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El viejo teléfono - por Berundgaar
Un teléfono suena en la cabina de la estación. Me sorprende, no sólo el hecho de que suene, sino de que aún haya una cabina. En la era de la tecnología, ese objeto a todas luces anacrónico, con las partes metálicas oxidadas, da pocas garantías sobre la conveniencia de asir el auricular. No obstante, impelido por una extraña fuerza, lo cojo y me pongo a escuchar.
Una voz muy conocida por mi suena al otro lado de la línea: «Francisco, hijo ¿por qué no has cogido el abrigo? Con la que está cayendo, hay que ver… ¿Prefieres volver a casa a buscarlo o quieres que te lo lleve? Te veo desde la ventana, estoy ahí en un momento».
La impresión es tal que casi se me cae el aparato. La que me está llamando es mi madre. Pero ¿Cómo que me ve desde la ventana? Presa de la más absoluta confusión, miro en derredor. La estación ha desaparecido, o mejor dicho, no es la que era. Las paredes no están, tampoco el techo. Las personas que me rodean van vestidas con indumentaria de otras épocas. Hay sombreros de ala ancha, bombines, boinas. Las señoras llevan elegantes vestidos, niñas con lazos enormes, niños con pantalones por la rodilla. ¿Qué demonios está ocurriendo? Miro hacia abajo y veo unos zapatos de cuero, bien lustrados. Pantalones con raya marcada y mis manos… mis manos son jóvenes. Mis uñas bien cuidadas. Pero, pero… pero ¿qué?
Entonces oigo mi nombre. Una mujer muy bella, se acerca corriendo. Tendrá unos cuarenta años, no más. Con una sonrisa me alcanza un abrigo de paño y me besa. Ese olor, ese olor maravilloso, mezcla de cosméticos y harina. De comidas hechas con amor, de agradables ratos junto a la radio. ¡Mamá! Mamá, estás aquí. Cuanto tiempo sin verte, cuánto te he echado de menos.
«Pero, hijo ¿Qué te pasa? Parece que hubieras visto a un fantasma». Ella sonríe, con esa sonrisa traviesa y cómplice a un tiempo. Y añade: «vas a perder el tren, cuelga el teléfono ya».
Yo, obediente, así lo hago. Y entonces todo se desdibuja. La estación de principios de siglo XX desaparece. Las personas recuperan sus vaqueros, sus camisetas por el ombligo, los pantalones caídos, las zapatillas desatadas. El único sombrero que hay es el mío, me gusta llevarlo aún a pesar de las miradas de extrañeza de mis vecinos.
Mamá ya no está. Es normal, lleva veinte años muerta. Yo ya no soy joven y mis uñas vuelven a estar mordisqueadas. Todo tiene un aire muy «tecnológico». Pantallas digitales, luces LED.
Miro nuevamente hacia la cabina. El teléfono tiene una considerable capa de polvo, como si llevase años sin ser tocado. ¿Lo habré soñado? Y sin embargo, el tenue aroma permanece, así como el calor de sus labios en mi cara.
Ha sido tan breve y al mismo tiempo, tan intenso… Si ha sido un sueño, quiero volver a soñar, mil y una veces. A partir de hoy, llegaré pronto a la estación, por si el viejo teléfono vuelve a sonar.
Comentarios (10):
Ebea
17/03/2025 a las 15:58
Hola Berundgaar, aquí tu vecina del 49, que viene a devolverte la visita después de que despertaras mi curiosidad.
Ante todo, enhorabuena por tu trabajo. Espero seguir leyéndote en futuros talleres.
Hemos conectado de algún modo a través de nuestros respectivos viajes con el teléfono. Ambos lo hemos usado como puente para la reflexión. ¿Es el mismo teléfono el de tu relato y el mío? Podría ser.
Mi interpretación es que tú reflexionas acerca de la pérdida, los recuerdos y el poder del amor de una madre. En mi relato pretendo reflexionar acerca de los retos venideros de las nuevas generaciones y cómo los preparamos para ellos.
Es decir, ese teléfono nuestro, a tu personaje lo ha llevado al pasado para recordar, y al mío lo ha llevado a un lugar donde ha tenido que tomar decisiones para salir adelante.
Me gusta la capacidad de tu texto para evocar emociones profundas a través de un lenguaje sencillo y efectivo. La forma en que describes la sensación de la vuelta al pasado está muy bien lograda, y hace que el lector experimente esa misma sensación. La forma en que está escrito el diálogo ayuda a meterse en la escena y a sentir lo que siente el personaje principal. No es cosa fácil, la verdad.
En mi opinión, el texto posee una sonoridad y musicalidad notables. Has elegido las palabras adecuadas, y la estructura de las frases contribuye a la riqueza del relato. Con la alternancia que haces entre frases cortas y largas, creas un ritmo dinámico que mantiene el interés. Además, la cadencia del texto permite reflexionar en los momentos clave. La repetición de palabras y sonidos, aunque sutil, añade una dimensión musical al texto.
No sé si fue intencional o no, pero lo has logrado. El texto no es poesía, pero es una experiencia narrativa bien construida que no solo suena bien, sino que se siente bien y hace que uno reflexione.
Reitero mis felicitaciones por tu trabajo, Berundgaar.
Cristina Otadui
17/03/2025 a las 22:31
Hola!
Me gusta que entres directamente al tema: inicias la historia de forma intrigante capturando el interés del lector desde el primer momento. Me gusta también esa narrativa evocadora, el contraste entre presente y pasado, las descripciones del entorno, el ambiente, los recuerdos sensoriales que añaden calidez y hacen que el lector sienta esa unión tan especial madre-hijo.
