Literautas - Tu escuela de escritura

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Un muerto en la pared - por MT Andrade

Web: https://un-nuevo-peregrino.blogspot.com/

Sin duda el grafitero era un maestro de la pintura realista. Hiperrealista preferiría decir. Es cierto también que frente a la única ventana de mi casa que daba a la calle Morquio había un hermosísimo muro alto, que en una época fue blanco, que invitaba, cual un lienzo, a la pintura. Yo misma hubiera comprado los aerosoles y si tuviera edad, cargado una escalera, aunque fuera pequeña. No podría decir si esos mamarrachos eran artísticos. Aparecían siempre al día siguiente que el propietario de la vivienda se percataba de la existencia del artefacto y hacía que lo pintaran.
El dueño intentó alternativas varias, franjas de colores, figuras geométricas coloridas al estilo del arte abstracto, figuras bien trazadas. Sin éxito. El grafiti volvía.
Un día miro por la ventana, como siempre, y había una grieta en la pared. De un día para otro la pared se había descascarado, habían quedado parte de los ladrillos a la vista y casi en medio una larga fisura oscura zigzagueante. Pasaron algunos meses y el muro permaneció incambiado.
En ocasiones me desvelo y me levanto a observar la calle desierta, semi alumbrada. Vi un joven prolijo. Es el primer adjetivo que se me ocurre para describirlo. Más bien alto, gorra de beisbol invertida, camisola anaranjada que sobresalía sobre un pantalón deportivo oscuro, medias anaranjadas y chinelas negras. Dejó sobre la vereda un bolso del que sobresalían varias latas de pintura en aerosol. Se sentó y miró el muro con detenimiento. Permaneció tanto rato en la misma posición que mi sueño regresó.
De un día para otro se agigantó la ranura. Se hizo tan grande que era visible el interior del jardín de la casa, una hermosa reposera, una mesa, una glorieta florida, escalones…
En un momento el dueño de la casa, un albañil corpulento, sujetó al chico y lo amenazó con llamar a la policía. El chico logró liberarse, corrió y se detuvo en el centro de la calle. Respondió con un gesto, colocando dos dedos estirados sobre su sien. No pasó de amenazas.
La situación continuó incambiada, cada tanto en la noche el albañil hacía alguna ronda y observaba. Quizá, o es solo mi imaginación, la brecha ha aumentado. Da la impresión que la reposera se ha movido, que está algo más cerca del muro.
Casi un mes después, como todos los días al levantarme de la cama, observo el muro. ¡No! No puede ser. Sobre la reposera, ahora casi desarmada y volcada está el cadáver del albañil. Sí, está muerto. Su cabeza yace casi sobre la vereda.
Llamo de inmediato a la policía diciendo que ha habido un homicidio, que veo el cuerpo del muerto desde mi ventana.
Rato después se oyen sirenas. Llegan dos patrulleros. Estacionan frente al muro. Los agentes caminan en uno y otro sentido, observan desde diferentes posiciones. Ninguno de ellos ingresa en la vivienda. Supongo que otros habrán llamado a la puerta que da a la calle Rubino. Conversan entre ellos. Llega alguien con el chico. Lo han capturado enseguida. Era obvio, quién más podría ser.
Uno de los policías cruza la calle y viene hacia aquí…

—Ofelia, Ofelia, hermana levántate que viene la policía.
—Buenos días señora. ¡Fue usted quién llamó a la policía?
—Sí, claro. ¿Qué otra cosa podía hacer?
—¿Desde dónde observó el patio del vecino, desde esa ventana?
—Sí claro. Desde ahí veo todo. Está a los pies de mi cama.
—Entiendo, es la misma vista que tenemos desde aquí, desde la puerta.
—Sí.
—Acompáñeme señora.
—¡Ofelia! Ofelia levántate que me llevan a la comisaría. ¡Ofelia!
—Señora, solo vamos a cruzar la calle y dar una mirada más próxima.
—¿Más cerca del muerto? Del decapitado. ¡No! De ninguna manera, yo ahí no me acerco.
—No tema señora cruce mirando hacia el piso si quiere. Quizá ya se hayan llevado al muerto.

Cruzamos. Miro la pared. Me acerco más. Toco los ladrillos, la grieta… No puedo creerlo.
—Agente. Es solo una pintura… Pero si también vi al chico con los aerosoles.
—No señora. Era solo el cuidacohes de la esquina que se sentó a tomar unas latas de cerveza y se quedó dormido contra el muro. Él no es el pintor. No sabemos quien es. Ya lo atraparemos.
—¿Y el albañil?
—Se ha reído a más no poder. Dice que va a poner una especie de telón y cobrar por ver la pintura.

—Quizá lo escriba.
—¿Usted escribe?
—No, pero hoy todo el mundo lo hace.
—Bueno. No mate mucha gente.

Comentarios (8):

Teresa S.M.

19/02/2025 a las 20:27

Hola MT Andrade. Esta genial el relato. Muy bien construido, muy bien expresado todo y muy imaginativo.
Gracias por compartirlo.

Mónica Bezom

20/02/2025 a las 04:33

Hola, MT Andrade.

Un relato original, excelente diría, en el que todo es perfecto.

El final, desopilante.

Me has hecho reir además.

Te felicito.

IreneR

21/02/2025 a las 11:35

Buenas, MT Andrade.

Vaya giro final. La verdad es que no me lo esperaba. Me ha gustado.

Algunas veces me he liado un poco con los cambios de tiempo verbal, pasas del pasado al presente en varias ocasiones y, la verdad, no sabría decir si está correcto o no.

