Literautas - Tu escuela de escritura

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Suerte en Pompeii - por DanteR.

Web: https://alquimialiterautica.blogspot.com/

Faltaban pocos días para las calendas septembris. La ciudad era un hervidero.
Ese 23 de Augustus, día de la vulcanalia, cinco hombres se encontraban en el Foro, frente al Templo de Júpiter.
—Nada más importante que la domus para un ciudadano, Gaius. ¡Qué mejor que cerrar un trato así entre amigos y frente a Júpiter!
—Tienes razón, Fidus.
—Rufus: Gaius quiere comprar, ¿quieres vender?
—Sí.
—Crispus y Maximus, ¿son testigos del acuerdo? ¿Serían capaces de jurar ante el dios?
—¡Somos testigos y juramos!
—Gaius, el precio —añadió Fidus, mientras el comprador entregaba una abultada bolsa—.Toma este mapa: ve hacia donde está la cruz. Atenderemos un asunto impostergable. Luego nos encontraremos allí para que tomes posesión.
Gaius giró y se encontró con una mujer de ojos verdes.
—Disculpe, señora. Soy nuevo aquí. ¿Podría ayudarme?
—¿Señora? —replicó ella, riéndose—. ¿En qué puedo servirle, Señor?
—Compré una domus y no conozco el lugar.
—Perdone, Señor. Al salir del macellum presencié involuntariamente la situación. ¿Podría mostrarme ese mapa?
—¡Claro!
—Es propiedad del patricio Lucius Aemilius Lepidus. La llamamos “la domus de Menandro”. Dicen que dentro hay un fresco del poeta.
—¡Imposible!
—Me temo que no, Señor. Mi amo vive cerca, puedo mostrársela. Viridia, para servirle.
—Gracias. Soy Gaius Sempronius Varro.
La esclava y el forastero se dirigieron hacia la casa.
—¿Por qué vino aquí, Señor?
—Vivo en Roma. Soy herrero. No tengo padres, hermanos ni propiedad. Viajé a Neápolis a recibir la herencia de Marcus, mi tío. Me legó dos mil áureos y un caballo. Allí conocí a Fidus. Me dijo que aquí alguien quería vender una domus a un precio muy conveniente y que podía mudarme.
—Disculpe otra vez, Señor. ¿Conoce el nombre de sus “amigos”?
—Ehh… no. Me parecieron buenas personas…
—Vuelva a perdonarme… No quiero ofenderlo, pero su “amigo” “Fidus”… no parece digno de fe. Los demás tampoco corresponden a sus apodos… ¿Cómo los conoció?
—Llegamos en barco, entramos por la Porta Marina y Fidus me condujo hasta el Teatro Grande. Encontramos a Rufus y llamaron como testigos a los otros.
—Qué “casualidad”… Llegamos. Pero sus “amigos” no están aquí…
Gaius enmudeció. Cayó con las rodillas en tierra ocultando su cara con sus manos El robusto hombre lloraba como un niño.
—¡Lo he perdido todo!
—No… ¡Si mi amo me escuchara como usted!
—¿A qué te refieres?
—Algo malo sucederá, lo sé… Hace unos días le dije que había una grieta en la pared. No me hizo caso. Los animales se comportan de forma extraña. Hoy antes de ir al mercado, se desprendió una teja y gracias a Dios…, digo, a los dioses, por poco no me mata… ¡Váyase de aquí, usted que es libre de hacerlo! —suplicó entre lágrimas y sacudiéndolo.
—No llores…
—Mi amo es un buen pater. Ahora está pensando cómo aumentar la dote de su hija, que ya está en edad de casarse. ¡Pero no hace nada para salvar a su familia!
—Tú no tienes que seguir su suerte. Yo no quise creerte, y todo lo que me dijiste resultó cierto…
—¿Qué puedo hacer?
—Muéstrame dónde vives y dile a tu amo que un Señor que ha llegado de Roma necesita verlo. Mi caballo y este anillo servirán para la dote de su hija…Hoy es la vulcanalia. Encenderé una hoguera e invocaré la protección de Vulcano. Sé que me escuchará, pues soy herrero.
Gaius cumplió lo prometido y logró convencer al amo. Viridia dejó la casa y salió con una pequeña bolsa que contenía todo su peculio.
Luego se dirigieron a una taberna para comprar provisiones y descansar. Ya bien entrada la madrugada emprendieron viaje, y antes de llegar a la Vía Stabiana, vieron a “Fidus” y sus amigos que salían borrachos del lupanar.
—Déjalos, Gaius. No vale la pena —dijo Viridia.
Poco después atravesaron la Porta Stabia y abandonaron la ciudad junto con las aves que levantaban vuelo. Después de varias horas llegaron a Surrentum.
Se oyó un estruendo. La tierra tembló. Una nube oscura y enorme asomaba del Vesubium. Crecía y adoptaba la forma de un hongo atravesado por relámpagos y destellos rojizos, y, por todos lados, caían cenizas y piedras incandescentes.
En lo que alguna vez había sido Pompeii, se divisaba un fulgor anaranjado.
La calma volvió a la mañana siguiente.
—¿Crees que lo has perdido todo? —preguntó Viridia.
—Perdí dos mil áureos, mi caballo y un anillo. Nada más.
—Me tienes a mí. Podrás venderme y comenzar otra vez.
—Te equivocas. Te daré la libertad y empezaremos otra vez…

Comentarios (28):

Don Kendall

18/02/2025 a las 19:57

Estimado Dante: Me corresponde el comentario según norma. Es un placer la lectura de este trabajo. Como lector disfruté con la lección magistral en los aspectos de edición cuidada que multiplica el efecto de satisfacción.
En cuanto a la historia, es un trabajo de orfebrería para quien le guste la belleza de las cosas mínimas y bien engarzadas donde nada sobra. Un efecto sorpresa sin estridencias para unnaterrizaje suave.
Gracias por este magnífico aporte al taller.Un abrazo y salud.

Pilar (marazul)

18/02/2025 a las 20:45

Hola Dante: menuda responsabilidad tener que comentarte a ti. Tú que desmenuzas nuestros textos, les dedicas tiempo, nos das tu visión y buenos consejos. Pues allá voy.
Tus relatos hay que leerlos varias veces, y eso es lo que he hecho. He cogido lápiz y papel y anotado todos los personajes que aparecen en tu historia:
—Gaius: el ingenuo forastero comprador
—Fidus: el intermediario-gancho
—Rufus: el supuesto vendedor
—Crispus y Máximos: testigos-gancho
—Viridia: esclava
—Marcus: tío de Gaius
—Lucius Aemilius: el patricio dueño de la casa
¿Qué decir de la ambientación? bien trabajada. Me he visto yo también en el Foro vestida de romana como observadora.
Elegidos bien los nombres, los lugares…
El argumento es interesante y con raíces bien antiguas, desde que el hombre es hombre (el timo de la estampita). Cuatro personajes que engañan al confiado Gaius.
Introduces muy bien la frase obligada que además alcanza un lugar muy relevante en la historia, se convierte en el aviso para lo que llegará después.
Todos los detalles perfectamente unidos y pensados.
Y ese final “feliz” para Gaius y la esclava de ojos verdes, Viridia, mitiga la gran tragedia de la erupción del Vesubio.
Un placer leerte, Dante
Saludos

Pilar (marazul)

18/02/2025 a las 20:55

Hola Dante otra vez: en cuanto al narrador testigo no lo veo muy claro ni en tu relato ni en el mío, la verdad.
Sí veo a un personaje testigo: la esclava Viridia, pero no es la narradora.
En fin, que como yo misma no lo tengo muy claro leeré unos cuantos relatos más y los comentarios para ver si entre todos despejo esta duda

Dante

19/02/2025 a las 03:17

PARA DON KENDALL:

Estimado Don Kendall:

Gracias por tu comentario.

