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¿Dígame? - por MaienaR.
¿Dígame?
La cabina telefónica en la estación de tren del pueblo de Marina era ya una escultura anacrónica ubicada en un lugar extraño. Los viajeros más jóvenes la evitaban como a los excrementos de los perros en las aceras y pasaban por delante de ella con aire despistado, absortos en sus móviles, a los que se mantenían enganchados como enchufes a un cable.
Para Marina, sin embargo, el viejo teléfono público era una enorme caja de recuerdos en azul y plata que escondía en su interior secretos y recuerdos. Le gustaba rememorar cómo, siendo ya adolescente, salía sigilosamente de la residencia de estudiantes para llamar a su madre de noche cerrada porque era más barato; o los sábados cuando, con la calderilla conseguida a lo largo de la semana en la mano, hacía la conferencia a Mike, al que había conocido durante unas vacaciones en Londres y del que no volvió a saber nada tras seis meses de relación a distancia.
Un día en el que perdió el tren, Marina se atrevió por fin a entrar en la robusta cabina modelo vintage. ¿Funcionaría todavía? ¿Qué haría si le respondían? ¿Y a quién llamaría?
Con una sonrisa nerviosa cogió el pesado auricular, metió una moneda de cincuenta céntimos e intentó recordar el teléfono de alguien. Sólo se sabía de memoria el número de los abuelos Elisa y Gerardo, los padres de su madre. Marcó el número. Comunicando. Qué tontería, pensó, los abuelos llevaban ya más de veinte años muertos y no iba a molestar a desconocidos. Colgó el auricular, esperó el tintineo de la moneda y salió de la cabina.
—¡Riiiiing! Riiiiing! Riiiiiiing!
Se paró de golpe, el teléfono sonando a su espalda, debía estar soñando, ¿quién llamaba?
— ¡Riiiiing! Riiiiing! Riiiiiiing!
Decidió contestar, total, tenía todavía ocho minutos para que su tren saliera, se dijo a sí misma.
—¿Si? ¿quién es? ¿Dígame?
Marina palideció al oír la voz al otro lado de la línea. El auricular y su cuerpo cayeron a la vez, este quedó colgando en el aire mientras ella yacía desmadejada entre el suelo de la cabina y el de la estación. Un grupo de curiosos se acercó. Alguien llamó a urgencias desde su móvil. Alguien cogió el auricular y lo colocó en su sitio.
— ¡Riiiiing! Riiiiing! Riiiiiiing!
Evaristo, el quiosquero de la estación que en ese momento atendía a Marina, se volvió despacio hacia la cabina. Algo raro sucedía, pensó, sorprendido ante el sonido del teléfono. Se dirigió despacio hacia la cabina, entró y cogió el auricular.
—¿Si? ¿quién es? ¿Dígame?
—…
—No, yo no he llamado, lo siento, sí, no se preocupe, esto es una cabina así que no creo que pueda ayudar, pero si alguien me pregunta, que vuelvan a llamar, de acuerdo, Elisa, sí, sí, su marido Gerardo, muy bien, adiós, que tengan un buen día.
Evaristo salió algo confuso de la cabina, pero el teléfono ya había enmudecido. En ese preciso instante el insistente ulular de la sirena de la ambulancia anunció su llegada.
Comentarios (7):
Daniel Calleja
18/03/2025 a las 14:23
Hola, Maiena, has construido un interesante relato. El final, si bien resulta un poco previsible para mí, al estar solo sugerido le da un valor mayor. Lo único que cambiaría es donde pones “Alguien llamó a urgencias desde su móvil. Alguien cogió” En el segundo alguien pondría “otro”, u “otra persona”, por variar. Por lo demás está muy bien escrito, bien descritos el personaje y el ambiente. Me ha llamado la atención que en varios relatos, el teléfono conecta con seres queridos muertos. Será un deseo inconsciente de volver a charlar con ellos. Saludos. Nos seguimos leyendo.
Otilia
19/03/2025 a las 11:09
Buenos días, Maiena, gracias por compartir tu relato.
La historia me ha gustado y se lee con fluidez. Bien escrita, lo único la repetición de palabras muy seguidas: alguien, auricular.
Buen trabajo. Saludos.
lady_p
20/03/2025 a las 10:44
Hola Maiena, un relato interesante. Lástima que los abuelos respondieran cuando ella estaba en el suelo… El texto fluye y se lee bien. En mi relato la llamada que entra también llega desde el más allá…
Saludos!
