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La Tecnología - por Carlos TabadaR.
Y entonces, justo cuando ya sus ojos se entrecerraban, el viejo teléfono público al otro lado del vestíbulo vacío comenzó a sonar, y un aterrado F empezó a replantearse seriamente su sentido del humor.
Pero volvamos media hora atrás en el tiempo, cuando F terminaba su tercera copa de ginebra en el local a la entrada de la estación. Informático arruinado de 58 años y actualmente domiciliado en los andenes y pasillos de la estación de S, F había conseguido unas monedas y se sentía en general lígero de corazón.
No era un local al azar, desde allí se disponía a realizar un itinerario de su invención hacia su rincón nocturno en el vestibulo 112, junto a la antigua cabina telefónica y el quiosco de J, itinerario que F, en un audaz alarde beodo-fonético había denominado "El periplo de Capablanca", el genial cubano cuyo sacrificio de alfil aún era el único movimiento ganador que jamás había sido imaginado por un sistema de IA, ni siquiera por los del tamaño de un barrio pequeño.
Comprobando que no llegarían nuevos trenes al menos en media hora, revisó mentalmente su plan de acción, comprobó que tenía a mano lo que necesitaba y con expresión risueña se dirigió a la primera etapa, el escáner de rostros del autoservicio.
Después de consultar los modelos en la propia IA, se había pellizcado las mejillas hasta enrojecerlas, humedecido los labios, aplicado algo de ceniza en la comisura de los ojos y alrededor, y cubierto la cabeza con un gorro rastafari regalado que había guardado para la ocasión. Acercó el rostro al lector y esperó expectante las sugerencias de la máquina:
.- Conoce la revista "Estás embarazada o lo vas a estar"?
Un tanto satisfecho por haber sido considerado en edad fértil, la sonrisa de F se ensanchó ligeramente, -la próxima vez intentaré conseguir una tablet y probar a escanear con el rostro de mi abuelo mientras aplico unas gafas 3D al sensor-, pensó, y se dirigió con paso alegre al pasillo donde pululaban los robots de asistencia.
Estos, a pesar de costar una millonada, no solo habían resultado bastante estúpidos, F también pensaba que podrían ser empleados para confundir al resto de chatarras.
En otras ocasiones había bastado con retroceder y avanzar, andar en zig zag o decir algo en voz moderadamente alta para que alguno de aquellos majaderos cibernéticos le mirara con sus azules ojos de led y mascullara algo como "Quizá puedo ayudarle en algo?". Sin embargo, hoy no haría nada de eso y les tenía reservada una función realmente útil, subir la calefacción.
Su plan era generar 2 sonidos en cada esquina del vestíbulo donde dormía, de forma que uno o más robots se pasaran la noche yendo y viniendo. Esperaba que los sensores de climatización lo interpretaran como usuarios de la estación y subieran la temperatura, probablemente también aumentarían la luminosidad pero creía que valía la pena hacer la prueba.
Por fin, era ahora el turno de la aplicación móvil de realidad aumentada y aquella condenada había resuelto todos sus intentos de confundirla hasta ahora. Con una salida denominada "Cubo" y otra "Cabo", solicitó información sobre la salida "Cebo". La aplicación le sugirió las 2 existentes, optó porque mostrara ambas y ante sus ojos se desplegó en la pantalla un batiburrillo de flechas enfrentadas en su movil, superpuestas a imágenes reales de los pasillos de la estación.
Lo consideraré tablas, pensó optimista ya en su vestíbulo vacío, y, aún bajo los efectos de la ginebra, tomó como cada noche una revista prestada del quiosco y se recostó en el saco de dormir a hojearla.
Y entonces, justo cuando ya empezaba a cerrar los ojos, el viejo teléfono público al otro lado del vestíbulo vacío comenzó a sonar, y mientras sonaba se formó al instante en la mente de un despavorido F la imagen de La Tecnología llamándole con intenciones vengativas, o en el mejor de los casos, correctoras.
Mañana dejo de beber, se dijo F, y quizá de robar revistas.
Comentarios (10):
Džoker
18/03/2025 a las 14:19
Saludos, vengo a hacer mi aporte desde el texto 20.
Interesante F cómo personaje, sin embargo, ponerle solo una letra en lugar de un nombre termina por despersonalizar el relato, una decisión extraña en cuanto a forma.
Creería que la puntuación al inicio de este apartado necesita revisión:
(.- Conoce la revista “Estás embarazada o lo vas a estar”?).
La mención a Capablanca un bello gesto para amantes del ajedrez.
El relato es cómodo, aunque la lectura podría ser un poco más fluida con mejoras en la estructura de las oraciones. Una visión del futuro que resulta interesante. Fue un gusto leerte.
HenkoSlowLife
18/03/2025 a las 18:36
Buen relato, aunque me costó un poco seguirlo al perderme entre las iniciales sin un nombre claro. A pesar de eso, invita a reflexionar sobre nuestra creciente dependencia tecnológica, entre el humor y la crítica, mostrando cómo nos afecta cada vez más. Enhorabuena!
Carlos Tabada
19/03/2025 a las 08:43
Gracias por los comentarios, releyendo el relato creo que habéis sido bastante diplomáticos, si se da la ocasión podéis ser un poco más duros :D.
Por cierto, ya existen ese tipo de estaciones, Jiaxing y Shinjuku, que yo sepa
Alicia
20/03/2025 a las 13:17
¡Hola Carlos!
La lectura del relato me resultó un poco complicada. Tenía que leerlo varias veces para captarlo.
A pesar de que sé que las tecnologías están en la vanguardia, me superan y no suelo darles el valor que merecen.