-“—Buenos días señora. ¡Fue usted quién llamó a la policía?”. Falta la coma de vocativo, aquí, y en varias frases más. Y se coló una exclamación inicial en lugar de una interrogación.

Nos leemos.

Un saludo.

Irene

Pilar (marazul)

21/02/2025 a las 19:52

Hola MT Andrade:
Lo primero decirte que has escrito un relato entretenido y como la sangre no llegó al río con un final inesperado, feliz y hasta divertido.
Se lee bien y con buen ritmo, subiendo de tono según avanza la acción. La estructura de planteamiento, nudo y desenlace muy bien diferenciadas.
Me gusta mucho ese toque de humor que le das al final, no solo al descubrir que no hay cadáver, sino también en el tono que le das a la señora y en la última frase del policía.
Combinar descripción con diálogos al final es un acierto: agiliza y da veracidad.
Algunas palabras como “reposera”, “incambiado”, denotan un español de procedencia uruguaya ¿tal vez? Todo enriquece nuestra querida lengua.
Muy buena idea la de relacionar la pintura de un grafitero con la grieta. Y es que hay algunos que pintan tan bien, que parece real.
Encantada de haberte leído.
Saludos

PROYMAN1

24/02/2025 a las 12:50

Saludos Andrade me ha gustado tu relato, algunas palabras no me son conocidas pero el final es muy bueno sobre todo por dar vida a los grafiteros que están de capa caída en la actualidad.
las consideraciones técnicas los compañeros las han aportado y con buen criterio.
seguro que nos seguiremos leyendo.

Tavi

26/02/2025 a las 21:05

Hola Mt Andrade

Primero que nada, darte las gracias por darte el tiempo de pasar por mi relato. He leído el tuyo y tienes un estilo muy fresco y agradable para leer. Muy bonita la historia del grafitero.
Te hago algunos alcances que solo son de tipo gramatical.
Acá: Un día miro por la ventana, como siempre, y había… Esa “y” me parece que debiera ir antes de “como”.
“sujetó al chico y lo amenazó con llamar a la policía. El chico…” Muy seguido el sustantivo chico, recomendaría buscar un sinónimo.
“la brecha “ha” aumentado”. La brecha “había” aumentado.
“Era solo el cuidacohes” Imagino que es “cuidacoches”
“No sabemos “quien” es”. Ese “quien”, lleva acento.
Bueno espero haber sido de alguna ayuda.
Saludos.

Dante

27/02/2025 a las 04:29

¡Hola MT Andrade! Mi relato está un poco más arriba y por norma me ha tocado leer y comentar el tuyo.

Adelanto mi opinión diciendo que he sido favorecido por la suerte, porque el relato me ha gustado mucho.

Ahora sí, pasaré a hacer el comentario, y para ello trataré de seguir la guía de Literautas:

I.- FORMA:

I.- 1.- ASPECTOS POSITIVOS:

I.- 1.- 1. GÉNERO, TONO Y LENGUAJE:

En general no soy partidario de dividir tajantemente los géneros. En cuanto a este relato, podría decirse que navega entre el realismo y la comedia. Es una postal exquisita de una escena de “barrio”, sea de ciudad o pueblo, que lo pinta de modo casi costumbrista y a la vez es ameno y divertido.

El tono es ligero y, tal como “pinta” la realidad que pretende reflejar, es ameno, detallista y divertido.

El tono es coherente con el género (o los géneros entre los que navega el texto) y el lenguaje es apropiado en relación a ambos elementos formales.

I.- 1.- 2. ATMÓSFERA O AMBIENTACIÓN:

La ambientación o atmósfera es perfecta. Viene dada por la propia narradora y por la abundancia y colección de pequeños detalles.

El hecho de nombrar calles (Morquio y Rubino) me hizo “meter” tanto dentro de la situación, que busqué si efectivamente existían y dónde. No sé si es el lugar, pero uno de los lugares que encontré fue Durazno, que tendría estas dos calles (pero según encontré, son paralelas). Con lo cual, aunque no estoy seguro que sea Durazno, deduzco que la historia sucede en una ciudad uruguaya.

Las imágenes del vecindario son muy vívidas y también el “clima” emocional de la narradora es claro y contagioso.

Debo decir que este elemento formal está trabajado de modo excelente.

I.- 1.- 3. EL RITMO Y LA ACCIÓN:

El ritmo, considerado desde el punto de vista de la acción no puede ser calificado ni como lento ni como rápido: es sencillamente ágil y continuo.

Este es un punto muy alto del relato.

I.- 1.- 4. EL RITMO, LA CONSTRUCCIÓN DE FRASES, ORTOGRAFÍA, PUNTUACIÓN Y GRAMÁTICA:

Estos elementos están en general muy bien trabajados, sin perjuicio de lo que expondré en las áreas susceptibles de mejoras.

I.- 1.- 5.-SONORIDAD:

La combinación de palabras que conforman el texto suena bien y es apropiada para la voz de la narradora. A su vez, leído en voz alta o en silencio, resuena adecuadamente dentro del lector. Sólo he encontrado una excepción a esta afirmación, a la que referiré en las áreas susceptibles de mejora.

I.- 1.- 6. PUNTO DE VISTA:

El elemento punto de vista responde a la cuestión desde dónde y desde la óptica de quién se cuenta la historia, por lo que tiene relación directa con el tipo de narrador.

Esta narradora, que debo decir está delineada de modo excelente, pareciera ser protagonista. Pero me hace dudar también si no sería testigo.

Por un lado, la historia narrada “corre por cuenta de ella”, lo que llevaría a considerar que el peso de la acción recae sobre ella.