María Jesús
20/03/2025 a las 19:40
Hola Maiena: Guau! Que relato más original y bien escrito, me ha gustado muchísimo. No hay nada que se salga del contexto y entorpezca la lectura o la comprensión de ésta. No te puedo decir nada más. Enhorabuena.
Maiena
21/03/2025 a las 16:37
Gracias a todos por vuestros comentarios, me han ayudado a ver los fallos y animan a seguir escribiendo y participando en el reto. Nos seguimos leyendo, un saludo muy afectuoso.
Dante
23/03/2025 a las 04:22
¡Hola Maiena! Soy tu vecino del 29. y por norma me ha tocado comentar.
He tenido suerte: es un lindo relato que me ha gustado mucho.
Para realizar el comentario, trataré de seguir la guía de Literautas, separando forma de contenido y destacando lo que considero positivo de las áreas que podrían ser suceptibles de mejora. Para esto último, dado las características del texto que facilitarían este tratamiento, analizaré los párrafos en los que entiendo se podría sugerir algo, y allí señalaré a qué aspectos corresponden tales sugerencias. Finalmente, conlcuiré con la opinión personal, tal como se sigue de la mencionada guía para comentar.
Empecemos con la FORMA.
Si bien no soy partidario de dividir tajantemente los GÉNEROS, entiendo que este relato podría encuadrar en el realismo mágico.
El TONO oscila entre reflexivo, misterioso y, en ocasiones, nostálgico o cálido. Es una mixtura muy bien lograda y, por cierto, condice perfectamente con el género.
Lo mismo puede decirse del LENGUAJE utilizado: es coherente con el género y con el tono.
La ATMÓSFERA o AMBIENTACIÓN es sencillamente perfecta: se siente ese pequeño pueblo, a la vez anodino y pintoresco, como así también la estación y quienes “crean el clima”, esto es, las personas anónimas (pequeñas multitudes) que pasan por ahí.
El RITMO, considerado desde el punto de vista de la ACCIÓN, es moderado tirando a lento. Como si estuviera acompasado con el movimiento de esos trenes que llegan y van frenando hasta detenerse o salen y progresivamente aceleran. Es un mecanismo de relojería entre esos dos movimientos inversos y se ajustan perfectamente al escenario de la historia.
Por otro lado, el RITMO visto desde otros elementos formales como la ORTOGRAFÍA, la GRAMÁTICA, LA CONSTRUCCIÓN DE FRASES Y LA PUNTUACIÓN, también está bien trabajado. Esos elementos, en general y salvo pequeños apuntes en las áreas susceptibles de mejora, lucen muy correctos y eso redunda en favor del ritmo y la fluidez de la lectura.
En cuanto a la SONORIDAD, estimo que es muy adecuada, excepto por alguna reiteración menor de palabras, a las que aludiré en las áreas suceptibles de mejora.
Con respecto al PUNTO DE VISTA, esta cuestión tiene relación directa con el NARRADOR. En este relato, el narrador es tercera persona omnisciente, que, por otra parte, “sigue” a Marina. Es un tipo de narrador muy adecuado, que permite manejar a la vez el distanciamiento y la cercanía e incide de modo directo en el tono y en la creación de la atmósfera o ambientación. El punto de vista queda claro y no genera ninguna confusión en el lector. Esto también es algo para destacar positivamente.
Los DIÁLOGOS son pocos y están introducidos en el contexto del uso del viejo teléfono público y de esa llamada. Están muy bien construidos, más allá de alguna consideración que pudiera hacerse respecto de la puntuación de alguno. No llegan a delinear la “personalidad”, si se quiere de Marina pero sí dan cuenta de su curiosidad y su inicial escepticismo y muestran de modo exquisito y superlativo su reacción posterior a la sorpresa provocada por quién estaba al otro lado de la línea. A Evaristo el kiosquero esas pocas líneas lo pintan de “cuerpo entero”. Hasta es posible imaginar cómo habla.
Contribuyen también a crear la atmósfera del relato y tienen directa influencia en el final, lo cual realza el uso de este elemento formal.
Las DESCRIPCIONES también están correctamente utilizadas, puesto que no son ni muchas ni pocas. Están presentes en su justa medida y, a su vez, no sólo respetan ese parámetro cuantitativo, sino también el cualitativo, puesto que responden a un por qué y a un para qué. Hay una finalidad en ellas.
