcos. Y te tendrás que referir a él como padre Sergio.
Le recogió el vaso a su estupefacto cliente. Éste repasó mentalmente la conversación que había mantenido con Marcos y en cuanto lo comprendió, quiso olvidarlo.
– Ponme otra cerveza, anda –dijo al tiempo que se hundía ligeramente en su asiento.
Comentarios (6):
Aradlith
29/04/2013 a las 21:28
Me ha encantado tu relato, me pareció muy entretenido y divertido. Me tuve que romper mucho la cabeza para conseguir sacar algo que mejorar en él 🙂 Felicidades.
lunaclara
30/04/2013 a las 21:26
Es muy entretenido, si. Te mantiene en vilo hasta el final y eso es importante. Quizas… Me hubiera gustado saber bien quien es Mauro, no se entiende muy bien. Felicidades!!
Olaya Pérez
01/05/2013 a las 16:13
Original y divertido!
Abbey
02/05/2013 a las 12:47
Muy bueno!!!. Me encantan los relatos que juegan conmigo, que me hacen creer una cosa y que, al final, dan un giro y me sorprenden con un final inesperado. Además, es divertido. Enhorabuena.
Muchas gracias por tu comentario sobre el mio. Miles, miles de gracias
lunaclara
03/05/2013 a las 11:39
Pablo, he visto tu blog y me gustaría suscribirme… Me dices cómo lo hago?
Nhicap
04/05/2013 a las 00:23
Felicidades Pablo, una idea divertida y un desarrollo excelente que intriga, y despista, al lector desde el principio hasta el final. Me ha gustado mucho la sencillez de tu entretenida narración.
Aprovecho para agradecerte los comentarios a mi relato. Se me ocurrió invertir la escena que proponía el taller, haciendo que mi historia inspirase el cuadro de Hopper. Saludos y hasta la próxima ocasión.