<< Volver a la lista de textos
La leyenda de María - por José TormaR.
Web: http://www.cuentoshistoriasyotraslocuras.wordpress.com
Las leyendas, al igual que los chismes, tienen su origen en lo mismo, una frase, una broma, una historia que de tanto contarse; la gente le da validez y rara vez cuestiona.
¿Quién puede decir si en verdad María tenía seis dedos en su pie izquierdo? La ficción supera la realidad y no encontré a nadie que me confirmara o negara semejante alegación.
Ahí iba la pobre fémina, caminando por las escarpadas calles de su pueblo, resistiendo el impulso de mandar a chingar a su madre a todo el que le veía los pies y fracasando en el intento.
—¿Qué miran, hijos de puta? —Les preguntaba sin detenerse siquiera.
María era muy popular, no faltaba en las fiestas, ni paraba de bailar; tenía una voz que arrullaba bebes y seducía a los padres. Ajonjolí de todos los moles.
Propuestas amorosas tuvo muchas, pero ella nunca fue particular para el amor, lo mismo le supimos sus aventuras con el panadero cubano, que con la gringa que vino a hacer estudios antropológicos.
Más de dos se jactaban de que la María los había desvirgado. Chismes sin verificar, escándalo en el pueblo.
Su padre sabía de sus aventuras, pero la dejaba ser. Hacia rato había abandonado las esperanzas de ser abuelo. Solo quería que su hija fuera feliz, a pesar de sus dedos. O eso creía él, viudo de siete años, jamás le preguntó a su vieja si era verdad el chisme y tampoco le revisó las patas, la verdad sea dicha.
Su vicio real era el océano. Llegaba agarrándose las enaguas para evitar mojarse. Tenia muy bien conocida la playa y, al llegar a la vieja pared de la que fuera casa de veraneo de unos canadienses venidos a menos, se desnudaba y se entregaba al mar.
Varios mentían asegurando haberla visto en todo su esplendor, pero lo turbio del mar con la arena jamás dio pie a confirmar lo alegado. A decir verdad, nadie se atrevía a acercarse, por temor a la maldición que se decía, tenía la casa en ruinas, inhabitada.
La fama de sus pies llegó pronto hasta la cabecera municipal, a los oídos de Gilberto Alcántara. Conocido más por sus mañas que por su buena gestión pública. Como buen político, se sentía tocado por Dios e inmune al populacho, que cada tres años lo re elegía, votara por él o no. ¡Viva México cabrones! Digo yo con todo respeto.
Leyendo el periódico en el café local, pasaba sus días, siempre atento a la llamada del gobernador, con el que compartía edificio mas no oficina, poco orgullo tenía para siempre apoyarlo.
Dentro del periódico, que en realidad nunca leía, llevaba siempre alguna revista “no santa”. Casado desde hacia tiempo, descuidaba a su esposa y dos hijos, más lo que se le acumulaban si le vamos a prestar atención a los reportes de doña Eduviges, cronista del pueblo que aún no logro conocer. Fue en ese café, que coincidieron un día y escuchó, por vez primera la historia de María.
Desde entonces, conocerla se volvió su obsesión, tenía que comprobar si en verdad tenia seis dedos y lo que más deseaba en la vida, era llevarlos a su boca, chuparlos. Con artilugios le sacó la dirección a la chismosa del pueblo. Arregló todo con su secretaria y un buen sábado se encaminó a buscar al objeto de su deseo. Fue fácil encontrar las ruinas, nadie quería quedar mal con el presidente. Poco caso hizo a las advertencias de lo bravo que era el mar en ese lugar. Él tenía que conocerla.
Había una grieta en la pared esa misma que alguna vez fue parte de la terraza y ahora se mantenía erguida, más por orgullo que por sus cimientos. A través de la rendija, Gilberto esperaba y si soy veraz a lo que cuento, se tocaba sin pudor al cobijo de las sombras.
Fue entonces cuando escuchó la hermosa voz. Pego el ojo al “bujero” y la vio. Ella, sin saberse observada, se desnudó y caminó hacia el agua. El reflejo de los últimos rayos del sol iluminaba sus largas piernas mas sus pies se hundían en la arena y le impedían ver. Olvidando todo se lanzó tras ella. Grande fue la sorpresa de la morena que, al sentirse atacada, lo recibió con una patada que le pegó en el centro del pecho. Gilberto murió de un paro cardíaco debido al golpe. Con él se fue el conocimiento de si en realidad, María tenía seis dedos en su pie izquierdo.
