Literautas - Tu escuela de escritura

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Eloisa - por RominaR.

Llevaba semanas esperando poder verla. Su recuerdo le provocaba un sinnúmero de sensaciones. El asco la invadía desde sus entrañas, retorciendo sus tripas, generándole náuseas. La impotencia le anudaba las entrañas impidiéndole mantenerse erguida.
Finalmente, un interesante soborno le abrió las puertas del servicio de catering contratado para servir a los invitados del Eloisa, un barco de lujo listo para zarpar. La moza le dio su lugar y las indicaciones necesarias para que pudiese llevar a cabo sus actos.
Memorizó el protocolo, los nombres importantes, los rostros, las entradas y salidas, las posibles vías de escape, la mesa donde se ubicaría ella. Ella, la mujer cuya existencia la había marcado para siempre, desde siempre. Ella, Eloisa… como el barco.
Sus dotes de actriz le permitieron camuflarse entre el personal de servicio sin mucho esfuerzo de su parte. Sus movimientos seguros y meticulosos, medían cada paso de Eloisa. Nada al azar. Todo fríamente calculado, medido y estipulado. Cuenta regresiva.
Se acercó a la mesa principal, aprovechando el instante en el cual anticipó que Eloisa pediría un poco más de vino blanco. Conocía a la perfección sus gustos y marca favorita. La perfección del momento en que comenzó a servir el vino en la copa fue sublime.
Le sonrió. Observó el dije que colgaba en su cuello, que ya no era tenso como lo recordaba. Sus miradas se cruzaron. Las sensaciones, emociones y sentimientos a flor de piel, pero imperceptibles al ojo humano. Se dio la vuelta, se dirigió a la salida y saltó del barco.
Sin haber logrado cumplir con su cometido, con su propia profecía, creyendo que por la sola razón de creer en ella se convertiría en realidad. Desistiendo a esa fuerza que la impulsó, guiando su conducta hacía un resultado deseado, un resultado de profecía no autocumplida.

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