Literautas - Tu escuela de escritura

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Estación de Retiro - por Martin C+18

Amelia acomodó sus lentes antes de hacer otro punto bajo en su tejido de crochet. Estaba sentada en uno de los antiguos bancos de madera y acero fundido de la Estación de Retiro, esos que están todos escritos por los traviesos adolescentes que van y vienen en horarios picos escolares.
Disfrutaba mucho estar allí, en medio del bullicio de la gente y las grandes locomotoras que no dejaban de llegar y partir hacia diferentes destinos. Era común verla sentada en el mismo lugar, frente a una vieja cabina de telefonía pública de color rojo que nadie usaba, sucia y descascarada por el paso del tiempo y la falta de cuidado. Los vidrios opacos dejaban ver un aparato telefónico colgado de uno de los lados del habitáculo. Un modelo antiguo de metal, con dial giratorio y el auricular pesado. Esa cabina la llenaba nostalgia. Le hacía recordar su juventud y desde hace mucho tiempo se cuestionaba si todavía funcionaría.
Su cabello grisáceo recogido en un gran rodete y su rostro delgado cubierto de arrugas daban cuenta de sus setenta y cuatro años. Adoraba el aroma del lugar tanto como saborear el dulce de menta que tenía en su boca. Sus ojos violáceos estaban concentrados mientras tejía. Como era su costumbre, vestía de negro. Una pollera larga hasta sus tobillos, camisa de mangas largas debajo de una fina campera de hilo y un chal sobre sus hombros para resguardarla del frío. Un pequeño y hermoso anillo con un diamante incrustado rompía la monotonía. Esa mañana hacía mucho frío, pero ella era feliz con lo que estaba haciendo. Ya casi terminaba una pequeña carpeta para su mesa de luz.
Inesperadamente, una joven se sentó a su lado, desplomándose sobre el banco y lanzando su mochila sobre la bolsa donde una sorprendida Amelia guardaba sus ovillos de lana y agujas. Vestía uniforme de colegio, campera y pantalones deportivos de frisa gris y zapatillas blancas. La joven sacó un móvil entre sus cuadernos. Sus mejillas cubiertas de pecas combinaban con su cabello rojo peinado hacia atrás, terminando en una gruesa trenza. Llevaba puestos unos grandes auriculares rosa. Una joven muy bonita. Su cuello dejaba entrever un tatuaje, una imagen que la septuagenaria creía haber visto anteriormente. No pudo evitar hacer un gesto de desaprobación. No comprendía como los jóvenes, y muchos adultos también, podían pintarse la piel para siempre.
La joven jugaba fervorosamente en su móvil mientras Amelia seguía gustosamente dando las últimas puntadas a su nueva obra maestra. Todos sus trabajos eran magníficos.
– ¡Mierda! – Gritó la pelirroja con su cara elevada al cielo.
Amelia casi se pincha un dedo con una de las agujas del susto.
– ¿Quieres un dulce jovencita? –Le preguntó Amelia muy amablemente para sacarla de su enojo, mientras le ofrecía felizmente una pequeña bolsa con caramelos.
La joven la miró extrañada, luego a la bolsa de dulces. Extendió su mano y sacó una golosina de color rojo. Desenvolvió el caramelo y lo introdujo en su boca mientras seguía jugando con su móvil.
Algo sobresaltó a Amelia en ese instante…
– ¡Ring! –El teléfono de la vieja cabina estaba sonando.
Las personas que pasaban cerca de la cabina no le daban importancia, pero Amelia no podía salir de su asombro… ¡Si funcionaba!
Levanto sus pertenencias y se encamino presurosa hacia la cabina. Tuvo que esforzarse un poco para abrir la polvorienta puerta, para luego cerrarla desde adentro. Lentamente descolgó el auricular y lo puso en su oído.
– ¿Hola? – su voz temblorosa.
Solo ella sabe lo que escucho, pero su semblante cambió, se endureció. En ese momento un móvil sonó también y vio que la joven estaba contestando mientras se levantaba, mirándola fijamente, las facciones desencajadas y buscando algo en su bolso. La pequeña saco… ¡Un arma!
Amelia colgó el auricular y sin apartar la mirada de la joven giró el brillante de su anillo. La detonación fue imperceptible.
El veneno en el dulce paralizó a la joven inmediatamente, una sustancia espumosa salió de la comisura de sus labios mientras se desplomaba de rodillas. El cuerpo cayo hacia adelante, los ojos abiertos sin vida.
Un hombre alto que vestía de traje negro ingresó a la cabina mientras la gente se reunía horrorizada entre gritos y llantos alrededor de la joven. Levantó el auricular.
– Nuestro activo fracasó. Tengo información del objetivo. –Mientras miraba como se retiraba Amelia.
Sintiéndose extraño repentinamente, mareado y con nauseas, miró el auricular cubierto de veneno y supo que él también había fracasado.

Comentarios (12):

María Jesús

17/03/2025 a las 19:56

Muy buenas descripciones y un final inesperado ¡Vaya con la abuelita! Buen trabajo.
Un saludo.

HenkoSlowLife

17/03/2025 a las 21:29

Es un relato con personajes intrigantes y un final que sorprende y deja con ganas de saber más sobre Amelia.

Moldy Blaston

18/03/2025 a las 19:50

Hola Martín, te devuelvo tu amable visita.

En mi opinión tu relato despliega una ironía narrativa magistral, al subvertir los clichés de la dulce anciana, entrelazando el costumbrismo cotidiano con el thriller de espionaje. La cabina telefónica actúa en este caso como un puente entre la nostalgia y la conspiración.

El relato brilla en su uso del espacio público, con la estación como microcosmos de encuentros anónimos y violencias solapadas. Para elevar su impacto en el lector se me ocurre que podrías explotar el simbolismo del crochet (puntos que “cosen” destinos) como metáfora estructural, tal como Penélope en la Odisea teje y desteje realidades.
En resumen, una narración muy prometedora que me ha gustado mucho y por la que te felicito.

Nos leemos!!!

¸.•*´¨`*•.¸Yoli¸.•*´¨`*•.¸

19/03/2025 a las 00:33

Hola, Martin C. Bienvenido! Por ahí te leí que eres nuevo en el grupo de Literautas.

Me gusta tu relato, está muy lleno de imágenes y descripciones que provocan imaginarse a cada personaje.

Usas bien “la pistola de Chejov” dícese que si mencionas algo al principio (en este caso el anillo) en el transcurso o al final se tiene que saber su finalidad.

– Pusiste otra, me refiero al tatuaje de la chica, que la anciana le parece haber visto, pero ahí quedó, me falto saber el por qué llamó su atención.

– Luego no tengo claro quién es Amelia, ¿una especie de espía que querían eliminar la chica y el hombre de traje negro? ¿o hay otro motivo?

Por lo demás:
Guiones largos, nunca nunca, se deben separar de la letra que sigue, como en la siguiente oración:
– ¿Hola? – su voz temblorosa. correcto —¿Hola? —su voz temblorosa.

