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Entre nosotras... el universo - por Dante
Web: https://alquimialiterautica.blogspot.com/
—Ma, abu Eva nos trajo un regalo —dice Inti.
—Te esperábamos para abrirlo —agrega Astrid entusiasmada.
—¡Ábranlo! —Invito.
—Son tu viva imagen —asegura mamá—. ¡Y tan cariñosos!
—¡Mami, papi, miren!
¡Cuánta alegría derraman! Qué felices nos hacen…
—¡Un tren! —gritan.
Ellos no lo saben, eso espero, pero acaban de recordarme aquel día agotador y su noche tan fría…
Afortunadamente, esa tardecita volvía en la línea Mitre en vez de la Sarmiento… ¡ay, esos trenes! Pensaba en el hospital en Capital, en nuestros pacientes… ¡Malditos recortes! Mientras, el joven sentado a mi izquierda miraba un video donde otro de su edad exhibía lujos obscenos; a mi derecha, una adolescente festejaba a unos streamers.
A diferencia de sus ídolos, esta triste pediatra saltaba de hospitales a sanatorios y apenas llegaba a fin de mes…
Entretanto, mis compañeros de la secundaria decidieron juntarse el sábado siguiente. Todos tenían vidas perfectas, carreras y familias. Y yo, “Murillo, la aburrida”, nada.
Después de llegar a Retiro crucé el andén y di con el kiosco de revistas. Dos trabajadores miraban un diario, cuyos titulares referían al menor costo de bienes suntuarios, a un magnate celebrando la disminución del gasto público, a “disturbios” en una protesta de jubilados y a las declaraciones xenófobas de un legislador.
—Esos extranjeros aprovechan universidad y hospital gratis o son delincuentes.
—Es así. Pero todos los políticos son iguales… ese, los de antes, los de ahora…
Seguí caminando. Pasé junto a la escultura llamada “el abrazo”, giré hacia el centro del hall y, aunque nunca lo hacía, me persigné frente a la imagen de la Virgen. Continúe en línea recta hasta la cafetería y entré.
—Doña, ¿me compra una estampita? —murmuró un niño pobre y mal abrigado.
No pude resistirme: me entregó una foto de Francisco y le di unos pesos, mi medialuna y mi café.
De pronto sonó el viejo teléfono público próximo a la cafetería. Nadie pareció advertirlo, excepto yo.
—Hola.
—Estoy herida…
—Soy médica. ¿Dónde…?
—…
Mi celular vibró: se abrió un mapa mostrando una ubicación.
No podía ser casualidad. Tan pronto como pude, volví a casa y busqué mi auto, que, debido al costo, hacía meses no usaba. Por suerte arrancó. Conduje hasta la ubicación: unos trenes abandonados en el Conurbano.
—Reneé, viniste…
Era la voz del teléfono: conocía mi nombre pese a que no se lo había dicho.
Entré al vagón y la linterna descubrió la sorpresa más grande de mi vida: una figura de aspecto humanoide, esbelta y alargada, yacía en el piso. Su rostro era ovalado y su parte inferior remataba en ángulos suaves. Sus pómulos sobresalían, como también sus ojos rojos. Su piel, tersa, oscilaba entre un suave gris y un celeste, y, bajo la luna, se volvía tornasolada.
—¿Qqqué sos? —Retrocedí asustada.
—No me dejes…
Aquel ruego sacudió el juramento hipocrático dentro de mí.
—¿Cómo te llamás?
—Aasheiitsa. Voy a morir. Tengo miedo…
—Estoy acá. —Tomé su mano.
—Mi planeta, Aephiria, está en peligro. Muchos decidimos irnos… Nuestra nave se averió…
—¿Nuestra? Estás sola…
—No…
Miré a su izquierda y vi a dos pequeñas criaturas, que cubrí con mi campera.
—¡Qué preciosos!
—Khraraiia, mi niña, y Ozhaiiu, mi niño… Tráelos aquí.
