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Los muchos nombres de Murchadh O’Hara - por Edena Ruh
Web: http://relatandome.wordpress.com
Se había acostumbrado a que le llamaran de muchas maneras a lo largo de los últimos años: al principio siempre le trataban de usted, pero esa fue otra época, una época en la que los modales venía impuestos de padres a hijos y en la que Dios imponía más. Ahora, los habituales solían llamarle Mike o Micky; nunca le habían gustado las abreviaturas, quitarle contenido a un nombre para él era inconcebible, una herejía, pero gracias ellos la caja nunca estaba vacía del todo. Para los proveedores siempre había sido el señor MacGowan, Michael MacGowan. La rara vez que aparecía una mujer, esta solía utilizar cualquier variante de la palabra camarero pero, eso sí, siempre marcando las distancias. Luego estaban los unos, cómo a él le gustaba llamarlos, que aparecían una noche cualquiera, pedían un café y uno no volvía a verlos más; para estos no tenía nombre, era un simple intermediario.
Esos eran todos los nombres que quería recordar, ni uno más. Por eso, mientras se afanaba en sacar brillo a las botellas de la estantería con una trapo viejo, anotando mentalmente cuáles debía reponer, le sorprendió tanto oír aquellas palabras.
—¿Murchadh O’Hara? —su voz era dura, de fumador—.
Murchadh llevaba muchos años muerto, puede que demasiados, tantos que, para él, ese nombre era una simple mota de polvo en la vasta llanura de su memoria. Cuánto tiempo llevaba allí era una pregunta que no podía responder sin pensar en ella. Por ella estaba allí, por ella se pasaba las noches encerrado en esa barra de bar solitaria, sin más compañía que aquellos hombres que fingían ser sus amigos durante un par de horas para luego olvidarse de él hasta el momento en que necesitaran otra copa. Si supieran quién era él, no le tratarían así, serían ellos los que le servirían copas y le preguntaran ‘¿Cómo le va?’ aunque no les importara. Pero pocos había que supieran quién era él, la mayoría debían haber muerto tiempo atrás y los que seguían vivos parecían haberle olvidado, especialmente ella.
—Murchadh, ¿sois vos? —el hombre esperaba en el umbral de la puerta.
Su posición, a medio camino entre las luces de la calle y el fluorescente del bar, favorecía a que las sombras tomaran formas extrañas en su larga barba y en su cara, confiriendo un halo misterioso a sus ojos. Eran plateados con un ligero toque de miel en el centro, cómo aquellos ojos que le habían encerrado allí, sólo, siendo sin ser, en esa fría taberna. No tenía ninguna duda, ese tipo tenía los ojos de su madre y había dicho su nombre.
Después de tanto tiempo esperándolo, un hijo de Maggie le había llamado por su nombre real, Murchadh, y eso sólo podía significar una cosa, su libertad.
Al fin podría volver a utilizar su poder, a ser Murchadh el Temido, cómo le habían conocido diez siglos atrás y sus discípulos volverían a llamarle Maestro O’Hara. Por todo el mundo se difundiría el mensaje de que Murchadh dos veces muerto había renacido otra vez y la gente se escondería al oír su nombre como antaño. Maggie, con su voz melosa, cogiéndole las manos y apretándolas contra su pecho, le llamaría Luaidh, cariño, y él correspondería con su Grian, mi sol, habitual antes de fundir sus cuerpos en uno.
—Mucho tiempo ha que deseaba oír ese nombre —una lágrima recorría su mejilla—. Sí, yo soy aquel al que buscáis.
Los escasos cuatro clientes que había a esas horas de la noche se giraron para observar el extraño atuendo del hombre de la barba, que se dirigía hacia él ignorando el murmullo que estaba generando.
Al llegar al otro lado de la barra, el hombre levantó el dedo índice de su mano izquierda, señalándole que se acercara, y fijó sus ojos en los suyos mientras sacaba una daga del interior de su túnica.
—Murchadh O’Hara —susurró hundiéndosela en el corazón—, sois libre.
Comentarios (4):
Eunice
29/04/2013 a las 15:59
Me gusta mucho como escribes. Me he quedado con muchas ganas de averiguar quien era realmente Murchadh y como ha llegado a esa situación. Espero leerte más veces.
Edena Ruh
29/04/2013 a las 16:30
¡Muchas gracias!
La idea era dejar al lector con ganas de saber quién es Murchadh así que me alegra mucho tu comentario.
Saludos.
Enrique
02/05/2013 a las 22:31
Me ha sorprendido mucho la historia y me ha gustado la forma de contarla, sigue así.
Edena Ruh
06/05/2013 a las 09:39
¡Muchas gracias, Enrique!