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EL MALETIN - por jesusaR.

En la estación de tren hay un teléfono público que casi nadie usa. Es un modelo antiguo, de esos de metal y con el auricular pesado. La mayoría de los viajeros pasan de largo, con sus móviles en la mano. Pero un día, suena en la estación. Julia estaba esperando la llamada. Con paso firme y decidido, se aproxima al viejo aparato. Lo descuelga esperando instrucciones. Mientras, al otro lado de la línea, una voz autoritaria le indica: "compra el próximo billete a Lisboa. Cuando llegues a la estación toma el primer transporte que te acerque a la torre de Belem. Te estará esperando en la puerta un hombre que llevará un maletín negro. Asegúrate de seguir exactamente todas mis indicaciones, concluyo mientras colgaba “. Me dirige a la taquilla, y saqué el primer billete de tren con destino a Lisboa. Me dejaría en el centro de la ciudad. Calculé donde debería coger el autobús para dirigirme a la torre citada. El trayecto me llevaría casi dos días estime. Al final de los mismos, y ya en el lugar indicado, no vería al hombre del maletín negro que la voz firme del auricular me había indicado. Decidí alojarme en el hotel más próximo. Podía observar la ubicación desde mi habitación.
Intérprete que me estarían vigilando, al igual que yo lo hacía con el hombre del maletín. Al día siguiente, él estaba allí. Sin más dilación fui a su encuentro.
No me fue difícil saber quién era. El maletín negro era una buena pista. Al acercarme a él, me dijo: “la estaba esperando”, y me entregó el maletín.
Sin perder tiempo me dirigí a la habitación dispuesta a descubrir su contenido.
Nada más abrirlo, y entre múltiples papeles, encontré un testamento. En el me nombraba tu albacea.
A mismo tiempo un teléfono sonaba para anunciar tu muerte.

Comentarios (10):

Laura

17/03/2025 a las 18:08

Hola, Jesusa:
Hay una cosa que me ha descuadrado. Comienzas en tercera persona del singular “Julia estaba esperando la llamada” y luego continuas “me dirige a la taquilla”. No sé si me he perdido algo…
Forma:
-En el me nombraba: tendría que ser “él”
-Intérprete : tendría que ser “interpreté”
– Me dirige a la taquilla, y saqué : dirige y saco o dirigió y saqué. Hay un fallo en el tiempo verbal.
Contenido:
No tiene mucho que ver el teléfono, y creo que tendría que haber tenido más protagonismo en la historia, sobre todo por la manera en la que comienzas.
No he entendido lo de la muerte, agradecería explicación.
Comentario personal:
Me parece que está descompensada. Hay un párrafo enorme al principio y luego parece que la historia se desinfla.
Está bien lo del maletín, revisar el contenido… Creo que daba juego para otro final.
Un saludo

IGNACIO Zrgz

18/03/2025 a las 18:56

Hola Jesusa. Buen giro al final de la historia. Piensas que va a terminar de una manera y te sorprende. Quedan muchas preguntas en el aire pero eso es para otro relato.
Ojo con las tildes. Hay que repasar.
Nos leemos

María Jesús

18/03/2025 a las 19:20

Hola Jesusa: Me ha parecido un relato corto, intenso y bien resuelto. Las correcciones ya te las han hecho de modo que solo te diré que a mí me ha gustado la idea que has expuesto. Un saludo.

Dante

19/03/2025 a las 03:04

¡Hola Jesusa!

Soy tu vecino del 29 y por norma me ha tocado comentar tu relato.

En este caso, haré un comentario diferente a los que suelo hacer, en los que trato de seguir la guía de Literautas y analizar elemento por elemento, distinguiendo forma de contenido.

Lo que me ha hecho pensar en que es conveniente otra orientación para el comentario es el mensaje que dejaste en el post general de la recopilación de relatos:

“No he entendido muy bien el reto de este mes, porque supuse que debería empezar por el texto que dejastes. Veo que tengo que aprender mucho.”
“Pero esa es la idea aprender”.

Puedo equivocarme, pero más allá de la humildad y el reconocimiento de que todos tenemos mucho que aprender y que la idea del taller es aprender, noto un dejo de tristeza. Y quizás de algo de autodescalificación hacia tu trabajo. Percibo como un dejo de decepción.