Los acerqué y me agaché.
—Paz… —Apuntó a la cruz de mi cadenita, regalo de bautismo de mi madrina. Me la quité y se la coloqué.
—Gracias… Sólo tú puedes ayudarme.
—¿Cómo?
—Llévate a mis bebés. Sin ti morirán.
—Pero…
—Tócalos…
Al cumplir su deseo, adquirieron apariencia humana
—¿¡Queeeeé!?
—Podemos copiar tu genética y adoptar tu forma. Ahora son tuyos —respondió Aasheiitsa y me entregó una pequeña esfera plateada—. Cuando tengas alguna duda, tómala y cierra tus ojos. Te dirá lo que necesites saber.
Era increíble. Pero ante la moribunda y sus indefensos pequeños, lo racional era tan vano como cruel.
—Los cuidaré como si fueran míos.
—Son tus hijos, Reneé —subrayó dulcemente—. Luz… Tanta luz. Esa mujer me llama…
—Son mis hijos y vos, mi hermana. Nunca te olvidaremos, Ashi. —Besé su frente y le apreté la mano. Su mirada apuntaba al infinito, y en su rostro se dibujaba una cálida sonrisa que pronto se eternizó.
Llorando, tomé a los niños y salimos. Una luz nos envolvió. Miré hacia atrás: el cuerpo de Aasheiitsa había desaparecido.
Mi vida y la de mis bebés habían cambiado para siempre, mientras el mundo seguía girando como si nada pasara… Aunque algo sucedió. Recibí un mensaje de Diego: “Hola, Muri. Tanto tiempo… Recién terminé una cirugía y abrí el grupo. ¿Da para caer juntos el sábado? 🙂 ”
Comentarios (17):
Dante
17/03/2025 a las 13:11
¡Hola a todos! Para quienes hayan leído el relato, les comento que algunos elementos o lugares que aparecen en la estación de tren son reales. Por lo que el recorrido que cuenta Reneé desde que salió del tren se aproxima bastante a la realidad.
En este video: https://www.youtube.com/watch?v=cmGSoRqmy8Q podrán ver en el minuto 3:59 la imagen de la Virgen y la silueta/escultura “el abrazo”, también conocida como “el abrazo que esperamos”. Y al minuto 3:44 se puede ver la imagen de la Virgen en medio del hall y a su izquierda, la cafetería, que arriba de la puerta tiene colgando un letrero antiguo que dice “teléfono”.
El kiosco de revistas no recordaba si está o no a la salida de los andenes (se ve que la memoria me jugó una mala pasada). Así que está ligeramente “reubicado” o podríamos imaginar un puesto portátil de venta de periódicos y revistas.
En cambio, “el abrazo que esperamos”, la imagen de la Virgen y la cafetería sí se encuentran con una ubicación aproximada a la que narra Reneé.
El hecho de que sobre la cafetería apareciera el cartel “teléfono” me dio pie para tomarme la “licencia literaria” y ubicar allí al teléfono público obligatorio para la consigna. (La consigna “antiguo teléfono público en estación de tren” me hizo pensar en qué estación podría haber uno, e imaginé que podía ser la Terminal de Retiro. Aunque no estaba, había un elemento que me facilitó la tarea: el viejo letrero pendiendo sobre la puerta de la cafetería).
La consigna de esa llamada especial en medio de gente absorta en sus celulares en conjunción de esos elementos reales (“el abrazo que esperamos”, imagen de la Virgen y cafetería) y reimaginados (kiosco y teléfono) prácticamente me sugierieron la trama…
En cuanto a la escultura, es una silueta de hierro que a veces se encuentra retroiluminada y, como dije, se llama “el abrazo que esperamos”. Es creación del artista Alejandro Marmo. En este link está la noticia de su colocación en la estación de trenes de Retiro: https://wwwcronicaferroviaria.blogspot.com/2020/09/el-abrazo-que-esperamos-en-el-hall-de.html
De ese link, y en relación al relato, es interesante este resumen:
“El artista describió la obra como el reflejo del encuentro en la diversidad, en la unión y el respeto, visto en la salud emocional. Esta escultura representa lo simple como eje de la unión de los pueblos y la hermandad de diversas culturas.”