Me alegro de que hayas disfrutado leyendo mi relato y que te haya satisfecho lo que entiendo serían los aspectos formales.

También me alegra que te haya gustado la historia. Dadas las complejidades que venía experimentando con el proyecto anterior (que es más bien un experimento “en pequeño” de una historia grande), este mes tuve varias ideas (incluso alguna que involucraba, en otro contexto, a las dos protagonistas del “experimento”), pero ninguna lograba convencerme en relación a la consigna obligatoria y al reto opcional, hasta que “la grieta” me recordó el episodio histórico que es el trasfondo del relato. Por lo demás, traté de centrarme, como decís, en las cosas mínimas, empezando por dos personajes que en la pirámide social de la época, estaban en lo más bajo (dos “nadies” -uno menos “nadie” que la otra, pero los dos “nadies” al fin-). Un día en la vida de ellos, que no será cualquier día para el resto de sus vidas y mucho menos para la humanidad.

Gracias a vos por tu comentario y también por tus aportes al taller (no sólo este comentario sino tus atinados posteos en las entradas generales y por tus comentarios a otros compañeros).

Otro abrazo y salud para vos también.

Dante

19/02/2025 a las 03:23

PARA PILAR (marazul)

¡Hola Pilar!

Es un gusto y un honor que comentes mi relato, ya que te interesás por los textos ajenos y te sumergís en ellos como lo hacen los lectores y escritores que aman leer y escribir.

Me alegro que te haya gustado la historia y, en particular, me satisface que te hayas “visto en el Foro vestida de romana como observadora”. Me pone contento haber podido lograr eso con la ambientación.

Como le decía a Don Kendall, la frase obligada fue la que me llevó a esta historia (después de haber descartado otras, que también podían ser buenas, pero por razones de extensión o por no adecuarse del todo o no responder del todo a la consigna obligatoria no serían quizás apropiadas). Luego el desafío fue encontrar dónde colocar esa frase, y por suerte pude hacerlo en un lugar muy relevante, tal como lo remarcás.

Gracias por leerme. Es para mí también un placer que lo hayas hecho, que le hayas puesto tanta dedicación a la lectura y que hayas compartido tus impresiones en tu comentario.

Saludos. ¡Nos seguimos leyendo!

¸.•*´¨`*•.¸Yoli¸.•*´¨`*•.¸

19/02/2025 a las 04:06

Hola, Dante.

Gracias por permitirnos aprender con tu relato. Me ha transportado a la antigua Roma. Está muy lleno de imágenes, lo he disfrutado.

En cuanto a mejorables

– Las veces que pones Señor con mayúscula, tengo la duda, si es por la forma de tratamiento en que lo estás utilizando y por ello debe ir con mayúscula, ya que la RAE indica:

Se escriben con minúscula los tratamientos (usted, señor, don, fray, san(to), sor, reverendo, etc.), salvo que se escriban en abreviatura, caso en que se escriben con mayúscula: Ud., Sr., D., Fr., Sto., Rvdo. (sic)

– Después de manos falta el punto.

– Después de los tres puntos se deja un espacio: dote de su hija…Hoy es

Estoy en el #18 por si deseas devolverme la visita 🙂

Un gusto leerte.

Dante

19/02/2025 a las 04:48

PARA PILAR (marazul)

Hola Pilar, otra vez:

Con respecto al narrador testigo, no es simple verlo claro porque a veces es como que se mimetiza o PARECIERA mimetizarse con otros.

Hay un buen post de Literautas acerca del tema, que es muy claro. Otro que encontrado en una página concepto (punto) de -lo pongo así porque si copiara el link no saldrá publicado enseguida el comentario, con el riesgo de que “se pierda” entre otros- que también lo explica claramente. (Podés googlear esa página poniendo narrador testigo y la dirección que te señalé)

Básicamente, hay 3 (tres) tipos de narrador testigo:

Empezaré al revés de como se los suele exponer y ya verás por qué:

(1) NARRADOR TESTIGO PERSONAL O PRESENCIAL: este narrador nos cuenta los hechos que presenció o presencia de manera personal (y en general, directa). No escatima información respecto a quién es y de qué manera llegó a saber lo que supo o sabe. Lo que nos cuenta procede de su recuerdo o de las deducciones que pudo realizar en base a lo que conoció o conoce.

Esta sería la síntesis entre el post de Literautas y el de la otra página (refundí los dos en uno, para que te sea más claro).

Ahora agregaré otra cosa que corre por mi cuenta: el testigo personal podría no ser presencial si refiriera a lo que escuchó de otros o a lo que otros le contaron. No estoy seguro de haber visto esto en alguna obra literaria, pero sí puedo imaginarlo. Esto en la vida real se llama “testigo de oídas” y legalmente su validez no es reconocida o puede llegar a serlo excepcionalmente y apreciada con mayor rigurosidad. Este paralelismo con la vida real y con el mundo jurídico, podría servir para un experimento: un narrador testigo (en sentido impropio) no fiable. No aconsejaría usar esto sin una buena razón porque no es más que una conjetura mía, y además puede que no para todos sea claro que es un narrador testigo personal (porque éste, como ha presenciado los hechos, tendería a ser tenido como fiable).

Volviendo a la noción de narrador testigo personal o presencial (el que presencia los hechos y se basa en su memoria o en sus deducciones fundadas en la información que adquirió en forma personal), Literautas da estos ejemplos: “conocido Doctor Watson, ayudante del detective Sherlock Holmes o a Íñigo Balboa, que en la saga escrita por Arturo Pérez Reverte recuerda las aventuras que vivió cuando era un muchacho junto al Capitán Alatriste.” Y la otra página que te he mencionado trae a colación a “Esbjerg, en la costa” de Juan Carlos Onetti. (Facilita el link para leer el relato).

2) Narrador testigo informante: según la página concepto (punto) de “es aquel que «transcribe» los hechos en algún informe o documento oficial, nota de prensa o reporte de algún tipo, presentándolos como auténticos y dándonos la impresión de formar parte del mundo ficcional relatado.” Literautas lo delinea en términos similares: “cuenta la historia transcribiendo los hechos como si se tratase de un documento oficial o una crónica, presentándolos como auténticos.” Ambas páginas dan ejemplos que proceden de Borges: “Pierre Menard, autor del Quijote” (la otra página, que facilita un link para la lectura del relato) y “El informe Brodie” (Literautas).

