<< Volver a la lista de textos
“Un desenlace inevitable” - por Lupa SívoriR.+18
Web: https://www.instagram.com/viajarleyendo451/
“Un desenlace inevitable”
Siempre estuvo ahí. Un teléfono público viejo, de metal pesado, con su auricular grueso y gastado por los años. Nadie lo usaba, por supuesto. La gente pasaba de largo, conversando con su propia Inteligencia Artificial incorporada mediante un chip subcutáneo. Todos ignoraban la presencia de aquel teléfono en la estación de tren en Plaza Constitución.
Hasta que un día sonó.
La primera vez que lo escuché fue al día siguiente del accidente y en el mismo horario: las 7:33 a.m. La estación estaba repleta. La chica saltó en el momento exacto. El tren la golpeó con una violencia absurda. Su cuerpo explotó en pedazos: la cabeza rodó bajo un banco, una pierna quedó encajada entre los rieles y un brazo aterrizó sobre la cartera de una anciana, que gritó como si le arrancaran el alma. Un charco caliente cubrió el andén. La sangre se infiltró en las rendijas, tiñendo los azulejos de un rojo viscoso. Algunos corrieron, otros se quedaron paralizados, y yo… yo solo miré, incapaz de apartar la vista del desastre humeante.
El teléfono sonó justo después.
Desde entonces, cada mañana, a las 7:33 en punto, el mismo tono metálico perforaba el aire. Nadie lo atendía. Algunos se persignaban al pasar, otros apretaban el paso, como si temieran que de ese auricular pudiera brotar algo peor que la muerte.
Yo también lo ignoré todo lo que pude. Hasta que una mañana, harta de la insistencia, lo descolgué.
—¿Hola? —murmuré.
Lo que escuché del otro lado no era un idioma humano. Se asemejaba más a un murmullo húmedo, una amalgama de sonidos quebrados. Un crujir de huesos astillados. Palabras imposibles que se enredaron en mis oídos y reptaron por mi cerebro. No tenían sentido, pero yo las entendí.
Eran órdenes. Mandatos. Una voluntad arcana impuesta sobre la mía.
Mis pies comenzaron a moverse. No por voluntad propia. Algo tiraba de mí. Cada paso me acercaba más al borde del andén.
No sigas leyendo.
En este momento te pido encarecidamente que te detengas. Ella ya no tiene más el control en esta historia. Pará, por favor. Si continuás avanzando, no vas a poder evitar lo que viene. Ella sigue caminando. Sus ojos están abiertos, aunque vacíos. Su boca entreabierta, la respiración mínima. Las manos colgando como si ya no fueran suyas. El tren se acerca. Su silbato desgarra el aire. Los demás pasajeros no notan nada. Es solo otra mañana en la estación. Otra más del montón. Pero vos sí. Y si seguís leyendo, ella no va a poder detenerse.
¡Pará!
¡Pará ahora!
Ya está en el borde. Sus zapatillas rozan el vacío. El viento caliente del tren que se acerca, a toda velocidad, le despeina el cabello. Su mirada sigue perdida, atrapada en un destino sellado. Sus labios se mueven, formando aquellas palabras ininteligibles que escuchó en el teléfono.
Soy yo ahora quien habla. ¿Qué no entendés? El tren ya está encima. ¡Te lo pido por favor! ¡Dejá de leer!
Ella salta.
El golpe es seco. Su cuerpo se despedaza antes de tocar el suelo. Huesos pulverizados. Carne deshecha. Sangre en aerosol cubriendo el andén. Su cabeza rueda y queda con la boca abierta, aun moviéndose. Los intestinos se esparcen en la grava, colgando debajo del tren, agitándose como raíces carmesíes enredadas en el hierro. Un ojo, todavía húmedo, aterriza junto al teléfono.
Todo esto ocurrió porque no te detuviste.
Y ahora, el teléfono vuelve a sonar.
Comentarios (10):
Berundgaar
17/03/2025 a las 18:27
Muy gráfico. (Risilla) ¿De verdad creías que me iba a parar? ¿Pensaste que detendría mi lectura? Ay, cómo se nota que no me conoces (aún). Las vidas de los humanos son muy aburridas, si de vez en cuando no les das un poco de vidilla. Y es que aquí abajo hace tanto calor… y pasarse el día torturando a las almas de los pecadores es TAN aburrido…
Ahora en serio, me ha gustado mucho tu relato. Y el título le va de perlas: “desenlace inevitable”. La lectura te atrapa. Sabes qué va a ocurrir y sin embargo eres incapaz de detenerte.
Muy bueno, la verdad.
Ah y ya sabes qué se dice: “hay que tener amigos hasta en el Infierno”. Bueno, amigos, amigos, no sé, pero algo de enchufe sí tienes.
Calurosos saludos.
Lupa Sívori
17/03/2025 a las 19:46
@Berundgaar, amé tu comentario metatextual. Gracias por darte una vueltita por acá. Y sí, un poco juega con ese morbo que tenemos las personas, como cuando ves un accidente de tránsito y es inevitable girar la cabeza y querer pispear un poquito.
¿No?
¿NO? O_O
Carme González Graell
18/03/2025 a las 08:51
Hola, Lupa. He leído tu relato. Como dice Berundgaar es muy gráfico. Quizás demasiado explícito para mi gusto, yo prefiero insinuar más que contar todo en una escena.