“El abrazo que esperamos ha sido instalado en espacios públicos, recuperados como lugares de encuentro.”
La imagen de la Virgen se ve más de cerca en esta foto: https://dynamic-media-cdn.tripadvisor.com/media/photo-o/18/25/c3/12/photo3jpg.jpg?w=1000&h=-1&s=1
La foto de la cafetería… se las debo, jaja (motivos de publicidad –guiño, guiño-).
Espero que les haya gustado el relato y si, les interesaba su localización, les sirvan estas referencias.
Saludos y nos seguimos leyendo.
Martin c
17/03/2025 a las 18:20
Hola Dante! Me gustó mucho tu relato! Soy principiante en el taller (mí primer publicación es la número 26 por si querés pasar a leerla) Me perdí un poco entre los diálogos al principio.no sabía quién era quién en la historia. Después se aclaró todo. Me quedo una duda temporal (el viaje en tren con los dos chicos y la edad de los niños) cuánto tiempo pasó desde el encuentro de los niños y la apertura del regalo? Porque me pareció todo contado en el mismo tiempo. El viaje con detalles muy contemporáneos de streamers y el encuentro de los niños. Pero cuando abren los regalos pareciera que ya pasó un tiempo bastante largo como para formar una familia y llegar al punto de inicio. Perdón, no sé si se entendío mí punto (estoy escribiendo desde el celular y no me da muchas opciones de visibilidad). Por otro lado, soy oriundo de capital, aunque ya no vivo ahí y me encantó leer sobre la estación de retiro. Voy a pasar por tu blog. Abrazo!
Dante
17/03/2025 a las 21:06
Hola Martín C.
Antes que nada, bienvenido al taller.
Gracias por tu invitación a pasar por tu relato. La acepto y pasaré por allí.
En cuanto a este relato el esquema es así: inicia en tiempo presente. Luego hay algo que dispara un recuerdo de la protagonista al pasado. Y en el final hay un “guiño” que te permite recapitular y aclarar esas dudas (No lo hago más explícito para no interferir en la experiencia de lectura de mis compañeros). Pero entendiste muy bien algo: sí, ha transcurrido algo de tiempo entre el pasado y el comienzo en presente.
En cuanto a mi blog, es más bien un bosquejo. Allí encontrarás tres relatos del taller. El primero de ellos no llegué a publicarlo a tiempo (y por eso armé el blog). Era una saga a modo de experimento. Son los tres capítulos de una novela que tengo pensada, eso sí ajustados a los límites del taller. Los títulos son “Una larga noche” (correspondería a la edición Nº 64, que no llegué a publicar), “La vidente” (corresponde a la edición Nº 65, que sí publiqué) y “Un as en la manga” (corresponde a la edición Nº 66, que también publiqué). (Cuando digo publiqué me refiero a Literautas).
Me alegro que siendo oriundo de Capital te haya gustado que el relato se ambiente (parcialmente) en la estación de Retiro. Yo hace bastante que no ando por allí y tuve que confiar un poco en mi memoria y otro poco en fotos y videos que vi, para tratar de ajustarlo lo más posible a la “geografía” de la estación. Traté también de que ciertas expresiones también sonaran a Capital (por ejemplo, referir al hospital en Capital). Espero haberlo conseguido.
Gracias por tu comentario.
Saludos y nos seguimos leyendo.
Otilia
18/03/2025 a las 18:01
Hola, Dante, lo primero agradecerte tu exhaustivo comentario y la generosidad por el tiempo empleado para analizar mi relato. Tendré en cuenta todo lo que me has señalado. Gracias. Aunque como humana lo que más me ha gustado ha sido tu comentario personal.
