Literautas - Tu escuela de escritura

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EL CEPO - por ABALR.

Gervasio esperaba en el vestíbulo de la estación a que anunciaran su tren. Llegaba con demora. Poco importaban cinco o diez minutos extras. Podía esperar, su suerte había cambiado y un nuevo horizonte se abría ante él. Se sentía feliz, ilusionado y extrañamente amable. Sonreía, no perdía detalle de lo que le rodeaba. Sería la última vez que viera ese lugar, las gentes, el bullicio y el olor que subía de los andenes. Todo ese paisaje desaparecería en el momento de su partida.
De pronto oyó un timbre cercano a él. Gervasio sorprendido se dio la vuelta. Anclado en la pared, sumergido en una especie de pecera azul, un teléfono público estaba sonando. No había reparado en aquel aparato ya en desuso. No le dio importancia y dejó que siguiera zumbando a la espera que algún empleado de la estación lo cogiera. Después de varios timbrazos enmudeció. Pasada la extrañeza, siguió en sus pensamientos hasta que de nuevo volvió a sonar. Ahora parecía que lo hacía con más insistencia provocándole un estado de ansiedad. Intrigado se acercó sin perder de vista sus maletas. Justo al llegar paró. Se rasco la cabeza con cierto grado de perplejidad. Volvía a su sitio cuando otra vez resonó y descolgó el pesado auricular.
⎯Dígame. ⎯Silencio⎯. Dígame ⎯repitió, mientras escuchaba una respiración angustiosa⎯. Por favor conteste.
⎯Ayúdenme, se lo suplico ⎯decía la voz sujeta por un hilo y casi apagado por la algarabía del vestíbulo.
⎯¿Qué dice? No le oigo bien.
⎯Se lo suplico ayúdenme.
En ese preciso instante se escuchó el aviso de la entrada de su tren.
⎯No tengo tiempo, me tengo que ir ⎯dijo Gervasio nervioso. Pero antes de que acabara la frase le volvió hablar.
⎯No se marche, ayúdeme.
⎯No puedo señorita. ⎯dijo, al percibir que era una chica⎯. Pero dígame donde se encuentra y aviso a la policía.
⎯No lo sé, está todo oscuro y apenas me puedo mover.
⎯¿Desde dónde llama?
⎯¡Ya le he dicho que no lo sé! Por favor haga algo ¡Sáqueme de aquí! ⎯Ahora la pronunciación era más clara⎯ ¡No me deje! ⎯Y un sollozo de congoja se escurrió.
⎯Señorita, señorita, tranquilícese. Imagino que lleva un móvil. ⎯Espero a que la respuesta fuera afirmativa⎯. Ahora esté atenta. Memorice mi número y cuando cuelgue me llama.
⎯¡No! ⎯respondió⎯. No lo cogerá. Me abandonará ⎯dijo con un llanto que se confundía entre las palabras.
⎯¡Le juro qué no! Tome nota.
Gervasio fue diciendo los números, al terminar le colgó, no sin antes dejarle unas palabras de consuelo.
⎯No se preocupe, todo se resolvera.
Se dio la vuelta y quedó pasmado, las maletas habían desaparecido. Se echó las manos a la cabeza cuando sonó el móvil. Muy alterado tardó en reaccionar.
⎯¿Es usted? ⎯Se escuchó desde el otro lado de la línea.
⎯Sí, pero tengo un grave problema me acaban de robar el equipaje.
⎯Lo siento. Acabo de recordar algo ⎯dijo ella⎯. Lo último que hice fue bajar al parking, iba recoger mi coche. Lo tenía en la tercera planta ¡Creo que estoy dentro del maletero!⎯exclamó.
⎯¿De que marca es? ⎯preguntó Gervasio de forma perspicaz.
⎯Un audi A3 negro, matricula 3521WHK.
⎯¡Bien, bien! No cuelgue.
A la carrera se puso a buscar a los agentes por la estación. Tenía diez minutos hasta la salida del tren.
No hubo manera de localizarlos. Llevaba el móvil en la mano pero escuchaba nítidamente los gemidos de la muchacha. Intranquilo, tomó una decisión y se dirigió a las escaleras de acceso al aparcamiento. Bajó todo lo rápido que pudo. Al llegar estaba semi vació lo que le ocasionó una leve satisfacción. Sería más fácil localizar el automóvil.
⎯Ya estoy aquí ⎯dijo susurrando. Pero ella no contestó.
Un mal presentimiento corrió por su cabeza. Había perdido sus enseres, el viaje y en parte su futuro. Todo por una llamada que ahora se le hacía muy misteriosa. Las preguntas comenzaron a caer en cascada ¿Cómo sabía esa chica el número de la cabina? ¿Por qué en vez de dar su número no pidió el de ella? De repente hacia el final vio el portón de un maletero levantado. Se acercó con sigilo y temor, pero estaba vacío. Estupefacto no tuvo tiempo de reaccionar cuando sintió un empujón que le lleno de oscuridad.
Más arriba, una mujer esperaba en el hall de la estación cuando de pronto, el timbre de un teléfono se oyó a su espalda. Discreta recogió su equipaje y se alejó.