Es cierto, reitero, que cualquier persona tiene que aprender siempre. No importa cuánto sepa, qué tan buena sea en algo, la vida siempre pone nuevos retos, nuevos desafíos y siempre hay cosas que se “salen del manual” o de “lo normal”. Es allí donde aparecen la inteligencia, la sensibilidad, la creatividad. Y donde aprendemos una y otra vez.

También es cierto es que esta es la idea del taller: aprender.

No obstante ello, si es que no entendí mal el estado de ánimo que percibo detrás de ese mensaje, como compañero del taller, quiero animarte a que sigas leyendo, escribiendo, comentando, creando.

Voy a partir de lo que veo de bueno, y por ahora, no me centraré en las áreas susceptibles de mejora.

Creo que tenés entre manos una historia interesante, que promete mucho. Que por ahora tiene algo más de trescientas palabras (la mitad del límite de cada edición del taller), pero que tranquilamente podría llegar a las setecientos cincuenta, o incluso excederlas. Puede funcionar como relato breve, como relato largo, como novela corta o incluso como novela. Depende de tu intención, de tus ganas, de tu planificación y de tu ejecución. O también, si es que esta era tu idea, puede que hayas querido escribir un microrrelato o acercarte a ese formato. No estaría mal: todo depende de la intención que persigas.

No te sientas mal por haber entendido mal la consigna: puede pasarle a cualquiera de nosotros. Lo importante es que la cumpliste y que, por ende pudiste participar.

El primer gran paso es animarse a publicar. A compartir con el mundo lo que queremos o necesitamos decir o expresar.

En este sentido, lo que vale la pena de tu relato es que cumpliste con lo más básico y obvio para todo escritor, pero que a menudo es olvidado (pese a ser básico y obvio). ¿A qué me refiero? A una frase que no recuerdo a que escritor pertenece pero que dice algo como: para escribir hacen falta dos cosas: Tener algo para contar. Y contarlo.

Lo que se sigue de tu texto es que DEFINITIVAMENTE TENÉS ALGO PARA CONTAR. Y te animaste a hacerlo.

En cuanto a la intepretación de la consigna, en este taller hay distintas clases de consignas. Hay algunas que son más cerradas, en las cuales deben incluirse necesariamente ciertas palabras, o el título resulta único y obligatorio para todos, o hay que utilizar alguna frase en un orden específico. Lo mismo puede pasar con los retos opcionales que, por ejemplo, limiten alguna letra que no se puede usar, algún personaje que debe aparecer, etc. Y hay otras consignas más abiertas, como esta.

En este caso Iria describió el entorno, el clima, el contexto (y hasta en cierto modo con cierta “banda cronológica” -no podría ser muy antiguo por los móviles, salvo que hubiéramos escrito dentro del género llamado “steampunk” donde podría mezclarse la tecnología del siglo XIX con la actual). Y en ese marco deslizó que debe haber un teléfono público, respecto del cual suministró ciertos datos abiertos (auricular pesado, metálico). Pero no exigía que fuera x o z modelo de teléfono, de tal año, que hubiera una cabina, así o asá, etc.

Nada impedía tampoco que, como lo hiciste, vos tomaras tal cual la formulación de la consigna, ya que en otras ediciones del taller, justamente hay que tomar o utilizar frases determinadas. Es más: hay ejercicios de escritura creativa (y hasta he visto algún concurso literario) en el que se exige continuar un texto que ha comenzado otro escritor (en general suelen ser uno o algunos párrafos).

Asimismo, muchas veces los autores de prompts o consignas de escritura creativa sugieren no atenerse estrictamente a los mismos, sino ver qué es lo que disparan en nosotros. A veces una interpretación diferente puede conducir a resultados tan inesperados como valiosos.

Esos hallazgos casuales y valiosos son llamados “serendipia”. Una palabra que, hasta donde tengo conocimiento, sería más o menos nueva y vendría (si no me equivoco) del inglés “serendipity”.

Bueno, yo creo que en lo que vos considerás no haber entendido bien la consigna, hubo una serendipia.

No me parece mal en absoluto haber tomado la formulación de la consigna como párrafo inicial, puesto que preparó de modo perfecto la atmósfera de misterio que viene después.

