Literautas - Tu escuela de escritura

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La mirilla del porno - por PsicolochimpunR.+18

Yo vivía muy tranquilo en el 3º A de ese portal que tus compañeros de azul han rodeado con sus coches y sirenas. El 3º B estaba vacío; era feliz sin vecinos que me molestasen con sus ruidos y sus mierdas. Soy un hombre apacible y de bien, ¿sabe usted?
Un día llegó una furgoneta cargada de muebles y cajas. De ella salió una pareja que se puso a cargarlos por el ascensor hasta casi romperlo. ¡Figúrese usted, que dejaron la escalera arañada por subir el sofá! ¡Bah! La cosa es que el hombre de la pareja era feo, muy feo. Gordo, calvo y con orejas parabólicas. La mujer sí era harina de otro costal: No ha visto usted curvas como esas en su vida, se lo digo yo. La de noches que me habré dormido con picor en el alcoholímetro, pensando en que ella me lo soplara… Vale, no me mire así, ya sigo.
Bueno, pues hicieron la mudanza y todo fueron ruidos de sierras y taladros y gritos por discusiones y lo que no eran discusiones. Yo lo oía como si ocurriera en mi propia habitación.
—¡Gilipollas! —decía ella.
—¡Zorra! —respondía él.
Y así todas las mañanas, por cualquier tontería.
—¡Más! ¡Más fuerte! —gemía ella como una descosida todas las tardes.
Me ponía como una moto. Oiga, no ponga esa cara, que es a mí al que jodían la siesta. Además, cuando lo oía a él se me bajaban las revoluciones.
—Claudia, que sea la última vez que escribes a ese cabronazo —dijo un día el feo, a la hora del desayuno.
—Ese cabronazo es tu hermano, Julián.
—Pues por eso. Lo conozco mejor que nadie y sé las intenciones que tiene contigo. No te vuelvas a acercar a él —contestó con un susurro peligroso.
Y al rato, a follar otra vez. Ese día a mi me dolía la cabeza un montón. Aporreé la pared cuando empezaron con el segundo polvo y de la estantería que tengo colgada sobre la cama cayó una estampita de San Pancracio, que pertenecía a mi madre, en paz descanse. Fue a parar detrás de la mesilla de noche. La estampita, no mi madre. Moví el mueble y por fin comprendí por qué podía oír todo cuanto pasaba en esa casa de locos: Había una grieta en la pared. Tras rascarla un poco, se formó un agujerito por el que pasaba algo de luz.
—Toma tus bragas —decía él.
—Gracias, cielo.
Naturalmente, me agaché y pegué el ojo al agujero. Y ahí estaban los pies de esa diosa. Vi cómo se subía las braguitas rojas desde los tobillos y cómo sus pasos se alejaron de mí.
Ese día todo cambió. Me obsesioné con la grieta y, como esa diminuta ranura no era suficiente, una tarde me aseguré de que ellos no estaban en casa y me lie a hacer boquetes con el taladro por varios puntos de la habitación. Pensará que estoy enfermo y tendrá razón. Enfermo y solo.
Desde ese momento, vivía a oscuras en mi cuarto y me ponía morado a pajas. Con esas tetas y ese culo, no había orejudo que me jodiera la fiesta.
—Te quiero, Claudia —dijo hoy el gordo en pelotas.
—No me digas eso…
—Oye, no tienes por qué vivir así; no tenemos por qué seguir así.
—Alberto, sabes que no voy a dejar a tu hermano, aunque sea un gilipollas integral.
—No puedo entenderlo. Somos iguales. La única diferencia es que yo te trato bien.
Me asomé a una de mis mirillas y por mis huevos que el tal Alberto era clavado al tal Julián. Y ahí lo entendí todo: ella discutía con su marido y luego se corría con el gemelo de éste.
En ese instante, entró Julián por la puerta y se puso a insultar como un energúmeno. De la nada, sacó la pipa esa que han encontrado en el piso y se puso a tiros con ambos. Luego hizo algo que me dio escalofríos: Miró al agujero por el que yo estaba observando y dijo:
—Tú, hijoputa, lo sabías todo y no dijiste nada.
Y a continuación se voló la tapa de los sesos. No, agente, nunca pensé en avisar de la situación que se daba en esa casa. Habría sido como denunciar a Pornhub por dejarme abrir una cuenta, ¿no cree?
En fin, si ya ha terminado de tomarme declaración, me marcho a casa… ¿Qué? ¿Cómo que no?