Pero por otra parte, si uno se pone a pensar en los hechos narrados en sí, “la vida real” sucede afuera y les sucede a los otros: al grafitero, al albañil y a los otros personajes de menor importancia (como el cuidacoches -que está por la zona haciendo lo suyo y bebiendo cerveza- y los agentes de policía -que cumplen con su tarea cuando son requeridos-). Si se adoptara este enfoque, y según prefiera el lector (por quien se incline), el protagonista y el antagonista de la contienda que sucede “ahí afuera”, en la “vida real” serán el albañil (dueño de la casa) y el grafitero, o viceversa.

En esa lectura, la narradora sería testigo, y una testigo “de lujo”. No se pierde ningún detalle y todos los cuenta minuciosamente. Y a pesar suyo sería una testigo no fiable, como la evolución de la trama lo muestra al final.

No obstante ello, aún considerando narradora testigo a la del relato, sucedería a los efectos prácticos algo que a veces ocurre en la vida cotidiana: esta narradora está tan bien recreada que se asemeja a esas personas que desplazan a los propios protagonistas en virtud del magnético modo en que que cuentan la historia. De manera tal que lo que sucede no nos interesa tanto en sí sino por la peculiar (y atractiva) manera en que lo cuenta.

Me ha atraído particularmente esta dualidad protagonista/testigo-testigo/protagonista y si hubieras decidido marcar como cumplido el reto opcional, yo por mi parte no lo hubiera objetado.

Como sea que consideres a la narradora y que pienses que cumplías o no el reto opcional, lo cierto es que este elemento formal merece ser destacado especialmente.

I.- 1.- 7. DIÁLOGOS:

Los diálogos ocupan una porción relevante aunque no mayoritaria del texto y exhiben un rasgo particular: carecen de acotaciones.

Sin perjuicio de eso, resulta clarísimo para el lector quién habla en cada momento, lo cual es algo muy positivo.

Son parlamentos directos, breves, a veces incisivos y a veces con humor. Y siempre ágiles y sobre todo NATURALES.

Las palabras que “salen de la boca” de cada personaje son perfectamente verosímiles y permiten distinguir a cada personaje e imaginar cada situación. Los subtextos también son accesibles al lector.

Por último, su representación gráfica es correcta (salvo un pequeño error de tipeo en la línea “Buenos días señora. ¡Fue usted quién llamó a la policía?”, en el cual donde está el signo de exclamación de apertura correspondería colocar el signo de interrogación de apertura.

En resumen: excelente trabajo también en este elemento.

I.- 1.- 8. DESCRIPCIONES:

Prácticamente en cada párrafo hay descripciones.

Con respecto a este elemento formal siempre es posible pecar por defecto o por exceso (generalmente sucede esto último). Por ello, la descripción es cuestión de medida, de proporción. Pero además de este aspecto cuantitativo hay otro cualitativo y funcional: el por qué y el para qué se introducen las descripciones.

Conjugando esos dos criterios y las particulares características de la narradora, es absolutamente atinado que haya tantas descripciones. Por lo demás, la adjetivación es adecuada en cantidad y en calidad.

Sin esta utilización y distribución de las descripciones a lo largo del texto ni la narradora ni la historia serían lo que son. Por lo tanto, este elemento formal, además de estar bien utilizado, deviene esencial.

I.- 1.- 9. CONFLICTO:

Hay varios conflictos en el relato, y esto lo torna particularmente interesante.

El primero y más notorio es el conflicto entre la narradora y el exterior (bien sea el objeto “grieta”, bien sea lo que sucede allí fuera)

Un segundo conflicto, vinculado con el anterior, es el que se establece entre el albañil y el joven que describe la narradora. Es un conflicto del tipo interpersonal (persona vs. persona). Pero aquí hay otro conflicto “escondido”: la narradora -que como diríamos en Argentina es una chusma -es decir alguien entrometida y chismosa- parece prejuzgar a quien cree el grafitero y sutilmente sugiere “entre líneas” que toma partido por el dueño. Al hacerlo, se adhiere a ese conflicto originario y externo teniendo como “contradictor” -por no decir “antagonista”- a quien se opone a aquel cuya posición apoya.

Se advierte un tercer conflicto que la narradora expresamente DICE tener: problemas para conciliar el sueño. Es, si se quiere, intrapersonal (la que no puede dormirse es ella) o si se prefiere, un conflicto con el entorno (si se le “echa la culpa” al exterior que es el que no le permite dormir). En este conflicto “declarado” (lo entrecomillo porque es lo que nos dice una narradora que termina siendo no fiable) radica en gran medida el encanto del texto.

Este conflicto no es un conflicto real (dentro de la realidad ficcional del relato): es una AUTOJUSTIFICACIÓN de la narradora. Quizás desee engañarse a sí misma. O tal vez pretende “defenderse” del lector porque no quiere que éste se forme un mal concepto de ella (“¡No vaya a pensar el lector que soy una chismosa, cómo puede ser eso!”).

Pero todos estos conflictos, que se entretejen maravillosamente, nos llevan al que yo entiendo como conflicto principal (y que terminaría siendo -en mi opinión- la causa del relato). Es un conflicto implícito, soterrado y muy pero muy profundo: es el que experimenta la narradora consigo misma.

Del contexto se infiere que es una persona que, salvo por su hermana con quien vive, parece ser solitaria. Probablemente sea anciana, o aunque no lo sea todavía, sí tiene varias décadas encima. Aparenta ser alguien sin parentezco o vínculos afectivos (tal vez sean dos mujeres solteras, de esas a las que despectivamente se llamaba “solteronas” en otros tiempos, o podrían ser viudas sin hijos, o con hijos con los que por x motivo no tienen contacto físico frecuente; y podría ser también que no tuvieran amistades, sea por la edad, sea por alguna cuestión psicológica o que tuviera que ver con su forma de ser).