Además que me parece no son guiones largos, puedes hacerlos con el teclado al tocar Alt+0151 al mismo tiempo.

– ¡Mierda! – Gritó la… correcto —¡Mierda! —gritó la…

Y gritó es un verbo dicendi (verbo de habla) que siempre van en minúscula después del guión, que como te mencioné, no se separa.

Gracias por permitirme aprender con tu relato.

Sigue escribiendo, con la practica vamos aprendiendo un montón.

Estoy en el #4, por si quieres visitarme.

Nos seguimos leyendo!

lady_p

20/03/2025 a las 10:19

Hola Martín, Gracias por tu comentario y tu visita a mi blog: siempre serás bienvenido.
Tu relato me ha gustado mucho. La verdad es que recreas muy bien a los personajes y el giro final de la historia es extraordinario. Parece que no se puede una fiar de nadie…
Saludos!

Martin C

20/03/2025 a las 14:30

Muchas gracias por sus hermosos y constructivos comentarios! Me costó lograr que la historia llegue a 750 palabras (originariamente tenía mas de 1000). Los personajes y la historia fueron creados para el desafío del taller, aunque tengo que confesar que me encanta Amelia. Una asesina y espía ya obsoleta para la nueva y sofisticada maquinaria de espionaje.
En cuanto al tatuaje, es una imagen ( o una imagen mezclada) de la compañía de asesinos que ella reconoció. No sé si se podría llamar “Pistola de Chejov” (me queda la duda).
Muy bueno lo de los puntos de crochet! A pesar de que Amelia lo hace como Hobby y por placer a lo del tejido, puse una afirmación en ese sentido “Todos sus trabajos eran magníficos” aludiendo a que ella era perfecta tejiendo… y asesinando!
Muchas gracias!

PROYMAN1

23/03/2025 a las 20:14

Saludos Nartin C soy PROYMAN1 tu vecino del 60 y he leido tu relato que me ha gustado mucho y leyendo como describes los detalles de la estacion parece que la estoy viendo en vivo.
Muy buena descripcion y entiendo que al disparar a la chica hizo sonar el telefono para que no viera al asesino.Esa pelicula me la monto yo.
En Madrid existe una estacion de metro fantasma llamada Retiro,actualmente en desuso aunque pasan trenes sin detenerse y se cuentan historias extrañas de esta estacion.
Te doy la gracias por haber leido mi relato y si te ha gustad mucho mejor para mi.
Seguro que nos seguiremos leyendo.

PROYMAN1

23/03/2025 a las 20:21

Perdon la estacion de metro que te cito se llama Chamberi,esta abandonada y se cuentan historias extrañas .

José Torma

24/03/2025 a las 18:48

Hola Martin.

Tu relato, leído de corrido es muy entretenido y sorprende. Creo que abusas de mostrar las bondades de la anciana que uno se despista y nada que tiene tela la señora. Presta atención a todo lo que te pone Yoli, yo no voy a remachar porque ella te hizo un buen estudio del texto.

Los llamados “hail mary”, son un recurso donde, sin ningún motivo a preámbulo, pasan cosas que nos descolocan. Te pongo un ejemplo. En la película The Bone Collector con Angelina Jolie, te llevan por un estudio de una mente criminal, se barajan sospechosos y al final, el culpable no tiene relación con todo lo que viste. Es un recurso valido, pero tiene que estar muy bien justificado.
Especialmente en un relato tan corto como las 750 palabras nos limita el taller.

Amelia va mucho a ese lugar y teje y teje, la chica que se sienta a un lado es difusa al igual que el caballero de negro. Al final queda todo en un halo de desconcierto y ganas de conocer mas a esta viejita asesina/tejedora.

Las cosas se pulen y ya está, tal vez quieras expandir tu relato para que nos enteremos de más cosas. Yo levanto la mano y digo que me interesaría leerlo.

Saludos y felicidades.

Martin C

25/03/2025 a las 15:12

Hola Jose! Muchas gracias por tus comentarios! Estoy aprendiendo muchísimo! Seguramente van a saber mas de Amelia. Estoy esperando con ansias el próximo reto de escritura. Nos leemos!

Dante

31/03/2025 a las 05:11

¡Hola Martín C! Tal como hice debajo de mi relato, vuelvo a agradecerte tu comentario (si querés ver el mensaje, te invito a pasar por allí y también a leer el comentario de Vespasiano, que puede que aclare algunas dudas que se te presentaron). Vuelvo también a reiterar la bienvenida al taller.

Ahora es mi turno al pasar por el tuyo.

Tengo que decir que me ha gustado mucho y que celebro que hayas tomado una opción tan arriesgada como la de mezclar géneros. Y lo has hecho con maestría.

Aunque sea tu primera participación en el taller de Literautas se nota que te gusta escribir y que lo sabés hacer bien.

En primer lugar, analizaré la FORMA.

En cuanto a los GÉNEROS no soy partidario de una división tajante. Hay quienes piensan igual, otros que no, y en parte también al escribir me cuesta ceñirme a uno solo en concreto. Por lo que valoro mucho los textos que como tu relato mezclan “lo mejor de cada mundo”.

Haber procedido así, además, maximiza las EXPECTATIVAS en el lector.

El TONO de la historia oscila entre naturalista y misterioso y practicamente se hace “una trenza” entre esas dos características y atraviesa todo el relato. Es un punto altísimo del texto.

El LENGUAJE es absolutamente coherente con los géneros y con el tono.

La ATMÓSFERA o AMBIENTACIÓN está superlativamente trabajada. Aunque no soy de Capital ni vivo allí, pude imaginarme perfectamente la terminal de Retiro (más allá de la licencia literaria de la cabina, que no recuerdo; licencia que yo también me tomé jaja). Para quienes no sean argentinos o no hayan pasado por allí, si hicieran la prueba de leer primero tu relato y después ir personalmente a la estación y/o ver fotos y/o videos sentirán que hay una correspondencia casi total y “respirarán” un “aire” similar al del relato.

Al RITMO, considerado desde el punto de vista de la ACCIÓN, “no hay con qué darle”. Combina con maestría lo pausado del realismo naturalista (casi costumbrista diríamos) con lo trepidante del thriller de espionaje. De una manera tan equilibrada que esos dos contrarios se funden en un “cero virtuoso”. Se neutralizan en un punto agradable que yo definiría como ágil. El ritmo no “se arrastra” ni “corre”: marcha de manera constante, prolija y con tensión creciente.

Por otro lado, el RITMO visto desde otros elementos formales como la ORTOGRAFÍA, la GRAMÁTICA, LA CONSTRUCCIÓN DE FRASES Y LA PUNTUACIÓN, también está bien trabajado. Esos elementos, en general y salvo pequeños apuntes en las áreas susceptibles de mejora, lucen muy correctos y eso redunda en favor del ritmo y la fluidez de la lectura.

En cuanto a la SONORIDAD, estimo que es muy adecuada, salvo alguna cuestión que marcaré en las áreas susceptibles de mejora.

