Literautas - Tu escuela de escritura

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La llamada de los que fueron olvidados. - por Lidia VillaR.+18

Phillip Hawking acariciaba su dolorida rodilla sentado en el banco que acostumbraba. Comprobando que los trenes llegaran puntuales a la estación. Una estación que se conservaba como siempre, pero que había envejecido tanto con el pasar de los años como lo había hecho Phillip.

Buscaba en su mente una chispa de fuerza para levantarse y reanudar su ronda, cuando un sonido chirriante lo sacó de sus pensamientos.

No tuvo más remedio que levantarse a descolgar aquella vieja cabina que quedaba en el andén, y una vez lo hizo, quedó extrañado al escuchar una voz provenir de aquél pesado auricular que llevaba años sin utilizarse.

— ¿Hola?… ¿Hay alguien ahí que pueda ayudarme? —preguntó una voz camuflada entre un barullo que se escuchaba de fondo.
— ¿Quién habla? No te escucho bien.
— Mi nombre es Sally… Necesito tu ayuda.

Aquella voz infantil le hizo encogerse. Tardó unos segundos en volver en sí, y contestó con la piel erizada.

— Muy bien, pequeña. Ahora necesito que te tranquilices. Voy a ayudarte, ¿de acuerdo? Soy el revisor Phillip, de la estación 648. ¿Qué ocurre?

Estoy seguro de que los pocos viajeros que levantaron la vista del móvil en aquel momento, pensaron que la niña tenía suerte. Después de todo, el señor Phillip era conocido por su soltura con los críos, y es que los años en los que había trabajado como maquinista, le habían dado la oportunidad de enfrentarse a muchas situaciones como esta, donde los niños se alejaban de sus padres o se equivocaban de vagón.

A pesar del estrés postraumático que sufrió tras lo ocurrido el 23 de marzo de 1996, seguía manteniendo una reputación intachable. Aunque ya no podía ser maquinista, claro está, así que le ofrecieron ser revisor.

—Estoy perdida. ¿Puedes venir a buscarme? —sollozó la pequeña.
—¡Claro, cariño! ¡No te preocupes, lo solucionaré! ¿Sabrías decirme en qué punto de la estación estás?
—Mmm… Estoy en tu vagón. Yo y todos estamos aquí. Algunos no quieren que vengas. —susurró la niña entre los murmullos del fondo que cada vez eran más.
—¿Mi vagón? No, cariño, yo soy revisor. Revisor de la estación 648. ¿Quién está contigo? —contestó Phillip dudando ante la respuesta.
—Yo aún no sé leer muy bien, pero los mayores dicen que es tu vagón.
—El que tú conduces.
—El 318. — los ojos de Philip se abrieron como platos al escuchar más de una voz.
—¡Tú nos dejaste aquí!

La llamada se cortó de forma abrupta, como si otra persona hubiera colgado el teléfono. Phillip se quedó aturdido, paralizado. Sabía perfectamente dónde estaba la pequeña, pero era imposible que hubiera llegado hasta allí.

Se apoyó en la cabina tratando de recuperar la compostura, pero en el fondo sabía perfectamente quién era Sally, y qué estaba pasando.

Angustiado, se tomó un momento para pensar en si hizo verdadera justicia aquel 23 de marzo, para reflexionar si hizo lo correcto, y comprender que sus acciones no merecían reconocimiento.

Phillip no se había vuelto loco, sabía que las almas de aquellos fallecidos le reclamaban por no haberlos ayudado. Con resignación, sacó su teléfono y envió un mensaje a la única persona en el mundo que podría creer lo que estaba pasando, el inspector Joseph Wallas, y automáticamente puso rumbo al monumento rodeado de hierbajos y flores secas que habían colocado en su honor. El vagón 318.

“Llegó el día en el cual seré castigado y recordado. No vayas al monumento. Allí no encontraras nada más que un cementerio de almas a las que no intente salvar. Yo elegí salvar a tu hijo por un motivo egoísta y ruin. Ahora, les debo mi vida.”

El inspector Wallas fue uno de los pocos padres con suerte aquel fatídico día. Siempre pensó que el dinero lo podía todo, y ofreció una gran cantidad para proteger la vida de su hijo.

Por lo que sabemos, aún nadie había dicho nada a la policía, pero ya se empezaba a notar la ausencia del revisor. El inspector Wallas se presentó en la estación de trenes, sin intención alguna de buscar a Phillip. Se sentó en aquel viejo banco para observar la estación con detenimiento, y luego desplegó unas hojas viejas que guardaba en su bolsillo.

“Heroico maquinista salva al menor de los Wallas.”, “Investigan corrupción policial en grave accidente de tren.”, “Varios menores fallecen atrapados en vagón.” Rezaban los titulares.

