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Cerrando grietas - por Don Kendall MR.
Benito Paniceres tomó el camino embarrado y resbaladizo que bajaba por el barranco desde la ermita de San Roque hasta la playa de Peña Redonda.
Iba al lugar que don Marcial Pombo le ordenó después de ganarle al tute . Don Marcial era patrón de la cofradía de pescadores, además de criador de cerdos y otros menesteres de peor reputación. Instrucciones cortas filtradas por la voz gangosa del patriarca del clan «los farpones»:
—La chaira la limpias en el mar y la metes en la grieta que hay tras la peña redonda de la playa. El trapo lo quemas allí mismo.
El joven marinero bajó la cabeza y balbuceó algo sobre la desaparición de un camarada. Sin alzar la vista, con mano temblorosa iba recogiendo los naipes. El anciano jerarca del grupo se había levantado flexionando las rodillas, lo justo para dejar salir un pedo estridente sin filtro y control ninguno.
El viejo gorgoteó lo que pudiera ser una carcajada por tiempos, mezclada con referencias a la próstata y al pulpo con cachelos. Sin más comentarios salió por la trasera de la sala para encerrarse en una caseta desvencijada en la esquina del patio. En la grisura de los tablones solo destacaba el verde brillante de las letras WC de aspecto grumoso.
Al abrir la puerta llegaron a la habitación los gruñidos de cerdos satisfechos en una cuadra de matanza próxima, diferentes a los chillidos de miedo de los animales cuando detectan su muerte, que se habían escuchado durante el tiempo que duró la partida, solo interrumpida —casi al final— por la entrada de un esbirro que había susurrado algo al señor Pombo mientras acercaba un objeto en un rebujo de tela manchada de sangre.
Paniceres se cubrió con el chubasquero, clavó la vista en el paquete sanguinolento sobre la mesa y antes de cogerlo contuvo un vómito lanzando un escupitajo entre los dientes al serrín sucio que cubría el suelo de la taberna.
Al salir, uno de los cuatro mirones del juego se había acercado aprovechando la ausencia del viejo.
—Chaval, ten cuidado o vas a estar muy jodido si bajas a la playa.
La lluvia tuvo la ocurrencia de arreciar en el momento que la noche y la niebla parece que se juntaron para dificultar cualquier movimiento. A pesar de ello, fue la coyuntura elegida por los farpones para cargar en una camioneta barriles repletos de mondongos y restos del descuartizamiento en la cuadra. En la bajada por la carretera local que unía el pueblo con la punta de la colina donde estaban las propiedades de don Marcial Pombo se cruzaron con el coche todo terreno de la Guardia Civil y tras una breve parada y conversación, los guardias continuaron su marcha colina arriba exhibiendo sirenas y luces de emergencia hasta acceder al camino angosto de la playa.
La luz de las linternas descubrió al maltrecho Benito subiendo a gatas apoyado en la herramienta del matarife.
—¿Tú eres Benito, rapaz?
—Me llamo Benito Paniceres y quiero denunciar …
—¡Ey, quieto parado y no te pongas berraco! ¿Cuántos años tienes?
—Veinte, casi veintiuno.
—¿Alguna vez tuviste problemas con la ley? —preguntó el guardia con galones de cabo.
—Puede ser. Nada serio.
—¿Sabes por qué estamos aquí?
—Yo solo sé que vine acompañando a un amigo, su novia es la hija de don Marcial y llegamos ayer de noche para la fiesta de la matanza del cerdo…No volví a ver a mi amigo —Cayó de rodillas y rompió a llorar.
—Vaya, vaya, mira tú como se nos emocionó o macaquiño (*)—dijo el cabo levantándolo del suelo de un tirón en la ropa.
—Mi amigo está muerto y desaparecido. Lo hicieron ellos —Sorbió los mocos. Con manos temblorosas mostró el envoltorio empapado de lluvia y sangre.
—Corta el rollo. Echa esa morralla al maletero. El señor Pombo estará encantado de oírte.
—¿¡No lo entienden!? Tienen que sacarme de aquí. Yo vi lo que pasó.
— Faltaría más, ahora a que vas y nos cuentas que había una grieta en la pared de la cuadra y desde fuera viste lo que viste ¿A que sí eh, neno? Acaban de avisarnos que hoy en la fiesta de la matanza vas a ser el protagonista. Dura hasta el amanecer aunque con un poco de suerte …
— ¡Se acabó la charleta! Ponle las esposas y en marcha, que a don Marcial no le gusta esperar —dijo el cabo.
Vocabulario :
(*) macaquiño: En gallego, cobarde o de poco valor (“Hay homes, homiños, macacos e macaquiños”)
Comentarios (8):
Teresa S.M.
18/02/2025 a las 21:12
Hola Don Kendall M. Me parece un relato genial. LLena de modismos, de palabras y expresiones propias del lugar y de la situación. Muy expresivo en sentimientos y en acciones.