LO QUE TIENEN EN COMÚN ESTOS DOS NARRADORES TESTIGO (PERSONAL O PRESENCIAL E INFORMANTE) ES QUE SON PERSONAJES.

Tienen personalidad y son personajes, están dentro de la historia y puede que ejecuten algunas acciones más o menos relevantes, aunque el peso de la acción principal no recae sobre ellos. (Ya veremos alguna dificultad que puede presentarse, sobre todo con el narrador testigo personal.

3) Narrador testigo impersonal: voy a invertir el orden en que lo presenta la página concepto (punto) de: “Es impersonal porque no tiene personalidad, no dice nunca «yo» y se limita a referir los eventos que presenció.” Más adelante refiere indirectamente a él como “a una entidad no involucrada en la trama, pero presente cuando se llevan a cabo los hechos.”

Creo que esta es una caracterización MUY acertada: una “entidad”, lo que se contrapone a personaje. Desde este punto de vista, que personalmente comparto, el narrador testigo impersonal NO ES UN PERSONAJE, y esto lo distingue claramente de los otros dos tipos de narrador testigo.

No está dentro de la historia ni ejecuta acciones ni tampoco las padece, salvo el ver. Tanto Literautas como la otra página lo comparan con una cámara que capta todo lo que ve, y por eso EN GENERAL (no quiere decir siempre, pero sí en general) este narrador usa el tiempo presente (tal como lo haría una cámara cinematográfica; haré un pequeño desvío: los guiones audiovisuales SE ESCRIBEN SIEMPRE EN PRESENTE porque el director o actor que lo lee “ve” a través de la lectura lo que el espectador vería en la pantalla “aquí y ahora”. Esto, que no tiene que ver directamente con lo del narrador, sí tendría un punto en común: la cámara es el elemento común (literal en el caso del guión, metafórico en el del narrador). De ahí que en general este narrador use el presente. Pero repito: no siempre ocurre y bien podría narrar en pasado.

Como ejemplo del narrador testigo impersonal Literautas refiere a “La Colmena, de Camilo José Cela” y la otra página que te mencioné alude a “Los asesinos”, de Ernest Hemingway (y te brinda el link para leer el relato). Este relato en particular (el de Hemingway) es un narrador testigo impersonal que se encuentra EN PASADO (salvo los diálogos). Más allá del estilo propio de Hemingway, si leés este relato, te vas a encontrar que la voz del narrador es muy seca, aséptica (nada que ver por ejemplo con el narrador testigo personal Dr. Watson, al que el protagonista, Sherlock Holmes, más de una vez le reprocha sus florituras al narrar. La contraposición entre este relato de Hemingway y el Dr. Watson son uno de los mejores ejemplos que podés encontrar para contraponer y distinguir un narrador impersonal -más bien frío, objetivo o pretendidamente objetivo, distante y seco- con uno personal -más o menos cercano y aún cuando refiera a hechos objetivos, lo hace “filtrando” a partir de su subjetividad y en función de sus circunstancias actuales y/o pasadas de modo, tiempo, lugar, personalidad, gustos, cultura, formación, sexo, creencias, religión, ideología, etc.).

A continuación te compartiré los elementos que, en general (salvo algunos puntuales) serían comunes a estos tres narradores testigos:

Literautas:

“1. No es el protagonista”

“El narrador testigo nunca es el protagonista de los hechos relatados e intenta contarlos de la forma más objetiva posible, tal y como los presenció.”

“2. Tiene una visión limitada”

Nos lo cuenta desde su punto de vista y está limitado por sus percepciones. No puede estar en todas partes ni verlo todo, así como tampoco puede saber lo que piensan los demás personajes.

“3. Describe y sugiere”

“Como consecuencia de los dos puntos anteriores, el narrador testigo no puede explicarnos los porqués de las acciones de otros personajes y rara vez realiza juicios de valor. Se limita a describir lo que ve o vio y, en todo caso, nos sugiere en alguna ocasión lo que cree que pasa, siempre desde su punto de vista.”

“4. Aporta credibilidad”

“Aporta el realismo de que realmente están sucediendo esos hechos, es como cuando alguien te cuenta de primera mano lo que ha visto. Se crea una conexión directa entre el lector y el narrador, casi como si éste se estuviese confesando con el primero.”

“5. Emplea el lenguaje del personaje”

“El narrador testigo siempre ha de expresarse como lo haría el personaje que está relatando los hechos. Si se trata de un niño que nos cuenta la historia que ha presenciado, no puede hablar como un adulto; si un policía escribe un informe sobre un altercado, lo contará con el lenguaje con el que redacta sus informes…”

“6. El narrador no es el autor”

“Y la voz del narrador no debe usarse como una forma de introducirse en la propia historia, sino que debe tener vida propia y estar justificada dentro del desarrollo del cuento o de la novela. Cuando se usa un narrador testigo, debe ser porque es la mejor manera de contar esa historia.”

Concepto (punto) de:

En general, todo narrador testigo se caracteriza por lo siguiente:

“Cuenta los eventos que componen el relato desde una perspectiva única, correspondiente a un personaje de la trama que nos sirve de testigo, o a una entidad no involucrada en la trama, pero presente cuando se llevan a cabo los hechos.”

“El narrador testigo nunca es el protagonista de la historia.”

“Posee una cantidad de información limitada, que puede ser mayor, igual o menor a la que dispone el protagonista, pero siempre idéntica a la que dispone el lector.”

“Al mismo tiempo, se halla sumergido en el relato, de modo que rara vez accede a información por fuera del mismo, ni puede anticiparse a las cosas como lo haría el narrador omnisciente.”

“Puede narrar en 1era (yo) o 3era (él) persona gramatical.”

“Puede disfrazar su voz como si de entradas de texto se tratara: recortes de prensa, documentos oficiales, testimonios, etc.”

“El narrador testigo es uno de los más comunes de la tradición narrativa occidental moderna, junto con el narrador protagonista. Se encuentra especialmente en relatos que juegan con la fidelidad de sus recuerdos (narrador deficiente), o con agendas ocultas en la narración (narrador poco fiable).”

De todo esto yo resaltaría que el narrador testigo, cualquiera fuera, dispone de INFORMACIÓN Y PERSPECTIVA LIMITADA, no puede saber qué piensan o sienten los personajes -salvo inferencias realizadas por manifestaciones externas-, no se puede anticipar al futuro como el narrador omnisciente, NO ES EL AUTOR NI HABLA COMO ÉL sino como una entidad externa impersonal o como un personaje y, como recomienda Literautas y COINCIDO: “Cuando se usa un narrador testigo, debe ser porque es la mejor manera de contar esa historia”

Esto es lo que sería un pantallazo teórico general de este tipo de narrador y sus diferentes subtipos.

Sin embargo, en la práctica puede suceder que el narrador testigo impersonal pueda tener alguna semejanza aparente con el narrador omnisciente (aunque éste siempre se distinguirá y hará acto de presencia cuando ingrese en el fuero íntimo de los personajes, en detalles mínimos de la trama o pueda ir de aquí para allá en el tiempo -pasado, presente y futuro-). Pero como el narrador omnisciente pese a que pueda acercarse puede “sentirse” un poco distante (parece un “Dios” que todo lo sabe y como tal, así como puede ingresar en lo íntimo, también podría “percibirse” “grande”, “magnífico”, “lejano”, “más allá de las nubes”) por esa “distancia” podría acercarse al testigo impersonal.