No sería extraño también que esa soledad pudiera haber incidido también en su salud mental y percepción de la realidad.

Esa conjunción lleva a un único destino: la conciencia íntima de que carece/n de vida propia y, entonces tratará de llenar ese profundo vacío, fijándose al detalle en las vidas y circunstancias ajenas. Ella vive la vida de los otros mirando la vida de ellos (y, por supuesto, juzgándola -aun sin decir nada expresamente-). Es en el fondo una situación muy triste, aunque la trama del relato sea divertida para nosotros los lectores.

La interrelación entre todos estos conflictos reales, aparentes, explícitos e implícitos brinda una riqueza enorme a la trama y torna gratificante la experiencia de lectura.

I.- 1. 10.- INTRIGA:

Dado que este elemento deriva en gran medida del conflicto, al tener tantos y tan buenos conflictos, que están correctamente planteados y se encuentran interrelacionados, es imposible que no esté presente la intriga.

Además, al estar tan bien dosificada la información a lo largo de la evolución del relato, es inevitable que el lector se pregunte qué sucederá luego, que su curiosidad sea desafiada y renovada a cada paso y que luego hacia el final tenga lugar ese giro sorprendente que nos arranca una sonrisa (o algunas risas).

Es una sorpresa, sí. Pero no sale de la nada: los “escalones” en los que se apoya están progresivamente colocados y resulta totalmente coherente con la evolución de la trama. Cuando el final es satisfactorio, sorpendente y coherente con una evolución previa -que fue in crescendo-, sólo puede obtenerse una conclusión: el elemento intriga ha sido correctamente trabajado.

I.- 1. 11: PERSONAJES:

Los personajes están muy bien delineados

La narradora es un personaje espectacular. Es una soberbia construcción. Es una “chusma arquetípica”.

Los demás personajes, que según la lectura que se quiera hacer (si se la piensa a la narradora como protagonista o como testigo porque la vida real pasa ahí afuera, porque ella no la vive o bien la vive cuando cuenta la de los demás) podrán ser secundarios o eventualmente protagonista-antagonista y secundarios.

En cualquier caso cumplen su función en la trama. Si ellos no estuvieran (el albañil y el supuesto grafitero), no habría nada que contar. Si tampoco estuviesen el verdadero grafitero o pintor (que no ha sido todavía arrestado), el cuidacoches, la hermana y los policías, tampoco habría historia. O no esta: con tantos lujos de detalles.

I.- 2. ÁREAS SUSCEPTIBLES DE MEJORA:

I.- 2.- 1. GRAMÁTICA, PUNTUACIÓN Y CONSTRUCCIÓN DE FRASES:

(A) GRAMÁTICA:

“Yo misma hubiera comprado los aerosoles y si tuviera edad, cargado una escalera, aunque fuera pequeña”

En esta oración faltaría el verbo auxiliar antes de “cargado”. Si se lo pensara en subjuntivo es posible que se lo diera por sobrentendido porque se usó antes “hubiera” y lo que se evitaría sería la repetición. No obstante ello, tampoco “me suena” bien prescindir del verbo auxiliar.

Pero por otro lado, después de pensarlo un poco, entiendo que esta oración sería una condicional irreal. Esta clase de oraciones Las oraciones condicionales irreales, a las que también se las denomina imposibles, expresan un escenario pasado que ocurrió y su/s consecuencia/s imaginaria/s. Claramente no sucedió en la realidad que la narradora hubiera comprado los aerosoles de haber sido más joven (que tampoco lo es), por lo que la acción consecuente (cargar la escalera) resultaría condicional, y por ende, en ese tiempo debería conjugarse.

Con lo que quedaría: “Yo misma hubiera comprado los aerosoles y si tuviera edad, habría cargado una escalera, aunque fuera pequeña”.

Lo que sigue lo plantearé como un área de mejora, aunque no estoy seguro que sea tal.

Ahora me explico.

He notado algunas incoherencias de tiempos verbales, pero de lo que no estoy seguro es de que no sean intencionales para realzar la voz de la narradora. Para tornarla creíble, verosímil. Para que “suene” a una “chusma de barrio”, que bien podría ir y venir con los tiempos verbales y usar presente para remarcar algunos hechos en el pasado, tornándolos más vívidos para el interlocutor (que en este caso seríamos los lectores).

Sin perjuicio de eso, para el caso en que no fuesen intencionales, señalaré dónde detecto estas incoherencias. Como no conozco otra manera de hacerlo, destacaré en mayúsculas los verbos que rompen con el flujo temporal:

“El dueño intentó alternativas varias, franjas de colores, figuras geométricas coloridas al estilo del arte abstracto, figuras bien trazadas. Sin éxito. El grafiti volvía.” (PASADO)

“Un día MIRO por la ventana, como siempre, y había una grieta en la pared. De un día para otro la pared se había descascarado, habían quedado parte de los ladrillos a la vista y casi en medio una larga fisura oscura zigzagueante. Pasaron algunos meses y el muro permaneció incambiado.” (El verbo “mirar” está en presente, “haber” en pasado, y la oración proviene de un párrafo en pasado. El resto del párrafo también se encuentra en pasado).