Los únicos problemas que podrían encontrarse son los que con acierto te marcó Laura: algunas incoherencias de tiempos verbales, el punto de vista (si es tercera o primera persona, si en caso de que fuera primera persona sería Julia la protagonista u otro personaje) y definir bien la referencia a la muerte del final: ¿va dirigida al lector la pregunta? De ser así, y aún cuando no fuera una narración en segunda persona, sería una alternativa de esas que “te vuelan la cabeza” (permitime la expresión si se quiere informal y cuasi vulgar pero a la vez elogiosa) ¿O sería otro personaje que habría que introducir antes?

En fin: aunque sean algunos problemas no es nada que no tenga solución si lo trabajás. Por eso no me voy a centrar en esto y sí en lo positivo que encuentro aquí.

Volviendo al relato, en lo que nos has presentado en el taller encuentro el núcleo de una muy interesante e intrigante historia de misterio. Y según como lo desarrolles, tranquilamente podría derivar para el noir.

El título está MUY BIEN, porque, en definitiva, el maletín es el que contiene el secreto: el testamento que tiene que ver con la muerte final. Y lo interesante es que no recae directamente sobre los bienes materiales, que es lo que uno esperaría en una clase de historia como esta, donde podría presumirse que la muerte es un homicidio (incluso un asesinato, es decir, a cambio de un precio) y que la finalidad es quedarse con una herencia. No: aquí dice que nombran albacea al personaje que parece ser la protagonista. Eso es MUCHO MÁS AMPLIO y es quien tiene que, básicamente y en resumidas cuentas, ejecutar la voluntad del testador. Esta figura abre muchísimas preguntas. Y cada pregunta es un misterio. Y detrás de cada misterio se pueden esconder incluso muchas miserias (y de ahí al noir, hay un paso…)

Con respecto a lo que dice Laura de que el teléfono debería tener más protagonismo, no me inclino a coincidir con ella pero tampoco a contradecirla. Si me permitís, adoptaría, si se quiere, una postura intermedia (si es que existe y vale aquí): está bien introducido pero podría realzarse muchísimo más. A modo de ejemplo, el personaje podría haber recibido un sobre misterioso, quizás sin nombre, donde se la cita en una hora y lugar y se le hace saber que debe atender ese teléfono público. El cual (podríamos saberlo después) podría estar “intervenido” (pero no en el sentido de los espías o de las autoridades) sino de que sólo una persona específica se encuentra conectada a él, de modo tal que, desconectado de las líneas ordinarias de teléfono, se tornaría virtualmente imposible rastrear la llamada. Cuando leí tu relato, me vino a la mente esa idea de manera casi inmediata. Es como que la percibo “respirando” entre líneas a una idea semejante…

Lo que es discutible es lo del reto opcional: la otra persona que atiende la llamada. Porque para eso debería ser el mismo teléfono y tendría que ser un teléfono público. Fijate que última oración dice: “Al mismo tiempo un teléfono sonaba para anunciar tu muerte.” Se hace referencia a “un teléfono”. No a uno público, ni a ese mismo teléfono, ni a otra persona que lo atendiera (que era lo que requería el reto opcional que marcaste).

No se trata aquí de cumplir o no el reto opcional ni voy a “cargar las tintas sobre eso”. Solamente quisiera apuntar dos cosas: una, que por ser opcional no es necesario siquiera intentarlo si estás convencida de la idea que tenés, de la historia que querés contar, si es que esa consigna no se aviene a la historia; y dos, que también podrías usar ese reto opcional para redondear el final (Por ejemplo, si se citó de manera similar a la víctima y el teléfono, de algún modo, fuera el arma homicida, o bien, si se hubiera citado a una tercera persona que es la que se enteraría de la muerte de aquel/aquella respecto de quien la protagonista fue nombrada albacea).

En definitiva, las posibilidades son infinitas y las preguntas que se nos disparan a quienes además de lectores somos (o intentamos ser) escritores, son muchísimas. Esto habla del ENORME POTENCIAL que tiene tu idea.

Por favor no dejes de intentarlo: vale la pena trabajar en esta idea.

Si me lo permitís te hago una propuesta: ¿por qué no te tomás un tiempo y en base a lo que los compañeros aporten/aportemos y, sobre todo, a lo que se te ocurra y planifiques, no intentás reescribir el relato como un comentario más dentro de esta página? Luego podríamos venir a releerlo y a comentarlo. Quizás ese resultado se acerque más a lo que tenías pensado o a lo que querías y seguramente te sorprenderás y nos sorprenderás gratamente.

¡Ánimo! Espero que sigas participando del taller y espero seguir leyendote.

