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Olvido y memoria. - por Javier AlborR.

Tienes que saber que la memoria tiende al olvido, si bien nunca del todo. Los recuerdos que un día vivimos con intensidad suelen pasar al cajón del olvido, y dejan lugar a lo que ese mismo día creíamos iba a ser anecdótico, sin importancia. Pienso que nuestra memoria, al cabo, está conformada por restos de diferentes naufragios que devuelve al mar enseres valiosos o útiles para la vida práctica, y que dejan en la orilla abalorios y cuentas, y otros objetos preciosos y brillantes que dan alegría, pero no nos sirven aparentemente para nada.

Te digo todo esto porque muchos de los que estuvimos allí ya hemos casi olvidado las palizas, las humillaciones, la celda hacinada en la que dormíamos a ras; y nos vamos también olvidando del persisten olor a orín o a sudor rancio; y sobre todo nos olvidamos de la vergüenza a caer, a derrumbarnos en el siguiente interrogatorio – bofetones, patadas, horas de privación de sueño, torturas… – para acabar delatando al compañero de partido o ya como torrentera, a toda la organización.

Pensaba que esto que nos estaba sucediendo nos marcaría traumáticamente para siempre, de salir vivos; malviviendo a partir de ahí, tirando como se puede; pero todo ello, el daño físico, los miedos, los presagios, han ido perdiendo importancia, envueltos en una especia de niebla gris que crece con la edad y lo borra todo.

En cambio, otros recuerdos de esa época son cada vez más insistente, y creo que en aquel infierno que era la cárcel Modelo de Barcelona no todo era tan gris como el edificio lo era, y todo lo que ello representa.

Recuerdo que había una grieta en la pared. Una grieta pequeña, minúscula, casi imperceptible, a ras del suelo del calabozo. El Tinieblas la descubrió, tú le conoces, si hombre, con el que a veces quedo en el centro de jubilados para echar un domino y tomar después unos chatos. Pues lo que te decía, el Tinieblas un día después de ser arrojado a la celda, tras un rutinario interrogatorio, renqueando, con la cara amoratada, con las uñas de los pulgares de sus pies ensangrentadas, arrancadas, se sentó contra la pared con la mirada fija en el otro lado de la celda, y así permaneció toda una mañana. Recuerdo como le vi de pronto levantarse tan súbitamente como las contusiones le dejaban, acercarse a la pared de enfrente, la que daba al patio de paseo, tumbarse boca abajo y arrimar su cara al muro. Yo me preguntaba qué hacía, y más cuando le vi que empezaba a rascar la pared frenéticamente, y pensé entonces que al Tinieblas de tantos golpes ya se había pasado de rosca.

Pasarían quizá quince minutos, media hora; cuando se separó del muro por la pared entraba una tímida luz, olvidada desde hacía tiempo, una luz primaveral cuyos minúsculos haces trataban de sobrevivir más allá del amarronamiento de las paredes, y ensimismados en esa especie de claridad angelical creo que todos, en ese momento, añoramos más nuestra infancia, a nuestros seres queridos, a nosotros mismos.

Los interrogatorios y las palizas continuaron claro, y la desolación; pero esa grieta en la pared, a salvo de la mirada indiscreta de los carceleros, fíjate tú, fue como un ancla que nos salvó de la aburrida rutina carcelaria. A veces por ella penetraba la vida en forma de hormigas o de algún moscardón despistado. Dejábamos migas. Hacíamos turnos para con un ojo pegado a la pared ver el exterior, y cada uno veíamos lo que queríamos ver. Yo veía frecuentemente a tu abuela o a tu padre jugar a las chapas en nuestra cocina, otros decían que a sus novias y hasta alguno creyó ver a Karl Marx. Después todo aquello se acabó.

— ¿Y por qué me cuentas ahora todo esto, abuelo?

El abuelo tardó a responder, era como si no encontrase las palabras adecuadas o estuviese buscándolas en sus propios recuerdos; al cabo le miro a los ojos.