En cuanto a tu relato, decirte que me ha gustado y que está bien escrito. Señalas problemas actuales como la xenofobia, la jubilación, la pobreza, la precariedad en la sanidad, el gasto público, en fin, la política que rige el mundo.
Pero, de repente, nos introduces en el mundo de la imaginación y aparecen los sentimientos que suavizan la vida dura de Reneé y la devuelven la ilusión.
Gracias por compartir tan bonita historia.
¡Nos leemos! Saludos.
Vespasiano
18/03/2025 a las 22:07
Buenas noches, Dante:
Una historia donde la fantasia se mezcla con la triste realidad del multiempleo, de los recortes presupuestarios y el deber de una doctora de ayudar a un herido. Su gran corazón se enternece ante la visión de aquellas criaturas desamparadas y los acoge a pesar de la carga que esta actitud supondrá para ella.
Leyendo hasta el final el relato, se entiende perfectamente el diálogo inicial de los niños “adoptados” y de la familia que formó Murillo junto con Diego..
Me ha encantado leerte.
José Torma
19/03/2025 a las 15:04
Dante.
No me voy a perder en elogios, porque no los necesitas, queda claro que este rollo de contar historias tú lo traes al 100.
Cuando leo tus escritos, me relajo, disfruto el viaje y aunque de entrada me confundí con los diálogos, hice pausa y regrese a leer despacio, con pausas (mi mayor problema es que leo muy aprisa y a veces me pierdo de algún detalle que me hace tener que regresar).
De entrada y conforme iba leyendo, pensé que nuestras historias tenían un hilo en común con tema sobrenatural, pero cuando conocemos a la alienígena, todo cambio.
Me gusta mucho tu escritura. Trato de encontrar alguna mejora que te pueda comentar, pero no encuentro nada y como ya se me esta haciendo costumbre al leerte, estudio tu forma y trato de aprender.
Muchas felicidades.
Jesusa
20/03/2025 a las 13:36
Hola Dante antes que nada de hacer las gracias por tus comentarios a mi escrito.
Me ha gustado como ha he elegido en el tuyo el tuyo con el tema alienígenas. Me he perdido un poco al leerlo, pero en la segunda vez ya he cogido el hilo.
De dónde eres porque me sorprenden un poco algunas palabras?
Cristina Otadui
20/03/2025 a las 16:54
Hola Dante,
Tu protagonista disfruta de su familia (representada por los niños, Inti y Astrid) trabaja como médico y parece tener una cierta vida social pero se siente aislado, agotada y desbordada por las dificultades laborales y sociales que enfrenta y en este punto señalaría el modo tan eficaz que tienes de hacer crítica sobre la precariedad del sistema de salud y el desajuste entre las realidades de diferentes clases sociales.
Te sirves de la llamada para unir de forma esplendida lo cotidiano y lo fantástico dando un giro inesperado a la historia y sirviéndote de la alienígena para, gracias al acto humanitario, hacer girar también la vida de René, sacarla sus frustraciones cotidianas y conectarla con algo mas grande que ella misma.
El final de la historia devuelve a la protagonista a lo ordinario y para el lector, añade una capa de realismo para que sienta que, aún con esperanza, la vida siempre sigue su curso.
Un relato estupendo y muy diferente.
Gracias por escribir y compartir
PD: Este mes estoy en el puesto 67 por si te apetece dar una vuelta.
¡¡Nos leemos!!
Yvonne (María Kersimon)
20/03/2025 a las 17:25
Hola Dante,
Consigues emocionar mezclando realismo y fantasía. Se te da bien describir sentimientos. Se te da bien bajar la fantasía al realismo y hacerlo creíble. Me pregunto cómo haces esta prestidigitación ya que sin un saber hacer especial la escena de los extraterrestres hubiese podido parecer ridícula. Renée lleva acento en la penúltima e.
Saludos.