Con respecto al PUNTO DE VISTA, esta cuestión tiene relación directa con el NARRADOR. En este relato, el narrador es tercera persona omnisciente.
Este narrador luce adecuado, aunque creo que no es el único al que podrías haber recurrido. Tampoco estoy seguro de que este sea el más conveniente ni tampoco al otro al que referiré. Esto porque ambos son atinados y cada uno tiene sus ventajas y desventajas (no digo virtudes y defectos: digo ventajas y desventajas, que tiene otro matiz).

¿Cómo sabemos que es un narrador en tercera persona omnisciente? Veamos estas partes del texto que sirven como ejemplo: “Disfrutaba mucho estar allí…”, “Esa cabina la llenaba nostalgia. Le hacía recordar su juventud…”, “Adoraba el aroma del lugar tanto como saborear el dulce de menta que tenía en su boca. Sus ojos violáceos estaban concentrados mientras tejía.”, “Una joven muy bonita”, “una imagen que la septuagenaria creía haber visto anteriormente”, “No comprendía como los jóvenes…”, “La joven jugaba fervorosamente en su móvil mientras Amelia seguía gustosamente dando las últimas puntadas a su nueva obra maestra. Todos sus trabajos eran magníficos.”, “Amelia casi se pincha un dedo con una de las agujas del susto.”, “Le preguntó Amelia muy amablemente para sacarla de su enojo, mientras le ofrecía felizmente una pequeña bolsa con caramelos.”.

Todos los ejemplos transcriptos entre comillas muestran que el narrador o hace valoraciones que podrían ser subjetivas pero adoptan valor absoluto (ej. que la joven era muy bonita), o que refiere a hechos externos y/o anteriors a lo que ve y cuenta (ej. “creía haber visto anteriormente” o “Todos sus trabajos eran magníficos”), o refiere a estados psicológicos internos de Amelia (Ej. “Disfrutaba mucho estar allí”, “… la llenaba de nostalgia”, “la hacía recordar su juventud”, “adoraba el aroma”, “… casi se pincha un dedo con una de las agujas del susto”), o alude a cómo se ejecutan ciertas acciones desde la subjetividad de los personajes (los adverbios terminados en mente).

Es decir que el narrador “lo sabe todo” (Excepto una cuestión que el lector puede inferir que sabe pero que no nos la quiere contar. Ya volveré sobre esto).

Este es un narrador que funciona muy bien para la dimensión realista y no necesariamente para la del thriller de espionaje).

El narrador alternativo sobre el que te invito a reflexionar es el narrador testigo.

El narrador testigo, que es el reto opcional del MUE anterior, el N° 67, puede ser de tres clases: personal (este es un personaje dentro de la historia que no es el protagonista: cuenta y describe lo que vive o vivió y tiene una carga de subjetividad), impersonal (es como una “entidad”. Es ajeno a la historia, no es un personaje y es más bien objetivo, pues al no ser una “persona” no tiene tinte de subjetividad. Suele estar en presente, aunque puede narrar en pasado y es como una “cámara cinematográfica que todo lo registra) y el cronista o informante (a manera de alguien que documenta hechos que presenció). Lo que tienen en común las tres clases de narradores testigo es su conocimiento LIMITADO y que a diferencia del tercera persona omnisciente, jamás entran dentro del fuero íntimo de sus personajes. Si dicen algo acerca de un estado de ánimo no será una afirmación sino una opinión o una constatación de hechos externos que les permiten inferir un estado interno.

Para la dimensión thriller, en mi opinión personal, no vería con malos ojos el narrador testigo impersonal, que, por otro lado, no sería incoherente con el realismo.

No obstante ello, el narrador testigo impersonal (o cualquier narrador testigo) tendría una desventaja que, según me imagino, sería lo que te habría hecho inclinar por el omnisciente: al no entrar en el fuero íntimo de Amelia y no mostrar el conocimiento de su pasado (“sus trabajos”), quizás no nos hubiéramos llevado con tanta facilidad la imagen de la “ancianita dulce e indefensa”. ¿Se puede lograr ese efecto con el narrador testigo? Sí, sin dudas. Pero a un costo de palabras probablemente mucho mayor que te hubiera hecho exceder del estrecho límite de las 750 palabras. ¿Qué ganarías en tal caso? Que se mostraría más de lo que se contaría, pero para eso es probable que por muy sintético que fueras, el límite en cuestión quedara notoriamente excedido. Esto no sería ni bueno ni malo: solamente quiero señalar que existe esta posibilidad.

No lo voy a señalar como área susceptible de mejora pero sí como un punto donde para algunos lectores podría “crujir” un poco el narrador en tercera persona omnisciente: “Solo ella sabe lo que escucho, pero su semblante cambió, se endureció.”

En ese momento el narrador que hasta aquí nos mostró que sabe todo y luego volverá a ratificarlo, de golpe “no sabe algo”.

Es probable que a algunos lectores les parezca que “se rompió el pacto”, pero con todo, creo que sería un reproche contingente, eventual, no necesario. Porque también es posible pensar (yo me inclino por esto) que el narrador deliberadamente nos lo quiso ocultar.

Esto nos conecta con otra cuestión relativa a los narradores: ¿De qué tipo de narrador se trata: de uno fiable o no fiable? Si la intención fue poner en duda si el narrador es fiable o no y hacerlo así, a la manera de un “sandwich” entre lo que está antes y lo que viene después (de donde se sigue que todo lo sabe), la verdad es que se trataría de una apuesta tan arriesgada como magistral. Porque en ese caso tendríamos dos muestras de fiabilidad (antes y después) y una de no fiabilidad (en el medio, en este preciso momento). Y en materia de espías, todo se reduce, en definitiva a la confianza: ¿podemos confiar en x persona o en tal información? A su vez, en la vida cotidiana, que también retrata el relato al menos a nivel de apariencia, también la confianza es un aspecto central. Con lo que introducir una duda acerca de la fiabilidad del narrador en medio de dos certezas, tiñe de duda al narrador en general: ¿qué tan seguros estamos de que sea fiable? ¿Por qué nos oculta esto deliberadamente? ¿Es tan grande, tan importante lo que escuchó Amelia que ni siquiera el que “sabe todo” se anima a decirlo?

En resumen: es una apuesta arriesgada, por lo que te invito a que reflexiones si aún cuando mantengas el narrador tercera persona omnisciente y aún cuando quisieras mostrarlo como no fiable, no te convendría EN ESAS ORACIONES reformularlas como un “testigo impersonal” donde no sea el narrador el que diga que no se sabe qué es lo que escuchó Amelia SINO QUE EL LECTOR LO DEDUZCA. Que no sepa que escuchó porque no se le cuenta, pero que infiera o intuya que es algo terriblemente grave.

Los DIÁLOGOS son pocos y están introducidos en el contexto del uso del viejo teléfono público y de esa llamada. Están muy bien construidos, más allá de alguna consideración que pudiera hacerse respecto de su representación gráfica o de la construcción de alguno en particular.

