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Grave error - por David LlurbaR.+18
Elia, como cada mañana que iba a trabajar, llegó diez minutos antes a la estación del pueblo en el que vivía. Se apoyó en la alicatada pared y consultó sus redes sociales para hacer más amena la espera. La estación era antigua, apenas tenía tráfico, pues solo una vía la cruzaba, pero estaba muy bien comunicada con la ciudad.
El tren asomó por un extremo de la vía y, de repente, Elia escuchó el sonido estridente de una llamada, un sonido que hacía mucho tiempo no escuchaba. El soniquete provenía de una antigua cabina de pared encastrada al lado suyo. Una cabina que siempre había estado allí, pero que, por alguna razón, su cerebro se esforzó en obviar.
Miró a su alrededor en busca de complicidad del resto de viajeros, pero todos hicieron caso omiso acercándose a la vía para recibir al Tren.
Elia cogió el auricular.
—¿Sí?
Una voz distorsionada de hombre respondió del otro lado.
—Hay una bomba en el tren. La bomba va a explotar de camino a la ciudad, concretamente detonará cuando el tren cruce el puente del valle de Gor. Si los pasajeros no mueren en la explosión, morirán al descarrilar el tren y caer al vacío.
La chica quedó petrificada.
—¿Lo has entendido? —preguntó la voz grave.
—Sí… sí —respondió quedamente.
—Ahora solo tienes dos opciones: Colgar el auricular y llamar a la policía, cosa inútil porque les será imposible llegar a tiempo y la bomba explotará de todas maneras; o subirte al tren, buscar la bomba y desactivarla. Si la encuentras, deberás cortar el cable rojo. ¿Qué eliges?
Dudó durante un segundo. Colgó el teléfono y esprintó hacia el tren, accediendo a él justo en el momento que se cerraron las puertas.
El paisaje de fuera se empezó a deslizar.
—Por favor, esto es importante. No estoy bromeando. Hay una bomba en el tren y la tenemos que encontrar. El que la encuentre que corte el cable rojo —gritó Elia a los pasajeros del vagón.
La respuesta fue impasible. Todos la miraron con desconfianza, otros, como si estuviera loca. Evitaron la mirada.
—¡¿Nadie?! ¡¿En serio?!
Un hombre que estaba detrás, la sorprendió cogiéndola del brazo.
—Yo te creo. ¿Dónde está?
Ella jadeaba de pura angustia.
—No. No lo sé, puede estar en cualquier lado.
—Déjame ayudarte. Ve por este lado y yo iré por el otro.
El desconocido empezó a registrar los portamaletas del vagón y miró bajo los asientos. Ella hizo lo mismo por el otro lado. La gente los esquivaba, pero no les ponía impedimento. Cuando acabó con un vagón, siguió con el siguiente. La reacción en cada vagón resultó similar, pero al ver la determinación de Elia en su cometido, surgieron más cooperantes. Dos convencían más que uno y tres más que dos. Pronto se agilizó la búsqueda, pero no se encontró ninguna bomba.
El tren seguía avanzando y el puente que cruzaba el valle estaba cerca.
Ya había transmitido lo poco que sabía y no estaba resultando, quizá debía pensar un plan B: Parar el tren. Corrió hacia la cabina del maquinista. Estaba cerrada. Aporreó la puerta y clamó su atención. Pero nadie respondió ni salió de dentro y el tren no paró.
Todo el mundo detrás de ella buscaba en bolsas, maletas y asientos. Lo que más temía ocurrió. Salieron de un túnel y empezaron a cruzar el puente.
No pudo hacer otra cosa que admirar las vistas que brindaba el valle por última vez. Ya era demasiado tarde.
El tren atravesó el puente sin incidencias. Nadie murió ese día más allá de la credibilidad de Elia.
Al día siguiente, a otra transeúnte inocente fue víctima del mismo patrón. Otra vez la cabina sonó durante la llegada del tren. Clara, la transeúnte inocente, atendió la llamada. La voz distorsionada repitió palabra por palabra la misma amenaza del día anterior.
—¿Qué eliges? —concluyó.
Al igual que Elia, Clara se quedó helada y colgó el teléfono.
El tren cerró sus puertas y reanudó la marcha. Clara no subió. Seguía paralizada al lado de la cabina.
El teléfono volvió a sonar y Clara cogió temerosa el auricular.
—No has subido —dijo la voz cacofónica—. Tenías la oportunidad de salvar muchas vidas inocentes y has preferido salvar solo la tuya.
Ella no fue capaz de responder.
—Grave error —sentenció el terrorista.
Entonces fue cuando el auricular explotó esparciendo los sesos de Clara por todo el andén y el cuerpo inerte de la muchacha se desplomó anegando el suelo de sangre.
Comentarios (9):
Moldy Blaston
17/03/2025 a las 20:56
Hola David, soy tu vecino del 17 y me toca comentar tu relato, con mucho gusto.
Me ha parecido un relato con una estructura narrativa sólida. El uso del suspense se mantiene mediante plazos límite (la bomba en el tren) y dilemas morales inmediatos (elegir entre salvarse o actuar). La repetición del patrón con Clara refuerza la idea de un juego sádico, añadiendo capas al conflicto. El final impactante con la explosión del auricular tras la inacción de Clara cambia las expectativas y profundiza el tema de las consecuencias impredecibles. Todo un acierto según mi opinión.
