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Democracia - por David LlurbaR.
Lo que ocurrió el año veinticinco horrorizaría a cualquiera, pero no fue sino antes, durante los meses o incluso años anteriores, que se fueron fraguando lentamente las causas: Primero un real decreto ley, ilegalización de los partidos menores, luego una moción de censura, nacionalización de varias empresas, crisis económica, intervención internacional, nuevas elecciones generales, destitución de la monarquía; para finalmente terminar con el famoso decreto ley que dinamitaría lo que alguna vez fue un gran país.
Todo, y cuando digo todo es todo, en nombre de la Democracia. Una palabra tan prostituida que ya nada queda de aquella ágora ateniense de antes de Cristo.
Para el día dieciséis de febrero, en los exteriores del parlamento, había una grieta en la pared; el diecisiete, había diez; para el dieciocho, treinta. Al acabar el año, cientos y miles de vidas fueron segadas en nombre de la Democracia.
El ánimo de éxodo despertó en todas partes por igual, pero solo aquellos que lo vieron venir pudieron escapar. Todo el ejército fue desplegado en las fronteras al unísono el mismo día del decretazo y el país al completo acabó sitiado a cal y canto. Aeropuertos cerrados y solo trenes con circulación nacional. El mismo día dieciséis, el estado intervino todas las empresas de telecomunicaciones, nacionalizadas con anterioridad. La gente dejó de tener internet en sus móviles. Si querías conectarte, solo podías ir a sitios con redes WIFI certificadas por el gobierno; redes totalmente restringidas que apenas permitían navegar con normalidad. Allí se vio la perversidad más absoluta. Tenían la información de todo el mundo y escrutaron hasta el dato más privado de sus vidas.
Primero fusilaron al líder opositor; luego el partido al completo para seguir con cualquiera que simpatizara o hubiese tenido muestra de ello en alguna ocasión. Quizá por un tuit, quizá por un like en un vídeo político. Desde aquel instante, el pensamiento crítico te costaba la vida con carácter retroactivo.
Las televisiones, tan inteligentes hasta entonces, ya solo servían para ver propaganda del nuevo régimen: “Democracia, democracia, democracia. Esto es lo que todos hemos votado”. Nadie entendía nada, pero todos eran cómplices. ¿Cómo hemos llegado hasta esta situación?
Con la ilegalización de los partidos minoritarios solo quedaron dos grandes bandos, luego politizaron las instituciones hasta eliminar la separación de poderes. Nacionalizaron todo lo nacionalizable aumentando la población funcionaria hasta el sesenta por ciento. Quien no era funcionario, era pensionista o no tenía edad para trabajar. Todos, absolutamente todos, eran dependientes del estado al cien por cien. Para pagar todo ese castillo de naipes la deuda no hacía más que crecer hasta precipitarnos a una gran crisis.
El resto de naciones no se quedaron calladas, denunciaron todas las medidas bajo amenaza de sanciones y finalización de tratados internacionales. El gobierno, haciendo oídos sordos, nos aisló ondeando la bandera y reivindicando nuestra soberanía. Nada ni nadie de fuera podía decidir por encima de nuestra Democracia. Democracia, o perversión visceral que terminó emponzoñando el sistema hasta aniquilarlo.
El día dieciséis de febrero hubo una votación en el congreso, un decreto ley: el decreto de la “Bajada del IVA” se llamaba. Con él se votaba una rebaja impositiva del cincuenta y cuatro por ciento al cincuenta y tres en los productos de consumo, algo muy reclamado por la ciudadanía. Además, añadía un surtido de nimias medidas que apenas listaba en setenta y pico. En una de ellas se aprobaba la creación de una nueva constitución. Se aprobaba también el aumento de las capacidades del presidente del gobierno a jefe de Estado. Se aprobaba una nueva partida de deuda pública a fondo perdido. Se reducía la edad para empezar a trabajar a doce años y se subía la edad de jubilación a los ochenta y siete. Se aprobaba la instalación de sillas electrificadas en la gradería de la oposición en el hemiciclo del parlamento, accionadas con un botón en la mesa del presidente; una medida que no se llegó a realizar. Se expropiaban todas las posesiones de la expatriada familia real para sumarse al patrimonio de la presidencia. Y un chupachups, se aprobaba la compra de un chupachups.
El decreto salió adelante porque el gobierno poseía mayoría absoluta, más de tres quintas partes.