Las DESCRIPCIONES también están correctamente utilizadas, puesto que miradas de manera integral, no son ni muchas ni pocas. Están presentes en su justa medida y, a su vez, no sólo respetan ese parámetro cuantitativo, sino también el cualitativo, puesto que responden a un por qué y a un para qué. Hay una finalidad en ellas.

El elemento CONFLICTO también esta claro. Hay conflictos aparentes, que podríamos pensar experimentan los personajes consigo mismos: la supuesta soledad de Amelia (como una anciana que va a ese lugar sólo para ver pasar personas y a tejer como pasatiempo) y algún hecho o problema que altera el ánimo de la jovencita pelirroja. Y hay un conflicto REAL, muy real. De Amelia con quienes la quieren eliminar y de esa organización respecto de ella.

A su vez, el elemento INTRIGA, que deriva del conflicto, está más que presente. Los conflictos, aparentes y reales se interrelacionan entre sí, se entretejen, al igual que los géneros realismo/naturalismo/costumbrismo y thriller de espionaje. La información se encuentra perfectamente dosificada e incrementa la tensión, de manera tal que nos atrapa de inmediato y nos hace preguntarnos no sólo qué vendrá después sino qué es lo que ha pasado antes del inicio mismo del relato y si la historia continuará.

Por último, el elemento PERSONAJES está muy pero muy bien trabajado (sobre esto volveré al tratar del contenido). Pese al reducido límite del taller, Amelia es un personaje bien mostrado y diríamos casi redondo. No sé si decir completamente redondo por dos motivos: primero porque está inserto dentro de un límite muy pequeño en un contexto que deliberadamente nos oculta cosas sobre ella y segundo porque en el género de thriller de espionaje, por la propia dinámica de esas historias, se suele poner más el acento en la trama que en los personajes (también volveré sobre esto al tratar del contenido).

En cuanto a los transeúntes anónimos enfrascados en los celulares, la pelirroja y el hombre del traje oscuro, todos cumplen a la perfección su función en la trama y merecen elogio por eso.

Si algo queda claro es que Amelia es la protagonista, que el hombre del traje oscuro y la pelirroja son ayudantes del antagonista (a quien no se ve pero intuimos que es un sujeto complejo, una organización o red) y las personas anónimas son personajes secundarios o “más que secundarios” efectivos que coadyuvan tanto a la trama como a la ambientación o atmósfera.

Ahora pasaré a las ÁREAS SUSCEPTIBLES DE MEJORA.

* ORTOGRAFÍA:

En general este aspecto está bien trabajado, excepto por algunos errores de tipeo:

“No comprendía cómo los jóvenes…”: “como” es un pronombre interrogativo indirecto, por lo que lleva tilde: “cómo”.

“¡Si funcionaba!”: el “si” aquí es un adverbio de afirmación, por lo que va con tilde: “Sí”.

“Levanto sus pertenencias y se encamino presurosa hacia la cabina. Tuvo que esforzarse un poco para abrir la polvorienta puerta, para luego cerrarla desde adentro. Lentamente descolgó el auricular y lo puso en su oído.” Los verbos “Levantó” y “encaminó” llevan tilde.

“Solo ella sabe lo que escucho, pero su semblante cambió, se endureció. En ese momento un móvil sonó también y vio que la joven estaba contestando mientras se levantaba, mirándola fijamente, las facciones desencajadas y buscando algo en su bolso. La pequeña saco… ¡Un arma!” Los verbos “escuchó” y “sacó” llevan tilde.

* GRAMÁTICA:

En general este aspecto está bien, salvo en dos ocasiones. En una creo que convendría reflexionar si tal como se encuentra construida la frase y conjugados los verbos es conveniente. Y en la otra habría una incoherencia objetiva de tiempos verbales, que, como tal, debería ser corregida.

“Amelia acomodó sus lentes antes de hacer otro punto bajo en su tejido de crochet. Estaba sentada en uno de los antiguos bancos de madera y acero fundido de la Estación de Retiro, esos que están todos escritos por los traviesos adolescentes que van y vienen en horarios picos escolares.”

Si dividimos el párrafo en dos partes (una antes y otra después de la palabra “esos”, veremos que la primera está narrada en pasada, al igual que todo el relato, y la segunda hace alusión a hechos en presente.

La referencia no está mal, porque es algo que es como una costumbre, que es permanente (los adolescentes que escriben los bancos y van y vienen y los bancos que permanecen escritos).

No está mal esto, pero como esta alusión aparece justo al inicio quizás sería conveniente “darle una vuelta de tuerca” y evitar el tiempo verbal presente. A título de ejemplo ofrezco: “Amelia acomodó sus lentes antes de hacer otro punto bajo en su tejido de crochet. Estaba sentada en uno de los antiguos bancos de madera y acero fundido de la Estación de Retiro, que, como todos ellos, se encontraba todo escrito por esas mareas de adolescentes de los horarios picos escolares.”

“Le hacía recordar su juventud y desde hace mucho tiempo se cuestionaba si todavía funcionaría.”

“Amelia casi se pincha un dedo con una de las agujas del susto.”

Objetivamente estas oraciones tienen un verbo conjugado en presente, cuando todo el relato está en pasado. Deberían corregirse por:

“Le hacía recordar su juventud y desde hacía mucho tiempo se cuestionaba si todavía funcionaría”.

“Amelia casi se pinchó un dedo con una de las agujas del susto”.

* PUNTUACIÓN Y CONSTRUCCIÓN DE LAS FRASES:

La puntuación es en general correcta, pero podrías considerar algunos pequeños ajustes que probablemente ganarían en funcionalidad y se ajustarían más a lo que percibo que fue tu intención narrativa (lo que quisiste contar y cómo quisiste hacerlo, independientemente de cómo lo concretaste).

“Disfrutaba mucho estar allí, en medio del bullicio de la gente y las grandes locomotoras que no dejaban de llegar y partir hacia diferentes destinos. Era común verla sentada en el mismo lugar, frente a una vieja cabina de telefonía pública de color rojo que nadie usaba, sucia y descascarada por el paso del tiempo y la falta de cuidado. Los vidrios opacos dejaban ver un aparato telefónico colgado de uno de los lados del habitáculo. Un modelo antiguo de metal, con dial giratorio y el auricular pesado. Esa cabina la llenaba nostalgia. Le hacía recordar su juventud y desde hace mucho tiempo se cuestionaba si todavía funcionaría.”

Este párrafo está bastante bien, pero podrías considerar algunos ajustes para mayor claridad y fluidez. Por ejemplo:

“Disfrutaba mucho estar allí, en medio del bullicio de la gente y las grandes locomotoras que no dejaban de llegar y partir hacia diferentes destinos. Era común verla sentada en el mismo lugar, frente a una vieja cabina de telefonía pública de color rojo que nadie usaba, sucia y descascarada por el paso del tiempo y la falta de cuidado. Los vidrios opacos dejaban ver un aparato telefónico colgado de uno de los lados del habitáculo: un modelo antiguo de metal, con dial giratorio y el auricular pesado. Esa cabina la llenaba de nostalgia. Le hacía recordar su juventud y, desde hacía mucho tiempo, se cuestionaba si todavía funcionaría.”