“En ocasiones me DESVELO y me LEVANTO a observar la calle desierta, semi alumbrada. Vi un joven prolijo. ES el primer adjetivo que se me OCURRE para describirlo. Más bien alto, gorra de beisbol invertida, camisola anaranjada que sobresalía sobre un pantalón deportivo oscuro, medias anaranjadas y chinelas negras. Dejó sobre la vereda un bolso del que sobresalían varias latas de pintura en aerosol. Dejó sobre la vereda un bolso del que sobresalían varias latas de pintura en aerosol. Se sentó y miró el muro con detenimiento. Permaneció tanto rato en la misma posición que mi sueño regresó.” (Si bien el desvelarse y el levantarse a observar es algo que sucede con cierta frecuencia y podría perdurar en la actualidad, estos verbos aparecen en presente en un contexto que está en pasado y que proviene de un párrafo inmediato anterior en su mayoría en pasado. Aun suponiendo que pudiera utilizarse el presente porque refiere a algo que puede suceder no sólo en el pasado sino también en el presente y posee cierta regularidad, la incoherencia sí se verificaría en los verbos “ser” -“es- y “observar” -“observo”- referida al joven. No sólo el contexto del párrafo está en pasado sino que esta frase viene a continuación del primer contacto visual con él y antes de los detalles de su descripción física y vestimenta. Ambos extremos están en pasado, mientras que la frase intermedia se encuentra en presente. Allí radicaría también la incoherencia de tiempos verbales).

“De un día para otro se agigantó la ranura. Se hizo tan grande que era visible el interior del jardín de la casa, una hermosa reposera, una mesa, una glorieta florida, escalones…” (Este párrafo está en pasado, lo que no merecería objeciones y va en línea con el párrafo anterior – excepción hecha de la incoherencia parcial de aquel de los verbos en presente- y la evolución de la narración que están en pasado).

“En un momento el dueño de la casa, un albañil corpulento, sujetó al chico y lo amenazó con llamar a la policía. El chico logró liberarse, corrió y se detuvo en el centro de la calle. Respondió con un gesto, colocando dos dedos estirados sobre su sien. No pasó de amenazas.”

“La situación continuó incambiada, cada tanto en la noche el albañil hacía alguna ronda y observaba. Quizá, o ES solo mi imaginación, la brecha ha aumentado. DA la impresión que la reposera se ha movido, que está algo más cerca del muro.” (Este párrafo comienza en un nivel más “macro” pues refiere a “la situación” y luego a uno de los implicados en ella, el albañil. En ambos casos la narradora utiliza el tiempo pasado. Como la situación no había cambiado y el albañil vigilaba, lo que la narradora quiere remarcar es el cambio, la variación. Aunque acaso ésta solamente se encontrase en su imaginación. Y luego añade una valoración adicional.

“Casi un mes después, como todos los días al levantarme de la cama, observo el muro…”

Aquí coloqué puntos suspensivos porque a partir de esta oración, el relato ya utiliza el tiempo presente -salvo referencias desde el presente al pasado, que son justificadas y correctas- y la narración da paso a los diálogos, que en esta última parte soportan el peso de la narración. ESTE PASO AL PRESENTE SÍ ESTÁ JUSTIFICADO Y NO ES UNA INCOHERENCIA -intencional como recurso de verosimilitud o no intencional- La narradora antes nos contó en pasado toda la sucesión de hechos que constituyeron los antecedentes hasta llegar hasta aquí. De ahora en más la historia “viviremos” la historia junto con ella, en tiempo real. Este es un recurso narrativo riesgoso, pero a la vez es MUY EFECTIVO y se ve que lo dominás con maestría. Este es un punto altísimo de la trama y del relato (si bien aquí estamos en las áreas susceptibles de mejora, como el análisis debió ser conjunto -por ser intrínsecamente contextual-, debo resaltarlo positivamente aquí).

(B) PUNTUACIÓN:

Como dije, la puntuación está muy bien. La mayoría de las consideraciones que haré serán aportes para la reflexión y estarán fundados en criterios subjetivos, de preferencia o funcionales. No significan que necesariamente debiera cambiarse lo que está ni que existan infracciones a reglas objetivas de puntuación.

“Sin duda el grafitero era un maestro de la pintura realista. Hiperrealista preferiría decir. Es cierto también que frente a la única ventana de mi casa que daba a la calle Morquio había un hermosísimo muro alto, que en una época fue blanco, que invitaba, cual un lienzo, a la pintura. Yo misma hubiera comprado los aerosoles y si tuviera edad, cargado una escalera, aunque fuera pequeña. No podría decir si esos mamarrachos eran artísticos. Aparecían siempre al día siguiente que el propietario de la vivienda se percataba de la existencia del artefacto y hacía que lo pintaran.”

Dada la interrelación que existe entre las dos primeras oraciones, el clímax y el final del texto, quizás sería preferible utilizar un punto y aparte después de “preferiría decir”. Siento que el inicio, de por sí muy atractivo, ganaría todavía más. Sería todavía más contundente, ya que serían dos frases cortas que concentrarían el impacto y por lo tanto, llamarían más la atención.

También podría considerarse si no tendría que ir una coma después de “duda” (“Sin duda, el grafitero era un maestro de la pintura realista”) quizás brindaría más claridad y mejoraría un tanto el ritmo.

Otra variante que se podría pensar es si no podría cambiarse el punto y seguido (después de “pintura realista”) por un punto y coma Por un lado, dada la gran interrelación que existe entre las dos oraciones y la “velocidad” que podría imaginarse de la narradora que irrumpe y concita nuestra atención, una pausa marcada que sea mayor a la coma y menor al punto podría verse apropiada. Esto tal vez resaltaría más a la calificación de hiperrealista, que dada la evolución de la trama y el final resulta esencial.

“Es cierto también que frente a la única ventana de mi casa que daba a la calle Morquio había un hermosísimo muro alto, que en una época fue blanco, que invitaba, cual un lienzo, a la pintura.”