Carmenigne
21/03/2025 a las 15:37
Hola Dante. Me encantó tu relato. Tiene todos los condimentos. Incluyes una crítica social y de hechos de actualidad, lo suficientemente sutil para que interpele pero no concentre toda la atención en ese único hecho. Tiene ese sesgo fantástico pero que por la forma en que relatas el vínculo y la subjetividad, lo hace creíble y permite empatizar. Es fluído, con un ritmo ágil. Lo lei sin parar. Como dije, me gustó mucho.
Dante
25/03/2025 a las 20:42
PARA OTILIA:
¡Hola Otilia! Gracias por pasar por mi relato. Me alegro que consideres útil el comentario que te dejé y te agradezco que hayas comentado el mío.
Gracias por tu comentario en el que pusiste el acento en varias de las cuestiones que encierra la historia que quise compartir con ustedes.
Me alegro que te haya gustado y soy yo el agradecido con que compartas conmigo tu visión de la historia del relato.
Saludos y nos seguimos leyendo.
Dante
25/03/2025 a las 20:50
PARA VESPASIANO:
Estimado Vespasiano:
Has leído a la perfección el relato y has captado exactamente el desarrollo de la trama. Cuando la historia se me fue “dibujando” en función de la consigna y de algunos lugares reales de la estación de Retiro (aunque el teléfono fue una “licencia literaria” que me tomé), pensé cuál sería la mejor manera de contarla. Y se me ocurrió partir de un presente feliz, que podrá tener sus dificultades, pero en lo esencial es feliz, y luego ir hacia el pasado. Hacia el preciso día en que esa felicidad comenzó a florecer en medio del frío, de la indiferencia, de los sinsabores personales y, sobre todo, del dolor (propio y ajeno). Después surgió la duda: ¿qué final darle? Hasta que apareció la idea del mensaje que, aún estando en el pasado, servía de “trampolín” hacia el futuro (una de cuyas manifestaciones es el presente feliz del comienzo).
Me alegro que te haya encantado leer el relato. Para mí siempre es un gusto y un honor que pases por mi relato.
Saludos y nos seguimos leyendo.
Dante
25/03/2025 a las 20:56
PARA JOSÉ TORMA:
Gracias por tu comentario y tus cálidas palabras.
Entiendo lo que decís de los diálogos. Más allá de que el lector pueda leer más o menos rápido y que eso pueda ser a veces inconveniente cuando leemos (me incluyo: yo también lo hago muchas veces, lo de leer rápido), siempre se puede mejorar. Originalmente el relato comenzaba con un diálogo más extenso y con más acotaciones. De hecho, el primer borrador tenía casi mil quinientas palabras y tuve que ir “muy al grano”, lo que pudo haber causado que pueda no quedar tan claro “quién es quién” hasta que la trama se reordena con el flujo de la lectura.
Particularmente me interesa tu aporte respecto de lo que creías en común entre la trama de tu relato y del mío: el tema sobrenatural, que según decís cambió cuando apareció la alienígena. No sé por qué, pero a veces hay quienes consideran sobrenatural lo extraterrestre cuando, en mi opinión, podría encuadrar dentro de otros calificativos pero, de existir (aún si esa existencia sólo la concibiéramos en los textos de ficción), estos seres serían tan “naturales” como nosotros y tan explicables (o no) como nosotros. Muy buen punto el que marcaste…
Gracias por pasarte. Siempre es un gusto recibir tu visita y tus aportes a mis relatos.
Saludos y nos seguimos leyendo.
Dante
25/03/2025 a las 21:10
PARA JESUSA:
Gracias por pasar por mi relato.
Me alegro que te haya gustado el haber incluido el tema alienígenas.
Si te perdiste un poco al leerlo la primera vez, es posible que se deba a lo que le comentaba a José Torma: el primer borrador tenía una extensión casi del doble del límite del taller, con lo cual al eliminar, reelaborar y reescribir puede que algunos pasajes no hayan quedado tan claros a la primera lectura. Agradezco ese aporte que hacés por si decidiera reescribir el relato excediendo el límite de las 750 palabras.