Los cambios introducidos son los siguientes:

– Uso de dos puntos (“:”): después de “habitáculo” he usado los dos puntos para introducir la descripción del aparato telefónico. Los dos puntos se emplean para explicar o ampliar lo dicho antes. Transmiten como una mayor concreción e inmediatez entre una y otra idea.

Si bien esto sería más propio de la construcción de frases que de la puntuación, en lugar de “la llenaba nostalgia” correspondería “la llenaba de nostalgia”

– Coma después de “mucho tiempo”: añadir una coma antes de “se cuestionaba” hace que la oración sea más clara y así evita que se pierda el ritmo.

“Su cabello grisáceo recogido en un gran rodete y su rostro delgado cubierto de arrugas daban cuenta de sus setenta y cuatro años. Adoraba el aroma del lugar tanto como saborear el dulce de menta que tenía en su boca. Sus ojos violáceos estaban concentrados mientras tejía. Como era su costumbre, vestía de negro. Una pollera larga hasta sus tobillos, camisa de mangas largas debajo de una fina campera de hilo y un chal sobre sus hombros para resguardarla del frío. Un pequeño y hermoso anillo con un diamante incrustado rompía la monotonía. Esa mañana hacía mucho frío, pero ella era feliz con lo que estaba haciendo. Ya casi terminaba una pequeña carpeta para su mesa de luz.”

Este párrafo está bastante bien, pero podrías considerar algunos ajustes para mayor claridad y fluidez. Por ejemplo:

“Su cabello grisáceo, recogido en un gran rodete, y su rostro delgado, cubierto de arrugas, daban cuenta de sus setenta y cuatro años. Adoraba el aroma del lugar tanto como saborear el dulce de menta que tenía en su boca. Sus ojos violáceos estaban concentrados mientras tejía. Como era su costumbre, vestía de negro: una pollera larga hasta sus tobillos, camisa de mangas largas debajo de una fina campera de hilo y un chal sobre sus hombros para resguardarla del frío. Un pequeño y hermoso anillo con un diamante incrustado rompía la monotonía. Esa mañana hacía mucho frío, pero ella era feliz con lo que estaba haciendo. Ya casi terminaba una pequeña carpeta para su mesa de luz.”

Por lo demás y aunque esto también podría señalarse desde el punto de vista del lenguaje y de la sonoridad, la palabra frío se repite dos veces en el mismo párrafo con la distancia de una oración que se intercala en el medio. Para más, “frío” termina la primer oración y luego, oración mediante, se encuentra al inicio de la tercera (“resguardarla del frío” vs “Esa mañana hacía mucho frío”). Sugiero que busques alguna expresión equivalente que evite usar la misma palabra. Por ejemplo “… y un chal sobre sus hombros para conservar el calor” o “Esa mañana la marca del termómetro era muy baja y, a pesar de ello, Amelia se veía feliz con lo que estaba haciendo”.

Los cambios introducidos son los siguientes:

-Comas para separar frases: agregué comas después de “grisáceo” y “delgado” para mejorar la fluidez y evitar que las oraciones se sientan demasiado largas. Estas comas ayudan a separar las ideas, lo que facilita la lectura.

Uso de dos puntos (“:”): después de “vestía de negro” he usado los dos puntos para introducir la lista de prendas que la persona llevaba. El efecto que causarían estos dos puntos es el de una transición a la enumeración posterior.

“Inesperadamente, una joven se sentó a su lado, desplomándose sobre el banco y lanzando su mochila sobre la bolsa donde una sorprendida Amelia guardaba sus ovillos de lana y agujas. Vestía uniforme de colegio, campera y pantalones deportivos de frisa gris y zapatillas blancas. La joven sacó un móvil entre sus cuadernos. Sus mejillas cubiertas de pecas combinaban con su cabello rojo peinado hacia atrás, terminando en una gruesa trenza. Llevaba puestos unos grandes auriculares rosa. Una joven muy bonita. Su cuello dejaba entrever un tatuaje, una imagen que la septuagenaria creía haber visto anteriormente. No pudo evitar hacer un gesto de desaprobación. No comprendía como los jóvenes, y muchos adultos también, podían pintarse la piel para siempre.”

Este párrafo está bastante bien, pero a nivel de construcción de las frases podrías considerar si en vez de “Una joven muy bonita” no convendría agregar el verbo “Era”, pues la oración se “siente” incompleta.

Por lo demás y aunque esto también podría señalarse desde el punto de vista del lenguaje y de la sonoridad, hay palabras que se repiten en oraciones contiguas: “joven” aparece tres veces, y con “No” se inician dos oraciones adyacentes. No es cuestión de buscar sinónimos estrambóticos o de uso poco frecuente, pero sí en algún caso convendría sustituir alguna de las palabras que se reiteran o, en su caso, buscar alguna variante para reformular la construcción de las frases de manera tal que se mantenga su sentido y alcance. Por ejemplo: en vez de “No pudo evitar hacer un gesto de desaprobación” podrías usar: “Le fue imposible reprimir un gesto de reprobación” (Con esto además evitarías el doble infintivo “evitar hacer”, que no “suena” del todo bien).

“La joven jugaba fervorosamente en su móvil mientras Amelia seguía gustosamente dando las últimas puntadas a su nueva obra maestra. Todos sus trabajos eran magníficos.”

Te invito a que en este párrafo consideres este pequeño ajuste:

“La joven jugaba fervorosamente en su móvil, mientras Amelia seguía gustosamente dando las últimas puntadas a su nueva obra maestra. Todos sus trabajos eran magníficos.”

El cambio consiste en agregar una coma después de “móvil” para separar las dos oraciones de manera más clara. Esto ayuda a evitar que la oración se vuelva demasiado larga o confusa, marcando la pausa entre las dos ideas.

“El veneno en el dulce paralizó a la joven inmediatamente, una sustancia espumosa salió de la comisura de sus labios mientras se desplomaba de rodillas. El cuerpo cayo hacia adelante, los ojos abiertos sin vida.”

En este párrafo te invito a que consideres la posibilidad de subdividirlo y de realizarle algunos ajustes en la construcción de las frases. Por ejemplo:

“El veneno en el dulce paralizó a la joven inmediatamente. Una sustancia espumosa brotó de la comisura de sus labios mientras se desplomaba de rodillas. Su cuerpo cayó hacia adelante con los ojos abiertos de par en par y una rígida expresión fijada en ellos”.

Al colocar un punto y seguido después de “inmediatamente”, una y otra idea quedan más separadas y por ende, gana en ritmo y claridad la secuencia. En mi opinión se produciría un efecto saludablemente paradójico: por un lado se aceleraría la velocidad y se transmitiría mayor simultaneidad (que es donde percibo que está tu intención narrativa: en la simultaneidad) y a la vez al focalizar cada elemento de la secuencia que fluye, es como si cada instante “se detuviera” mientras transcurre.