El elemento CONFLICTO también está claro. El conflicto central es del tipo “persona-objeto” y de él se derivan un conflicto subyacente y otro que es resultado de ese principal.
Ese conflicto central está planteado entre Marina y el teléfono, y el hilo conductor es la curiosidad que, por otro lado, se apoya en un cierto escepticismo. La decisión de satisfacer esa curiosidad, quizás inútil a los ojos de Marina, pero a la vez irresistible, es la “barrera” o el “umbral” que separa al mundo natural del sobrenatural.
El conflicto subyacente es el de Marina consigo misma y quizás con el entorno. Esa nostalgia por los tiempos pasados. Y el conflicto derivado o consecuencial, es el que vincula a Evaristo y un par de curiosos con Marina: ella está desmayada y la incógnita es su potencial cuadro clínico, por lo que deben enfrentarse a esa situación riesgosa prestándole auxilio y llamando a la ambulancia que al final llega.
La INTRIGA también está presente, pues este elemento formal deriva del conflicto.
En líneas generales y salvo alguna consideración que efectuaré al reflexionar sobre la construcción de las frases, la información está muy bien dosificada, va dando pistas, los conflictos se entretejen entre sí y suscitan y mantienen la inquietud del lector.
Para referirme a las áreas susceptibles de mejora, iré copiando los párrafos en los que entiendo se podrían efectuar algunas reflexiones.
“La cabina telefónica en la estación de tren del pueblo de Marina era ya una escultura anacrónica ubicada en un lugar extraño. Los viajeros más jóvenes la evitaban como a los excrementos de los perros en las aceras y pasaban por delante de ella con aire despistado, absortos en sus móviles, a los que se mantenían enganchados como enchufes a un cable.”
Este párrafo no merecería objeciones. Sin embargo, desde el punto de vista de la construcción de la frase (formalmente correcta) y en cierto modo en relación con el contenido, te invito a considerar si la referencia metafórica por comparación de evitar los excrementos sería conveniente.
La construcción es muy gráfica, y desde ese punto de vista no sólo es acertada, sino que hasta trasluce humor. No obstante que pareció divertida la comparación, desde un punto de vista lógico-contextual, podría no ser conveniente. ¿Por qué? Porque si alguien evita “a los excrementos de los perros en las aceras” se trata de un acto que, en principio, es intencional y requiere atención (justamente para no pisarlos). Como contrapartida, quien está absorto en su móvil no presta atención al entorno y bien podría, en sentido literal, pisarlos. Salvo que quisieras reflejar que hay una casi involuntariedad en ambos actos y que los viajeros jóvenes iban en “piloto automático” y podían incluso evitar los excrementos así, allí sí valdría la comparación. No obstante, podría parecer un tanto extraña para el lector por este contraste lógico. No te digo que lo cambies: sólo te invito a reflexionar si la frase tal como está construida resulta conveniente para la trama y si se ajusta o no a tu intención narrativa (lo que quisiste contar y cómo quisiste hacerlo, independientemente de cómo se concretó).
“Para Marina, sin embargo, el viejo teléfono público era una enorme caja de recuerdos en azul y plata que escondía en su interior secretos y recuerdos. Le gustaba rememorar cómo, siendo ya adolescente, salía sigilosamente de la residencia de estudiantes para llamar a su madre de noche cerrada porque era más barato; o los sábados cuando, con la calderilla conseguida a lo largo de la semana en la mano, hacía la conferencia a Mike, al que había conocido durante unas vacaciones en Londres y del que no volvió a saber nada tras seis meses de relación a distancia.”
Este párrafo también estaría bien en principio. Te invito a considerar si no sería conveniente invertir la formulación un poco: “Sin embargo, para Marina el viejo teléfono público era una enorme caja de recuerdos en azul y plata que escondía en su interior secretos y recuerdos.” No está mal como está. La diferencia radicaría en que esta variante al ahorrar una coma sería un tanto “más rápido”, en tanto que la original focalizaría en Marina y haría “contraste” con esos jóvenes. Percibo que ésta sería tu intención narrativa y por ende, convendría mantener el original. Pero si quisieras “acelerar” el ritmo al comienzo, podrías tomar en cuenta la variante ofrecida. En la segunda oración creo que habría que cambiar levemente la puntuación por: “o los sábados, cuando con la calderilla conseguida a lo largo de la semana en la mano, hacía la conferencia a Mike, al que había conocido durante unas vacaciones en Londres y del que no volvió a saber nada tras seis meses de relación a distancia.” Aquí (aclaro que por pura subjetividad o preferencia personal, no porque hubieras cometido un error o infracción objetiva a las reglas de puntuación), te sugería cambiar una coma. Una la coloqué después de “sábados”, porque creo que esta fue tu intención narrativa, ya que entiendo que quisiste centrar la atención en los sábados, que eran un día importante en el pasado, por dos motivos. Uno, el menor costo de las llamadas; dos por la nostalgia de esas llamadas a Mike, un recuerdo de un amor adolescente.