Gracias por los comentarios a mi texto.
Saludos
Alicia
Moldy Blaston
20/03/2025 a las 19:04
Hola Carlos, te devuelvo tu amable visita y agradezco enormemente tus valiosos comentarios.
Voy con los míos:
Creo que tu relato combina humor absurdo, crítica social y un toque de misterio, logrando una narrativa que explora la decadencia personal y tecnológica a través de un personaje peculiar. F es complejo y único, con una mezcla de ingenio, desesperación y autocompasión que lo hace memorable. Las interacciones con los robots y el escáner facial son ingeniosas y aportan ligereza a una trama que podría ser más sombría.
Si bien creo que el miedo de F hacia “La Tecnología” queda sugerido pero no explorado en profundidad.
En general, el relato es fresco y entretenido, interesante y crítico, por lo que te felicito y animo a que sigas en la pelea.
Un saludo
Nos leemos!!!
Carmenigne
20/03/2025 a las 22:48
Hola Carlos. Gracias por tu aporte. Tu relato me pareció imaginativo integrando algunos elementos de la tecnología, respecto de los cuales aún tenemos varias incertidumbres. Quizás podamos engañarlas. Me pasó que las letras solas para los diferentes personajes no me dejaban meter del todo en la historia. Una historia original. Saludos
Carmen Sánchez Gutiérrez
21/03/2025 a las 11:16
Hola Carlos. Buena crítica a ls inteligencia artificial y sus interrogantes sobre la repercusión en nuestras vidas, pero con una prosa demasiado densa, creo que abacas demasiados conceptos para un relato tan corto. Me he perdido varias veces aunque puede ser por mi culpa, la era tecnológica me queda grande y mis incursiones son dolorosas y muy lentas.
Enhorabuena y nos leemos
Carlos Tabada
24/03/2025 a las 11:57
Gracias a todos. Tengo que decir que ni la crítica ni la complejidad (con todo mi aprecio a los demás comentarios, este término es realmente inspirador :D). Perdón, que me pierdo. Como decía, ni una ni otra son intencionadas y por ello son perfectas para aprender sobre mi propio relato, gracias otra vez.
Ebea
26/03/2025 a las 15:47
Hola, Carlos. Soy tu vecina del 49, agradeciendo tu visita y devolviéndotela con estas impresiones sobre tu relato. Yo tampoco tengo mucha experiencia en talleres, pero lo importante es la actitud: aprender y disfrutar del proceso creativo.
Tienes una voz narrativa distinta. Lo de usar iniciales en lugar de nombres ya marca diferencia, y me encanta que no hayas centrado la historia en el teléfono (como casi todos), sino en esa relación entre F y la tecnología. Además, mezclas realismo distópico con humor negro de un modo que no había leído antes. ¡Y funciona! Rompes el cliché del “robot malvado” para mostrar sistemas torpes, casi patanes, blancos fáciles para el sarcasmo. Me recordó a mi aspiradora “Gracita”, que en vez de limpiar persigue mis pies o le sirve de autobús para los muñecos de mi hija. Tu planteamiento es original, pero sobre todo, creíble y cercano.
Logras un ambiente irónico y melancólico a la vez, con esa estación de tren llena de tecnología inútil y un protagonista que la sabotea. La crítica social es sutil pero potente. Eso sí, la oscilación entre lo absurdo y lo existencial es arriesgada: en momentos como lo de la revista “Estás embarazada o lo vas a estar”, no terminé de ver su aporte al conjunto. Son equilibrios delicados: pocas veces sorprenden, muchas desordenan el relato. Quizá el tamaño del texto no admitía tantos giros, pero el toque humanista que le das es un acierto.
Leí el texto en voz alta y fluye. Frases bien construidas, ritmo ágil, y repeticiones como “Y entonces, justo cuando…” le dan musicalidad y suspense. No es fácil lograr eso, así que felicidades.
F es un antihéroe tragicómico entrañable: un genio en decadencia, alcohólico y cleptómano, que se divierte jodiendo a robots inútiles. Lo humano y cercano está muy logrado, pero echo en falta un detalle que explique por qué acabó en la estación o su obsesión con la tecnología. Un par de pinceladas bastarían para redondearlo.
El final funciona como cierre abierto, coherente con el tono absurdo-existencial del relato. La llamada fantasma tiene gancho: ¿es alucinación? ¿La tecnología cobrando vida? Que el lector se lo pregunte es un acierto. Eso sí, si buscabas un impacto más fuerte, un detalle sensorial (ej.: el timbre sonando como un error de sistema) podría potenciarlo sin perder ambigüedad.
Tienes un estilo fresco y distintivo, con imágenes memorables (el escáner facial es brillante). Hay detalles pulibles, como el equilibrio del humor o la profundidad de F, pero son ajustes menores siempre sujetos a lo que tú querías contar en realidad. En términos absolutos, es un relato original, bien escrito y con personalidad.
Mis felicitaciones sinceras, Carlos. ¡Es un trabajo prometedor! Espero seguir leyéndonos en el futuro.
Carlos Tabada
27/03/2025 a las 13:54
Hola Ebea. Gracias por tu amable comentario. A mí tampoco me gusta la frase del embarazo pero no di con una sugerencia basada en el sexo, que realmente es lo que hacen esa máquinas, que fuera menos sexista, quizá usando la edad habría cambido ese jardín por otro algo menos candente. Me alegra que usar iniciales no se haya visto en general como un texto presuntuoso, en realidad es un poco pereza para no tener que pensar en particularidades locales. Lo de no usar el teléfono como nucleo del texto lo veo como una falta de recursos por mi parte que espero poder superar la próxima vez.