Aunque que pides que no sigamos leyendo, no podemos dejar de hacerlo. Al final nada es inevitable.
Gracias por comentar mi relato.
Un saludo.
juanjohigadillo
18/03/2025 a las 11:40
Buenos días, Lupa:
He de reconocer que tu relato es, de entre los que he leído hasta ahora, uno de los que más me ha gustado. Me recuerda a un relato titulado “No mires atrás”, que leí en una de esas recopilaciones de Hitchcock. Coincido con Carme en que no es necesario ser tan “gore”, pero, como ya te dije, es uno de los que más me han impactado. Si pudieras pasarte por mi relato, el número 40, te lo agradecería.
Un saludo.
Lupa Sívori
18/03/2025 a las 13:21
¡Hola @Juan y @Carme! A ambos les ha impacto lo “gráfico” y gore del relato, y yo creo que es necesario. El texto es un comentario en el morbo que sentimos los humanos ante el desastre. Por más que nos dé asquito, queremos ver, queremos saber qué paso. Por eso creo que tenía que ir por ese lado más visceral para que el mensaje funcione mejor. Si lo logré o no, supongo que está en los ojos de quien lee.
¡Gracias por pasarse!
Aprovecho a comentarles que subo mis relatos a mi blog:
https://viajarleyendo451.blogspot.com/
Y también tengo un podcast donde los voy narrando (generalmente sale uno por mes):
https://open.spotify.com/show/1kf01qxrscrZ9EstRmsHhl
¡Saludos desde Argentina!
HenkoSlowLife
18/03/2025 a las 17:11
Tu relato me ha impactado; es atrapante e involucra al lector en la decisión de seguir leyendo para saber si el desenlace será el mismo o habrá un giro inesperado. Aun sabiendo, por el título, que es inevitable, la historia logra generar duda mientras avanzas. Me pregunto si el impacto podría lograrse con menos crudeza y sin ser tan gráfico. ¡Enhorabuena!
Ebea
21/03/2025 a las 10:48
Bueno, inevitable era la crítica positiva, obvio. Aquí tu vecina del relato 49 haciendo la obligada visita.
Quiero comenzar diciendo que, para nada, esto es lo que suelo leer; está como a eones de mis géneros actuales. Sin embargo, ha sido refrescante, y por fin puedo pasarme por aquí después de haber leído tu relato en unas condiciones de lo más adecuadas: viajando en coche, de noche, lloviendo a mares y usando el teléfono móvil. ¡Yo sí estuve a punto de parar de leer! Qué impacto me causó tu historia.
¡Qué relato tan impactante y bien construido! La narrativa es envolvente y logra crear una atmósfera inquietante desde el primer momento. Me encanta cómo combinas elementos cotidianos con un tono oscuro y sobrenatural que atrapa al lector. La descripción, macabramente detallada, especialmente en los momentos más crudos, es visceral y efectiva para transmitir esa sensación de horror y fatalidad.
Además, el uso de la segunda persona en los momentos clave añade una capa de interactividad que hace que el lector se sienta parte de la historia, casi como si fuera cómplice de lo que está sucediendo. Y, en mi caso, que estaba leyendo en condiciones bastante deplorables, me removió por dentro. ¡Es una excelente mezcla de terror psicológico y físico! El final, con el teléfono sonando de nuevo, deja una sensación de inevitabilidad y suspense que cierra la historia de manera magistral.
¡Felicidades por este magnífico relato!
Brandon Quiroga
21/03/2025 a las 17:50
Hola, he leído tu relato y no podría sentirme más satisfecho.
Estoy de acuerdo con vos cuando decís que el suicidio gráfico era necesario. Lo es. Me gustó la forma en la que lo describiste. También me pareció muy bueno la manera en la que involucrás al lector con el final. Porque tenés razón en algo: nos gusta la sangre. Ver accidentes nos gusta porque nos gusta sentirnos seguros, saber que ha habido otra persona que ha sufrido este dolor y no nosotros. Y jugás con eso. Sabíamos que si seguíamos leyendo la chica iba a morir con una muerte exageradamente sangrienta. Pero queríamos leer qué tan exagerado sería. Y nos diste ese gusto.
No tengo más que palabras de felicitaciones.
Nos seguimos leyendo. Espero leerte el siguiente mes. Por mi parte, te invito a que leás el mio. Estoy en el 48.
José Torma
24/03/2025 a las 20:12
Querido Lupa.
Ya la tenías difícil al ser en primera persona y luego me metes a mi a tomar decisiones… Caray que la sufrí y dudé en si parar o seguir.
El texto es ágil, no sobra ni falta una sola palabra. La inevitabilidad del hecho, el saber que poco puedes hacer es un recurso que odié en Stephen King y su mal lograda (me digan lo que me digan, esa saga debió terminar en el 4to libro) Torre Oscura. Donde de repente te dice, no sigas leyendo, si sigues y no te gusta es tu culpa, yo te advertí.
Eso no pasa aquí. Otro hit.
Saludos desde México.
El Monje
24/03/2025 a las 23:40
Soy disciplinado, obediente y nada morboso por lo que te he hecho caso y no he seguido leyendo. ¿Cómo termina?, supongo que ella llega al borde del anden hace “un corte de mangas” y se vuelve al teléfono para decir “que te den”.
Es broma, me ha parecido muy bueno.