Lo que podría ser útil para distinguir al narrador omnisciente y al testigo impersonal (y podría ser extensible a los otros narradores testigos) es la comparación entre Dios y un juez humano.

A la hora de evaluar la intención, Dios lo ve y conoce todo porque es omnisciente. Entonces su capacidad de juzgar será completa.

El juez humano, en cambio, no ve el fuero íntimo. No conoce ni puede conocer la intención en forma directa, indudable, matemáticamente demostrable. Pero sí puede tener acceso a HECHOS EXTERNOS que sean reveladores, indiciarios del proceso psíquico o volitivo interno y, en virtud de esa apoyatura externa (que se da en nuestra realidad exterior -para algunos objetiva, para otros fenoménica-) podrá inferir cuál ha sido la intención y, en función de la intención inferida, juzgará la conducta.

Lo que sería propio de Dios se asemeja al narrador omnisciente (sabe que alguien está triste y por qué, porque accede a su fuero íntimo). La limitación del juez humano y el modo de proceder derivado de ella es muy similar al narrador testigo: no nos puede decir que alguien está triste o por qué: pero sí puede inferir por el signo externo (lágrimas, llanto) el estado psíquico interno (tristeza). Aunque en general el narrador testigo sólo repara en el signo externo y deja la inferencia al lector (En “Suerte en Pompeii” se ve en la escena en la que Gaius se derrumba y luego cuando Viridia está desesperada por la suerte de la familia de su amo y por la suya propia porque no la escuchan. Lo único que nos dice el narrador es que lloran y a lo sumo a qué se parecen -en el caso de Gaius lo compara con un niño, contraponiendo su aspecto físico, que describe- No necesita decir nada más: el lector con su empatía podrá imaginar lo que sienten Gaius o Viridia. Lo inferirá racional y emocionalmente. Pero el narrador, como es testigo y no omnisciente no puede ni debe decir más, porque su conocimiento no llega hasta lo interno).

La otra dificultad es narrador testigo personal vs. narrador protagonista.

En teoría, el narrador testigo personal podrá estar más cerca o más lejos del protagonista, ser habitual o eventual, haber conocido la historia de terceros (esto lo acercaría a mi conjetura que expuse más arriba), mientras que el protagonista es aquel al que le suceden las cosas, aún cuando al igual que el testigo las relate como si las hubiera presenciado de primera mano. La confusión puede venir cuando el narrador testigo personal use la primera persona.

Ahora analicemos tu duda acerca del narrador de mi relato.

Según me decís: “Sí veo a un personaje testigo: la esclava Viridia, pero no es la narradora.”

Muy buen punto el que marcás, porque creo que me da pie a algo que podrá servirte para distinguir a este tipo de narrador.

¿Viridia es un personaje? Sí.

¿Viridia presencia un hecho y por ende es testigo del mismo? Sí.

¿Viridia es la narradora? No.

Esto nos conduce a este “criterio”: un personaje puede ser testigo de algo pero ello no lo convierte en narrador testigo.

A su vez, el narrador testigo puede ser o no un personaje (no lo es si es impersonal) y puede, incluso, referir a otros personajes que hayan visto u oído algo (como en el caso de Viridia).

Pero vamos a otra parte: vos decís: “VEO” aun personaje testigo pero no es la narradora.

La clave es “veo”. Lo que quizás suceda en el relato es que EL NARRADOR NO SE VE PORQUE NO ES UN PERSONAJE.

El narrador de este relato es impersonal.

Antes de aceptar el reto opcional releí el post de Literautas y di con el de la otra página y leí los tres relatos que pone como modelo de cada subtipo de narrador testigo.

Ahí tomé el consejo de Literautas: “Cuando se usa un narrador testigo, debe ser porque es la mejor manera de contar esa historia”

Lo que me llevó a pensar: “OK, el narrador testigo es la mejor manera de contar esta historia porque quiero enfocarme en dos personajes pequeños, en dos “nadies”, en un día de su vida pero en un contexto de un hecho histórico que influyó sobre la humanidad. ¿Qué subtipo es más conveniente?”

Si usaba un informante o cronista, hubiera podido hacerlo pero podía sentirse o algo lejano, o algo pequeño, o algo biográfico, o muy limitado. (Hay una fuente que tuve en cuenta que se asemeja a esto: la carta de Plinio el Joven en la que cuenta a un amigo la muerte de su tío -que lo adoptó como hijo- Plinio el Viejo y es uno de los testimonios más directos y contemporáneos de la tragedia de Pompeya y Erculano). Claramente no iba en línea con la historia que quería contar y con los personajes.

Si utilizaba un narrador testigo personal hubiera sido muy limitada su visión, o se hubiera acercado a la peligrosa línea del protagonista, o me hubiera obligado a “incluir” un personaje más en la dinámica de dos (Gaius y Viridia) y debía “meterlo” en el final (porque como dijo un personaje de una serie: “si todos murieron, ¿quién contó la historia?” Llevado a este relato: si el narrador testigo hubiera muerto, no nos hubiéramos enterado qué pasó con Gaius y Viridia y, por ende, no habría historia o por lo menos, no esta historia…) Incluir un personaje más implicaba replantear toda la historia y se hubiera hecho casi imposible respetar el límite de las 750 palabras (cosa que igual me costó, porque en una primera versión había superado por mucho el límite).

Entonces la solución apareció: el narrador más conveniente era el TESTIGO IMPERSONAL porque me ofrecía un conocimiento limitado, “no vendía la trama” (como podía hacerlo un omnisciente que podría “adelantar” el futuro y “matar” el suspenso) y cierta distancia, de modo tal que pudiera “atestiguar” lo “macro” (la ciudad que era un hervidero, el tiempo de fiestas, los distintos edificios que hacen a la ambientación -me refiero a los que nombra el narrador, no los personajes-) y lo “micro” Gaius, el incidente detonador que lo involucra, cómo conoce a Viridia y la relación entre ellos, como así también respecto del amo de Viridia y su familia y volver a presenciar lo “macro” (que incluye a lo “micro” -Gaius y Viridia-): la erupción.

Este narrador “cerraba por todos lados” y por eso lo adopté.

Pero como no tiene personalidad, como es distante y se “siente” como una “entidad” o como una “cámara de cine” es como si “no se lo ve”.

Como vos has leído mis relatos anteriores, vamos a comparar al narrador de “Suerte en Pompeii” con Emma, la narradora de “Una larga noche”, “La vidente” y “Un as en la manga”.

Emma se asemeja a una narradora testigo personal en cuanto a través de sus ojos y su subjetividad vemos y conocemos a Marianne (que es alguien que a ella la fascina). Nos muestra a la protagonista y nos cuenta sobre ella.

Pero a su vez a Emma le sucede también la acción principal, con lo cual ella también es protagonista.

Concedo que es algo inusual porque es una historia con dos protagonistas.