Esta oración, que comienza con un buen ritmo, podría percibirse un poco larga y el “que” antes de invitaba no parecería constituir una enumeración. Por tal motivo, sugeriría examinar si no podría subdividirse en dos oraciones con un punto y seguido anterior: “Es cierto también que frente a la única ventana de mi casa que daba a la calle Morquio había un hermosísimo muro alto. En una época fue blanco e invitaba, cual un lienzo, a la pintura”. O en caso de mantener la puntuación original, que no es incorrecta ni compromete el ritmo, podría cambiarse un “que” por un “e”: “Es cierto también que frente a la única ventana de mi casa que daba a la calle Morquio había un hermosísimo muro alto, que en una época fue blanco, e invitaba, cual un lienzo, a la pintura.”

“De un día para otro la pared se había descascarado, habían quedado parte de los ladrillos a la vista y casi en medio una larga fisura oscura zigzagueante”

Desde mi punto de vista (subjetivo y discutible, por cierto), esta oración quedaría un tanto larga, y por otro lado, faltaría una pausa. Te invito a considerar esta variante:

“De un día para otro la pared se había descascarado. Habían quedado parte de los ladrillos a la vista y, casi en medio, una larga fisura oscura zigzagueante”

Aquí han quedado subdivididas las dos oraciones porque, en mi opinión, son ideas que tienen una cierta relación (si se descascara la pared como consecuencia quedarán parte de los ladrillos a la vista) pero no tanta con el resto de las consecuencias. Por otra parte, el punto y seguido acelera un tanto el ritmo en este tramo y mejoraría el flujo de lectura. Asimismo, al colocar comas entre “y, casi en medio,” se resalta la “larga fisura oscura zigzagueante”. Que es la grieta, que además de la consigna obligatoria, es un elemento muy relevante para la trama y para la construcción de la intriga.

“La situación continuó incambiada, cada tanto en la noche el albañil hacía alguna ronda y observaba. Quizá, o es solo mi imaginación, la brecha ha aumentado. Da la impresión que la reposera se ha movido, que está algo más cerca del muro.”

Sugiero que examines la posibilidad de subdividir el párrafo en dos, y a su vez, la primera oración en dos:

“La situación continuó incambiada. Cada tanto en la noche el albañil hacía alguna ronda y observaba.”

“Quizá, o es solo mi imaginación, la brecha ha aumentado. Da la impresión que la reposera se ha movido, que está algo más cerca del muro.”

Al dividirse en dos el párrafo quedarían separados nítidamente dos momentos: la situación sin cambios y las rondas del albañil para controlar que siguiera así y el detalle que nota la narradora que sí implica un cambio, aun cuando éste sólo se encontrara en su propia imaginación.

Por otro lado, al subdividir la primera oración en dos, se ganaría en claridad y fluidez. Hay una relación entre ambos extremos, pero no es tan íntima. Porque la situación es un enfoque más “macro” o global, general, sin detalles. En tanto que la actividad del albañil ya implica un nivel de mayor concreción, porque además de ser una acción, es ejecutada por uno de los implicados en el marco espacio-temporal referido por la narradora como “situación”. Considero también que al separar una y otra oración, lo que cada una expresa se realza y la atención del lector se posa sobre ambos puntos (los dos importantes), sin que se disperse aquella ni se frene el ritmo.

“Sobre la reposera, ahora casi desarmada y volcada está el cadáver del albañil.”

Con respecto a esta oración, te invito a considerar la siguiente variante:

“Sobre la reposera, ahora casi desarmada y volcada, está el cadáver del albañil.”

Convendría colocar las comas entre “reposera” y “está” porque las características que “ahora” presenta la reposera constituyen una aclaración. Si bien si se quisiera hacer un resumen alguien diría que “ahora casi desarmada y volcada” es una idea secundaria porque la oración o afirmación se entiende sin ella y lo principal es que sobre la reposera está el cadáver del albañil, lo cierto es que a nivel literario los detalles son muy relevantes y en ellos se encuentra el “color” de la narración. Por eso, el utilizar las comas que separan realza el detalle. Con lo cual, sea en la relación idea principal-secundaria o en el realce literario del detalle, en ambos casos saldría ganando una oración impecable en su formulación y en el contexto en que está inserta.

“Era obvio, quién más podría ser.”

Esta oración no estaría mal puntuada desde el punto de vista objetivo. Sin embargo, te invito a considerar esta variante:

“Era obvio: ¿quién más podría ser?”.

La oración original utiliza una interrogación indirecta y separa con una coma dada la relación bastante cercana entre un elemento y otro. No obstante ello, de usarse los dos puntos la segunda idea sería una inmediata concreción o especificación de la primera, y plantearla como una pregunta directa le daría mayor impacto.

“—Ofelia, Ofelia, hermana levántate que viene la policía.”

En esta oración puede que por un error de tipeo falte una coma después de hermana porque al leerlo, el ritmo que me sugiere requeriría una pausa. No obstante ello, te invito a utilizar allí un punto:

“—Ofelia, Ofelia, hermana. Levántate que viene la policía.”

Al separar las oraciones con el punto y seguido por un lado la narradora llama a su hermana y por el otro justifica el por qué lo ha hecho, distinguiéndose y resaltándose ambas acciones.

“—Buenos días señora. ¡Fue usted quién llamó a la policía?”

En este parlamento resulta evidente un involuntario error de tipeo (un signo de apertura de exclamación en lugar de uno de apertura de interrogación). Con lo que debería quedar: “—Buenos días, señora. ¿Fue usted quién llamó a la policía?”