El giro temporal y la transición de ambos entornos me permite experimentar al tiempo que el protagonista la confusión y la sorpresa, además de establecer esa lucha interna que mantiene entre el pasado y el presente.
Tu cierre es conmovedor: una sensible reflexión sobre la memoria, el amor y el paso del tiempo. ¿Quién no quisiera volver a momentos pasados?
Creo que esta historia merece mas de 750 palabras.
¡Enhorabuena!
Gracias por escribir y compartir y gracias también por tu comentario, un saludo
¡¡Nos leemos!!
Carme González Graell
18/03/2025 a las 08:58
Hola, Berundgaar:
Me ha encantado tu relato. Nos has transportado a otra época a través del teléfono con gran destreza. Has mostrado muy bien los sentimientos del personaje al ver de nuevo a su madre, y has descrito muy bien con imágenes el paso del presente al pasado.
Como dicen mis compañeros nos llevas a una reflexión sobre el paso del tiempo y la pérdida. enhorabuena.
Por cierto, gracias por comentar mi relato.
Saludos.
Lupa Sívori
18/03/2025 a las 15:16
¡Hola, Berundgaar! Tu relato es la antítesis del mío, ¿no? Emotivo y melancólico… donde un objeto anacrónico se convierte en el portal hacia un momento imposible. La historia juega con el realismo mágico para explorar el poder de los recuerdos y el anhelo de revivir lo perdido.
Me gustó la ambientación del texto. Está bien logrado el efecto de aquel fugaz reencuentro con la madre del prota, una escena que desafía la lógica temporal (no la emocional). Hay buenos recursos, como el aroma familiar y la calidez de un beso, que refuerzan la intensidad del instante.
Solo un detalle:
“Presa de la más absoluta confusión, miro en derredor.” (entiendo que sería “preso” porque es un protagonista masculino, ¿no?)
Saludos desde Arg.
https://viajarleyendo451.blogspot.com/
Berundgaar
18/03/2025 a las 19:44
Para Lupa Sivori.
Me has hecho dudar sobre lo de “presa” o “preso”, pero creo que lo voy a seguir escribiendo así.
Me explico: no es que el protagonista esté “preso” (prisionero), es que es una presa. Sí como si fuera la futura víctima de un cazador. Aunque me parece que tu comentario es correcto, también podría escribirse así, si el sentido de la frase fuera el que tú propones.
Muchas gracias por comentar y por la visita.
Vespasiano
18/03/2025 a las 22:34
Buenas noches, Berundgaar:
Muchas gracias por haber pasado pòr mi relato y comentarlo.
El tuyo me ha parecido además de sobrenatural, emotivo. La emoción de Francisco al sentir la presencia de su madre, aunque parezca imposible, hace dudar a este entre la realidad y la fantasía.
Pero el sentimiento que le queda en su corazón no se lo quitará nadie.
Seguiremos leyéndonos.
Brandon Quiroga
19/03/2025 a las 16:58
Hola, compañero. He leído tu relato y también los otros comentarios y no podía estar más de acuerdo con ellos.
Me ha encantado tu relato. Me ha encantado y dolido el tema de poder hablar con las personas que han muerto y el deseo de reencontrarnos con ellas, sobre todo cuando la persona es la madre. Me traer a la memoria un dicho que decía mi abuelo: No importa lo viejo que te hagás, pero la falta de una madre siempre la vas a sentir como si fueras un niño. Y tiene toda la razón.
Más allá del tema, la estructura de tu relato me parece totalmente redondo, bellamente desarrollado y no tengo ninguna observación. Te felicito, me ha encantado. Nos leemos el siguiente mes. Estoy en el puesto 48.
Mónica Bezom
21/03/2025 a las 03:33
Hola, Berundgaar.
Un relato fuerte, poético y dolorosamente intenso.
La trama recrea situaciones no solo pertinentes sino de una crudeza y ternura de fina factura, sin caer en el mero sentimentalismo, como por ejemplo el detalle de las uñas del protagonista o el olor “mezcla de cosméticos y harina”, por citar algunos.
Todo ello montado en una narrativa cercana, íntima y evocadora.
Te felicito.
Encontré un mínimo detalle: “La estación ha desaparecido, o mejor dicho, no es la que era”: la primera coma iría después de la “o” y no antes.
Me ha encantado.
Saludos.
María Jesús
21/03/2025 a las 11:03
Hola Berundgaar: Tu relato me ha parecido muy nostálgico y evocador. No es el primero que leo cuyo teléfono abra una puerta al pasado por donde aparezca un progenitor a recrear recuerdos de la niñez. Ojala los viejos teléfonos tuviesen esa capacidad, que se convirtiesen en máquinas del tiempo que nos lleven a épocas felices.
Me ha parecido que está muy bien escrito y lo he disfrutado. Un saludo.
CARMELILLA
25/03/2025 a las 13:05
Hola, Berundgaar. Gracias por leer y comentar mi relato.
Un comienzo muy interesante e intrigante el tuyo. Lenguaje claro y ritmo ágil.
Hay partes que me han confundido y he tenido que leerlas varias veces, pero no he conseguido aclarar mi confusión, puede que sea cosa mía y no he conseguido interpretar adecuadamente. Cuando describes la estación, las ropas de la gente, una vez que tu personaje está hablando con su madre, está claro que vuelve a un tiempo anterior, por tus descripciones, parece bastante anterior al que realmente es y no me cuadra el salto a los móviles, los vaqueros, los top, los LED…
Mi confusión no le quita ningún mérito a tu trabajo.
Saludos.