Pero a diferencia de lo que sucede en “Suerte en Pompeii” en donde hay una distancia y no hay un personaje que cuente, en los otros relatos sí lo hay y quien narra está metida DENTRO de la acción, le sucede a ella (aunque a la vez refiera a otra protagonista como si fuera una testigo).

Lo que sí tienen Emma y este narrador testigo impersonal en común es que ella y éste tienen un conocimiento LIMITADO y se fijan sólo en lo externo.

La diferencia (más allá de que Emma también es protagonista) es que ella puede referir a hechos con precisión y cierta objetividad o pretensión de objetividad PERO LO FILTRA TODO A TRAVÉS DE SU SUBJETIVIDAD, mientras que el narrador testigo impersonal de “Suerte en Pompeii” es seco, aséptico, distante.

Espero que este análisis te sea de utilidad para poder distinguir los narradores y aplicarlo tanto a mi relato como al tuyo como al análisis de los que comentes.

Saludos.

¡Nos leemos!

Dante

19/02/2025 a las 05:04

PARA YOLI:

¡Hola Yoli!

Gracias por tu comentario. Me alegro que hayas disfrutado el relato.

Intenté usar precisamente eso: imágenes, y me alegro haber logrado transportarte a la antigua Roma.

Tenés razón: después de “manos” falta un punto y después de “su hija” iba un espacio. No sé si este segundo error ocurrió cuando lo copié al formulario. El otro punto me olvidé de colocarlo porque el relato excedía bastante del límite de las 750 palabras y llegué sobre el borde (casi a las 0:00 hs. -hora española- del 15 de febrero). Gracias por marcarlo así lo corrijo.

Con respecto a “Señor”, es cierto que en español debería ir con minúscula.

Sin embargo, está con mayúscula a propósito: es para enfatizar la “atmósfera” romana. Si yo consignara “señor” en minúsculas parecería algo contemporáneo. Un trato entre iguales (Por ejemplo: si graficáramos una conversación mía con alguien en la calle: “Por favor, señor. Pase usted.” O: “Buenos días, señora”, iría con mayúsculas según la RAE. Quien escuchara estas conversaciones o leyera su representación escrita pensará que esas personas y yo somos iguales ante la ley e iguales en dignidad humana. Y pensará bien, porque es así).

Pero en la época romana, aunque nos resulte tan antinatural como repugnante, no era así. Justamente una de los personajes principales (podríamos decir coprotagonista) es una esclava. Ella es la que usa Señor con mayúsculas y luego lo hace Gaius para referir a sí mismo para “darse importancia” en relación al amo de Viridia (porque pretende permutarla por un caballo y un anillo).

La palabra Señor con mayúsculas es la traducción española de Dominus, el dueño. La mayúscula revela una relación de PODER, una relación asimétrica entre dos desiguales (la esclava no era ni siquiera considerada persona: era una cosa. ¿Era un ser humano para los romanos? Sí. Pero a pesar de ser humana, no era persona: era una cosa. Esto es lo que quiere poner de relieve el uso intencional de la mayúscula en la palabra “Señor”.

Una vez que termine los comentarios obligatorios, sin dudas pasaré por tu relato. Gracias por invitarme a leerlo.

Saludos. Nos seguimos leyendo

Vespasiano

19/02/2025 a las 10:12

Buenos días, Dante;
Ya he leído tu relato, un par de veces, que me ha parecido una lección de la Historia de Roma, recogiendo un hecho dramático tan doloroso como la desaparición de Pompeya engarzándola con la historia de dos personajes anónimos pero no por eso menos interesantes.
Estoy de viaje y ocupado con un familiar enfermo.
Con más tiempo podré volver para ampliar opiniones.
Saludos.

¸.•*´¨`*•.¸Yoli¸.•*´¨`*•.¸

19/02/2025 a las 20:38

Gracias Dante por aclararme el motivo por el que Señor va con mayúscula en tu relato.

Si indicarte que lo que pones de ejemplo: si graficáramos una conversación mía con alguien en la calle: “Por favor, señor. Pase usted.” O: “Buenos días, señora”, iría con mayúsculas según la RAE. Supongo quisiste decir: iría con minúsculas según la RAE.

Solo irían con mayúscula si escribes las abreviaturas: “Por favor, Sr. Pase Ud.” O: “Buenos días, Sra.”, según la RAE

A tu tiempo, cuando puedas pasas por mi relato, más que agradecida 🙂

Nos seguimos leyendo.

Mena

20/02/2025 a las 14:03

Hola Dante,
tu relato es muy interesante. Centrarse en un hecho histórico para el reto de este mes ha sido muy inesperado y, te tengo que decir que desde el conocimiento de una historiadora, todos los términos están perfectamente escogidos y forman parte de la sociedad romana de la época. Lo único a lo que le puedo poner pegas, es que no hayas decidido usar el término dominus, al de señor, ya que me chirría un tanto dentro de los diálogos que serían propios de ese período.
La idea de fin y comienzo que se insinúa en el texto a raíz de la erupción y vinculada al inicio de la relación de los personajes promete para una narración más larga.
¡¡Muchas gracias por tu texto!!

Cami

20/02/2025 a las 14:23

Hola Dante!!!! No soy digna de comentar tu relato! Sobre todo por el trabajo meticuloso que haces al comentar el de los demás. Humildemente te digo que es una historia preciosa. Me perdí un poco al principio, pero después le encontré el sentido.
Buenas imágenes, lograste extrañamiento. Ansío la próxima entrega. Nos leemos

Codrum

21/02/2025 a las 10:17

Hola, Dante.
Menuda monografía has escrito sobre el narrador.
Tendré que pasarme por aquí para leerlo con más calma.

En cuanto a tu texto te diré lo siguiente:
1.- Me chocó la escena en que se gira y ve a la mujer. ?Por qué no le llevan directamente los otros hombres? ? De dónde sale esa chica? A mi entender fue muy abrupto.

2.- Hay muchos nombres y muchas palabras “en otro idioma” para un texto tan corto, se me hacen demasiadas. sé que son necesarias para ambientar la obra y darle realismo, pero reducirlas tampoco harían ningún mal.

3.- —Tú no tienes que seguir su suerte. Yo no quise creerte, y todo lo que me dijiste resultó cierto… (esta frase me quedó muy forzada. Hasta el momento no le ha dicho tantas cosas. o eso creo)
4.- La velocidad de “enamoramiento” supera a la de la luz. Se puede justificar dado que el protagonista se encuentra en una situación extrema y se aferra a la esclava como a un palo flotando en el mar para sobrevivir.

Dicho esto, me parece que eres un escritor muy muy meticuloso. Me encanta como nos llevas a ese mundo con la primera frase.
Los dialogos son potentes y la acción fluye. Es un texto que utiliza genial la premisa de “mostar y no contar”, ya que el narrador apenas hace unos diminutos incisos en los diálogos.

Como te dijeron en los comentarios, me imaginé muy pronto dentro de la historia.
Fué un placer leer hasta el final.
En todo momento tuve una duda: ?Dónde va a meter la frase del taller? y cuando me la encontré fue genial. fluía con el resto del texto.