Sin duda alguna no existe sistema más próspero de gobierno en el mundo que una buena democracia.
Después de todo esto solo me queda por decir que “Disfruten lo votado”.
Comentarios (4):
Ebea
19/02/2025 a las 15:23
Hola David, aquí tu vecina del texto 50 haciendo visita de rigor.
Tal y como ya dije en el comentario del texto anterior, llevo mucho tiempo sin hacer esto y me siento un poco oxidada. Espero darte un comentario que te resulte constructivo; por descontado, lo haré desde la concordia y con la mejor intención posible.
Comienzo dándote la enhorabuena. El chupachups fue de lo que más me ha gustado, sin ningún género de dudas. Ironías aparte, realmente has logrado sorprenderme con el ejercicio. Sinceramente, no creí que en una crítica política se pudiese introducir la frase del ejercicio, y mucho menos contaba con que estuviera tan bien encajada como lo has hecho. Aunque no suele ser el tipo de lectura que acostumbro, me ha sorprendido y gratificado, y creo que con eso ya has ganado más de la mitad de la nota.
La narración dramática de un evento político distópico, el relato del nacimiento de una represión política, tan conocido ya, y a la vez tan presente, es más que acertada. El tono crítico, la reflexión que nos provocan los eventos y ese punto final casi irónicamente cómico del chupachups en el decreto, como para matizar la distopía, es magnífico.
En términos generales, creo que el texto es coherente en su desarrollo, con la degeneración y desvirtualización de la democracia populista llegando a la crisis y colapso final, partiendo de un sencillo decreto reclamado por el propio pueblo.
Repetir la palabra “Democracia” como queriendo deformar y separar la palabra del concepto, pienso que está muy bien hilado y logrado el efecto. Uno no debe olvidar nunca que la democracia proviene de dos palabras muy importantes en griego, “Demos” que significa Pueblo o gente y “Kratía” que significa poder o gobierno. Así que es, pienso yo, muy acertado el incidir en esa desvirtualización de la palabra en el relato, que, sinceramente, estamos viviendo hoy en día con populismos emergentes de un extremo a otro. No deja de ser curioso que en una distopía lo puedan detectar y no en lo que estamos viviendo hoy por hoy en el mundo.
Al margen de eso, además, usas un adecuado y ajustado tono serio que ayuda a mantener el tono y espíritu crítico del relato. Frases contundentes y rotundas como “Todo, y cuando digo todo es todo, en nombre de la Democracia” creo que ayudan al lector a reflexionar, al igual que la contundente frase final. El lenguaje formal, como decía antes, refuerza también la gravedad de lo que se describe, causando un efecto, un ambiente y un estado mental de lo más conveniente. El relato invita a una reflexión que afecta tanto al texto que uno lee como a la valoración de la situación política actual. Pero, y esto creo que es de suma importancia recalcarlo pues tiene gran valor, sin entrar a juzgar ideales o colores políticos, pues en ningún caso se nos está presentando un bando, así que considero que es muy relevante el mensaje lanzado, sea cual sea el contexto de esta lectura.
Poco más puedo añadir a esto, solo cosas normales que te dirá cualquiera. La estructura de las frases y la organización del texto creo que es correcta, lógica y bien organizada. Si bien algunas frases podrían ser un poco más cortas para facilitar la lectura, realmente tampoco creo que sea algo que esté estropeando el texto, pues tampoco noto que la sonoridad esté mal. En la lectura en alto encuentro bastante musicalidad y fluidez. La repetición de la palabra “Democracia” le aporta un cierto regusto a clase de historia, como una especie de… no sé si lo expreso bien, como incidir en una crítica a lo sucedido. Soy consciente de no expresarlo bien, pero creo que el modo en el que suena es acorde y el que debe ser con el relato, aunque también creo que hacer algunas frases más cortas ayudaría todavía más en la verbalización.
Por otra parte, tu texto participa en el reto opcional del narrador testigo, y para ser sincera, no tengo claro si se cumple o no.