Comentarios (13):
Alicia
18/02/2025 a las 13:10
Hola
Me gustó mucho. Que historia¡Me imaginé los personajes. Cómo en una película. José,te felicito
Osvaldo Mario Vela Sáenz
19/02/2025 a las 01:11
Estimado Compadre José, vaya forma de contar una historia la tuya. No me pude separar de la lectura en todo este tiempo. Me quede con la duda de los seis dedos- Si me das la ubicación de la casa y en que playa te aseguro que la iría a buscar, arriesgándome a recordatorios impropios y su mal talante.
Me dio gustó verte participar y claro yo feliz de hacerlo también. Nos seguimos comentando.
juanjohigadillo
19/02/2025 a las 11:50
Buenos días, José María:
Veo que no has perdido “chispa” desde la anterior etapa de Literautas. Con la salvedad de que me parece increíble que ni su padre supiera la verdad sobre el asunto de los seis dedos (no concibo un padre que no haya echado un vistazo a su criatura recién nacida, desnudita y limpia), el relato me ha gustado. Me ha resultado bastante creíble la obsesión del político de turno, las habladurías del populacho y el carácter de María. ¡Enhorabuena!
IreneR
19/02/2025 a las 19:05
Buenas, José.
Jope, al final nos quedamos con la intriga de saber lo de los seis dedos.
El relato está bien, engancha con toda la historia de los seis dedos, aunque me ha sorprendido bastante que el padre no sepa si los tiene o no… ¿qué padre no ha visto nunca los pies de su hija?
Por otra parte, el narrador no es testigo, es en tercera persona. Lo sería si el narrador fuera un personaje que vive en la historia y cuenta lo que le pasa a María. Pero en este caso no es un personaje, es solo un narrador que no interviene de ninguna manera.
Me ha llamado la atención esta frase por usar el verbo ver: “resistiendo el impulso de mandar a chingar a su madre a todo el que le veía los pies”. Yo habría puesto mirar, se están fijando en sus pies, y eso creo que queda mejor con el significado de mirar, que de ver.
“—¿Qué miran, hijos de puta? —Les preguntaba sin detenerse siquiera.”. La acotación del narrador diría que va en minúscula, ya que pertenece a preguntar, un verbo dicendi.
-“Había una grieta en la pared esa misma que alguna vez fue parte de la terraza…”. Detrás de pared diría que va una coma, sino la frase no se entiende bien.
-“Pego el ojo al “bujero” y la vio.”. Diría que es pegó, con acento.
Nos leemos.
Un saludo.
Irene
Codrum
20/02/2025 a las 08:40
Hola, José.
Creo que este texto no dejará indiferente a nadie.
Empezando por el final. ? Por qué usaste la palabra “bujero”. No la entendí, dado que estas hablando con alguien que en teoría es culto.
Quitando eso, creo que tienes un estilo muy personal de narrar. ASí que deberías mantenerlo mientras lo pules un poquito.
Has sabido plasmar un ambiente único y guiar al lector por donde has querido.
Algunas frases y expresiones se me hacen raras, por no estar familiarizadas con ellas. Pero no evitaron que siguiera leyendo.
!Buen Trabajo!
Verso suelto
20/02/2025 a las 12:20
Hola José. De alguna manera tu relato me parece que se encuadra, aunque de refilón, en el género fantástico, por ese elemento de que nadie, ni su padre, sepa su número de dedos.
El relato está bien trabajado, me gusta esa ambigüedad, ¿intencionada? que imprimes a algunas frases. Lo que no acabo de entender es la inclusión de datos que luego no tienen ningún protagonismo en el relato, como decir que la casa de la playa era de unos canadienses venidos a menos, o el exceso de información (en mi opinión) que das del alcalde.
Me gusta el final, la curiosidad mató al gato. Además ese señor estaba de más en ese pueblo.
Buen trabajo.
Carmenigne
21/02/2025 a las 01:33
¡Hola José! Me gusta tu forma de contar, como introduces expresiones locales generando en el lector una proximidad y acercamiento al contexto donde transcurre el relato. Me hace acordar a los cuentos de Don Verídico, de Julio Cesar Castro (Juceca), pleno de personajes de pueblo, de imágenes y de costumbres. Los toques de humor, lo alivianan y lo hacen disfrutable. Saludos
María Jesús
21/02/2025 a las 20:35
Hola José: Me gustó tu relato y la forma de contarlo con buenas descripciones y ese toque de humor acertado. Como dice el refrán, que también se trata de sabiduría popular, la curiosidad mató al gato, la curiosidad y la lascivia, dicho sea de paso. Un gusto leerte. Saludos.
¸.•*´¨`*•.¸Yoli¸.•*´¨`*•.¸
22/02/2025 a las 22:39
Hola, José. Me ha encantado tu relato, se lee de corrido, no necesité leerlo de nuevo.
Muy lleno de imágenes y al final queda con incógnita, o sea que espero la segunda parte jeje.
En cuanto a mejorables, tanto disfruté la lectura que ni los noté.
Nos seguimos leyendo.
