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A la deriva - por Esteban SoutoR.
La travesía por el medio del océano estaba resultando de lo más placentera. Para Alice McCain, la lejanía de los paparazzi y fans, que constantemente la perseguían por donde osara mostrarse, parecía un recuerdo. Había sido un verdadero acierto aceptar la invitación de su representante para navegar desde las costas de Portugal con dirección a las Islas Azores, sin un destino cierto, en busca de un puerto donde atracar. La idea era pasar una pequeña temporada a mar abierto en busca de tranquilidad; la idea original de Charles, su representante, era prepararla para una propuesta que le acercó un conocido director inglés.
Los días pasaban lentamente. Alice percibía que el set de filmación y las largas y agotadoras horas de grabación junto al último director, que la había guiado de manera estupenda, pero con un alto nivel de exigencia, ya habían quedado atrás. Pensó que sera oportuno hablar de su futuro con su representante en algún momento del viaje, aprovechando la oportunidad que tenían de hacerlo sin apuros y fuera de los ambientes bulliciosos y conflictivos donde solían reunirse.
El viaje lo realiza en compañía de la familia de Charles. El hermano mayor de Alice y su pareja a último momento habían decidido no embarcarse con ellos, dejándola sola sin su acostumbrada compañía.
Alice aprovecha cada momento que puede para reflexionar sobre su carrera. En este sentido ella desea acomodar un poco su vida antes de volver a aceptar un nuevo papel como actriz. Su intención principal es asegurar su futuro rodando films que estén más cercanos a sus gustos y expectativas; y ahora esto lo ve más cercano que nunca luego de las críticas favorables que recibió sobre su actuación en “El gran banquete”, un excelente retrato de las diferencias sociales y culturales que se desarrollan puertas adentro de un famoso restaurant a orillas del Sena, en un sector conocido de la comuna de Alfortville, que es a las claras una comunidad de lo más variada en cuanto a extranjeros alrededor de Paris. En este papel, Alice se lució a pleno, interpretando a la chef del lugar y colaborando con la destacada actuación de los personajes secundarios, a quienes realmente logró elevar a su nivel. Después de ello no han quedado dudas de su versatilidad en el escenario.
La actriz considera a su representante un aliado fundamental para esta nueva etapa que desea emprender. Quiere tener la decisión final de los guiones ella misma, sin la premura de cumplir contratos preestablecidos o de aceptar a regañadientes papeles mediocres. Tiene muy en claro que sin la guía y apoyo de Charles, no podría haberse repuesto de sus fracasos en el cine que siguieron a continuación de saltar sorpresivamente a la fama y ser revelación femenina en su primer protagónico, “Soborno en la oscuridad” largometraje en donde deslumbró interpretando a una joven invidente asesora de un abogado corrupto. Luego de ese inicio triunfante, tuvo un fracaso tras otro en “Desdichada”, “Un horizonte de fortuna” y “Las hijas del Rey”, esta última denominada funesta por todos los críticos de Europa; en ella se palpita un drama en medio de una corte Real del siglo XVIII, que termina siendo una comedia mordaz, pero de muy baja monta.
Cuando finalmente logra reunirse con Charles, no lo nota muy convencido del rumbo que ella pretende tomar, al contrario, la comienza a maltratar con una serie de cuestionamientos que no hacen más que sorprenderla. Cuando ella decide alejarse y dejar la discusión para otro momento, pues nota una agresividad fuera de lo común, Charles la detiene y le presenta repentinamente el guion que le acercó el director inglés y le solicita con suavidad que lo lea y luego le dé su opinión. Charles le pide disculpas y le avisa que la forma como la trató al presentarle el guion era parte de lo que el director le había pedido a él que hiciera antes de entregárselo.
Alice lo que menos quiere en este momento es leer y decidir sobre esta cuestión, pero el título del mismo y la postura que adoptó su representante no hacen más que llenarla de intriga. Alice recibe la foja de páginas impresas como una profecía. “A la deriva” es una obra delicada, con una temática clara y profusa. Se trata de una escritora encerrada en un círculo vicioso, una adicción que la tiene sometida a un destino incierto, cuyo único refugio es navegar las corrientes de la soledad aferrándose a su único best seller publicado en su juventud.
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