El final abierto a la esperanza es muy tierno.
Nos deja con una sonrisa en la boca.
Así que toda la evolución del protagonista , su montana rusa de emociones, en tan corto espacio, esta muy bien mostrado.

Me gustará seguir leyendote

!Buen trabajo!

IreneR

21/02/2025 a las 12:53

Buenas, Dante.

Hacía mucho que no leía un relato ambientado en Roma, me ha gustado mucho, ha sido refrescante, además, me ha parecido que estaba muy bien escrito. En cuanto ha aparecido la chica no he podido evitar sonreír al saber lo que iba a ocurrir en la ciudad. Con bien dice el protagonista, al final solo ha perdido cosas materiales.

Una cuestión, no entiendo muy bien porqué escribes señor en mayúscula, pues señora lo has escrito en minúscula.

Sobre el reto. A pesar de lo bien escrito que está, no veo el narrador testigo por ninguna parte. No es un personaje dentro de la historia el que está contando lo que le pasa a Gaius. Yo diría que es un tercera persona.

Nos leemos.

Un saludo.

Irene

Osvaldo Mario Vela Sáenz

23/02/2025 a las 21:06

Hola Dante. Para ser sincero debo de reconocer que terminé la primera lectura y quedé anonadado. Como era posible haber leído algo tan bello que no entendía. Lo primero que indague fue que era calendas septembris y estando en México, me salió celebraciones en Oaxaca. Entonces recurrí a un indicador diferente: libros de historia en mi teléfono para saber que sucedió en pompeii.

Fue Entonces cuando descubrí que la historia que contabas databa la fecha de agosto del año 79 después de cristo. que panorama se iluminó frente a mis ojos, una historia de amor de un vulcano de profesión y una esclava de ojos verdes. quienes se libraron de la explosión del Vesubio. De verdad que me rindo ante esta historia de dimensión histórica- te felicito y gracias por regalarnos algo único.

PROYMAN1

24/02/2025 a las 18:09

Saludos Dante he leído tu relato y nos transportas a la antigua Roma, original descripción aunque al final de todo es lo que siempre ha existido y es el timo que a veces por ciertas circunstancias sufren las personas igual da la época.
Te doy las gracias por haber leído mi relato y por tus extensas explicaciones las tendré en cuenta para el futuro.
seguro que continuamos leyéndonos.

José Torma

25/02/2025 a las 18:43

Dante.

Estas en otra liga, hermano.

Concuerdo con todo lo que te han dicho, pero al final del día y siendo muy maquiavélicos, el fin justifica los medios.

La atmosfera super creada. No se si conozcas el programa británico Dr. Who. Yo era fan insuperable. En un episodio de la tercera temporada, si no estoy equivocado, sus viajes en el tiempo y espacio los llevan a Pompeya momentos antes de la erupción. ¿A donde voy con todo esto? Tu descripción supera lo que mis ojos vieron en ese episodio. Tienes el don de contar de una manera prolija que creo todos deberíamos aspirar a lograr.

A mí solo me queda declarar que soy tu fan.

Felicidades, compañero y gracias por compartir tus historias.

Borja

26/02/2025 a las 20:07

Hola Dante!
Este mes no continuaste con tu historia. Entré solo para ver cómo continuaba.
Aún así no me arrepiento.
Como siempre, mi opinión sobre tus textos en los aspectos formales es intachable.
Dominas muy bien esos aspectos.
La parte de la narrativa lo divido en dos tramos. La primera mitad, me encantó. Ágil, vibrante… no pasa nada estrambótico y genera interés genuino. Después cuando se encuentra con la mujer se vuelve un punto más espeso. Leyéndolo con calma se entiende bien, pero requiere un algo más de atención (y esfuerzo) que esa primera mitad maravillosa.
El final ( y el fondo) de la historia me gusta mucho. Esa persona que gana perdiendo. Una idea que me encanta.
Un saludo!!

Dante

12/03/2025 a las 01:53

PARA VESPASIANO:

Gracias por pasar a leer mi relato y dejar tus impresiones.
Lamento que tu familiar este enfermo. Espero que puedan atravesar este momento y que todo vaya mejorando.

He tenido un mes complicado y por eso recién ahora puedo devolver los comentarios.

Saludos.

Dante

12/03/2025 a las 01:53

PARA YOLI:

Primero que nada, perdón por responder ahora. He tenido un mes un tanto complicado y no he podido hacerlo antes.

No hay por qué agradecerme la aclaración de por qué Señor va con mayúscula en el relato.

Tenés razón: en donde puse “iría con mayúsculas” quise decir “con minúsculas según la RAE”.

Saludos y nos seguimos leyendo.

Dante

12/03/2025 a las 01:53

PARA MENA:

Hola Mena.

Primero que nada, perdón por responder ahora. He tenido un mes un tanto complicado y no he podido hacerlo antes.

Gracias por tu comentario. Lo valoro especialmente porque según señalás sos historiadora. Me alegro de haber podido reflejar bien ese marco histórico. He tratado de documentarme lo mejor posible y de tornar creíbles a los personajes y su contexto.

Tenés razón en lo que decís que “chirría”. ¡¡No sé cómo se me escapó!! De hecho, cuando le contestaba a Yoli, la explicación de mayúsculas vs. minúsculas era esto. Efectivamente: tal como lo marcás tendría que haber escrito “dominus”.

Había pensado esta historia como un relato breve (aunque era más extenso que el límite de las 750 palabras, el original era casi el doble). Sin embargo, el hecho de que me señales que prometería para una narración más larga por la relación entre los personajes, consideraré esa posibilidad.

Por lo demás, la idea del final era dejarlo abierto a la imaginación del lector y, aunque no era la intención original, también posibilitaba (y posibilita) tu sugerencia. Se trata de dos personas libres que no tienen nada y que tienen que comenzar cada una desde cero. Juntos o separados, pero de cero. Y después de semejante experiencia.

Respondo a tu agradecimiento por mi texto con un agradecimiento por tu comentario técnico y al mismo tiempo, cálido hacia la historia que he tratado de contar.

Saludos y nos seguimos leyendo.

Dante

12/03/2025 a las 01:57

PARA CAMI:

Primero que nada, perdón por responder ahora. He tenido un mes un tanto complicado y no he podido hacerlo antes.

Gracias por tu comentario. Y por supuesto que, al igual que todos los compañeros, sos digna de comentar mi relato. Todos somos dignos de leer y comentar entre nosotros porque aquí estamos para compartir y disfrutar.

Me alegro que te haya gustado la historia y te hayan agradado las imágenes.

Sólo me queda una duda: ¿qué significaría “Ansío la próxima entrega”? ¿Del taller o una posible continuación de la historia? Me dejaste pensando…

Saludos y nos seguimos leyendo.

Dante

12/03/2025 a las 01:58

PARA CODRUM:

Hola Codrum. Antes que nada, ¡bienvenido al taller!

Primero que nada, perdón por responder ahora. He tenido un mes un tanto complicado y no he podido hacerlo antes.

Con respecto al aporte anterior sobre el narrador fue por el comentario de Pilar, ya que ella decía no tenerlo claro. Y me pareció que era una buena oportunidad para reflexionar un poco. La idea es usar los comentarios también para esto, ya que por ahora es la única vía de comunicación dentro del taller. Si ese aporte puede serte útil, leelo y toma de él lo que te sirva.

