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La oferta - por Wanda Reyes+18
Web: http://Http: //lineasetereasblog.wordpress.com
La luz revoloteaba en la penumbra. A lo lejos, apenas se escuchaban las leves sacudidas de la escoba del conserje nocturno. Un olor mohoso y agrio impregnaba la estación de trenes de la ciudad de Paraíso.
Sentada en una banca junto a la pared, Joana Merchan tenía la caja de su violín tirada en el suelo, las partituras desparramadas, y un llanto amargo contenido que se permitió liberar por un par de minutos. Furiosa, rompió las hojas que tenía junto al bolso arrojándolas con rabia.
— ¿Cómo es posible que, después de tanto practicar, siendo la hija del violinista galardonado más importante del país, no consiguiera el puesto en la filarmónica? ¿Cómo pudieron darle mi lugar a esa estúpida chica?—Se mordía las uñas hasta sangrar.—¿Qué le diré a mi padre? Él siempre me dijo que hiciera lo necesario para obtener lo que quiero, pero el intentar sobornar al director me puso en peor situación. ¡Daría cualquier cosa por estar donde merezco! —Exclamó golpeándose la cabeza con las manos.
Apenas terminó de pronunciar esas palabras, un teléfono comenzó a sonar. Molesta, volteó a ver de dónde venía el sonido y, en ese momento, se percató de que en aquella moderna estación había un teléfono antiguo, de esos que requieren una moneda y girar un disco para marcar.
Se limpió las lágrimas y caminó hacia él. El timbre sonaba con insistencia. Miró a su alrededor, esperando que alguien se acercara alertado por el sonido. Impaciente, decidió contestar.
—¡Hola! — Exclamó con voz temblorosa.
Nadie respondió. Se disponía a colgar cuando escuchó la voz melodiosa y profunda de un hombre.
—¿Joana?
Sintió que se le comprimía el pecho al escuchar su nombre.
—Me llamo Joana, pero seguro a quien busca no está aquí en este momento.
—Joana Merchan es tu nombre, y sí que te conozco muy bien. Ahora escúchame porque tengo una oferta increíble y no tenemos mucho tiempo. Eres una chica muy talentosa y sé que recientemente alguien poco digno te arrebató el puesto que te pertenecía.
La voz era tan melodiosa que Joana se sintió como en una burbuja de agua, sumida en un hipnótico estupor.
—Así es… ¿Quién eres?
—No importa quién soy, solo importa que puedo darte lo que quieres. Pero, como todo en la vida, tiene un precio. Dijiste que lo que más anhelabas era estar en el lugar que mereces… y yo estoy dispuesto a dártelo. Dijiste que harías cualquier cosa.
—Sí… Lo quiero. Pero dinero no tengo ahora conmigo.
Una risa siniestra resonó, no solo por el auricular, sino por toda la estación.
—No quiero dinero, no lo necesito. Quiero algo más. Pero antes de decírtelo, debes prometer que lo harás.
Joana sintió ganas de llorar.
—Sí… lo haré. Nada puede ser más vergonzoso que tener que decirle a mi padre que fallé. Haré lo que sea.
—Que bueno escuchar eso. Pues lo que quiero… es un alma.
Joana sintió la voz con una cercanía escalofriante.
—¿Es una broma? ¿Como que un alma?
—Yo no bromeo. Te daré lo que deseas… si matas a alguien. ¿O es que no eres capaz, como no fuiste capaz de luchar por ese puesto?
Joana se mordió el labio hasta que un hilo de sangre tibia le recorrió la barbilla.
—¡Puedo hacer lo que yo quiera! Mi padre es muy importante en esta ciudad. Podría dispararle a alguien ahora mismo sin ninguna consecuencia. Lo que no sé es si tú puedes darme lo que prometes.
—Por supuesto que puedo. En cuanto me des el alma, te daré lo que mereces, —terminó la frase con una risa infantil.
En ese momento, el conserje recorría la plataforma con los audífonos puestos. A lo lejos, se escuchaba el tren acercándose.
—Tic toc, hazzzlo yaaa.— Susurró la voz con tal cercanía que sintió su aliento rozarle el cuello.
Joana miró al hombre y supo que podía empujarlo sin remordimiento. Sin embargo, algo le estremeció el cuerpo. No era miedo ni moralidad… era la curiosidad de comprobar que podía quitar una vida a su antojo.
Envalentonada, vio su oportunidad. Caminó deprisa, aprovechando que el conserje estaba de espaldas.
≪Solo se necesita un pequeño empujón≫, pensó.