— Te digo todo esto, porque hace tiempo que te veo como triste, casi sin vida. No sé por qué, ni tienes porque decírmelo, te enfadaste con esa novia tuya y os dejasteis de hablar. Y sabes que te digo, que yo sé que la quieres y sé que no la quieres perder.
Aclara los malentendidos, enséñale tus miedos, pero, escucha: no se te ocurra quedar con ella sin antes abrir una grieta en tu corazón, una grieta que deje pasar la luz de tu amor.

Comentarios (10):

José Torma

19/02/2025 a las 01:53

Hola Javier, eres mi tercera lectura del día. Encuentro todo bonito en tu relato a pesar de que describe cosas horribles. Si algo te puedo comentar y tal vez es apreciación de como me aparece en pantalla, pero los diálogos son con guion largo y van pegado al inicio, en mi pantalla parecen estar separados por un espacio.

El primer párrafo es un reto porque es muy largo y parece no aportar nada al resto del relato, creo que lo percibiste también porque lo justificas diciendo “Te digo todo esto”.

Utilizas unos guiones dentro del texto que no comprendo muy bien su función.

– bofetones, patadas, horas de privación de sueño, torturas… –

Entiendo la función que les diste, pero es primera vez que veo una acotación o separación de esta manera, yo habría utilizado punto y como o punto y seguido, tal vez dos puntos. Cuestión de estilos, no me hagas demasiado caso.

El relato es redondo y yo lo aprecié y disfruté. Salvo esos pequeños detalles que tenemos los lectores empedernidos cuando nos presentan algo que no dominamos o conocemos bien.

Saludos compañero.

Lupa Sívori

19/02/2025 a las 12:50

Hola, Javier. Sin duda este texto tiene una gran carga emotiva y está escrito con un estilo evocador y poético, lo que es un punto fuerte. La metáfora de la grieta como símbolo de esperanza y conexión es poderosa y le da cohesión al relato. Buen uso del reto de este mes. Además, la combinación de recuerdos traumáticos con la reflexión sobre la memoria y el olvido le da profundidad y realismo.
Adhiero a los comentario del compañero Torma. Además, te comparto algunas opiniones adicionales:

1.- Algunas repeticiones y frases podrían pulirse: por ejemplo, “En cambio, otros recuerdos de esa época son cada vez más insistente” (debería ser “insistentes”). También, la frase “y todo lo que ello representa” suena un poco vaga y podría ser más concreta.
2.- Ojo con el uso de comas y puntuación. Hay partes donde el ritmo de la narración se podría mejorar con una mejor estructuración de las frases, evitando pausas demasiado largas o confusas.
3.- Mayor claridad en algunas ideas: en el segundo párrafo, cuando se menciona el olvido de las torturas, la transición hacia la reflexión sobre la memoria podría ser un poco más fluida.

Por si querés pasar, mi relato es el 14:
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-67/11320

¡Abrazo desde Argentina!
https://www.instagram.com/viajarleyendo451/

Carmenigne

19/02/2025 a las 20:47

Hola Javier! La historia para mi tiene impacto emocional. Comienza con una serie de reflexiones sobre la memoria y el olvido que va generando un clima que nos cuenta de alguien que da cuenta de una historia vital y que ha aprendido. A través de ella vas desarrollando como transitar situaciones dolorosas, terribles, con resiliencia. Lo haces a través de reflexiones del personaje que nos van mostrando, como siente, como lo logró. Describes situaciones durísimas, pero lo haces sutilmente, solo tomas lo necesario para mostrar la situación y permitirnos empatizar con el protagonista. La grieta como aquello que uno puede transformar, a la que uno “elige” como decodificar y significar, me parece un mensaje potente. El ritmo del relato me parece fluido.Saludos

Codrum

20/02/2025 a las 09:19

Hola, Javier.

Me parece que has escrito un texto tierno. El tono del narrador se adecua muy bien con la edad del anciano.
Por eso a lo mejor esta frase me chocó un poco (golpes ya se había pasado de rosca.) Ya que todo el texto es mucho más nostálgico y resignado.
Me gusta mucho lo que quiere transmitir al nieto. él que ha pasado unas terribles penurias, intetna ayudar a su nieto que sufre por una tontería, y aún así, le da un consejo que sirve para todo.