Ahora me referiré a tus aportes y dudas:

1.- Gaius está en el Foro de Pompeya (era un gran espacio público, uno de los centros principales de la ciudad y allí estaba el templo del dios principal, Jupiter. Al lado estaba el macellum, que era el mercado. Los hombres se van, lo dejan solo a Gaius frente al templo de Júpiter. Cuando gira, se topa con Viridia, la esclava, que salía de comprar del mercado. Viridia era lo que en la Roma antigua se conocía como “esclava doméstica”.

Los hombres no lo llevan porque la idea de ellos (que les salío bien) era estafarlo: le prometieron que más tarde le entregarían una casa, por la que el pagó todo lo que tenía, pero esa casa aunque real, pertenecía a otra persona. Por la ubicación de la casa, bastaba que ellos fueran para la otra punta de la ciudad o que la abandonaran para que Gaius no los viera nunca más (que es lo que casi pasó en la historia).

2.- Lo que decís de los nombres y las palabras en otro idioma en un texto tan corto es un aporte valorable. Sin embargo, este fue un riesgo que decidí correr y lo considero justificado porque tenía un propósito. ¿Cuál era este? Que si a los lectores les interesaba el relato, si ponían esos términos en un buscador, podían dar con los sitios o indagar según les interesara, encontrar información, bibliografía, etc. La idea era ambientar, darle realismo y posibilitarle al lector “empaparse” de ese mundo, si ello le interesara.

En términos generales, es decir, fuera de un propósito específico como este, concuerdo con vos: usar modismos o palabras extranjeras debería ser evitado porque complica o impide la interpretación y disfrute del texto. No obstante, personalmente pienso que la regla cede cuando hay un propósito narrativo que lo justifique.

3.- Entiendo que la frase que marcás no sería forzada, pero puede que esa sea tu experiencia como lector y por lo tanto, no pretendo discutirlo. En todo caso, tendré que pensar si al reelaborar el texto en un marco más amplio si no habría que retocar un poco los diálogos.

La razón por la que Gaius le dice a Viridia “todo lo que me dijiste resultó cierto” se refiere a cómo ella se refirió a los falsos amigos y la estafa, que él al principio se negaba a aceptar hasta que la realidad se impuso. Ese “todo”, sea mucho o poco en cantidad, cualitativamente fue relevante y le demostró a Gaius que Viridia, aunque fuera esclava, era una persona criteriosa y confiable. El “Tú no tienes que seguir su suerte” tiene que ver con que los esclavos no eran considerados personas sino cosas, y, como tales, sufrían la suerte que le tocara al amo (a veces llamado dueño). Ese es el sentido de la frase en el contexto de la trama. Sin perjuicio de que reflexionaré sobre esta línea de diálogo a la hora de reescribir el texto con mayor extensión.

4.- En relación a lo que decís a la velocidad de “enamoramiento”: sobre este punto tendré que trabajar si hay una posibilidad de que sugiera eso a algunos lectores. Si bien el final es abierto y la clase de relación no está definida (y por tanto puede ser lo que el lector imagine), el centro del vínculo entre ellos pasa por otro lado. Son dos “nadies” que nada tienen: él por haber sido estafado y haber perdido su herencia, ella por ser una esclava (una cosa, ni siquiera una persona). Dos personas en esa situación no tienen ningún interés egoísta y pueden ser sinceras una con otra. Después de compartir esa situación límite (una tragedia social que casi acabó con sus vidas) y luego de quedar en “igualdad de condiciones” entre sí (por darle Gaius la libertad), podrán empezar cada uno desde cero. Separados o juntos (y qué tan juntos o “cómo de juntos”) ya es parte del futuro posterior al final abierto. Todo lo que imagine el lector de ahí en más es absolutamente válido.

Me alegro que hayas considerado que he utilizado la premisa de mostrar y no contar. La idea es que al menos las partes principales o más reveladoras del relato la cumplan, pero nunca es sencillo de lograr y siempre se puede mejorar al respecto.

También me alegro de que hayas considerado potentes a los diálogos y que la acción fluye.

En relación a lo que decís de que “el narrador apenas hace unos diminutos incisos en los diálogos”, viene muy bien este aporte.

Si bien lo relacionás con el “mostrar y no contar”, tengo que decir que ayudó mucho que el narrador elegido haya sido un testigo impersonal. Éste no conoce el fuero íntimo de los personajes y no hace valoraciones. Es más bien “seco”, “aséptico” y por eso sus incisos son más breves que, por ejemplo, los de un narrador protagonista o los de un testigo personal, o bien, los de un narrador tercera persona omnisciente. Los dos primeros podrían recurrir a incisos más extensos o “cargados” porque allí dejan traslucir su subjetividad (porque en definitiva, “vemos” la historia desde sus ojos, y cuando es protagonista él/ella literalmente vive la historia). Y en el otro caso, se trata de un narrador que todo lo sabe, por lo que puede acotar cuanto estime oportuno. Cuando es testigo impersonal, en cambio, lo que prevalece es el poner de manifiesto lo que atestigua. De ahí que “resalten” tanto los diálogos como todo aquello que muestra.

Me alegro que te hayas imaginado muy pronto dentro de la historia y que hayas disfrutado leer hasta el final.

Con respecto a la frase del taller… Fue prácticamente la que determinó que esta historia fuera la elegida. Tuve otras ideas, pero por alguna razón, “no se llevaban bien” con la frase.

Diste con el clavo en tu apreciación sobre el final: es un final abierto a la esperanza (y a valorar aquello que justifica la esperanza).

Me alegro también de haber cumplido con mostrar la evolución del protagonista y sus emociones, lo que me resultó difícil (como supongo que a todos o a la mayoría le/nos resulta) en un espacio tan breve.

En cuanto a que te gustará seguir leyéndome, lo mismo digo de mí respecto de vos. Siempre estarás invitado a pasar por mis textos y me considero invitado a entrar a los tuyos.

Saludos y nos seguimos leyendo.

Dante

12/03/2025 a las 01:59

PARA IRENE R.:

Hola, Irene.

Primero que nada, perdón por responder ahora. He tenido un mes un tanto complicado y no he podido hacerlo antes.

Me alegro que te haya gustado el relato y que consideres que está bien escrito.

Lo que decís de que no pudiste evitar sonreír al saber lo que iba a ocurrir en la ciudad, ni bien apareció la chica, la verdad es que ese fue el reto/obstáculo principal. ¿Cómo contar una historia que pudiera ser interesante para el lector, de una manera mínimamente interesante, sabiendo lo que todos sabemos (qué es lo que va a ocurrir)?.

Tal como lo señalás, “bien dice el protagonista , al final solo ha perdido cosas materiales”. La idea era contraponer a los dos “nadies” (un plebeyo estafado y en la ruina y una esclava) con la concepción social dominante (que valoraba a la propiedad como uno de los criterios rectores, lo que se extendía a la familia -el pater era casi un “dueño” de la familia y ejercía, más allá del afecto que tuviera o no, un poder jurídico, tal como el dueño- e incluso a otras personas -los esclavos eran cosas-).