“Un día en el que perdió el tren, Marina se atrevió por fin a entrar en la robusta cabina modelo vintage. ¿Funcionaría todavía? ¿Qué haría si le respondían? ¿Y a quién llamaría?”
Este párrafo es formalmente correcto. Sin embargo, desde el punto de vista lógico-contextual y, sobre todo en relación al contenido (trama) y al elemento formal intriga, te invitaría a revisar el orden de las preguntas. Preguntarse en primer lugar si el teléfono todavía funcionaría pese a su antigüedad está perfecto. Ahora bien, no parecería correcto pensar luego en la respuesta porque para que alguien eventualmente responda, primero habría que llamar. Por lo que te invito que consideres si no convendría reformular el orden de las preguntas así: “¿Funcionaría todavía? ¿A quién llamaría? ¿Qué haría si le respondieran?” Fijate que también hay un pequeño problema gramatical: no sería correcto “funcionaría” porque estarías acumulando dos condicionales y, además, la respuesta es algo potencial, que puede ser o no ser y, en el fondo, traduce una expresión de deseo inconsciente. O un escenario que en principio no es real y podría llegar a serlo. Entiendo que la conjunción de esas circunstancias nos llevaría al modo subjuntivo y habría que combinar el condicional (qué haría) con el subjuntivo (si le respondieran).
Por otra parte, también podrías reflexionar si la pregunta “¿Qué haría si le respondieran?” conviene mantenerla o no, ya que desde el punto de vista del elemento formal intriga esto podría ser contraproducente. Si considerás que desgrana un poco de información para suscitar preguntas en el lector, es válido. Pero si querés que el final sea más sorprendente y el lector no sospeche todavía la posibilidad de lo sobrenatural y para eso quieras realzar el realismo en el que hasta allí se enmarca el texto, podrías suprimirla.
“Marcó el número. Comunicando. Qué tontería, pensó, los abuelos llevaban ya más de veinte años muertos y no iba a molestar a desconocidos. Colgó el auricular, esperó el tintineo de la moneda y salió de la cabina.”
Te invito a reflexionar sobre estas oraciones. La primera es inobjetable. La segunda, usa un gerundio. Justamente por eso y por el verbo sobre el que se aplica, sumado al contexto en el que se inserta y lo que viene después, tal vez te convendría colocar puntos suspensivos y luego continuar en párrafo aparte.
La sugerencia del párrafo aparte viene dada también porque si bien lo representás en forma indirecta, estás representando un pensamiento, por lo que convendría ajustarlo a las convenciones en la materia y colocar dicho pensamiento entre comillas. De hacer esto, además habría que subdividir la oración con un punto y seguido. A su vez, como ya habías usado la palabra “moneda” en el párrafo, convendría evitar la reiteración (esto tanto por el elemento formal lenguaje como por la sonoridad). En caso de que no quieras usar un sinónimo que pudiera sonar rebuscado, poco común o quizás alterar la fluidez y naturalidad del narrador, podrías omitir la palabra, ya que el tintineo siempre es metálico, por lo que en el contexto el lector puede pensar en la moneda. En cuanto a la palabra “auricular”, podés sustituirla por “tubo”. Puede que en España no sea común y quizás tampoco en otros países hispanohablantes. Como en Argentina la usábamos (incluso más que auricular) pensé en ella inmediatamente y te la sugiero porque creo que podría serviría. Ahora reproduciré el párrafo entero considerando los ajustes sugeridos:
“Con una sonrisa nerviosa cogió el pesado auricular, metió una moneda de cincuenta céntimos e intentó recordar el teléfono de alguien. Sólo se sabía de memoria el número de los abuelos Elisa y Gerardo, los padres de su madre. Marcó el número. Comunicando…”
«Qué tontería», pensó. Los abuelos llevaban ya más de veinte años muertos y no iba a molestar a desconocidos. Colgó el tubo, esperó el tintineo y salió de la cabina.”
