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Enamoramiento vital - por GaliaR.
Lo amaba con fruición, era algo inevitable, un amor que superaba lo humano, un amor sin límites.
En un principio pensó que estaba loco, cómo él se podría enamorar de algo, pero la noticia que daba cuenta de la mujer que se había enamorado y contraído enlace con una estación de tren le dictó que él no era una excepción a la regla, todo lo contrario.
Además, si se comparaba con ella podía deducir que lo suyo era distinto, era un amor de vida o muerte y por ese motivo él se veía en la obligación de resguardarlo para sí, era imposible compartirlo.
Para ello ideó un plan: bajó al sótano repleto de trastos viejos, los embaló y con mucha dificultad, los acarreó a la acera. El camión de reciclado se encargaría del traslado.
Volvió al lugar y decidió sellar la claraboya, no debía quedar ninguna abertura por mínima que fuera que permitiera escapar a su enamorado pues sabía que éste era muy escurridizo. Es más, ya lo había intentado en el baño y el experimento había fallado.
La perilla de la luz estaba rota, pero no necesitaba arreglarla, aún en la oscuridad podía poseerlo.
Le gustaba permanecer en simbiosis con él, volverse dos en uno, percibirlo como parte de su ser, sentir que dentro suyo estallaba en plenitud, lo inundaba, lo desbordaba. Era ahí cuando entraba en éxtasis.
Más que amor se había convertido en una obsesión, necesitaba su presencia las veinticuatro horas, su ausencia le significaría la muerte, pero ahora estaba seguro de que ya no lo podría abandonar, quedaría por siempre resguardado en la bodega, convertida para él en un refugio de amor.
En la oscuridad, no había visto que había una grieta en la pared.
Así poco a poco se fue desvaneciendo durante la noche el amado sin que él se diera cuenta.
De pronto, un grito de terror percutió en la oscuridad, después, solo silencio.
La enfermera ingresó corriendo a la Unidad de Terapia Intensiva y con sólo visualizar el rostro morado de Julián, comprendió que ya no respiraba.
No podía imaginar cuál había sido su último delirio. Desconectó la manguera que le pasaba oxígeno y lo cubrió.
El objeto del deseo, así, voló a mezclarse con otros aires, más libre y etéreo que nunca.
Comentarios (5):
Maria Carmen
18/02/2025 a las 23:46
Buenas noches Galia, original relato, se lee muy bien. El protagonista de un amor casí obsesivo pasa a dejarlo ir. Redactado en tercera persona del singular, perfecto.
Saludos.
Codrum
20/02/2025 a las 10:27
Hola, Galia.
Me ha dejado un poco descolocado tu texto. ?Está enamorado del oxigeno?
?Es lo que intenta encerrar?
?por qué hay un grito de terror cuando estan en la bodega?
Quiero entender, por el final, que el hombre estaba en coma o algo parecido y todo es un delirio. pero no llego a comprenderlo. lo siento. 🙁
Tienes un aire romántico en tu relato que esta muy bien. Pero para un zopenco como yo, es un texto un poco complicado.
Un saludo.
Shynie
21/02/2025 a las 23:02
Hola Galia, coincido con Codrum en que yo tampoco he entendido bien la historia en sí. No entiendo de quién o qué está enamorado. Igual también es por el hecho de ser un relato corto y el no poder desarrollarlo libremente hace que tengamos que reducirlo todo en poco espacio y tener q obviar detalles y exllicaciones. No obstante, me parece un tema muy interesante.
Galia
25/02/2025 a las 21:00
Para quienes les resultó un poco complicado el relato, efectivamente el protagonista es oxígeno dependiente y termina enamorado de lo que lo mantiene vivo, pero en realidad lo del sótano es su último delirio antes de morir.
Psicolochimpun
25/02/2025 a las 23:20
¡Encantada de leerte, Galia! Voy a comentar tu relato, que es de los que me toca este mes.
Me ha pasado un poco como a los compañeros, que la lectura me ha dejado con muchas incógnitas, aunque me queda clare ese entorno romántico y poético que se respira, con cierta densidad y ansia, diría yo. Tu comentario final aclara tal confusión, así que creo que si hubieras tenido más palabras, habrías podido cerrarlo de tal manera que quedase más claro, sin perder ese toque suave y sutil que ha caracterizado tus párrafos.
¡Un saludo y gracias por compartir tu relato!