En cuanto a la construcción de las frases sugerí una alternativa (no hay por qué seguir esa, que sólo la escribí para suscitar la reflexión). Mi sugerencia se basa en la intención narrativa que percibo que tuviste: mostrar más que contar, ya que se trata de un hecho clave en la trama, cercano al clímax y al final. Cambiar “el cuerpo” por “su cuerpo” personaliza más a la víctima. Este no es el punto de vista de cómo la consideraría Amelia (que bien podría no sentir nada por ser despiadada, o sí… porque podría haber sido su nieta). Pero al narrador la chica parecía importarle, ya que se tomó el trabajo de describirla y de señalar que era muy bonita. Entonces de esa manera se realza mucho más el modo en que se produce el envenenamiento y la fragilidad de la vida humana. Si nos atuviéramos a las palabras del narrador podríamos pensar (aunque sonara algo cursi) que la jovencita es como una “flor” o, peor aún, un “pimpollo” a punto de “florecer”, con la vida por delante. Y de golpe, antes de llegar a ser la “flor” que puede llegar a ser, se “marchita” irreversiblemente ante la impotente mirada del lector… Por otra parte, dado que entiendo que quisiste mostrar más que contar, añadir “sin vida” a los ojos, si bien se comprende perfectamente que esa expresión alude a los ojos, a su vez es lo que literalmente está ocurriendo en sentido general, sentido que absorbe el cuerpo cayendo (dado que la totalidad del cuerpo es lo más parecido a lo que en vida fue la persona y los ojos quedan comprendidos en él). Es por esto que sugiero “separar” el cuerpo de los ojos, para que el peso físico del morir recaiga sobre el cuerpo y el “irse de la vida” se centralice en los ojos, en la mirada. Es evidente que mi sugerencia puede mejorarse (ej. hablar de mirada en vez de ojos, usar metáforas, imágenes, comparaciones, etc.), pero lo que indiqué a modo de ejemplo fue no sólo que los ojos estaban abiertos sino cómo y cuál era su expresión. Asimismo, cambié “salió” por “brotó” ya que creo que le daría más gradualidad al escape de la espuma y se podría percibir como algo más gráfico y sonoro.

“Sintiéndose extraño repentinamente, mareado y con nauseas, miró el auricular cubierto de veneno y supo que él también había fracasado.”

La construcción de esta frase no parece errónea pero no estoy seguro de que no sea algo redundante en algún punto, porque el sentirse extraño es la expresión general de sentirse mareado y con náuseas (manifestaciones específicas). Dado que estás usando un narrador tercera persona omnisciente que puede meterse “dentro” de los personajes, y que este es el mismísimo final del relato, puede que te haya interesado mostrar más que contar (creo que esta fue tu intención narrativa), por lo que quizás fuera conveniente prescindir de “extraño y cambiar por “Sintiéndose repentinamente mareado y con náuseas, miró el auricular cubierto de veneno y supo que él también había fracasado”. Si coincidieras con esta apreciación, también podrías considerar si no causaría un efecto idéntico pero acaso más contundente si cambiaras el “y” por dos puntos: “Sintiéndose repentinamente mareado y con náuseas, miró el auricular cubierto de veneno: supo que él también había fracasado”. Aunque esta es una cuestión opinable, te invito a reflexionar sobre estos dos puntos finales porque brindarían una sensación de mayor inminencia de la muerte en que concreta el fracaso de un modo irremediable.

En cuanto a la construcción de las frases en sí, te invito a reflexionar en estas:

“Amelia casi se pincha un dedo con una de las agujas del susto.”

No es que esta oración esté mal (más allá de lo dicho sobre la incoherencia de tiempo verbal presente -“pincha”-) pero parecería que el orden lógico se altera un poco y pese a ser corta, se “siente” un poco larga. Me refiero a que la versión original es correcta, pero podría resultar un poco confusa porque “del susto” (que es lo relevante en relación al verbo, pues hay una relación de causa-efecto) parece un poco alejado del verbo “se pincha”, lo que podría hacer que la relación entre ambos no sea tan clara al principio.

En su lugar podrías considerar:

– “Del susto, Amelia casi se pincha un dedo con una de las agujas.” Esta versión mejora la claridad al colocar la causa (“del susto”) al principio. Al comenzar con “del susto”, se destaca el motivo de la acción de manera más directa y fluida. Es una opción más efectiva si se quiere enfatizar el susto como la causa.

– “Amelia se asustó: casi se pinchó un dedo con una de las agujas.” Esta versión es la más clara y directa. Usar los dos puntos aquí hace que el susto de Amelia sea el punto de partida, seguido de la consecuencia (casi pincharse el dedo). Es muy efectiva si se quiere dar énfasis al hecho de que el susto llevó a la acción.

“La joven la miró extrañada, luego a la bolsa de dulces.”

Si bien esta oración se entiende perfectamente, no estoy seguro de que la omisión del verbo (elíptica) para no reiterarlo luzca del todo correcta, ya que se “siente” un tanto incompleta la oración.

En su lugar te invito a considerar la variante: “La joven miró extrañada: primero a Amelia, luego a la bolsa de dulces”.

“En ese momento un móvil sonó también y vio que la joven estaba contestando mientras se levantaba, mirándola fijamente, las facciones desencajadas y buscando algo en su bolso.”

En esta oración faltaría un “con” antes de “las facciones desencajadas. Por lo demás está bien construida.

Con respecto al elemento SONORIDAD, tal como señalé antes, el mismo está, en general bien trabajado. Sin embargo, algunas de las reiteraciones de palabras que marqué en construcción de las frases (ejemplo “frío”, “joven”, “No” al inicio de las oraciones) deberían revisarse, ya que la reiteración perjudica a la sonoridad del texto.

Por otro lado sugiero tener cuidado con los adverbios de modo terminados en mente. Este es un texto igual o menor a 750 palabras y hay 10 (diez) de esos adverbios. Si bien es probable que haya tenido que ver el hecho de que, tal como le dijiste a algunos compañeros, la versión original tenía más de mil palabras, no es conveniente que esta clase de adverbios abunden. Además de que pueden comprometer un poco la sonoridad del texto (puesto que sonaría bastante seguido el latiguillo “mente”, sobre todo si se lee en voz alta), no es “bien visto” por todos. Tomé este consejo de Isolina, una compañera que participaba en la primer edición de Literautas (antes de la interrupción). Ella en alguna oportunidad me señaló como un parámetro razonable que para 750 palabras tres adverbios terminados en mente podrían estar bien y que más de eso podría juzgarse excesivo. Te invito a reflexionar sobre el tema.

Con respecto a los diálogos, en general están bien construidos, salvo alguno puntual que señalaré y la única falla que encuentro es en su representación gráfica.

“– ¡Mierda! – Gritó la pelirroja con su cara elevada al cielo.”

Dado que, como bien te marcó Yoli, “gritar” es un verbo dicendi, la acotación debe ir en minúscula. A su vez, debés usar guion largo (Alt+0151) y tanto la palabra inicial como la que va después de la acotación no llevan espacio. Quedaría así:

“—¡Mierda! —gritó la pelirroja con su cara elevada al cielo.”