“—¡Riiiiing! Riiiiing! Riiiiiiing!”
La onomatopeya es correcta. No estoy seguro que sea lo ideal reproducirla como diálogo, pero asumiendo que la opción se encuentra justificada, desde el punto de vista de la ortografía en español las interrogaciones y exclamaciones tienen un signo de apertura y otro de cierre, que debe ser usado siempre (a diferencia del inglés y otros idiomas que usan sólo el de cierre).
Por lo que quedaría:
“—¡Riiiiing! ¡Riiiiing! ¡Riiiiiiing!
“Se paró de golpe, el teléfono sonando a su espalda, debía estar soñando, ¿quién llamaba?”
En este párrafo te sugiero revisar la puntuación y algún detalle gramatical de tiempos verbales.
En primer lugar noto que hay demasiadas comas. De esta manera el ritmo se “ralenta” y por otro lado, la oración se torna un tanto densa, ya que concentra varios hechos y acciones. Quizás te convendría usar puntos y seguido y, por ende, subdividir la oración en dos o varias. Por un lado implican una pausa mayor. A su vez, y aunque parezca raro, como generan frases cortas, incrementan el ritmo, lo hacen más ágil (a veces más rápido) y refuerzan la sensación de suspenso e inminencia que es donde según percibo estaría tu intención narrativa.
En segundo término, como todavía no conoce quién está al otro lado de la línea, ello constituye un misterio y la respuesta es indeterminada y tiende al “infinito” (porque las posibilidad implica que pueda ser cualquier persona, ya que nada permite inferir a alguien en concreto), tal vez en vez del pretérito imperfecto del indicativo te convendría usar un condicional.
En tercer orden, podrías cambiar el gerundio de “sonando” por el pretérito imperfecto sonaba, y después de “Se paró de golpe” usar dos puntos, ya que lo que viene no sólo es explicativo sino una concreción, una consecuencia (o mejor dicho causa) con vinculación directa con la respuesta de pararse.
Teniendo en cuenta los ajustes sugeridos, el párrafo quedaría así:
“Se paró de golpe: el teléfono sonaba a su espalda. Debía estar soñando. ¿Quién llamaría?”
“— ¡Riiiiing! Riiiiing! Riiiiiiing!”
Aquí cabe lo mismo que respecto de las anteriores onomatopeyas, aunque habría que agregar algo de representación gráfica de los diálogos. Probablemente por un error de tipeo te quedó un párrafo entre el guion largo o raya de diálogo y la onomatopeya. Tal como bien lo hiciste en otras líneas de diálogos, entre ese guion y el comienzo de la línea no debe colocarse ningún espacio.
“Decidió contestar, total, tenía todavía ocho minutos para que su tren saliera, se dijo a sí misma.”
Esta oración no es incorrecta. Sin embargo, quizás te convendría subdividirla en dos: “Decidió contestar. Total tenía ocho minutos para que su tren saliera, se dijo a sí misma”. De este modo quedarían separados la decisión de contestar y su justificación interna (autoconvencimiento). Aunque parezca extraño porque aquí estamos separando dos elemento, al mismo tiempo se resaltaría aún más la vinculación entre uno y otro.
“—¿Si? ¿quién es? ¿Dígame?”
Como línea de diálogo, estas preguntas son absolutamente correctas. Sin embargo, parecen haberse deslizado unos errores de tipeo que, desde el punto de vista de la ortografía requerirían una corrección: “Si” no opera como condicional sino como adverbio de afirmación que, por uso idiomático, reemplaza a un “hola”, “aló”, “diga”, etc. Por lo que debería llevar tilde (“Sí”). A su vez, después de un signo de apertura (sea de interrogación o de exclamación) la primer palabra debe ir en mayúscula, por lo que en lugar de “quién” iría “Quién”.
“Marina palideció al oír la voz al otro lado de la línea. El auricular y su cuerpo cayeron a la vez, este quedó colgando en el aire mientras ella yacía desmadejada entre el suelo de la cabina y el de la estación. Un grupo de curiosos se acercó. Alguien llamó a urgencias desde su móvil. Alguien cogió el auricular y lo colocó en su sitio.”
