Literautas - Tu escuela de escritura

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LA ESTACION DEL RECUERDO - por PROYMAN1R.

La luna iluminaba la vieja estación de ferrocarril abandonada. El óxido devoraba los rieles y las vigas de madera del andén crujían con el viento. Aquella estructura, antaño bulliciosa, ahora era un espacio vacío donde solo habitaban el eco y los recuerdos.
Federico, un fotógrafo aficionado a lo paranormal, había decidido adentrarse en la estación para capturar su esencia olvidada. Había escuchado rumores sobre el lugar: desapariciones, sombras que danzaban en la niebla y un teléfono que, de vez en cuando, sonaba sin razón aparente. Pero él no creía en supersticiones.
Con su cámara al cuello y una linterna en la mano, avanzó entre escombros y grafitis que parecían gritos mudos en las paredes agrietadas. Un viejo tablón de horarios, cubierto de polvo, mostraba destinos que ya nadie recordaba. El viento soplaba a través de los cristales rotos.
De pronto, el sonido rompió la quietud.
Trriiiing. Trriiiing.
Un teléfono sonaba. Era el timbre agudo y metálico de los aparatos antiguos. Federico se quedó inmóvil, con el corazón golpeándole el pecho. Dirigió la linterna hacia la fuente del sonido y la vio: una cabina telefónica en la esquina del vestíbulo principal. El aparato, negro y polvoriento, colgaba de la pared como si aún esperara la mano que lo descolgara.
Trriiiing. Trriiiing.
Dudó. Su mente racional le decía que era imposible que aquel teléfono funcionara. La estación llevaba décadas clausurada, sin suministro eléctrico. Pero su instinto lo empujó a acercarse. Con una mezcla de temor y curiosidad, alargó la mano y levantó el auricular.
—¿Hola? —
Nada. Solo un leve murmullo, como si alguien respirara al otro lado de la línea. Un escalofrío le recorrió la espalda.
—¿Quién está ahí? —insistió.
El murmullo se transformó en un susurro. Las palabras eran ininteligibles, pero cargadas de angustia. Federico sintió un sudor frío y estuvo a punto de colgar, cuando una frase se formó entre el ruido:
—No… te… vayas.
Soltó el auricular de golpe. Retrocedió con el corazón desbocado y la linterna en su mano. Un sonido metálico resonó cuando el auricular chocó contra la cabina.
Entonces, algo cambió.
Un leve traqueteo empezó a surgir desde las vías. Era un sonido familiar, uno que cualquier viajero reconocería: el avance de un tren. Federico giró hacia el andén y, para su horror, vio que las luces de una locomotora emergían de la bruma. No era un tren moderno; era una máquina de otra época, de hierro ennegrecido y ventanales empañados.
El aire se volvió denso, irrespirable. Los relojes de la estación comenzaron a girar frenéticamente, como si el tiempo estuviera colapsando sobre sí mismo. Federico sintió que sus piernas se aflojaban. La locomotora se detuvo con un resoplido mecánico y las puertas de los vagones se abrieron con un crujido.
Sombras descendieron del tren. No eran pasajeros normales. Eran figuras borrosas, envueltas en penumbra, moviéndose con una cadencia inhumana. Federico quiso correr, pero sus pies estaban clavados al suelo. Una figura se giró hacia él. No tenía rostro, solo una mancha oscura donde deberían estar sus ojos.
El teléfono volvió a sonar. Trriiiing. Trriiiing.
La figura alzó una mano y señaló la cabina. Federico entendió el mensaje. Tragó saliva y, con un último esfuerzo de voluntad, corrió de regreso al teléfono. Levantó el auricular, con los dedos helados por el miedo.
—Por favor —susurró—. ¿Qué quieren de mí?
Esta vez, la voz fue clara, firme:
—El tren parte en un minuto. Debes elegir.
Federico sintió que su mente luchaba contra la locura. Sabía, con certeza, que, si subía a aquel tren, no habría vuelta atrás. Pero, ¿qué pasaba si no lo hacía?
Miró hacia el andén. Las sombras comenzaban a volver al vagón, pero una se quedó quieta, esperando. No tenía rostro, pero algo en su postura le resultaba vagamente familiar. Su respiración se tornó errática cuando la figura extendió una mano hacia él, invitándolo a subir.
El tren soltó un silbido. Federico cerró los ojos un instante, tratando de calmarse. Cuando los abrió, la estación estaba otra vez en ruinas. No había tren, ni sombras. Solo el teléfono colgando, emitiendo un leve zumbido antes de quedar en silencio.
Sin aliento, corrió hacia la salida. No miró atrás hasta estar fuera de la estación.
Nunca habló de lo sucedido. Pero cada vez que pasaba por aquel lugar, sentía un escalofrío recorriéndole la espalda. Y en las noches más silenciosas, cuando el viento era apenas un murmullo, juraba que aún podía escuchar el eco de un teléfono sonando en la distancia.