Las descripciones que haces, alguno te podría decir que restan acción al texto. a mi me parece que lo enriquecen. Son gustos:)

Como digo, el tono y el ritmo me han captado desde el principio. La introducción prometía un texto reflexivo , de aprendizaje. Y así ha sido.

La metafora de la grieta, creo que esta muy bien.
Los consejos que te han dejado en los comentarios son apropiados.

!Buen trabajo!

Javier Albor

20/02/2025 a las 18:01

Muchas gracias por el tiempo que habéis dedicado a leer mi relato y por vuestras valoraciones, las tendré en cuenta, son un regalo.

Nos leemos.

Maria Carmen

20/02/2025 a las 19:28

Hola Javier, olvido y memoria, extraño paralelismo. Me ha encantado tu relato. Harás bien en seguir las correcciones te han dado los compañeros.
Y la dualidad que has hecho de la grieta en la pared con el final me parece de una gran sensibilidad.
Me ha encantado leerte.
Un saludo.

Sabas Efrain Bou

23/02/2025 a las 11:25

Buenos dias Javier. Me toca comentar tu texto por proximidad en la lista de relatos. Me parece perfecto en cuanto a la idea que tratas de expresar. Bien redactado aunque creo que hay algunas partes que se pueden mejorar. Estoy de acuerdo con alguno de nuestros compañeros en cuanto a la puntuación y hay algunas observaciones que me gustaría comentar: en la frase “…y creo que en aquel infierno que era la cárcel Modelo de Barcelona no todo era tan gris como el edificio lo era, y todo lo que ello representa.” repites “era” por lo que pienso quedaría mejor suprimiendo el último quedando de la siguiente forma: “… y creo que en aquel infierno que era la càrcel Modelo de Barcelona, no todo parecía tan gris como el edificio y todo lo que ello representa.”
En esta otra frase: ” Pasarían quizá quince minutos, media hora; cuando se separó del muro por la pared entraba una tímida luz,…” a mi parecer, le falta un punto: ” Pasarían quizàs quince minutos, media hora, cuando se separó del muro. Por la pared entraba una tímida luz…” O a lo mejor lo que querías expresar era lo siguiente: ” Pararían quizás quince minutos, media hora. Cuando se separó del muro, por la pared entraba una tímida luz…” No sé, esa frase me confunde tal y como la expresas.
La palabra amarronamiento no existe en el diccionario de la Real Academia pero sí amugronamiento.
No lo tomes como crítica todo esto que te expongo, simplemente son opiniones que probablemente estén equivocadas, pues no soy un experto en corrección de estilo. Simplemente lo digo porque me imagino que, como a mí, te gusta que te corrijan partes de tu texto con vista a mejorar los futuros.
En general tengo que felicitarte porque muchas partes del mismo están muy bien expresadas y enriquecen la literatura del mismo. Enhorabiuena.

Javier Albor

24/02/2025 a las 13:30

Muchas gracias, por tus comentarios, Sabas. Los tendré en cuenta.

Psicolochimpun

25/02/2025 a las 22:04

¡Hola, Javier! Muchas gracias por pasarte por mi texto. Agradezco mucho tu comentario y me aplico lo que me dices para futuros textos. Me ha gustado mucho tu relato. Me parece que tu estilo es fluido, con un vocabulario rico en términos y sensaciones. Aquello que me decías de alargar un poco las frases, lo aplicas a la perfección en tu texto y veo el efecto que tiene, haciendo que la lectura sea mucho más suave y menos “a trompicones”. He detectado un par de faltas de ortografía, pero está claro que son debidas a un despiste, no a desconocimiento, así que nada que decir al respecto (un par de tildes escabullidas, nada más de lo que comentan otros compañeros). En definitiva, una hermosura de texto, con ese final que revela el verdadero significado del relato… Qué importante pueden llegar a ser eas grietas que nos reconectan con el la luz del exterior, ¿verdad? ¡Enhorabuena!

Javier Albor

26/02/2025 a las 16:55

Muchas gracias, por tus comentarios, Psicolochimpun. Y me alegra tu receptividad a mis comentarios, dice muchas cosas de ti, y cosas buena.
Nos leemos.

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