<< Volver a la lista de textos
UN REMEDIO PARA LAS GRIETAS - por Fernando Rodríguez
UN REMEDIO PARA LAS GRIETAS
Cumplir años es una bendición, un regalo a disfrutar cada día. A Anastasio le parecía mentira pensar ahora así cuando hacía apenas unas semanas era todo lo contrario.
Haber conocido a Carolina había cambiado completamente su perspectiva de la vida.
Aun se recordaba sentado en el sillón frente a la ventana, y como una y otra vez su mirada quedaba fijada en un punto. Si, había una grieta en la pared, la misma que tenía su corazón desde que tuvo que dejar, bueno, desde siempre.
Cuando se separó, solo le quedaba su trabajo, por eso, al llegar la hora de jubilarse lo retrasó todo cuanto pudo, pero llegó un momento en el que no se le permitió continuar. Había sido durante más de cuarenta años enciclopedista en la Biblioteca Nacional. Ahora, pasaba sus días en su ciudad de origen, donde solo se permitía el lujo de pasear por las mañanas y seguir leyendo cada tarde. Una vida monótona, pero creía no poder aspirar a más.
Por casualidad, supo que, en el Centro Social, tenían un club de lectura y de otra cosa podría no entender, pero se había pasado toda su vida entre libros. Aunque no sabía que iba a encontrar entre esas personas, fue la puerta abierta por donde empezaba a verse una ilusión por algo nuevo. Un día a la semana comentaban un libro, y el, aunque intentaba no ser para nada protagonista, sus conocimientos le hicieron pronto sentirse más que a gusto. Iba con ilusión cada miércoles y empezó a integrarse en la rutina del Centro.
Por eso, cuando supo del baile de Carnaval, aunque lo de moverse no era lo suyo, se animó a acudir y poder charlar con compañeros de su actividad, y por que no, de otras. Ese fue su acierto, y más aún, ver aquella mujer vestida de los años veinte con que soltura se desenvolvía.
Una de las enciclopedias en la que colaboró fue en la Historia del Cine, por lo que conocía de actores, directores, películas y premios desde que los hermanos Lumière tuvieron el acierto de inventar el cinematógrafo. Fue su forma de entablar una conversación que, con el paso del tiempo, estaba convirtiendo en algo más. En lo que soñaba ahora, y eso que él no era capaz de definir.
Realmente no pasaba de ser una amistad, pero no se engañaba a si mismo cada vez que pensaba en ella. Las mariposillas del estomago lo atestiguaban y, además, no había que rendir cuentas a nadie. La sonrisa bobalicona con la que atendía las explicaciones de Carolina eran claro síntoma de que estaba encantado de su compañía.
Parecía que la grieta se había cerrado. La de la pared tiempo habría de arreglarse si fuera necesario, de momento, tocaba disfrutar de lo que esta parte de la vida le proporcionaba. Como un símil deportivo, antes creía estar en la prórroga, ahora pensaba que era la segunda parte y quedaba mucho partido.
Esa tarde había quedado con ella a la salida del Centro, cuando ambos terminaran sus respectivas actividades, y delante de espejo se miraba sopesando, incluso en voz alta, si era mejor usar una camisa o un jersey de cuello alto.
—Que más da —se decía a si mismo.
Una voz, tal vez su conciencia, o quizás un narrador externo parecía querer convencerlo de que no todo es igual.
—Te hace más elegante el polo, deberías llevarlo, además el color también te favorece.
—No se hable más —soltó casi dando una voz— el de cuello alto.
Y allí que se fue dispuesto a, esa tarde, decirle a Carolina… que desde que la conoció, su vida había cambiado tanto que llegaba a preocuparse por que ropa se ponía y que colonia podría resultar menos empalagosa.
En esa ocasión comentaron un clásico del siglo XIX. Doña Perfecta de Pérez Galdós, y aunque hubiera podido intervenir mucho más de lo que lo hizo, su pensamiento, una y otra vez, iba a la cita de después. Casi como un chiquillo, salió corriendo del aula para encontrarse con ella, pero a veces, las cosas no salen como uno tiene previsto.
—Hola Anastasio —le dijo Carolina cuando se saludaron—. Esta es mi amiga Esmeralda, ¿no se si te he hablado de ella alguna vez? Se viene a tomar un café con nosotros. No te importa, ¿verdad? —Sonriéndole con su encantadora sonrisa—.Ten cuidado que es medio bruja y sabe leer hasta lo que llevamos escondido en nuestro corazón.