Tenés entre manos una gran idea que sólo necesita que la desarrolles hasta donde creas pertinente.

Y una cosa más: mientras la mayoría nos decantamos por una llamada que “abre la puerta”, de una u otra manera a lo extraordinario, el uso que le diste al teléfono público (consigna obligatoria), quedó dentro de la REALIDAD, lo cual es perfectamente coherente con el género o los géneros que “laten” dentro del texto que compartiste con nosotros.

Saludos y nos seguimos leyendo.

José Torma

19/03/2025 a las 15:56

Hola Jesusa.

Que suerte te ha tocado que Dante comente tu texto. No remarcaré lo que seguramente ya te han dicho.

El relato es apresurado, cambia de narrador y se crea una gran confusión.

No sé en qué escribes, pero si utilizas Word de Office, busca la función “Leer en voz alta”. A mí me ha ayudado mucho a encontrar tildes traidoras y exceso o abuso de comas. Es un muy buen ejercicio, después de repasar y corregir, escucharlo en voz alta. No la tuya porque uno tiende a corregir al leer y se nos pasan muchos detalles.

Toma en cuenta los comentarios y pon mucha atención en las conjugaciones de los verbos, es todo un tema (yo lo sé). Deja pasar un tiempo y re escribe. Verás que gran diferencia. Aquí estamos para continuar aprendiendo.

Felicidades

Alberto Suárez Villamizar

19/03/2025 a las 23:24

Hola Jesusa:
Tu historia me parece entretenida y atrapante, aunque se presentan algunas situaciones que llevan a confundir al lector. La protagonista inicialmente es Julia, y tu escribes relatando lo que le ocurre a ella cuando recibe una serie de instrucciones a través de una llamada, pero, luego, empiezas a relatar la historia en primera persona. Sin embargo, el manejo de la historia es interesante y bien hilado para capturar la atención del lector.
Te invito a visitar mi historia “Solamente una vez”, ubicada en el #70.
Te agradezco los comentarios que me servirán para mejorar.

El Monje

21/03/2025 a las 12:37

Buenas noches Jesusa: La trama del relato me parece de lo más interesante e imaginativo. Sigue esa línea . En cuanto al “oficio” de escribir, se adquiere escribiendo, así es que a insistir y a aprender.(todos lo hacemos)

Trinity

21/03/2025 a las 21:49

Hola Jesúsa, la historia que describes en tu relato me resulta interesante. Si bien en algún momento, las formas verbales te confunden un poco, realmente si se llega a comprender. Pero claro al escribir un relato debemos hacerlo de la forma correcta y para edo estamos en este taller, para aprender. Que nos lean y leer a los demás. Uno a veces no es consciente de sus fallos, yo soy un ejemplo de ello. Pero me gusta aprender de los errores. Mucho ánimo Jesúsa, tienes buena imaginación para desarrollar relatos, y vas por buen camino. Nos seguimos leyendo.😘

Alberto Suárez Villamizar

22/03/2025 a las 22:06

Vi que pasaste por mi historia “Solamente una vez”, y tienes razón se me pasó ese error en el cambio del nombre del personaje. Te agradezco tus comentarios y ten la seguridad que para mí son un aporte para mejorar.
Nos leeremos en el proximo reto

Osvaldo Mario Vela Sáenz

25/03/2025 a las 05:36

Hola Jesusa, saludos desde México. a través de los talleres y escenas por las que he atravesado en la biblioteca Estación Palabra y en el Taller Literautas, te puedo decir que la mejor historia que alguien puede tener es una que ya este contada. y la tuya ya es historia.

Leí tu trabajo y no tuve ningún tropezón solo que con los cambios verbales con los que me tope, me dejaros algo confuso. para aclarar dudas, continué la lectura ccon el comentario de Laura y concluí, que ella estaba tan confusa como yo.

Dando un paso más adelante me tope con DANTE y sus ayudas y entendí algo que es cierto de todos los que queremos aprender a dominar las letras. cosas como esta le pasan hasta a los mas avezados, y cuento: En la escena treinta y uno de Literautas titulada el ultimo beso, escribí un verdadero trabalenguas, que ni con la ayuda de Vespasiano al crear un árbol genealógico para mis personajes pudo esolver para mis lectores o para mi. Pero el libro ya esta escrito y consta de 169 paginas.

Así es que, Jesusa, como mi abuela Materna, nunca cejes y nunca te des por vencida. Adelante.

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