“– ¿Quieres un dulce jovencita? –Le preguntó Amelia muy amablemente para sacarla de su enojo, mientras le ofrecía felizmente una pequeña bolsa con caramelos.”

En cuanto a la representación gráfica del diálogo puede y debe decirse lo mismo que respecto de la línea anterior. A su vez, si quisieras, podrías prescindir del “le” y empezar directamente en “preguntó”, que es lo que suele usarse en las acotaciones. Aunque “le preguntó” no está mal y, de hecho, es gramaticalmente correcto.

Por otro lado, estando ambientada la historia en la Argentina, en la estación de Retiro y siendo Amelia una espía, que lo que tratará es de mimetizarse con los locales (o será uno de ellos), no entiendo por qué usa el tú y el “jovencita” que no suena tan coloquial como requeriría un diálogo (La narración y las acotaciones sí pueden sonar “formales” o “literarias”, pero los diálogos deben sentirse “naturales”, pues el que habla no es el escritor ni el narrador, sino un personaje. Esto es válido aún para cuando el narrador es protagonista, testigo personal o informante, pues es perfectamente posible que su narración sea más “cuidada” y su habla en los diálogos sea menos estructurada, más “natural”). Si tuviera que pensar en qué hubiera dicho Amelia (personaje) creo que hubiera sido: “¿Querés un dulce, nena?” Por lo demás, sea “jovencita”, sea “nena”, antes de cualquiera de esas dos palabras va una coma, porque son vocativos.

Por lo que la representación correcta quedaría:

“—¿Quieres un dulce, jovencita? —le preguntó Amelia muy amablemente para sacarla de su enojo, mientras le ofrecía felizmente una pequeña bolsa con caramelos.” O:

“—¿Querés un dulce, nena? —le preguntó Amelia muy amablemente para sacarla de su enojo, mientras le ofrecía felizmente una pequeña bolsa con caramelos.”

A su vez, siendo una persona de más de setenta años, no sería extraño que en lugar de “jovencita” o “nena” use “hija”. Te lo dejo para que lo pienses, para que veas cuál variante sonaría más auténtica en los labios de Amelia.

“– ¡Ring! –El teléfono de la vieja cabina estaba sonando.”

No estoy seguro de que esta onomatopeya debiera ser graficada como diálogo, ni tampoco que debieras usar una acotación. Aún cuando lo reflejaras como diálogo, tal vez lo que aquí iba como acotación convenga aislarlo como parte del flujo de la narración principal y, a su vez, separar con punto y aparte lo que sigue después (la indiferencia de los pasajeros que ocasionalmente transitaban por allí y la sorpresa de Amelia).

Para el supuesto en que quieras mantenerlo como acotación, creo que tendrías que cambiar el pretérito imperfecto y gerundio (“estaba sonando”) por el pretérito perfecto simple y empezar desde ahí la acotación que, por lo demás, iría en mayúsculas, porque “sonar” es un verbo no dicendi (es decir no es un verbo del habla).

Quedaría:

“—¡Ring! —Sonó el teléfono de la vieja cabina” O:

“—¡Ring!”

“El teléfono de la vieja cabina estaba sonando.”

“– ¿Hola? – su voz temblorosa.”

Aquí además de la cuestión de la representación gráfica del diálogo deberías incluir algún verbo porque la acotación está incompleta. Podríamos usar por ejemplo: “atendió con voz temblorosa” o “respondió con voz temblorosa”. Quedaría:

“—¿Hola? —atendió con voz temblorosa.” O:

“—¿Hola? —respondió con voz temblorosa.”

“– Nuestro activo fracasó. Tengo información del objetivo. –Mientras miraba como se retiraba Amelia.”

Además de la representación gráfica de esta línea de diálogo, deberías revisar la construcción de la acotación. Cierto es que podés usar un verbo no dicendi como “mirar” pero dado el contexto, parecería que la acotación debería llevar un verbo dicendi (del habla) y que estaría faltando. Quizás lo más cercano a tu intención narrativa (que se percibe del contexto) y ajustándolo a las convenciones sobre representación gráfica de los diálogos, sería:

“—Nuestro activo fracasó. Tengo información del objetivo —afirmó mientras miraba como se retiraba Amelia.”

En lo que concierne a los diálogos te sugiero que consultes las guías de Literautas sobre representación gráfica de los diálogos. Podés buscarlas en el blog o googlearlas. Son extremadamente útiles y claras y más de una vez te van sacar de un apuro hasta que le agarres la mano al tema e incluso cuando ya lo manejes muy bien.

Con respecto al CONTENIDO creo que es atractivo y muy interesante.

Lo que me parece fundamental es la construcción del personaje de Amelia, que se aleja de los clichés de los espías. No sólo porque es una anciana o porque quizás sea alguien retirada, “de la vieja escuela”, como decís en una de tus respuestas a los compañeros.

Lo principal en ella es que se la retrata de modo REALISTA (más allá de alguna licencia como la del anillo y la detonación dentro del caramelo, que tampoco habría que descartar que en la realidad fuera posible).

Es realista porque:

* Pasa sus días en la estación de tren que, en términos del antropólogo francés Marc Augé, es un “no lugar”, es decir un espacio de anonimato, de relaciones fugaces y anónimas, donde nadie “echa raíces”. La mejor manera de ocultarse es a la vista de todos.

* Se viste como una “simple ancianita”, con vestimenta recatada, con lo cual, salvo el negro, nada llamaría la atención. A su vez, cualquier “seña física” que la tornara reconocible (heridas, lunares, etc.) está convenientemente tapada.

* Sus ojos violáceos: pueden ser o no así. Tal vez use lentes de contacto…

* Contesta el teléfono con voz temblorosa y finge dulzura al ofrecer el caramelo a la chica.

* Usa una actividad como “tapadera”: el tejido. Esto es usual en el mundo de los espías: “trabajan” en algo para que nadie los detecte como espías.

* Dado que alguien la quiere muerta, al estar en un lugar tan concurrido hace más difícil que puedan concretar un ataque contra ella y más fácil defenderse como lo hizo en el relato: pudo esfumarse sin dejar rastros.

Vamos a otro punto que te marcaba Moldy Blaston: la simbología del tejido.

Discrepo parcialmente con lo que te señalaba: yo creo que la simbología SÍ está presente y trabajada. En mi opinión personal pienso que tanto esto como alusiones como “obra maestra” y “Todos sus trabajos eran magníficos.” “juegan” en un doble nivel simultáneo: literal y simbólico. Literal porque forman parte de lo que se dice y simbólico porque simbolizan algo más. Los trabajos, obviamente, no son sólo los tejidos… Y aunque “úlitma puntada” fuera más propio de la costura que del tejido (tengo entendido que para tejer son “puntos” y para coser son “puntadas”, decir que es la “última” y una “obra maestra” ya dice algo).

La simbología que opera con el tejido es la de la “araña”. Amelia es la “araña que caza”. Una especie de “Black Widow” “criolla” (si es que Amelia es su nombre real y si es que es argentina). No por algo viste toda de negro. Y al ser anciana, probablemente pueda ser viuda en sentido literal. O aparenta ser una o luce como una probable viuda.