Comentarios (6):
Daniel Calleja
18/02/2025 a las 19:03
¡No puedo creer lo que le hace Carolina al pobre Anastasio! Un giro interesante al final.Me encantó como la frase obligatoria quedó en un lugar secundario. Nunca se me habría ocurrido este tipo de relato a partir de esa frase.Lo único que te marcaría como corrección es la falta de algunas tildes. Nada importante. Felicitaciones por tu trabajo.
Ebea
19/02/2025 a las 11:53
Hola Fernando, aquí tu vecina del texto 50.
Quiero empezar el comentario expresando que llevo mucho tiempo sin hacer esto y me siento un poco como el primer día del taller, hace ya muchos, muchos años. Me encuentro muy nerviosa por darte un comentario que te pueda molestar. Te pido, por favor, que tomes todos mis comentarios como una crítica constructiva. Al fin y al cabo, tan solo soy una novata con poca formación que está intentando aportar de la manera más constructiva que puede.
Para empezar, creo que tu texto es muy bueno. Así, para dejártelo claro desde el principio.
En cuanto a la parte “pesada” para mí, la ortografía y gramática, hay algunos errores fácilmente solventables con la debida corrección. Creo que la historia está bien estructurada; al menos está presentada con lógica y linealidad. En principio, no veo fallos en los tiempos verbales o la concordancia entre sujeto y verbo, más allá de alguna puntuación que ha fallado y que con la relectura he tenido que pararme a analizar dónde termina la frase y empieza la siguiente. Nada importante; la verdad, soy muy desastre para eso también, así que no seré yo quien entre a criticar esa parte.
El vocabulario es variado, no detecto repeticiones o redundancias, ni tampoco usas palabras excesivamente elaboradas y el estilo que utilizas es muy coherente con lo que cuentas. Creo que es un gran punto.
Usas el narrador omnisciente, que me corrijan si no es así. En un primer momento pensé que estabas participando en el reto complementario del narrador testigo, pero luego, en la relectura, vi que no te habías anotado en él, así que le presté más atención. Creo que no me equivoco en pensar que es un narrador omnisciente y no testigo.
Hay varias descripciones a lo largo de toda la narración que no se hacen para nada pesadas y que ayudan a formar la imagen de Anastasio. Hablas de su estado emocional, de su historia personal, de sus gustos, sus actividades y su entorno de una manera bastante fluida. En mi opinión, creo que es un texto enfocado correctamente y que ayuda a conectar con el personaje que nos planteas.
El desarrollo del personaje de Anastasio está, como ya dije, bien desarrollado en mi opinión. Sus pensamientos y emociones se desgranan a lo largo del texto y la presentación de Carolina es gradual, hecha en el momento y con los tiempos adecuados. Presentas la imagen de una especie de enamoramiento unilateral, pues Anastasio apenas la conoce, pero le atrae el modo de vida distinto y activo que ella representa. Así que pienso que la historia tiene cierta profundidad e incluso un pensamiento más elaborado acerca de la vejez, el peso de las rutinas y el cambio en un sentido amplio y también concreto.
Las transiciones entre los eventos que vas planteando son suaves y mantienen el flujo de la historia. Por ejemplo, Anastasio comienza en el sofá en un estado de pasividad y soledad, luego comienza el club de lectura que le lleva al baile, que le lleva de nuevo a la conversación con Carolina, el enamoramiento, la cita y la decepción con ella trayendo a la cita a una tercera persona. Creo que lo planteas bien, el tema central se mantiene y fluye.
Por otro lado, en la relectura en voz alta, considero que tiene buena sonoridad. Alguna repetición del sonido “S”, por ejemplo, “A Anastasio le parecía mentira pensar ahora así cuando hacía apenas unas semanas era todo lo contrario,” da la sensación de eco de serpiente, pero pienso que le aporta musicalidad y originalidad porque no es excesivo y resulta correcto.
Me parece que las frases en general fluyen bien. Combinas oraciones largas y cortas. Con ello logras que no sea un texto monótono.
Encuentro, en general, que es evocador y detallado. Da imágenes vívidas y profundas en determinados momentos, como por ejemplo: “Aún se recordaba sentado en el sillón frente a la ventana, y como una y otra vez su mirada quedaba fijada en un punto.” Esa descripción me parece muy buena porque logras esa imagen en mi cabeza sin grandes florituras, muy sencilla, te envidio, me cuesta mucho lograr transmitir esa imagen del modo en que tú lo haces.
Y, si te soy sincera, creo que me he extendido demasiado ya. Hay que seguir trabajando cosas, pero igualmente lo resumo todo en una felicitación por tu buen trabajo.