El inspector Wallas se disponía a releer una de aquellas noticias que ya tan poco le provocaban, cuando, de repente, aquella olvidada cabina comenzó a sonar…

Comentarios (7):

IreneR

17/03/2025 a las 14:54

Buenas, Lidia.

Una idea muy original y bien llevada. Me ha gustado mucho, aunque me da la sensación de que podrías haberlo desarrollado mucho mejor sin la limitación de las palabras. El final me ha parecido un poco apresurado y la historia merecía un poco más de explicación.

Me ha gustado la historia, lo que se dice y todo lo que se oculta. Buen relato.

Nos leemos.

Un saludo.

Irene

Mark Archer

18/03/2025 a las 00:17

Hola, Lidia!!!

Antes que nada, enhorabuena por tu texto, es una historia que he disfrutado mucho, una idea muy original y escrita con mucho cariño, con un final abierto que deja lo mejor para la imaginación (o la intuición) del lector y eso hace que la historia gane muchos puntos.

Hay algunas cositas que me han descolocado un poco, detalles que no le restan interés a la trama, pero que pueden ayudar a que crezcamos juntos, que de eso se trata

La historia está narrada en 3° persona pero hay un momento en el que parece que la cuenta el propio Phillip:
“No tuvo más remedio que levantarse a descolgar aquella vieja cabina”
Y luego,
“Estoy seguro de que los pocos viajeros que levantaron la vista del móvil”

O este diálogo, en el que la pequeña Sally comienza hablando y donde se supone que contesta Phillip es Sally quien continúa
“—Yo aún no sé leer muy bien, pero los mayores dicen que es tu vagón.
—El que tú conduces.
—El 318. — los ojos de Philip se abrieron como platos”

Al margen de estas dos cositas, el relato es fantástico, a destacar la llamada de Sally, que es aterradora cuando dice que hay más gente con ella, el detalle (brutalísimo) de la fecha, que le da un toque de realismo al relato e induce a pensar que esto pudo pasar realmente y ese final abierto que es una delicia para los que amamos el género.

Maravilloso, Lidia, muy buena historia!!

Nos leemos en el próximo capítulo😉

Ismael Tomas Perez

18/03/2025 a las 18:22

Hola Lidia.
tu historia me ha gustado mucho. En mi opinión le falta un poco de contar lo que pasó con ese vagón, tampoco veo que si no se llamó a la policía , después digan que es corrupta. Quizá simplemente que no atendieron el caso, aunque si hubo niños muertos, el tema es muy grave. Has hecho un relato que da muchísimo juego para contar una gran historia, es genial la intriga que tiene.
Repasa un poco los tiempos verbales “Llegó el día en el cual seré castigado y recordado. No vayas al monumento. Allí no encontraras nada más que un cementerio de almas a las que no intente salvar.”
Enhorabuena, nos seguiremos leyendo

Kelvin I. Márquez

19/03/2025 a las 01:32

Saludos Lidia

Concuerdo con los compañeros: creo que es una historia que sin el límite de palabras quedaría mejor. Aun así me pareció bastante intrigante y ese final me parece un cierre perfecto. Lo único que mencionaría es que usas las palabras sabía perfectamente en dos párrafos muy cercanos uno del otro. Fuera de eso, una relato genial.

Nos leemos!

Osvaldo Mario Vela Sáenz

19/03/2025 a las 02:30

Hola Lidia, Buenas tardes y un saludo desde México.

Creo que tu relato se merece una felicitación por un trabajo tan bien ejecutado de cualquier forma que se mire.

la redacción cubre un suceso de fatalidad de grandes proporciones para aquella antigua estación del ferrocarril. Involucrados, en aquel evento personajes importantes dentro de la empresa.
ferroviaria.

la trama del relato esta tan bien presentado que una sola llamada de un teléfono antiguo y aparato fuera de circulación, pega en las conciencias de los involucrados.

Al tratar de publicar una heroicidad no presente, el qaparato se queja con el antiguo tintineo que siempre le dio vida. simplemente excelso.

Te felicito y en Horabuena por este gran trabajo.

Carmenigne

20/03/2025 a las 23:02

Hola Lidia. Si bien al inicio del relato las frases cortas le restaban fluidez a la lectura, la historia fue creciendo y me atrapó. Corriste el riesgo al tocar un tema de gran impacto emocional y saliste onerosa por la forma en que lo integraste a la historia. Entiendo que sin limitación de palabras, algunas situaciones podrían desarrollarse más, pero de esto se trata también la propuesta.
Gracias por comentar mi texto. Saludos

María Jesús

21/03/2025 a las 20:09

Hola lidia: Me ha gustado tanto la idea del relato como la manera en que la has expuesto. Los fantasmas del pasado vuelven para recordarle al antiguo maquinista lo que en su día hizo mal.
Buen relato.

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