Como sea es MUCHO MÁS INTERESANTE que “Black Widow” y es una cazadora de verdad. Mientras teje no sólo analiza el ambiente: detecta presas y predadores y, eventualmente, se pone una posición pseudo-vulnerable pero segura a la vez que le permita, a la manera de una llave de judo, usar la fuerza de los oponentes contra sí mismos y convertir a los predadores en sus presas. Teje con la lana y teje metafóricamente la “red” donde las presas y predadores (convertidos en presas) caerán.

La metáfora o simbología de la araña la detecto también cuando uno “tejido” + “veneno” (en el caramelo y en el auricular), por lo que ¡vaya si no está bien planteada y trabajada la simbología del tejido! Tampoco sé si es casual el hecho de que su nombre real o “profesional” empieza con A (al igual que araña)…

Está muy logrado también lo que dice lady_p: “Parece que no se puede una fiar de nadie…”. Esto es lo que hace que, pese a las limitaciones de las 750 palabras, los personajes estén bien construidos.

Me quedé con una duda: ¿Amelia desapareció sin más (lo cual es probable) o si, previo haberse cerciorado que no habría cámaras que la filmen, no habrá sido una de las “compungidas” que se acercó a la chica pelirroja y quizás hasta alegó no tener celular y pidió que llamen a una ambulancia y luego… bueno nadie supo siquiera que alguna vez estuvo allí?

Como dije al tratar del elemento formal personajes, lo que quizás, además del límite de palabras, juega un tanto en contra de que Amelia sea totalmente redonda como personaje es que las historias de espías y los thirller en general suelen pertenecer a la categoría “Plot driven” o “historias manejadas por la trama. En este tipo de historias pesa más lo externo que lo interno y si bien los personajes reaccionan, no son sus acciones las que impulsan la trama y le dan forma sino la conjunción de hechos externos.

Por otro lado, en tan limitado marco no podemos percibir defectos, miedos ni limitaciones de Amelia y tampoco de sus antagonistas o ayudantes de los antagonistas.

Asimismo como punto para mejorar en el contenido te invito a reflexionar sobre el final: “miró el auricular cubierto de veneno”. Aquí creo que se cruzan dos cosas: el personaje ve el auricular y el narrador omnsciente sabe que está envenenado. El personaje cuanto mucho puede deducirlo.

Sugiero que revises el contenido en general y examines estos pequeños detalles porque en general la intriga está bien y la información está correctamente dosificada en cantidad y calidad. Siempre hay que tener cuidado con qué es lo que sabe el narrador (sobre todo si es omnisciente) y qué saben los personajes, y en este caso puntual, el veneno se suele destacar por ser invisible. A su vez, hay que tener cuidado cuando el narrador es tercera persona omnisciente que no se produzca el llamado “head hopping” o “salto de cabezas”, que ocurre cuando el narrador se va metiendo de personaje en personaje. No digo que esto pase en tu relato, porque es claro que en general el narrador sigue a Amelia y sólo se “mete” dentro de sus rivales en momentos clave, no justo después de hablar de Amelia. Aunque esto es más de forma que de contenido, quizás venga bien tratarlo aquí para reforzar lo dicho allí y porque tiene que ver con la trama. Por estos mismos motivos te invito a que consideres si, para incrementar el misterio y la tensión y obtener más aún de los “dos mundos” (el cotidiano y el del espionaje), no te convendría usar un narrador testigo lo más aséptico posible que, a su vez, muestre más de lo que cuente para que sea el lector el que infiera lo que aquí cuenta el narrador omnisciente que, como tal, todo lo sabe y le queda más “cómodo” contarlo que mostrarlo.

Finalmente, las preguntas que resuenan en el lector es: ¿QUÉ SABE AMELIA? O ¿QUÉ HIZO AMELIA? Es decir, qué sabe o qué hizo para que a su edad quieran matarla.

Y por supuesto que también nos preguntamos: ¿QUIÉN O QUIÉNES LA QUIEREN MUERTA? El tatuaje parece aludir a una organización, quizás criminal. Pero el hombre de negro parecería pertenecer al mundo del espionaje. Lo que nos conduce a otra duda: ¿son aliados o rivales quienes quieren matarla?

Como sea: está todo dado para que cumplas con tu promesa, que cito textualmente: “Seguramente van a saber mas de Amelia.”

Es obvio que todos los que leímos tu relato queremos saber más de ella, sobre todo su pasado y por qué, no, qué sucede después de este relato.

Para terminar y siguiendo la guía de Literautas, pasaré al COMENTARIO PERSONAL.

Me gustó mucho tu relato y siendo que el original era de más de mil palabras, no me cabe duda de que algunos puntos que tanto otros compañeros como yo hemos marcado como áreas susceptibles de mejora pueden provenir de allí.

Esta historia da para mucho más de 750 palabras y espero que consideres seguir escribiéndola o expandiéndola. Da para prácticamente cualquier formato y vale la pena.

Te felicito también por haber elegido a una protagonista que “no es mainstream”. No es un hombre, ni una mujer joven, ni alguien de quien se destaque su belleza, su carácter rudo, su agilidad, o cualquiera de esas cosas a las que el “cine de espías” o de “superhéroes” nos tiene acostumbrados y que de tan acostumbrados que nos tienen han erigido verdaderos y enormes “monumentos al cliché”. Tu relato es todo lo contrario y esta es una de las razones por las que vale la pena.

A su vez, como también tiene una dimensión realista/costumbrista, podés servirte de esto para poder a veces hacer que lector vislumbre y otras para mostrarle, defectos, debilidades, pérdidas, dolores, sueños, etc. de Amelia. Para que tengamos una visión de ella más humana. Con esto te inclinarías hacia las historias “character driven” o “manejadas por los personajes”. Si lográs balancear el “plot driven” del espionaje” con el “character driven” del realismo costumbrista vas a convertir a Amelia en un personaje de aquellos… Y a la historia, ni te digo.

En resumen: los elementos formales están bien trabajados y lo que se puede mejorar sólo requiere tu reflexión (que no tiene por qué coincidir con lo que te hemos señalado pero sí debería considerarlo analíticamente como así también cualquier idea que surja de tu propio examen autocrítico) y, como todo, trabajo. Y el contenido es interesante, atractivo, original y se basa en algunas apuestas arriesgadas, lo cual es de por sí elogiable.

Es tu primera vez en el taller y has hecho un “debut con gloria”. Has entrado con “bombos y platillos” y nos has deleitado con una historia que vale la pena y que todos los que la leímos la disfrutamos.

Espero que hayas disfrutado igual o más al escribirla.

Saludos y nos seguimos leyendo.

Martin c

08/04/2025 a las 19:55

Hola Dante! Muchas gracias por tan detallado análisis! Me llenó de felicidad al leerlo! Me falta muchísimo por aprender, como los distintos tipos de narradores y saber usarlos y tantas cosas más! Voy a ir mejorando. Muchas gracias!!!

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