Comentarios (8):

IreneR

17/03/2025 a las 15:26

Buenas, PROYMAN1.

Vaya experiencia paranormal que le haces pasar al pobre protagonista. Si yo fuera él, creo que nunca volvería a pasar a menos de un kilómetro de esa estación.
Me ha gustado la idea y cómo la has ido desarrollando. Solo pongo un pero, muy relativo, y es que Federico no decide nada, no toma ninguna decisión, solo cierra los ojos y suspira. Cuando los abre, ya no hay nada que elegir. No sé, ¿quién era esa figura familiar? ¿Qué habría elegido si hubiera tenido tiempo? ¿Qué habría pasado si se hubiera montado?
Muchas preguntas sin respuesta.

Nos leemos.

Un saludo.

Irene

Diana T

18/03/2025 a las 01:53

Hola PROYMAN1.
Disfruté mucho de cada una de las descripciones de tu relato, me gusta la forma en que juegas con las palabras para dar este toque espeluznante al ambiente.
Tu historia me parece muy fluida y agradable de leer, y a la vez intrigante. Ya quería llegar al final y saber qué le pasaría a Federico.
Y aquí llego al siguiente punto. Igual que Irene, opino que quedan muchas preguntas sin responder. Supongo que el límite de palabras impidió desarrollar más todos estos detalles. Pero bueno, es que las descripciones me parecen tan atrayentes que quería saber más de lo que pasaba.
Buen trabajo, gran relato y saludos 👋

Moldy Blaston

18/03/2025 a las 22:10

Hola Proyman1 encantado de volver a leerte otra vez. Te paso mis comentarios.
Yo, al igual que IreneR, me lo pensaría dos veces a la hora de tener que pasar cerca de la estación. Has logrado darle ese aire necesario para llenar al lector de intriga. El paisaje sonoro, la simbología del tren, la tensión escalonada, las descripciones tan detalladas y sugerentes hacen que sea un relato estupendo. Te felicito por ello.

Si quieres puedes pasarte por mi relato (*17) y me das tu opinión.
Nos leemos!!!

Mónica Bezom

19/03/2025 a las 22:09

Hola, Proyman.

Leí tu relato de un tirón, o mejor diría que el mismo me atrapó y llevó a toda velocidad a través de trama siniestramente diáfana -si se me permite la expresión-, sin fisuras ni vueltas innecesarias. Impecable el ambiente y el personaje de Federico. Excelente final.

Me ha encantado leerte.

Mónica Bezom

19/03/2025 a las 22:13

Proyman, “a través de una trama…” quise decir. Me comí “una”. Dedazo.

Martin C

22/03/2025 a las 17:52

Hola Proyman1! muy bueno tu relato! Me gustó mucho. Uno nunca sabe como va a reaccionar cuando la adrenalina y el miedo se hacen presentes! Leí toda la historia de manera muy fluida y estuvo muy bueno. Que paso con Federico? Dejo de ser aficionado a lo paranormal?
Me queda una duda en cuanto a si los sonidos pueden estar expresados sin ningún tipo de signos de puntuación, exclamación o guiones?
Mi relato es el n° 26 por si quieres pasar a leerlo!

Osvaldo Mario Vela Sáenz

23/03/2025 a las 18:12

hola PROYMAN1, Te mando saludos, escondido en un rincón de México.

Lo último que te diría es que me encanto el relato, aunque debo de reconocer que me gusto la descripción que consigues. Creo que fuiste al cine de pantalla extra gigante y te echaste al morral de la inspiración una película de terror en una vieja estación, y también creo. que viste la película varias veces pues el entorno te salió perfecto. Te felicito.

Escribir un trabajo como el tuyo es un logro excepcional, pues no es fácil infundir miedo a través del arte escrito y tú, lo consigues. mis felicitaciones y sigue por ese camino que la vía es larga, pero te depara buenas sorpresas.

Y no sientas miedo, estoy en el treinta y nueve y es una historia de familia.

Psicolochimpun

23/03/2025 a las 22:31

¡PROYMAN1, muy buenas!
Coincido con los compañeros en que me causa cierta decepción no saber si la decisión ha sido tomada o no. O quizá no he captado la esencia del relato, que puede ser. A pesar de esto, me ha parecido muy buen relato. Me gustan las historias que dan miedito y desde luego que esta da escalofríos. Hay algún fallito de puntuación, pero nada importante (un guión que se te ha colado por ahí, que sobraba y poco más). ¡Un saludo, a ver si otro mes leo otro relato tuyo, que ha sido una gozada!

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