¿De dónde soy? De Argentina. Con respecto a las palabras, en general trato de no usar demasiados modismos, salvo que sea necesario para “colorear” a los personajes, para tornarlos más verosímiles y característicos y/o cuando la ambientación o atmósfera son las que requieren “colorear”. Salvo en un relato puntual (el del MUE Nº 65 en el que la trama me lo exigía por la historia que quería contar) cada vez que puedo evito el uso del lunfardo. No sé de dónde sos, pero por las dudas que no hayas oído hablar de él, es una especie de jerga rioplatense que se fue formando con las olas inmigratorias de fines del siglo XIX y principio del XX, luego fue evolucionando incluyendo más palabras y se extendió al resto del país (aunque también depende de qué lugar del interior se trate, también hay otros modismos) y al menos a parte de Uruguay. Si analizás las letras de los tangos, ahí está presente el lunfardo. Justamente porque para el resto de los hispanohablantes puede parecerles raro y causar cierta “distorsión”, trato de evitarlo salvo que la historia, la trama o los personajes lo requieran para ser más verosímiles. En el caso de este relato, algunas formas de hablar como “hospital en Capital” o la manera de referir a las líneas de los trenes era para reflejar que Renée, la protagonista, trabaja tanto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (antes llamada Capital Federal, aunque se la refiere como “Capital” en el habla cotidiana) como en localidades del llamado Conurbano bonaerense (a las que a veces se alude como “Provincia”). Quise que sonara algo bastante “local” y auténtico porque la mayor parte del tráfico ferroviario está en esa área (acerca de esto escribí algo en el post general anterior a la recopilación de los relatos). Otra cosa que suelo hacer es lo siguiente: cuando los personajes no son argentinos o rioplatenses, o no viven en Argentina, suelo usar el español lo más “neutro” que puedo (como por ejemplo, “tú” en vez de “vos” -fijate que Aasheiitsa la alienígena habla usando “tú”, mientras que Reneé usa “vos”). Espero haber aclarado un poco el misterio sobre esas palabras que no conocías y, sobre todo, espero que no hayan impedido o dificultado la lectura del texto.
Gracias por tu comentario. Me ha gustado mucho intercambiar ideas en tu relato y en el mío y espero que sigamos haciéndolo.
Saludos. Nos seguimos leyendo.
Dante
25/03/2025 a las 21:21
PARA CRISTINA OTADUI:
¡Hola Cristina!
Has resumido perfectamente cómo es y cómo era la vida de Renée.
Lo del sistema de salud (público y privado) y el desajuste de las clases sociales (y sobre todo, la abstracción de muchos jóvenes y la dependencia del pensamiento instalado por los medios de comunicación en muchas personas que terminan viendo otra realidad y validando un statu quo contrario a sus propios intereses) es dolorosamente actual y real.
Como creo que le ocurrió a la mayoría, la consigna de la llamada de ese teléfono antiguo en medio de un “mar de móviles/celulares” nos disparó hacia lo sobrenatural a algunos, hacia la ciencia ficción a otros, y quizás a otros a lo fantástico. La consigna y algunos elementos reales de la estación (salvo el teléfono que fue una “licencia literaria”) fueron encajando unos con otros de una manera tal como si la historia “pidiera ser escrita” así, y de ese modo Aasheiitsa y sus hijitos fueron como una epifanía. Aparecieron y ya me fue imposible pensar en otra variante, en otra historia.
Es cierto lo que decís del final: añade una capa de realismo y vuelve a la protagonista a lo ordinario. Y le da otra clave para que la vida siga su curso. O mejor dicho para que SU vida siga su curso (decidido por ella, sean cuales sean las dificultades a enfrentar).
Me alegro que te haya gustado el relato. Ha sido un placer recibir tu visita y tu comentario.
Saludos y nos seguimos leyendo.