Me ha gustado mucho el modo en el que has introducido la frase clave del trabajo. Me ha parecido adecuado, sin darle excesivo protagonismo, pero sin que fuese un relleno.
Espero seguir tus participaciones en el futuro. Un saludo.
Moldy Blaston
19/02/2025 a las 18:29
Hola Fernando, un placer leerte. Procedo a comentarte.
Creo que el texto tiene un ritmo pausado y reflexivo, con un lenguaje sencillo y accesible, lo que permite una fácil comprensión. El tono es melancólico pero esperanzador, reflejando el cambio positivo en la vida del protagonista.
Sin duda Anastasio está bien desarrollado como personaje, con una historia y emociones que son fáciles de entender y sentir.
En cuanto a posibles mejoras, aunque la mayoría de los diálogos son naturales, en ocasiones pueden parecer un poco forzados. Quizás se podría trabajar más en dar voz propia y distintiva a cada personaje.
El relato transmite un mensaje positivo sobre los cambios inesperados que puede traer la vida, especialmente en momentos de desesperanza. La figura de Carolina actúa como catalizador del renacer de Anastasio, lo cual es conmovedor y alentador.
Me encanta cómo se utiliza la grieta en la pared como metáfora de las heridas emocionales del protagonista. Genial.
En general, es una historia hermosa y esperanzadora que me ha dejado con una sonrisa. Te felicito por el relato.
Si quieres puedes pasarte por el mío. Estoy en el 49.
Nos leemos!!!
IreneR
20/02/2025 a las 11:18
Buenas, Fernando.
Vaya chasco al final… Pobre Anastasio, con lo ilusionado que estaba.
Creo que el texto se lee con fluidez, he tenido que buscar bien dónde estaba la frase obligatoria, pues la metes con mucha soltura. No hay muchas cosas que te saquen de la historia, aunque he visto algunos errores:
-“Si, había una grieta en la pared”. Ese sí va con tilde, pues es una afirmación.
-“la misma que tenía su corazón desde que tuvo que dejar, bueno, desde siempre”. Tuvo que dejar ¿el que? Queda raro, igual podrías poner uno puntos suspensivos.
-“Un día a la semana comentaban un libro, y el,”. Ese él va con tilde.
-“Ese fue su acierto, y más aún, ver aquella mujer vestida de los años veinte con que soltura se desenvolvía.”. Diría que detrás de veinte va una coma, sino la frase no tiene mucho sentido.
-“…Lumière tuvieron el acierto de…”. Utilizas dos veces la palabra acierto con el mismo significado. No es una expresión muy común y al hacerlo de manera tan seguida queda raro y llama la atención.
-“Fue su forma de entablar una conversación que, con el paso del tiempo, estaba convirtiendo en algo más”. ¿Faltó un “se”? se estaba convirtiendo.
-“engañaba a si mismo”. A sí mismo, el sí ese va con tilde.
-“Doña Perfecta de Pérez Galdós”. Los títulos se escriben en cursiva, en caso de que no se pueda poner, por el formato en el que se escribe, con comillas: “Doña Perfecta”.
-“—Hola Anastasio —le dijo Carolina cuando se saludaron—”. Falta la coma de vocativo delante de Anastasio.
Nos leemos.
Un saludo.
Irene.
Codrum
20/02/2025 a las 13:45
Hola, Fernando.
! Cómo has jugado con nuestra esperanza!
Pobre Anastasio.
La mezcla entre melancolía, resignación y esperanza me ha dejado en vilo todo el texto.
Me he sentido engañado con el final. (Lo digo con una sonrisa en la boca).
Has tratado un tema maravilloso con tacto. Enfrentarse a la tercera edad debe ser difícil. Y tú nos has planteado esas dudas de una forma natural.
Los comentarios anteriores ya te han dado unas cuantas cosas que se pueden pulir en el texto.
Así que únicamente puedo decir:
!Buen trabajo!
Mónica Bezom
21/02/2025 a las 03:44
Hola, Fernando.
Un relato estupendo con un giro final del todo inesperado que sorprende y deja al lector desilusionado, como bien te han expresado los compañeros, lo cual da testimonio de tu habilidad como escritor.
Has construido con solvencia y gran detalle la personalidad de Anastasio de tal modo que ya parece un conocido de quien lee. Me ha encantado la historia y su manejo.
Vale la pena esa revisión que te aconsejan, sobre todo el uso de las comas.
Ha sido un placer leerte.