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925 34 34 83 - por Antía ValeroR.
Sintió un escalofrío. El sonido le llevó a su adolescencia. A todas las veces que bajaba de su piso de estudiantes para llamar a su novio extranjero. Hacía años que no escuchaba el sonido de un teléfono antiguo.
Mientras el sudor se tornaba frío, en su mente se amontonaban las escenas de todas esas cabinas protagonistas de otras tantas películas. Incluso la de un autobús que no podía parar aparecía también, no sabía muy bien porqué. El resultado en todas ellas era el mismo. Descolgar el teléfono era sinónimo de un gran enredo. Y aún así, sentía el imán que la atraía hacia el auricular.
Sabía que lo iba a descolgar, la curiosidad era mas fuerte que el miedo. Y el delicioso sonido transportador no dejaba de reververar en todo su cuerpo.
Casi había olvidado las palabras de cortesía. ¿Hola? ¿Con quién hablo? Intentó sin respuesta. Con cierta decepción siguió avanzando por la estación. Vibrando por el arcén, llegó de nuevo el familiar sonido. Salió corriendo hacia el aparato y justo cuando el último ring parecia morir, dijo ¿si? Desde el otro lado escuchó una voz que respondió con un ¿No?.
Ojipláticoy sin saber muy bien cual era la finalidad de la llamada, ni si algo acontecería, recordó todas las veces que sus hermanos y el hicieron bromas pesadas en los tiempos de los no-móbiles. No encontraba otra explicación.
En Toledo, mientras tanto, un anciano con la facultadades mermadas por el paso de la vida, llamaba insistentemente a la estación para comprobar si su hijo había llegado en el último cercanías. Se sintió aliviado al escuchar el SI? de ese varón, que resonaba como si fuera suyo propio. Pensó que haber memorizado el número, tendría por fin recompensa. Antía Valero.
Comentarios (4):
Berundgaar
17/03/2025 a las 19:01
Pobre hombre, si él supiera…
Muy bueno el texto, no me esperaba el desenlace para nada. Toda la primera parte te transporta a la juventud del protagonista, a un tiempo de ilusión, de alegrías y de bromas más o menos pesadas. Y al final, ese párrafo de alivio agridulce del anciano.
Pues sí, me ha gustado.
Sólo una cosa. Tanto en inglés, como en catalán, mi segunda lengua “mòbil” se escribe con B, pero en castellano, es con V.
Frase central del penúltimo párrafo.
Por favor, no te enfades. Es que se me ha ido la vista para allá.
Nos leemos en la siguiente edición.
Saludos.
PD: Si quieres entrar a buscarme fallos o defectos, estoy en el 50.
(Guiño).
Carmen sánchez Gutiérrez
18/03/2025 a las 10:07
Muy entrañable la historia con ese anciano que memoriza el número del teléfono público en vez del particular de su hijo, cuestión que no has resuelto y que a mí, como ves, me ha dejado intrigada.
la descripción de los tiempos en que todos usábamos esas cabinas, es fabulosa. Yo también me he visto llamando a mi novio de juventud, esperar la hora exacta en que él estaba para recibir la llamada dentro del cubículo de cristal temiendo ser observada por demasiada gente. En fin, que nos ponemos nostálgicos. Me ha gustado mucho, pintó una sonrisa en mis labios que aún conservo mientras escribo.
Buena suerte y nos leemos.
Borja
24/03/2025 a las 12:27
Hola!
Primero, disculparme por la tardanza. No me dio tiempo de pararme antes. La vida…
Ahora, en lo tocante a tu historia:
En lo formal no soy muy bueno, pero no hay errores muy graves. Tan solo puedo apuntar que en esta oración :” Se sintió aliviado al escuchar el SI?” Falta un signo de interrogación antes del sí. Y móvil es con V. Aunque yo, que soy gallego, y tenemos muchas palabras que cambian, a veces también me lío.
En lo referente a la historia, es bonita. Tiene un punto tierno y un te remueve. Y te hace pensar: “¡ay, la cabecita!
En cuanto al cómo está contada, creo que el tono es correcto. La voz narrativa adecuada. Sin pretensiones de hacer ver lo que no es. Sin fingimientos. Sería feo darle un aire de misterio que no corresponde con lo que se pretende contar. Así que ese es un punto muy favorable( a mí juicio) del relato.
Por tanto, muy buen trabajo.
Un saludo
Ed Gorende
05/04/2025 a las 21:59
Sencillo, conciso, efectivo. Nada que objetar, todo estupendo. Sigue así. Como curiosidad: ¿el número existe?