Vespasiano
23/02/2025 a las 00:29
Estimado José, buenas noches:
Gracias por leer mi historia y dejar tu comentario.
Leyendo tu relato con un final apoteósico, que me ha gustado, he visto algunas cosas que a mi entender retocándolas, podrían evitar preguntas que a mí como lector me han surgido, además de la que ya te han apuntado (por extraño) acerca del desconocimiento del padre con relación a los dedos del pie de su hija.
Aunque si no fuera por los seis dedos (verdad o mentira) no habría intriga ni habría historia.
Pero continuando con la lectura veo que el tal Gilberto Alcántara sigue la misma estela que el padre de María, cuando escribes: “Casado desde hacía tiempo, descuidaba a su esposa y dos hijos, más lo que se le acumulaba”. Lo que me hace entender que ese proceder “tan paternal” pudiera ser habitual.
Así que tampoco resultaría extraño el desconocimiento de ambos progenitores con relación a sus hijos.
Pero lo que quería apuntar de mi cosecha es lo siguiente:
“Como buen político, se sentía tocado por Dios e inmune al populacho, que cada tres años lo re elegía, votara por él o no”.
1º- (Reelegía). Se escribe junto.
2º- Si le elegían cada tres años sería porque le votaban.
3ª- Si ya había sido reelegido alguna vez, parece ser que ha tardado mucho tiempo en enterarse de los seis dedos de María.
Quizá sería más “creíble” que el tal Gilberto Alcántara acabara de aterrizar en el pueblo. Enterado de la vida y milagros de María y conquistador y mujeriego como parece ser que era, a los pocos días de estar allí estuviera más interesado en “tirársela” que en descubrir los dedos del pie de la muchacha.
El toque acerca de la “habilidad” del político me ha parecido genial.
Nos seguiremos leyendo.
Tavi
26/02/2025 a las 22:50
Hola José.
No respondí antes porque mi país se fue a negro y no había luz, mucho menos internet. Cosas que pasan sin aviso.
Dicho eso, quiero decirte que este es uno de los mejores cuentos que te he leído. Ameno, creíble, contado con una gracia donde se reconoce tu estilo. Ideal sería una saga. Te la propongo.
Un alcance: Tenia, hacia, mas, Llevan acento. Lo demás: SÚPER.
Espero participar el próximo mes Y LEERTE, aunque a veces, soy esclavo del tiempo.
Saludos
Don Kendall M.
27/02/2025 a las 18:08
Hola José Torma.
Aspectos que tal vez puedan dificultar la comprensión lectora:
1 – Párrafo 1º: …tanto contarse; la gente le da validez… punto y coma sin razón aparente.
2 – Párrafo 11º :
re elegía, mejor reelegía3 – Párrafo final :
Pego, mejor Pegó el ojo al “bujero” y la vio.[Tilde en palabra terminada en vocal acentuada en última sílaba (aguda)].4 – EMD- EnMiDespreciableOpinión, en este trabajo que presentas, no es necesario el uso de comillas en ninguna de las palabras que utilizas. Pero si decides la utilización de las mismas, tal vez merezca la pena un mínimo esfuerzo para aplicar las claves que recomienda FUNDEU :
1.1 Las comillas angulares, latinas o españolas (« »). Pese a no ser las más accesibles en los actuales teclados y dispositivos, son las que las academias de la lengua recomiendan en textos impresos. (*)
Con respecto a la escena que ofreces:
Me parece muy intgeresante el modo como está presentado el conflicto dramático, entendiendo como tal, el choque de intenciones entre los dos personajes.
EMDO, tal vez hay un exceso de subintenciones, Para reconocerlas debería contestarse a la pregunta : ¿Apoya al relato principal?. Si no es así pienso que que se podría ser tajante :«toda intención que no apoye al relato principal se la debe descartar» , por mucha belleza estética y ocurrente que nos pueda parecer.
No obstante ya digo que es EMDO, y el trabajo es de tu autoría y sabrás si merece la pena, pensar en términos de Taller o de aspirante a Premio Planeta , jeje.
En resumen, gracias por presentar este trabajo y gracias también por tu amable comentario a mi trabajo en esta edición de Literautas MUE-67 (Cerrando grietas)
Comillas,uso de este signo ortográfico
Džoker
27/02/2025 a las 23:53
Buenas buenas.
Qué decir a estas alturas que no se haya dicho ya. Vengo del texto 46 al que comentaste con disciplina y aquí estoy, curioso de tu texto.
Una prosa cuidada, profesional, sin intención de menospreciar la escritura novata de algunos que apenas compañeros por aquí, algo completamente normal, de eso se trata un taller.
Fácil de leer y seguir, enmarcando una historia rica en descripciones.
Si la vida lo permite, nos veremos en una próxima escena.