Este párrafo es en general correcto. Sin embargo, podría efectuarse un pequeño ajuste de puntuación y, tal como marcaron otros compañeros, tratar de evitar la reiteración de las palabras “alguien” y “auricular”. Te invitaría a considerar esta variante:
“Marina palideció al oír la voz al otro lado de la línea. El auricular y su cuerpo cayeron a la vez. Éste quedó colgando en el aire, mientras ella yacía desmadejada entre el suelo de la cabina y el de la estación. Un grupo de curiosos se acercó. Alguien llamó a urgencias desde su móvil. Otro cogió el tubo y lo colocó en su sitio.”
Estos ajustes los sugiero porque si aquí no está el clímax del relato, como mínimo está al lado (si es que consideramos que el clímax es la reproducción -vía Evaristo- de lo que la abuela Elisa dice). Por lo tanto, organizar mejor la secuencia de acciones y hechos separándolas, realza a cada uno de estos pasos e incrementa la tensión al máximo.
“— ¡Riiiiing! Riiiiing! Riiiiiiing!”
Con respecto a este nuevo sonido del teléfono, me remito a lo dicho respecto del anterior (debería corregirse el espacio entre el guion y el inicio de la línea de diálogo y usar en cada onomatopeya ambos signos de exclamación, el de apertura y el de cierre).
“Evaristo, el quiosquero de la estación que en ese momento atendía a Marina, se volvió despacio hacia la cabina. Algo raro sucedía, pensó, sorprendido ante el sonido del teléfono. Se dirigió despacio hacia la cabina, entró y cogió el auricular.”
En este párrafo convenría reflexionar sobre algunas reiteraciones, construcción de frases y puntuación.
La primera oración resulta inobjetable. En la segunda, tal vez sería conveniente alterar un poco el orden de su construcción. Y en la relación entre la primera y la tercera habría que prestar atención a la reiteración (las expresiones “se volvió” y “se dirigió” en contexto son sinónimas, y, por ende, potencialmente redundantes si no hay algún obstáculo que separe una y otra acción y si tampoco media una adecuada transición que haga ese contexto más extenso y no tan contiguo; “despacio” aparece en relación a lasdos acciones y “cabina” también, con lo cual nos encontramos con una reiteración de palabras que por constituir una reiteración, atentan contra el lenguaje y la sonoridad, dos elementos formales que en general el relato ha trabajado muy bien y he destacado como positivos).
En consecuencia, te invito a considerar la siguiente variante:
“Evaristo, el quiosquero de la estación que en ese momento atendía a Marina, se volvió despacio hacia la cabina. Sorprendido por el sonido del teléfono, pensó que algo raro sucedía. Al culminar el breve trayecto, entró y cogió el auricular.”
“—¿Si? ¿quién es? ¿Dígame?”
Con respecto a esta línea de diálogo, me remito a lo dicho ante la que formulaste de idéntica manera, pero había sido pronunciada por Marina.
“—No, yo no he llamado, lo siento, sí, no se preocupe, esto es una cabina así que no creo que pueda ayudar, pero si alguien me pregunta, que vuelvan a llamar, de acuerdo, Elisa, sí, sí, su marido Gerardo, muy bien, adiós, que tengan un buen día.”
Si bien en esta línea de diálogo resulta claro que querés transmitir que todo sucede rápidamente, tal vez sería conveniente usar algunos puntos y seguido y subdividir la oración así:
“—No, yo no he llamado, lo siento. Sí, no se preocupe.Esto es una cabina así que no creo que pueda ayudar. Pero si alguien me pregunta, que vuelvan a llamar, de acuerdo, Elisa. Sí, sí, su marido Gerardo, muy bien. Adiós, que tengan un buen día.”
La sensación que podrían causar estos puntos y seguido, además de separar mejor las palabras y tornar más fluida la lectura para el lector, sería -en mi opinión- la de tornar implícitas las interrupciones de la abuela Elisa. Como cuando en un diálogo real (personal o telefónico) las personas “se pisan” y hablan en parte uno arriba del otro. De ese modo, Evaristo cada vez que comienza una oración mostraría mayor énfasis y por ende, atención a lo que Elisa le requiere.
“Evaristo salió algo confuso de la cabina, pero el teléfono ya había enmudecido. En ese preciso instante el insistente ulular de la sirena de la ambulancia anunció su llegada.”
El final, a nivel contenido, es impecable. Pero desde el punto de vista formal, entiendo que ameritaría un análisis.
El primer problema que veo aquí estaría en la palabra “pero”. Pero es una conjunción adversativa que, tal como surge del diccionario de la RAE se usa “para contraponer a un concepto otro diverso o ampliativo del anterior.” y pone el siguiente ejemplo: “El dinero hace ricas a las personas, pero no dichosas.”