En relación a tu pregunta de por qué “Señor” va con mayúsculas y señora con minúsculas es lo mismo que le dije a Yoli: “Señor” es una especie de título. La esclava refiere a Gaius como “Señor” porque es un hombre libre, un propietario (aunque fuese plebeyo y nada tuviera, al menos era libre y ciudadano). La mayúscula significa aquí jerarquía social.

A su vez, señora va con minúscula porque cuando Gaius, que es un poco ingenuo, es nuevo en la ciudad y probablemente sea poco detallista, al principio no repara en que está ante una esclava. Por lo que si piensa que se dirige a una ciudadana -más allá de la desigualdad entre hombres y mujeres que pudiera haber en Roma antigua- está hablando con una “igual”, entonces, allí me pareció correcto usar la grafía actual, donde los vocativos van en minúscula.

Ahora bien, esta confusión podría haberse evitado si, tal como con acierto lo señala Mena, hubiese consignado “dominus” en los parlamentos de Viridia. No sé cómo se me escapó eso, porque de hecho de alguna manera lo tuve en mente (porque si no no hubiese puesto las mayúsculas).

Con respecto a lo que señalás del narrador testigo, la palabra clave es “veo”. No ves al narrador porque no es un personaje. Efectivamente: como decís no es un personaje dentro de la historia. Usa la tercera persona, sí. Pero no es lo que se llamaría tercera persona omnisciente. Es una de las tres variantes del narrador testigo. Las que vos referís como “personaje dentro de la historia” pueden ser el testigo personal (el más frecuente) o el testigo informante (el que narra a través de una crónica o informe). Este es la tercera variante: el narrador impersonal. Es como una “cámara” que registra lo que pasa. No sabe lo que piensan o sienten los personajes, salvo lo que pueda deducir por signos externos y que nos lo hace saber en la medida que sea relevante. Puede que “muestre” más de lo que “cuente” y es más bien seco, aséptico (a diferencia del narrador testigo personal -que siempre es subjetivo- y tal vez, del informante o cronista, que puede tener pretensión de objetividad pero puede colarse su subjetividad por algún intersticio). No me fue sencillo de “agarrarle la mano” y por lo que veo parece discutido entre varios de nosotros (Pilar también tuvo la misma duda e hice una reflexión al respecto).

Gracias por tu comentario.

Saludos y nos seguimos leyendo.

Dante

12/03/2025 a las 01:59

PARA OSVALDO MARIO VELA SÁENZ:

Hola Osvaldo:

Primero que nada, perdón por responder ahora. He tenido un mes un tanto complicado y no he podido hacerlo antes.

Gracias por tus palabras y tu comentario.

Me alegro que te haya gustado la historia.

Me has sorprendido con que al buscar calendas septembris la búsqueda arrojó como resultado celebraciones en Oaxaca. Nunca lo hubiera esperado.

Las expresiones o nombres en latín tenían como objeto no sólo ambientar el relato y “sumergir” al lector sino también darle datos que le permitieran, si le interesara, indagar más y ver fotos o reconstrucciones de sitios que fueron y son reales (pese a la tragedia).

Veo que lo has tomado como una historia de amor. ¿Es por el desarrollo o por el final? Me he quedado con esa duda, y tu visión me servirá para analizar mi propio relato.

Nuevamente gracias por tu comentario.
Saludos y nos seguimos leyendo.

Dante

12/03/2025 a las 01:59

PARA PROYMAN1:

Hola PROYMAN1

Primero que nada, perdón por responder ahora. He tenido un mes un tanto complicado y no he podido hacerlo antes.

Gracias por tu comentario. Tal como decís, cuando se dan o construyen ciertas circunstancias, el timo lo sufren las personas. Cambian las épocas y algo las maniobras, pero el resultado tristemente es el mismo.

Saludos y nos seguimos leyendo.

Dante

12/03/2025 a las 02:00

PARA JOSÉ TORMA:

Hola José.

Primero que nada, perdón por responder ahora. He tenido un mes un tanto complicado y no he podido hacerlo antes.

Gracias por tu comentario y por tus elogios.

Con respecto a la atmósfera, me he documentado y he tratado de crearla lo más fielmente posible. Me alegro que consideres que lo he logrado.

Conozco el programa británico Dr. Who, aunque no lo miraba.

Valoro muy especialmente tu comentario comparativo con ese programa, dado que como decís, eras fan del mismo. No tuve en vista algún modelo ni intención de compararme con nada (salvo alejarme del “lente” o foco de las superproducciones, en general de Hollywood que enfocan el suceso desde los grandes héroes o desde lo “magnífico”, “enorme”, “grandioso”, “grandielocuente” -o el superlativo que prefieras-: la intención era contar una historia mínima dentro de un marco histórico que los excede y contiene y en relación a un hecho imponente). Que siendo fan de esa serie consideres que esta ambientación ha superado aquella, realmente me anima a seguir trabajando este aspecto de las historias a contar.

Gracias por darme “las gracias por compartir tus [mis] historias”. A mí me queda darte las gracias por leerlas y comentarlas con dedicación y sinceridad.

Saludos y nos seguimos leyendo.

Dante

12/03/2025 a las 02:01

PARA BORJA:

Hola Borja!

Primero que nada, perdón por responder ahora. He tenido un mes un tanto complicado y no he podido hacerlo antes.

No he continuado la historia porque ya estaba adquiriendo cada vez más complejidad. La trama se complica, entran en escena más personajes y no siempre las consignas son aptas para su prosecución. Puede que en algún momento la retome en el taller o que vuelva a contar otra historia de Emma y Marianne pero autosuficiente (o que sí culmine al cabo de dos o tres relatos, lo que constituiría un solo relato breve en una, dos o tres partes). Aquella historia ya está tomando el curso de una novela. Lo que sí es probable es que vuelva a hacer mención a ella o de algún modo habilitar alguna manera de charlar con quienes les interese esa historia (a la que espero darle la forma que merece, ya que lo considero un proyecto muy importante y son dos personajes muy queridos para mí).

Gracias por tu comentario y por haber leído el relato aunque no respondiera a tu objetivo de ver cómo continuaba aquella historia.

Te agradezco por tus consideraciones relativas a los aspectos formales.

Con respecto a la narrativa, coincido con que la primera mitad es más ágil. La segunda puede que sea un poco más lenta o que se torne algo más compleja. “Espesa”, si así lo preferís. La primera parte es más ágil porque la historia empieza in media res y, siendo Gaius un forastero, es “lanzado” a una ciudad que no conoce y en donde un compañero de viaje y algunos locales -que se conocen entre sí- lo estafan en una maniobra rápida y se desvanecen en el aire. La segunda parte implica lidiar con las consecuencias de la estafa, lo que empieza con tomar conciencia de ella, a lo que la víctima se resiste (a nadie le gusta admitir que fue engañado). Esas consecuencias van llevando a otras hasta que se llega al final.

Me alegro que te gusten el final y el fondo. Lo expresaste muy bien: es alguien que gana perdiendo (correlativamente, quienes le quitaron todo, pierden ganando…)

Saludos y nos seguimos leyendo.

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