Por otro lado, he coloado una coma después de “Buenos días” porque señora es un vocativo, y antes de ellos debería ir una coma.

“—¿Desde dónde observó el patio del vecino, desde esa ventana?”

Con respecto a esta línea de diálogo, te invito a considerar la posibilidad de cambiar la coma por una subdivisión de la pregunta en dos:

“—¿Desde dónde observó el patio del vecino? ¿Desde esa ventana?”

Aclaro que es una mera opinión personal mía (y como diría la narradora “quizá sea sólo mi imaginación”), al visualizar la escena la separación de la pregunta en dos hasta sugeriría un cierto movimiento del policía mientras habla (caminar, mirar, señalar). Lo que, de ser así, brindaría más verosimilitud porque en la realidad el habla y las acciones suelen ser simultáneas. Todo ello entiendo que influiría positivamente en el ritmo.

“—Entiendo, es la misma vista que tenemos desde aquí, desde la puerta.”

La puntuación de esta oración es correcta. Sin perjuicio de eso, en mi opinión podría considerarse cambiar la coma por un punto y seguido de modo tal que se marcara por un lado el asentimiento a la explicación recibida y por el otro se concentrara la atención en la vista y sus características: “—Entiendo. Es la misma vista que tenemos desde aquí, desde la puerta.”

“—Acompáñeme señora.”

En esta línea de diálogo debería colocarse una coma después de “Acompáñeme” (quedaría “—Acompáñeme, señora.”), ya que “señora” es un vocativo, y antes de ellos debería ir una coma.

“—¡Ofelia! Ofelia levántate que me llevan a la comisaría. ¡Ofelia!”

En esta línea de diálogo debería colocarse una coma después de “Ofelia” (quedaría “—¡Ofelia! Ofelia, levántate que me llevan a la comisaría. ¡Ofelia!”), ya que “Ofelia” es un vocativo, y si se usan antes de lo que sigue, después de ellos debería ir una coma.

“—¿Más cerca del muerto? Del decapitado. ¡No! De ninguna manera, yo ahí no me acerco.”

Desde mi punto de vista (personal, subjetivo y discutible), si bien podría interpretarse que “Del decapitado” es una afirmación emocional, casi nerviosa, de la narradora, como especifica el modo en que ha fallecido “el muerto” y a él se alude en una pregunta, entiendo que podría utilizarse una pregunta. Aunque el subtexto cambiaría en tal caso: más que una afirmación emocional, nerviosa, sería un reproche “¡Claro, querés que vaya con el decapitado!” (por otro lado, esto tendría un “gustito especial” para nuestra “amiga” a quien le gustan TANTO los detalles y combatir sus “desvelos” mirando lo que pasa por la ventana…). Por otro lado, es posible que utilizando un punto y seguido en lugar de la coma, la afirmación “Yo ahí no me acerco” quede como una negativa más rotunda, más terminante (que es lo que el lector imagina en boca de la narradora al llegar a este punto). Con lo que te invito a considerar la variante: “—¿Más cerca del muerto? ¿Del decapitado? ¡No! De ninguna manera. Yo ahí no me acerco.”

“—No tema señora cruce mirando hacia el piso si quiere.”

En esta oración después de “tema” debería ir una coma, ya que “señora” es un vocativo, y antes del mismo debería utilizarse ese signo. Por otro lado, como por un lado el agente intenta calmar a la narradora y por el otro lado le da una orden implícita dentro de una invitación, se trataría de dos ideas que, aunque relacionadas, son diferentes. Por lo que debería usarse algún signo de puntuación (en el original no lo hay) y convendría que estuviesen un poco más separadas, lo que justificaría un punto y seguido: “—No tema, señora. Cruce mirando hacia el piso si quiere.”

“—Agente. Es solo una pintura… Pero si también vi al chico con los aerosoles.”

En esta línea de diálogo convendría cambiar el punto y seguido por una coma. Ello por dos motivos: primero, porque “Agente” es un vocativo, y segundo, porque el punto allí “frena” la lectura, el ritmo y, en cierto modo, torna confuso un diálogo que es exquisito en su concepción y en su evolución. Al menos a mí me sucedió esto. No puedo afirmar que a otros lectores les suceda o pudiere sucederles. Pero si ocurriera, tendríamos un diálogo que, pese a no usar acotaciones, siempre queda perfectamente claro quién habla y en esta línea se rompería ese flujo por este punto. Con lo que, de compartir mis apreciaciones, quedaría: “—Agente, es solo una pintura… Pero si también vi al chico con los aerosoles.”

“—No señora. Era solo el cuidacohes…”

En esta oración debería colocarse una coma después de “No” (quedaría “—No, señora. Era solo el cuidacoches…”) porque “señora” es un vocativo y antes de ellos debería ir la coma.

En resumen: como señalé en los aspectos positivos, la puntuación está muy bien en el relato y, salvo la cuestión de los vocativos, la mayoría de las anteriores consideraciones son simples invitaciones a la reflexión y opiniones sujetivas, personales y discutibles y, de cambiar algo, probablemente termine tratándose de una cuestión de preferencia personal o de reorientación contextual o funcional que, después de tu examen, pudieras estimar más pertinente que las variantes originales.

(C) CONSTRUCCIÓN DE LAS FRASES:

“Da la impresión que la reposera se ha movido, que está algo más cerca del muro.”