Gracias por compartirlo.
Vespasiano
21/02/2025 a las 01:32
Buenas noches, Don Kendal:
Ya he comentado para otros compañeros mi situación actual. Desplazado y en apoyo a un familiar enfermo, no estoy dedicando todo el tiempo que me gustaría para comentar los relatos que he leído.
He pasado para leerte seguro de que encontraría una historia con sustancia. Y no me he equivocado.
Relato al más puro puro estilo Al Capone. Me ha hecho recordar el clan de los “Charlines” y otras mafias que llevaron tanto dolor, sufrimiento y muerte a Galicia.
Y por supuesto has reflejado divinamente la connivencia de policias corruptos que hacían posible sus buenas ganancias y la inmunidad y el enriquecimiento de esas familias poderosas y criminales.
Por un momento situé esa playa en Galicia debido a la forma de expresarse del guardia civil. Pero indagando he visto que la playa Penarronda y la ermita de San Roque están en Asturias, justamente donde me encuentro actualmente.
Un placer leerte. Saludos.
Codrum
21/02/2025 a las 09:14
Que texto tan curioso.
Creo que has descrito muy bien la situación.
Las expresiones de los protagonistas le dan autenticidad.
He de reconocer que me he perdido un poco cuando la Guardia Civil encuentra a. Benito.
A lo mejor por la estructura del texto o porque no tengo mis sentidos al 100 %
Lo demás me parece muy interesante. Resaltando que las descripciones no se hacen pesadas y que la ambientación y los personajes están muy logrados
! Buen trabajo!
Cristina Otadui
23/02/2025 a las 09:17
Hola Don Kendall M.,
Un relato donde la manera de contar los hechos que incluye sensaciones físicas de los personajes, interacciones, olores…todo ello aporta un sentido de realismo y de incomodidad que hace que como lector me adentre en una atmosfera llena de tensiones.
El uso de palabras como sanguinolento y matanza, muestra el tono oscuro de la narración y sugiere brutalidad e indiferencia por parte de las autoridades.
Y esa figura, la de Don Marcial, exponente claro de ese poder corrupto capaz de controlar todo su entorno.
El lenguaje coloquial, lleno de expresiones locales, costumbristas, da autenticidad a las voces de los personajes.
Respecto al narrador bajo mi punto de vista encuentro mas un narrador omnisciente en tercera que un narrador testigo. Un narrador que tiene acceso al sentir de Benito y lo da a conocer al lector pero que mantiene una cierta distancia para no perder de vista el contexto general de la historia y ofrecernos una visión del entorno donde se desarrolla la historia.
Que curioso me resulta que a partir de una misma frase las historias sean tan diferentes.
¡¡Que buen trabajo!!
Gracias por escribir y compartir
¡¡Nos leemos!!
Teresa S.M.
23/02/2025 a las 21:07
Muchas gracias por tu comentario. Le has dedicado tiempo y me encanta lo que me dices. Un saludo Don Kendall
Pilar (marazul)
24/02/2025 a las 20:51
Buenas Don Kendall: ya me esperaba yo algo de esto. Pero no todo va a ser “amor y lujo”, ¡que no!
Creas unos personajes muy reales de acuerdo al lugar en donde viven y a las actividades a qué se dedican. Y a ti los marginales se te dan de miedo. Te expresas con crudeza si hace falta, pero también con mucha naturalidad: hasta para echarle la culpa del pedo al pulpo con cachelos, que la tendrá. Nada de remilgos je,je…
En fin, que te he leído por placer, aunque el tema sea duro se lee con mucho agrado, porque está bien escrito.
Saludos
José Torma
26/02/2025 a las 21:23
Señor Kendall.
Un gusto leerte, muy bien estructurado. El uso de lenguaje propio de nuestras tierras (no mías aclaro que, aunque mis ancestros vienen de la península, no hay quien lo pueda asegurar o negar) le da un matiz muy sabroso a la hora de leer.
En lo formal, poco puedo decir, me he esforzado y no me pareció ver nada. A mí, los relatos que van con mucho dialogo me gustan mucho, porque son muy agiles de leer. Los pocos párrafos que nos convidad nos sitúa en esa cantina y los personajes son fácilmente dibujables en la imaginación de quienes te leemos.
Un gusto pasar por tu relato.
Felicidades, escribir como lo haces, es una meta a la que muchos debemos de aspirar
NadiTti
27/02/2025 a las 14:18
¡Hola Kendall! Ahora quiero seguir leyendo y saber cómo sigue esta historia. Como soy de Bs. As. Argentina me costó un poco seguir el hilo cuando me encontraba con palabras del lunfardo Español. Pero esto no quito mi curiosidad y la sensacion de estar allí viendo lo que sucedia.
¡Nos leemos!