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Madre e hija. - por Misil MatildaR.

Madre e hija.

La mujer se rascó la cabeza con disimulo, llevar peluca era terrible con aquel calor, y además el sudor hacía que las gafas de sol se le resbalasen todo el rato. Obviamente alguien como ella no podía aparecer en público de cualquier forma, pero qué fastidiosa le resultaba la obligación de tener siempre el mejor aspecto. Nunca se sabía donde podía aparecer una oportunidad.
Miró alrededor con lo que ella pensaba que eran elegancia y discreción, enarcando las cejas y bajando un poco la cabeza. Como decía su padre en sus tiempos, “calibrando al personal”.
La mayoría de la gente venía en familia, parejas jóvenes con niños pequeños, padres y madres separados que esperaban que las vacaciones les permitieran relajarse mientras los niños repartían el día entre la piscina y el club infantil… La vulgaridad más absoluta, vamos. Tendría que hablar con su asistente y dejarle claro que el siguiente viaje tendría que ser un poco más exclusivo y tener otro tipo de público . Realmente, qué podía tener en común una actriz internacional como ella con aquella panda de personajes sin aspiraciones artísticas ni nada que se le pareciera.
La mujer frunció el ceño mientras sacaba un espejito del bolso y comprobando su aspecto se dirigió bruscamente a una mujer joven que esperaba pacientemente a su lado. La conversación se adivinaba tensa, y las personas que les rodeaban en la cola de acceso al barco giraron varias veces la cabeza hacia ellas antes de volver a sumergirse en sus teléfonos móviles.
La más joven de las dos sacó una botella de agua de su bolso y se la dio a la otra, que apenas dio un par de sorbos antes de devolvérsela con gesto de hastío. Continuaron en aquella especie de lenta procesión ridícula mientras accedían al barco, y ya asignados camarotes, desenvuelto equipaje y habiendo zarpado del puerto de origen, salieron junto con el resto del pasaje a la cubierta principal, donde debido al buen tiempo iban a poder cenar.
La velada transcurría tranquilamente, el tiempo acompañaba con una suave brisa, y las primeras estrellas empezaban a aparecer en el cielo. Los pasajeros, habiendo superado ya la tensión de la llegada gracias en parte a la deliciosa cena se relajaban tomando una copa o bailando discretamente, y empezaban a surgir corros entre extraños que favorecían conversaciones entretenidas.
En uno de estos corros se encontraban las dos mujeres y la mayor de ellas relataba con todo lujo de detalles una divertida anécdota que despertó murmullos de admiración e incredulidad. Ella sonreía, encantada de gozar de atención, hasta que el comentario de uno de los viajeros cambió su estado de ánimo por completo, y reaccionando con ira, recogió sus cosas y abandonó la cubierta.
La mujer más joven suspiró mientras respondía a las amables palabras de disculpa del resto del grupo, y sacando un cigarrillo, lo encendió y fumó con calma: “Mañana lo habrá olvidado, no se preocupen. Suele decir lo de “La Profecía” porque vio esa película siendo joven y le impresionó mucho. Ella disfruta diciendo que es actriz y que apareció en esa película, pero se enfada muchísimo cuando alguien le pregunta detalles, y suele reaccionar así de bruscamente para zanjar una situación incómoda. El neurólogo nos avisó de que la enfermedad podía derivar por cualquier lado, y que lo más importante era no llevarle la contraria cuando estuviera en pleno delirio, porque sus enfados pueden llegar a ser violentos. En este viaje he llegado al punto de pagar un pequeño soborno, una propina más bien, al personal del barco para que nunca le lleven la contraria cuando cuente sus historias, y de esa manera conseguir que disfrute todo lo que pueda, aunque ella no sea ni consciente.”
Un respetuoso silencio acogió sus palabras. La mujer se levantó y se despidió con un gesto de la mano.

Ccomentarios (1):

Alberto Suárez Villamizar

19/04/2025 a las 19:22

Haces una buena descripción del abordaje del crucero dándole un toque de realidad. Así mismo, la situación de la supuesta actriz es muy buena, y mejor aún la explicación que da su acompañante a su extraño comportamiento. Parece una historia muy real.
Estoy participando con mi historia titulada “Brllando con su propia luz”, ubicada en el #40 y te invitor a vistarla y dejar tus comentarios, lo cuales te agradezco.
Espero volverte a leer.

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