En esta oración habría un queísmo, puesto que si la oración se invirtiera en forma de pregunta sería: “¿Qué da la impresión?” Y la respuesta parecería no tener completo sentido. Pero si preguntáramos: “¿De qué da la impresión?” La respuesta sería: “de que la reposera se ha movido”. Con lo cual quedaría: “Da la impresión de que la reposera se ha movido, que está algo más cerca del muro”. Aunque ello sería más un aspecto de puntuación, podrías considerar cambiar la coma y el que por un punto y coma o dos puntos. De esa manera, se especificaría el movimiento y se resaltaría la relación e inmediatez (más marcada y concreta en el caso de los dos puntos). Las propuestas de examen serían: “Da la impresión de que la reposera se ha movido; está algo más cerca del muro”. O: “Da la impresión de que la reposera se ha movido: está algo más cerca del muro”.

I.- 2.- 2. SONORIDAD:

La sonoridad del texto, como señalé, es muy buena. Sólo encuentro una frase que entiendo que correspondería examinar aparte: “larga fisura oscura zigzagueante”. “Fisura y oscura” no sólo riman, sino que son palabras adyacentes, con lo cual la sonoridad paradójicamente se torna allí estridente y paradójicamente, se debilita como elemento formal.

II.- CONTENIDO:

Si el manejo de los elementos formales es excelente, qué decir del contenido.

Es una historia, si se quiere, mínima. Y deliciosa.

Como dije al tratar del elemento formal “personajes”, la narradora es una “chusma arquetípica”, absolutamente verosímil, magnética, atractiva.

Exhibe una dualidad entre protagonista y testigo, y si se la conceptuara testigo, es de esas personas que acaparan el protagonismo aunque no lo tengan.

A la vez, como señalé respecto del conflicto, hay varios que se interrelacionan y uno en particular, en mi opinión, es el que es la causa de la historia: el conflicto intrapersonal de la narradora. Que tiene una vida vacía que llena metiéndose en las vidas ajenas y conjeturando sobre ellas.

Trata de inmiscuirse hasta el más mínimo detalle y a nivel consciente o inconsciente, hasta tiene “escudos morales” para que no la descubran como es, para que no le pongan el mote o etiqueta de “chusma” y hasta en la propia narración desliza sus autojustificaciones. Esto la hace mucho más humana, interesante, verosímil y atractiva.

Luego, a nivel trama, se produce una exquisita ironía: quien tanto disfrutaba de los detalles luego “no quiere saber nada” con los supuestamente escabrosos detalles de la muerte, donde no quiere “mirar con microscopio”. Lo mejor de todo es que este “dardo envenenado” sale de su propia boca. Pero ha sido preparado por el agente… (que a esa altura, al igual que sus compañeros y el albañil) ya se han dado cuenta de que han venido inútilmente. De este modo, las palabras se convierten en acciones que modifican a los personajes. Esto indica un gran manejo de los diálogos. Cuando los diálogos se construyen así, no sólo se gana en verosimilitud sino que aún funcionarían no ya a nivel narrativo sino también dramatúrgico, porque puestos así en boca de actores (y subtextos intencionales mediante), las palabras y situaciones cobran vida y la atención del lector/espectador queda garantizada.

Tanto el título, como la primera oración como el giro del final son perfectamente coherentes entre sí. Están sólidamente aundados unos con otros y el lector lo agradece.

Todas estas virtudes formales y de contenido y la voz y características de la narradora también permiten experimentar varias emociones e incluso entretenernos y divertirnos. Y también, al reflexionar un poco sobre la narradora, las características que podrían inferirse de su vida nos podrían despertar tal vez algo de pena y compasión. Al mismo tiempo que podría disgustarnos que sea tan chusma y metida…

Ese caleidoscopio emocional que es en algún punto contradictorio, termina siendo como la vida misma. Y por eso podemos reconocer el morbo, el secreto disfrute con los problemas ajenos, el desliz de los prejuicios (prejuzgar a alguien, tomar partido por su oponente y “desear” que suceda “algo), la frondosa imaginación de gente que no tiene nada que hacer y su voluntad de contar con lujo de detalles las vidas ajenas… Podemos reconocer, en suma, lo que podría suceder en cualquier barrio de cualquier ciudad (quizás con menos intensidad en metrópolis o megalópolis) o en cualquier pueblo.

El contenido, en suma, nos garantiza entretenimiento, emoción y reflexión, y está contado de modo atractivo.

III.- OPINIÓN PERSONAL:

Me ha gustado mucho el relato. Su trama es atrayente, verosímil, divertida y termina siendo original aún cuando muestra un personaje de los que quizás cualquier persona conozca alguno similar. Ser original con lo que en teoría es común es verdaderamente un mérito.

En adición a ello, los elementos formales están muy bien trabajados y, como señalé el contenido nos garantiza entretenimiento, emoción y reflexión, y la historia nos es mostrada y contada por una narradora llamativa, con una voz distinta y peculiar, lo que enriquece la experiencia de la lectura y permite disfrutarla al máximo. Qué más se puede pedir.

Espero que hayas disfrutado al escribir este relato como nosotros al leerlo.

Excelente trabajo.

Saludos. Nos seguimos leyendo.

MT Andrade

05/03/2025 a las 02:51

Estimados compañeros de Literautas
Agradezco profundamente los comentarios que han realizado. Sumamente completos y detallados. Me servirán muchos sin duda.
Efectivamente las calles Rubino y Morquio pertenecen a la ciudad de Durazno, en el centro de Uruguay. Quise nombrar a dos destacados científicos de principios del siglo pasado. Sí, se trata de dos calles paralelas. Inventé una intersección de ambas (lejos del punto impropio). Me ha parecido fantástico que hayan tenido la iniciativa y el interés de buscar, de indagar. De alguna forma es lo que pretendía el texto, y aun así no ha dejado de impresionarme.
Felicitaciones y muchas gracias compañeros.
Saludos
Marcos

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