Dado que usaste el pluscuamperfecto (había enmudecido), que implica el “pasado del pasado”, el silencio del teléfono se ubica en un momento anterior. Por lo tanto la secuencia cronológica es la siguiente: el teléfono enmudece – Evaristo sale de la cabina. Además, son dos hechos distintos, por lo que tal vez sería conveniente separarlos con punto y seguido, en lugar de colocarlos en la misma oración separados por comas.
También existe la posibilidad de cambiar el pluscuamperfecto por pretérito perfecto simple y ajustar la formulación de las oraciones al orden cronológico de las acciones y hechos. De manera tal que podrías considerar estas dos variantes:
“Evaristo salió algo confuso de la cabina. El teléfono ya había enmudecido”. O: “El teléfono enmudeció. Evaristo salió algo confuso de la cabina.”
Por otro lado, y reconociendo que es una opinión meramente subjetiva, advierto un posible conflicto a nivel sonoridad entre “instante” e “insistente” ya que comparten varias letras al inicio y al final de cada palabra “ins” y “nte”. Por tal motivo, y subrayando que la sonoridad del texto es adecuada y es un elemento positivo del mismo, propongo cambiar “insistente” por algún sinónimo en sentido estricto o en sentido impropio o contextual, siempre y cuando no terminen en “nte” (como por ejemplo “penetrante”). También existe la posibilidad de prescindir de un calificativo pues el ulular de la sirena en la mente del lector ya evoca esas características. Como ejemplos de sinónimos podríamos encontrar “obstinado”, “machacón”, “reiterativo”, “tenaz”. Como ejemplos de sinónimos “contextuales” (no usados como sinónimos de la palabra en sentido estricto pero que en contexto pueden producir o evocar un significado o asociación similar) podrían ir “insidioso” o “continuo”. En fin: cualquiera de estas variantes o las que se te ocurrieran (seguramente mejores que las que a modo de ejemplo he sugerido), hará que estos pequeños inconvenientes sean superados con facilidad.
En resumen: los elementos formales del relato se encuentran correctamente trabajados y las áreas susceptibles de mejora en su mayoría son cuestiones que, mayormente son subjetivas, meras opiniones o preferencias personales o cuestiones de eventual conveniencia y en muy pero muy pocos casos constituyen errores objetivos.
Con respecto al CONTENIDO tengo que decir que resulta atractivo e interesante.
Se encuentra bien presentado y parece mentira cómo en un espacio tan breve e inferior al límite del taller, que es de por sí bajo, has logrado tanto. De hecho, ese límite es de 750 palabras y tu relato tiene 498.
No es un microrrelato pero es incluso más corto que un relato breve. Aún así, en principio nada sobra ni falta. Es una historia que en cierto modo tiene un final relativamente abierto pero resulta autoconclusiva y concluye de modo satisfactorio.
La trama es coherente e integra perfectamente el elemento sobrenatural e incluso utiliza un recurso más propio de la dramaturgia que de la narrativa: la ironía dramática.
¿Qué es esto? Un personaje hace o dice algo que desconoce o no comprende del todo, mientras el lector/espectador sí lo conoce.
Merced a este recurso (que siempre, tanto en narrativa como en dramaturgia) denota maestría, sagacidad y exquisitez.
¿Dónde está presente? En el final: Evaristo cree estar hablando con una tal Elisa, tan viva como él, mientras que el lector sabe perfectamente que esa voz es la causa del desmayo de Marina y que, por lo tanto, de algún modo misterioso le están hablando desde el “más allá”.
Sea lo que fuere lo que le dijeran y, dadas las limitaciones que expresa Evaristo (“esta es una cabina”) es probable que si Marina se armara de valor e intentara de nuevo, ya no volviera a saber de su abuela… Esto le da un toque de tristeza al relato y tiñe un poco ese final abierto.
Marina se ha desmayado y podríamos inferir que se recuperará. No sabemos qué recordará, qué consecuencias psicológicas tendrá, ni si querrá intentar de nuevo o no. Pero sí intuimos que lo que comenzó como una simple curiosidad y “broma escéptica” se transformó en una oportunidad perdida. Quizás quedaron cosas sin decir, sin escuchar o que esperaba escuchar. Y con la ironía dramática de un Evaristo que intenta ser humanitario (respecto de Marina) y servicial (en relación a Elisa) a la vez, con él se escapa toda chance de ese intercambio inesperado y seguramente tan deseado.