Comentarios (6):

IGNACIO Zrgz

17/03/2025 a las 20:19

Hola ABAL. Un relato con ritmo, tensión, intriga. Muy bien. Me ha gustado mucho. No sobra nada. El ambiente está muy bien logrado. Al final se entiende el título, el cepo, porque el protagonista ha caído en una trampa.
Problemas: Queda la duda de qué es lo que ha pasado al final. Como es un relato corto nos tenemos que aguantar, pero nos gustaría tener una explicación. Te faltan dos tildes: “se rascó la cabeza” y “todo se resolverá”.
Un saludo. Nos leemos.

Carmenigne

20/03/2025 a las 02:02

Hola Abal. Un relato ágil que me llevó a leerlo de un tirón. Generas un clima de tensión que como lectora estimuló mi curiosidad y me enganchó desde el principio. El final sugiere y no dice lo cual me resulta interesante: es la mujer que estaba en el maletero y recibe una confirmación de la trampa concretada o es la historia que se repite en espiral con un nuevo personaje o vaya a saber. Me gustó. Saludos.

El Monje

20/03/2025 a las 22:52

Buenas noches ABAL: Me ha gustado la trama, intriga, nervios y sobretodo que nos hallamos quedado con dos palmos de narices al final, bueno así podemos imaginar el que queramos, ¿no? Te aseguro que he bajado al parking tan rápido como el “prota”.
Alguna “tontería” he visto: faltan algunas tildes ¿de qué (que) marca es? , rasco, resolvera y aquí “en semi vació” está fuera de su sitio. En la frase “iba recoger mi coche”, falta la “a”.
Repito, “tonterías”. Un abrazo

ABAL

21/03/2025 a las 00:16

Gracias a los tres. Bueno, el final es abierto. Aunque en mi cabeza existan o hayan existido dos o tres. Lo digo así porque ya no lo recuerdo, jejeje. Lo que puedo deciros es de donde viene la inspiración del relato. Supongo que os acodarais del cortometraje de La Cabina. Dijéramos que el maletero es el alter ego de la cabina. ¡Ah! también falta una tilde en matrícula.

Psicolochimpun

23/03/2025 a las 22:19

¡Muy buenas!
Me ha gustado mucho tu relato, Abal. Es cierto que algunos fallos de puntuación, ya comentados, hacen que se atasque un poco la lectura, porque como leemos con ojo crítico nos detenemos al verlos. A pesar de esto, has imprimado de tensión y confusión el relato, y el golpe final ha provocado una pequeña descarga de adrenalina en mí, igual que imagino que en Gervasio habrá provocado un horror absoluto. Gracias por el relato, un gusto leerlo.

María Jesús

26/03/2025 a las 12:50

Hola Abal: La verdad es que según empieza el relato, no te imaginas lo que va a suceder a continuación. Empiezas dando detalles, de manera melancólica del estado emocional de Gervasio y la trama intuyes que va a ir por otros derroteros. Pero luego das un giro radical y conviertes la historia en un una escena de novela negra. Bueno, me ha parecido muy buena la manera en que desarrollas los acontecimientos desde ese momento. No puedo sino felicitarte por el trabajo que has hecho.
Un saludo.

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