Dante
25/03/2025 a las 21:40
PARA YVONNE (MARÍA KERSIMON):
¡Hola Yvonne!
Gracias por tu comentario.
Me alegro que te haya emocionado el relato.
Una de las cosas que quise hacer con este relato fue transmitir sentimientos y, en lo posible, emocionar al lector. Además de, en parte, mover a la reflexión sobre algunas dolorosas cuestiones actuales.
Acerca de la prestidigitación… qué pregunta.
Mirá, no sé si fue un “saber hacer” o no. En parte confluyeron la consigna, el sitio en el que pensé para ambientarla (la estación terminal de Retiro en Buenos Aires) y ciertos elementos reales de la estación que podían operar tanto a nivel literal como simbólico. Luego confluyó la dolorosa actualidad. Y un elemento encajó con otro.
Como le dije a Cristina Otadui, a mí, como creo que le sucedió a la mayoría, la consigna me llevó a pensar en algo fuera de lo convencional o de nuestra realidad cotidiana. Ahí aparecieron Aasheiitsa y sus hijitos. Que no sólo son reales en la historia y, por ende, tienen una existencia literal. Sino que también tienen una presencia e importancia simbólica.
Hay varios elementos que intenté que jugaran a nivel literal y simbólico a la vez. Algunos tienen una relación de rivalidad, oposición o contraste, y otros son armónicos, “aliados” entre sí. Hay también otros elementos subyacentes (se los ve pero al mismo tiempo subyacen) que juegan su rol (y que permiten también que incluso personas con diferentes cosmovisiones terminen coincidiendo en algún punto. Es en esa conjunción de todos esos elementos, de lo literal, lo simbólico, los aspectos formales y el desarrollo de la trama a nivel de contenido, donde los extraterrestres aparecieron y se ubicaron.
Es cierto que he usado varios recursos de manera intencional. Pero como también le dije a Cristina, es como si la historia me hubiese “pedido escribirla así” (cuando cada cosa llevaba a la otra). Fue una mixtura del mapa y de la brújula. Por suerte todo se conjugó y, según los comentarios de todos ustedes, veo que salió bien.
Me alegro también que la escena de los extraterrestres no haya parecido ridícula (eso que marcás es algo importante porque introducir esta clase de elementos en la trama puede ser riesgoso a veces).
Gracias por el aporte acerca de la grafía de Renée. No sé por qué siempre creí que el acento iba en la última e. Debería haberme cerciorado.
Saludos y nos seguimos leyendo.
Dante
25/03/2025 a las 21:48
PARA CARMENIGNE:
¡Hola Carmenigne!
Gracias por tu comentario.
Me alegro que te haya gustado mi relato.
Acerca de los condimentos… Sí: quise incluir todo eso a lo que referís. En gran medida esos hechos y esa situación que amerita crítica es el “antagonista” invisible de la historia. También quise referir a todo eso de la manera más sutil posible y que, a la vez, fuera entendible para cualquier lector hispanohablante.
Tiene un sesgo fantástico, sí, puede ser. Puede llamarse fantástico o ciencia ficción, pero como lo marcás la clave está en el vínculo y la subjetividad. Traté de que la cosa pasara por ahí y que apuntara a lo emocional y a lo racional a la vez, porque esa era la manera en que el lector podría empatizar. Por suerte lo he logrado en tu caso y espero lograrlo con todos los que lean el relato.
En cuanto al ritmo, la idea era que fuera ágil. Ni rápido ni lento: ágil y lo más fluido posible, más allá de que la estructura puede ser un tanto extraña (no sé si en general pero tal vez sí en relación a otros relatos: parte del presente-un objeto, el tren de juguete, dispara un recuerdo del pasado-se narran hechos en pasado-el final deja un mensaje que opera de “trampolín” para el futuro -en el que se enmarca el presente inicial-). Me pone contento de que hayas podido leerlo sin parar y que lo hayas disfrutado.
Saludos y nos seguimos leyendo.