Otros detalles de la trama están muy bien construido y en perfecta consonancia con los elementos formales.
Sobre todo es interesante cómo el conflicto principal se apoya sobre el subyacente y cómo opera la nostalgia, y en cierto modo, el vacío, la insatisfacción. La primera oración ya habla del “pueblo de Marina”, y nada nos hace pensar que ella esté de paso por el lugar. No podemos descartarlo, pero lo que parecería más lógico sería interpretar que vive ahí.
Dado que recuerda su adolescencia, podemos inferir que ha pasado cierto tiempo desde ese entonces, con lo cual ella sería una treintañera o alguien de mediana edad. Lo que se contrapone con aquellas vacaciones en Londres, una ciudad grande y cosmopolita y con ese recuerdo de Mike. Que aunque haya sido algo efímero y un amor adolescente, fue algo fuera de lo común. Esto nos llevaría a inferir que la vida de Marina es un tanto rutinaria, aburrida, vacía, y que en el pueblo no pasan muchas cosas…
Por lo demás, aunque se trate de un pueblo, la gente es más o menos igual en cuanto a la hiperconexión y su paradójica desconexión de la realidad (encarnada en esos viajeros jóvenes). Con lo cual, la sensación de soledad se incrementa.
Particularmente llamativo es que ese narrador que es omnisciente y que, por ende todo lo sabe, todos los detalles e incluso los pensamientos de Marina, nada nos cuenta acerca de su trabajo, profesión, nivel académico, familia, situación amorosa, amigos, sueños, proyectos, fracasos… Nada de su situación actual al momento de los hechos del relato. Esto nos puede pensar en que está sola, confundida, algo triste y nostálgica por el pasado.
Y está en un “no lugar”, como el antropólogo francés Marc Augé llamaba a los lugares como las estaciones de tren, donde los vínculos son efímeros, donde reina el anonimato, donde nadie está anclado o tiene “raíces” allí. Unos van, otros vienen y todo es pasajero en ese sitio. Y a su vez están los trenes, que implican viaje. Metáfora de la vida.
A su vez, la estación es una etapa en ese camino, en ese viaje, con lo cual podría representar algún momento. Y por eso desde el punto de vista narrativo (y eventualmente dramatúrgico), más allá de la consigna obligatoria y del reto opcional, se justifica perfectamente la presencia del teléfono. (Lo que demuestra que usaste ambas consignas de modo magistral).
Aquí es donde el elemento sobrenatural que nos lleva del realismo al realismo mágico, o, si preferís, realismo con toques sobrenaturales (que no es lo mismo que mágico) ingresa de modo tan pero tan natural y fluido y mueve tanto a la emoción como a la reflexión: la vida es un viaje, hay etapas, situaciones y pese a nuestras dudas, reservas, escepticismo, la comunicación con aquellos que contribuyeron positivamente a hacernos quienes somos nunca se pierde y tal vez en ellos esté la respuesta que necesitamos para seguir…
Puede que ese sea el mensaje, puede que no. Pero el hecho de que quede latiendo en el texto y pueda ser reconstruido por los lectores no deja de ser tan profundo como bello.
Por último, en cuanto a mi COMENTARIO PERSONAL concluyo diciendo que este relato conjuga un correcto tratamiento de los elementos formales con el contenido, y que los detalles para mejorar, si estuvieras de acuerdo en que podrían o deberían mejorar, requerirían sólo un mínimo de esfuerzo. Prácticamente todo está muy bien y está en su lugar.
Es un relato cuya extensión es inversamente proporcional a su profundidad y a su belleza.
Te felicito por tu trabajo y espero que hayas disfrutado al escribir el relato tanto como nosotros al leer tan linda historia.
Saludos y nos seguimos leyendo.
Maiena
28/03/2025 a las 12:11
Hola Dante.
Muchas gracias por el extenso comentario que has hecho a mi relato. Al principio me ha abrumado toda la información que me has proporcionado, pero cuando lo he leído más tranquilamente me ha parecido que te los has trabajado mucho y me has hecho una crítica muy constructiva. He podido mejorar el texto gracias a tus comentarios y la valoración que has realizado me ha parecido sencillamente genial y muy útil para poder centrarme mejor en mis futuros relatos.
Gracias de nuevo. Un cordial saludo y nos seguimos leyendo.