También creo que los viajeros que ignoran a Elia carecen de motivaciones individuales y un diálogo o un gesto distintivo (ej.: un pasajero escéptico con rasgos definidos) enriquecería la tensión social. Y la búsqueda de la bomba pierde intensidad al repetirse la misma reacción en cada vagón; acortar escenas o incluir obstáculos físicos (ej.: un pasajero hostil) creo que podría mantener el clímax.
Conclusión: Relato con mucho potencial para explorar dilemas éticos bajo presión, que con unos pequeños ajustes elevarían su impacto. La base de suspense está muy bien construida y has aprovechado con acierto la temporalidad crítica y la incertidumbre activa.
Te felicito por este relato que me ha gustado mucho.
Si quieres puedes pasarte por mi relato (*17) y me dejas tu opinión.
Nos leemos!!!
Alberto Suárez Villamizar
17/03/2025 a las 22:01
Me pareció un relato bien manejado, que crea suspenso en torno a lo que puede ocurrir, me hizo pensar en la primera llamada, que se iba a presentar un desastre; y en el segundo, que se trataba de una broma. El final insólito la hace muy emotiva. Felicitaciones.
Me permito invitarlo a visitar mi historia titulada “Solamente una vez”, ubicada en el #70.
Le agradeceré sus comentarios
IGNACIO Zrgz
17/03/2025 a las 23:21
Hola David. Tu relato está bien escrito, tiene tensión y un final de impacto. Realmente ambas mujeres se enfrentan a un terrorista que castiga de una manera brutal a la chica que reacciona con más miedo a la amenaza. El desenlace es un tanto brutal.
El segundo párrafo lo terminas con la expresión “su cerebro se esforzó en obviar”. Creo que es más adecuado utilizar el verbo “ignorar” en esta frase.
Saludos
Carmen sánchez Gutiérrez
18/03/2025 a las 13:10
Un relato impactante con un inesperado final: el castigo a la segunda mujer que no arriesgó su vida para salvar a los compañeros de viaje. Final moralizante, la primera mujer es premiada y la segunda castigada. Todo ello bien escrito, con una redacción que lleva hasta el final de la historia sin tropezones, es decir, sin elementos que distraigan la escena.
Solo una pequeña objeción para que todo no sean halagos. En la parte que describes como se reparten para buscar la bomba, dices <> o algo similar, como no se trata de una escena visual, creo que sería más correcto decir: yo busco por la izquierda y tu por la derecha, por ejemplo. Pero nada más, una pequeña tontería que puede serte útil o no, tu decides.
enhorabuena y nos leemos.
David Llurba
20/03/2025 a las 09:06
Hola, Moldy. Efectivamente, podría haber añadido más obstáculos en la búsqueda de la bomba en el tren, pero no me daban las palabras. Tuve que borrar cosas para no pasarme de las 750.
Hola, Carmen. Muy buen apunte. Lo escribí a contrarreloj y no tuve tiempo a reposar y revisar el relato; pero tienes razón, repito mucho la palabra “lado” en poco tiempo.
Gracias por vuestro aporte.
Alicia
20/03/2025 a las 13:02
¡Hola David!
Tu relato me gustó desde el principio hasta el desenlace inesperado. Le dimos prácticamente el mismo enfoque. Con una narrativa fluida, de fácil lectura y comprensión. Como bien mencionas, el tener que adaptarnos a un número de palabras hace que se nos queden cosas en el tintero o no podamos darle una mejor estructura. Espero que con la práctica esto se mejore.
Agradezco tus observaciones a mi relato.
Alberto Suárez Villamizar
20/03/2025 a las 18:30
Hola David
Estuve leyendo los comentarios que hiciste a mi historia “Solamente una vez”, y te agradezco por las correcciones que me planteas, y los errores que me has indicado. En verdad, es grato encontrar personas que nos ayuden a mejorar.
No leeremos en el próximo reto.
IreneR
21/03/2025 a las 13:12
Buenas, David.
Me ha gustado mucho tu relato. La idea es muy buena y creo que has sabido llevarlo perfectamente. El límite de palabras imagino que habrá jugado en tu contra, pues creo que se podría haber desarrollado un poco más. Pero tal y como está, transmite lo suficiente como para que el lector se quede enganchado a la historia.
El final me ha parecido sublime. No me lo esperaba y me ha sorprendido mucho.
Creo que he encontrado un error:
“Al día siguiente, a otra transeúnte inocente fue víctima del mismo patrón”, diría que es otra transeúnte, sin la a delante.
Buen relato.
Nos leemos.
Un saludo.
Irene
María Jesús
22/03/2025 a las 18:20
¡Madre del amor hermoso David! Que relato más trepidante y bien resuelto. De verdad te digo que me has puesto los pelos de punta. No se si la moraleja que encierra el relato es que nuestra vida depende de lo que seamos capaces de ayudar a los demás, pero desde luego es la idea que yo he captado.
Un delirio de relato con todos los ingredientes catastróficos. Muy bueno, te felicito.