El narrador se incluye en todo momento en los eventos que relata y el análisis del contexto político pienso que lo hace desde su propia perspectiva y no desde una perspectiva omnisciente. También, no hay otros personajes que puedan ser protagonistas y usa el “nosotros” para incluirse a sí mismo en los eventos que describe. En la frase “¿Cómo hemos llegado hasta esta situación?” es una pregunta reflexiva en la que se incluye tanto a sí mismo como a los lectores, dejando claro la colectividad y la participación en los hechos que ocurrieron, lo cual puede cumplir con el narrador testigo. Pero luego también en “nos aisló ondeando la bandera y reivindicando nuestra soberanía” entiendo que está formando parte de la narrativa, pero no solo como testigo, sino como afectado. Así que podría incumplir la premisa. Creo entender que el narrador testigo debe contar los hechos externamente como observador, pero de manera limitada, sin ser partícipe de ellos, y diría más bien que aquí ha salido un narrador omnisciente en tercera persona, pues conoce todos los hechos y circunstancias que han llevado al desenlace final. Pero todavía siento que no soy capaz de diferenciar bien entre el omnisciente en tercera persona y el testigo, ya que ambos están y cuentan la escena y se me dificulta el diferenciar cuándo solo están y cuándo son partícipes, pero sin ser protagonistas. En mi relato este punto me ha traído de cabeza hasta el último día.
Esperaré a que otros hagan su comentario a ver si se confirma o no lo que digo. El caso es que yo tampoco tocaría el narrador, ya que me parece que está muy bien así.
El cierre del relato es adecuado y potente, refuerza el mensaje de responsabilidad y reflexión acerca de lo que sucede tanto en el texto como en nuestro entorno. Y la compra del chupachups aprobada mediante el decreto es la guinda absurda que nos hace sacudirnos.
En resumen, ¡buen trabajo! Reitero mi enhorabuena por tu originalidad tanto en el relato como en la introducción del objetivo del ejercicio, así como en el intento del reto opcional.
Un saludo, espero seguir leyendo tus trabajos en el futuro.
Moldy Blaston
19/02/2025 a las 18:58
Hola David, me alegro de haberte leído y allá voy con mis comentarios.
A mi entender y como notas muy generales te diré que el texto tiene un ritmo rápido y urgente que refleja la gravedad de lo narrado. La lectura en voz alta resalta la intensidad de la situación descrita. El lenguaje es contundente y directo, creo que adecuado para transmitir la desesperación y el horror de los acontecimientos. El tono crítico y desesperanzado se mantiene coherente a lo largo de todo el relato.
Además, la construcción de la situación nacional y la personificación de la Democracia como un ente corrupto son efectivas.
Al igual que Ebea, creo que algunas frases son largas y complejas, lo que puede dificultar la comprensión. Dividir estas frases en oraciones más cortas podría mejorar la claridad, en mi opinión.
En cuanto al contenido, el relato muestra de manera nítida y detallada el proceso de deterioro político y social, lo que nos ayuda como lectores a comprender la magnitud de los sucesos. Además consigues transmitir una sensación de alarma y desesperanza, conectando emocionalmente con el lector, por lo menos conmigo, te lo aseguro.
Comparto y no tengo nada que añadir a lo aportado por Ebea en cuanto al narrador, con su magnífica y detallada explicación.
En general veo que el texto ofrece una visión oscura y crítica de la degeneración de un sistema democrático, lo cual resulta perturbador, pero también reflexivo. La repetición de la palabra “Democracia” como recurso literario enfatiza la ironía y la corrupción del término en el contexto de la historia.
Te felicito. Es un relato poderoso y conmovedor, que nos incita a reflexionar sobre la fragilidad de los sistemas políticos. Me ha encantado.
Si quieres puedes pasarte por el 49 y me comentas.
Nos leemos!!!
Fernando Rodríguez
21/02/2025 a las 13:06
Como diría un conocido mío, políticamente incorrecto, pero por desgracia, real como la vida misma. El texto creo que te ha salido desde las entrañas, donde se acumula la amargura, por eso refleja el sentir que tanto atormenta al relator, en este caso tu.
Bien escrito, combinando realidad y mucho grado de ironía para acentuar en lo que nos quieren hacer creer.
Escribir es tener la libertad de expresar lo que tenemos dentro y tu lo has hecho perfectamente.
María Jesús
28/02/2025 a las 21:29
Hola David: Te pone los pelos de punta, el texto que has escrito, pero no resultaría nada descabellado si el poder cae en manos de algún megalómano sin escrúpulos. Escribes muy bien, el relato ha ido avanzando yo creo que de una manera muy coherente con lo que querías decir. Realmente me ha gustado. Un saludo.