El tren ya venía. Aceleró el paso. Tomó impulso y giró el cuerpo para empujarlo con el hombro. En el último segundo, el conserje se movió y Joana cayó a las vías del tren. No sobrevivió al impacto.
La risa apagada al otro lado del teléfono continuó, hasta que finalmente dijo extasiado:
—Justo a donde mereces estar.
Y colgó.
Comentarios (6):
IreneR
17/03/2025 a las 15:33
Buenas, Wanda.
¡Ay! Qué giro narrativo más bueno. Me ha encantado. Una idea muy bien llevada con un final apoteósico. No me lo esperaba, la verdad. Ya veía al pobre conserje convertido en sacrificio. Me ha gustado la personalidad de la protagonista y lo que está dispuesta a hacer por conseguir sus metas, aunque no comparta su visión de la vida.
Un gran relato.
Nos leemos.
Un saludo.
Irene
Laura
17/03/2025 a las 17:28
Hola, Wanda, me toca comentar tu texto.
Forma:
– Personalmente no me gusta el “pero después de punto” aunque veo que por aquí se utiliza mucho. ¿Me estoy perdiendo algo? 😉
– En el diálogo se repite mucho el “pero” y el dijiste.
– Al leer el texto me ha parecido que está mucho más elaborado al principio que al final.
Contenido:
– Me ha parecido original y atrevido. Te esperas otro final (que el pobre conserje muera) y después no es así.
– El principio se me ha hecho un poco largo porque no pasaba nada (soy muy exigente en este sentido, lo reconozco)
Comentario personal:
Me ha gustado. Me ha parecido original, aunque hubiera puesto un poco más de acción al principio. Tarda mucho hasta que ocurre algo (en este caso el teléfono que suena). Le pondría un 8 sobre 10.
Un saludo
Karla Lopez
18/03/2025 a las 01:05
¡Me encantó tu historia! El tema es un poco cliché, pero tu redacción ayudó mucho a captar la atención del lector. No me aburrí en ningún momento. Creo que vas en muy buen camino. El final me sorprendió, jamás imaginé que ella fuera a morir. Me pareció trágico, pero hiciste buen trabajo.
Mark Archer
18/03/2025 a las 14:15
Hola, Wanda!!
Felicidades por este relato, lo he disfrutado mucho de principio a fin. Una historia muy bien narrada con un giro de los acontecimientos impredecible y con una cierta moraleja interesante al final.
A destacar lo mucho que me ha llamado la atención tu descripción de la cabina, puesto que yo tenía en mente una idea y tú otra, me gusta el concepto que cada uno tenemos de la cabina.
Un relato muy bueno, felicidades!!
Un saludo!!
Kelvin I. Márquez
21/03/2025 a las 02:24
Saludos Wanda
El final es épico, totalmente inesperado. Es lo mas que me gustó del relato pues mientras lo leía, llegué a pensar que quizas sería el nacimiento de una asesina. El final me dejó con la boca abierta para bien.
Las descripciones muy buenas, ayudan a imaginar cada momento sin problemas.
En fin, muy buen relato.
Nos leemos!
Cristina Otadui
22/03/2025 a las 08:46
Hola Wanda,
En primer lugar darte las gracias por pasarte por mi relato. Muy contenta de que te gustara.
Vamos con el tuyo:
Encuentro en Joana un personaje complejo que navega entre la ambición, la frustración y la vulnerabilidad. Su transformación a lo largo del escrito, lenta pero segura, sorprende y nos da idea de hasta que punto pueden llegar las acciones de alguien cuando se trata de lograr un sueño.
El recurso del “cambio alma por deseo”, usado tantas veces en literatura, se presenta de modo eficaz a través de una voz oscura y misteriosa, inquietante, que atrapa al lector añadiendo un elemento de suspense y haciendo vislumbrar la manipulación psicológica experimentada por tu protagonista.
La narrativa es envolvente: la descripción de la estación, el teléfono antiguo, el revés sufrido por Joana. El final es impactante.
Si tuviera que añadir algo lo haría explorando la relación de la violinista con su padre para dar a tu personaje capas adicionales sobre su moralidad, su toma de decisiones y su trágico final.
También el clímax me resulta algo corto: el giro de la historia es poderoso pero la sensación que tengo es que “he tropezado con él”. De alguna forma siento que podrías intensificar la experiencia emocional del lector.
Supongo que la limitación de palabras hace de las suyas en estos dos apuntes.
Es un relato estupendo, hilvanado con detalle y un cierre inesperado y sorpresivo.
Me ha encantado.
¿Quién sabe donde pueden llevarnos nuestras elecciones? Y en estas… ¿siempre anda la moralidad por medio?
Felicidades, Wanda
¡¡Nos leemos!!