Comentarios (7):

Javier Albor

18/02/2025 a las 16:24

Enhorabuena por el relato
Tiene un punto de realismo sucio, m pero me ha gustado y me parece que está bien contra equilibrado con un tono de humor que rebaja “lo patético” de la situación.

En mi opinión el ritmo un poco trepidante en base a oraciones cortas, a lo mejor se podría en algún momento rebajar con oraciones un poco más largas, pero esto es cuestión de gustos.

El giro del final, muy divertido y bueno.

IreneR

18/02/2025 a las 20:08

Buenas, Psicolochimpun.

Vaya que hemos coincidido en la temática de los relatos. Muy curioso.
Me ha gustado el tono coloquial que le has dado, hace que se lea del tirón y engancha desde el principio.

Sobre el narrador testigo, yo no lo puse en mi relato como que cumplía esa condición, porque creo el narrador testigo no puede ser el protagonista de la historia, solo un narrador que observa y cuenta. En el mío creo que no es así, y aquí tampoco estoy del todo segura de que sea testigo o primera persona. Creo que en los relatos tan cortos es difícil de diferenciar.

Aún así, el relato está muy bien escrito y no he encontrado ningún error o algo posible de mejorar.

Nos leemos.

Un saludo.

Irene

Carmenigne

19/02/2025 a las 21:03

Hola Psicolochimpun! De entrada le imprimes un ritmo ágil, fluido al relato. Los personajes son fuertes, definidos, con algunas pinceladas humorísticas que le dan aún mas fuerza. La trama, la forma en que cuentas la historia la hace “inmersiva”, parece que el lector es un vecino que está siendo parte de ese diálogo con el “agente”. Me resultó buenisimo, el final.
¿El narrador seria primera persona?. Me resultó muy ameno leerte.

Codrum

20/02/2025 a las 09:28

Hola, Psicolochimpun.
Me ha gustado mucho tu texto. Había pasado por el de Irene y por leer los comentarios sabía algo de lo que iba a pasar. Aún así no pude despegarme de él.
Es frenético y me parece que le pega perfecto.
La forma de expresarse dirigiéndose al policía que lo interroga me parece sublime. Describe a la perfección al narrador.

! Buen trabajo!

Sabas Efrain Bou

23/02/2025 a las 11:46

Bien. Lenguaje sencillo y claro con el que consigues que la lectura sea fácil y se pueda seguir la trama con agilidad.

Psicolochimpun

25/02/2025 a las 22:09

¡Gracias por vuestros comentarios! Quizá no entendí bien lo del narrador testigo. En este caso, concebía como protagonistas del drama doméstico a los vecinos a los que el narrador veía a través de la grieta, independientemente de en qué forma verbal estuviera escrito, pensé que esa era la idea de un narrador testigo. Lamento si no lo he comprendido bien. Me anoto lo de alargar un poco más las frases, aunque en este caso me pegaba más hacer oraciones sencillas, tal como pensaría una mente “simple” como la del narrador.
Sea como fuere, os lo agradezco. ¡Me paso por vuestros relatos a leeros!

Maria Carmen

07/03/2025 a las 20:29

Hola Psicolochimpun, un relato muy entretenido, y en el desenlace divertido. Buen trabajo.
Gracias por comentar mi relato.
Saludos.

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