Literautas - Tu escuela de escritura

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Siempre en domingo - por Verso suelto

Los domingos, igual que antes, abrimos a las visitas. Justo en este momento él está explicando a un grupo de turistas la historia del marquesado, la estructura original, la última restauración,… Escúchenle.
“… Cuando vi la casa, me pareció tan hermosa que no pude dejar que la maleza acabara con sus muros. Como decimoquinto marqués de “Casabella” sentí la necesidad de dar digno cobijo al espíritu de mis antepasados y me dediqué a su recuperación en cuerpo y alma. Poco a poco fui amándola, y a medida que curaba sus heridas recobraba una vitalidad que creía perdida. Un día, era domingo, cuando solo quedaban pequeños detalles para acabar las obras, contemplando la fachada principal recién recobrada su antigua pátina, sentí ganas de abrazar aquella pared de piedra como si fuera una amante recién acicalada para una fiesta y no pude por menos que exclamar: ¡Qué hermosa eres!
Entonces se produjo algo mágico. Las dos balconadas me contemplaban festoneadas por pestañas de hiedra y, mientras las ramas de los cipreses movidas por la brisa filtraban rayos de sol que se reflejaban en aquellos ojos de cristal, ella me contó como fueron los últimos días de mi padre. Este es su relato”.

Yo era famosa, venían a verme y me hacían fotos, sobre todo en los días soleados de primavera cuando me sentía tan bella, rodeada de flores entre las que revoloteaban las mariposas. Él me cuidaba y se desvivía ante cualquier necesidad mía, le gustaban mis tics, esos mínimos signos que evidencian presencia, una sombra fugaz, un roce apenas perceptible… Yo tenía suficiente con verle feliz. Nos gustaba estar juntos cada uno ocupado en lo suyo, el simple hecho de saber que el otro estaba allí nos liberara de angustias y nos permitía disfrutar a placer de lo que estuviéramos haciendo: leer, escuchar música, pensar…
Pero poco a poco, sin saber por qué, él se fue desentendiendo.
Un domingo empezó a soplar el viento. Hasta entonces solo lo había sentido en la explanada del jardín que abraza el sendero por donde entran los visitantes. Cada vez me gustaban menos los domingos, sobre todo las tardes. Me incomodaba que él me mirara aburrido, recostado sobre el sofá como una rueda desinflada. Pensaba que era un desagradecido, después de todo lo que yo había hecho por él. El viento surgía de uno de los balcones que presiden la fachada principal, a ambos lados del portón de entrada. La lluvia y el sol habían descascarillado la pintura, la madera de los marcos estaba podrida y, por los resquicios, penetraban la humedad y el frio del otoño.
Si solo hubiera sido eso la cosa habría tenido arreglo, pero era un detalle más. Me sentía ignorada. Él parecía interpretar mi silencio como una aprobación de su desidia. Todo iba de mal en peor, había una grieta en la pared, goteras, baldosas levantadas, la calefacción estaba rota hacía años… ¡y ahora el viento! Todo le daba igual: era insoportable. Así las cosas, nuestra vida social se había ido deteriorando, cada vez recibíamos menos visitas y los que venían lo hacían atraídos por el entorno, más que por vernos a nosotros.
A partir de aquel domingo las cosas se precipitaron, como cuando una bola de billar choca con otra y esta con una tercera y se produce una reacción en cadena. El colmo fue lo de la viga. Debido al peso, se había combado y el techo amenazaba con derrumbarse. Yo le había avisado con mis lamentos, los crujidos eran cada vez más sonoros y presagiosos. ¡Pero él, como si nada! Un día no pude más y le aticé con la viga en la cabeza, asegurándome de que le diera exactamente en el lugar que había visto en la enciclopedia médica de la biblioteca. Era domingo. Quedó sepultado bajo un montón de escombros y el piano de cola, que le cayó encima desde la sala de música.
Los días siguientes me llené de parientes que se hacían de cruces al ver el estado en que me tenía. Luego volvió la calma, llegaste tú y comencé a mirar al futuro con esperanza al comprobar que la restauración era respetuosa con mis orígenes.
Con el tiempo he vuelto a ser famosa, he recuperado la antigua armonía y soy más sabia. Me has perdonado y vivimos felices. Nos comunicamos en silencio, lo mismo que hacíamos tu padre y yo, aunque ahora soy más reservada: se adonde puede conducir un exceso de confianza.

Comentarios (10):

Diana T

19/02/2025 a las 15:06

Hola!
He leído tu relato varias veces, y cada vez me sorprende con otros pequeños detalles.
Me gusta mucho la idea de trabajar desde el punto de vista de la casa, y otorgarle sentimientos humanos. Está genial leer a la casita sentir el orgullo, el abandono, la venganza y el arrepentimiento, ver que crece y madura, y acepta las consecuencias de sus actos.
Es una historia muy agradable y que deja aprendizajes.
Sólo tengo un detalle, y es que el texto se narra desde tres puntos de vista diferentes, primero la persona que nos dice que escuchemos (no me quedó claro si es la casa u otra persona), luego el marqués y al final la casa; pero los cambios de puntos de vista vuelven la lectura difícil de seguir en esos momentos.
Por ejemplo,en lo personal tuve que releer varias veces ese primer párrafo, y no fue hasta que terminé de leer el relato para comprender el contexto. O la parte donde el marqués está hablando y dice que “pasa algo mágico” y de la nada, se cambia al narrador de la casa, pero si las casas no hablan, ¿cómo supo el marqués todos esos detalles? Porque una cosa es entender sin palabras, y otra cosa es saber exactamente cómo y cuándo ocurrió todo.
Probablemente se podía utilizar desde el inicio el punto de vista de la casa, y reducir lo narrado por el marqués, para que lo que dice la casa tenga más peso.
Esa es mi sugerencia, pero en general, buen relato y gran idea de la casa. Nos leemos.

Yvonne (María Kersimon)

19/02/2025 a las 15:34

´Hola, Verso Suelto,
Hoy me toca comentarte por ser tu vecina de arriba. Es un texto original en el que una mansión ha sido transformada en protagonista y cuenta su historia por intermedio del hijo de su dueño. Creo que es la primera vez que leo un texto en que una casa habla y ocupa el rol de testigo principal, así que me ha sorprendido y he leído el texto dos veces para ver cual era entonces el papel del humano. He llegado a la conclusión de que el humano es el sirviente de la casa, su mayordomo y su ministro de exteriores para establecer relaciones con los visitantes y conseguir el sustento de ambos y permitir que la casa se mantenga viva.
Personificas la casa en tal medida que parece tratarse de una relación entre dos amantes que sufre un desgaste cuando uno de ellos, el humano, se desentiende. La casa entra en acción y para llamar la atención, atropella (no se si muere o no) a su humano, tal una mujer despechada, y se agencia un nuevo enamorado.
El estilo está bien, no he visto nada que desentone, nada que mejorar en la escritura.
Tardé un poco en situarme al principio, en darmecuenta de como iba la cosa, de quien hablaba cuando. Quizás habría una manera de entrar más directamente en el meollo del asunto, que sea la casa misma la que hable de entrada y se presente como tal, no lo sé. En un experimento así todo se puede probar. Situar al lector de entrada en la situación.
Encantada de leerte de nuevo, saludos.

María Jesús

19/02/2025 a las 21:31

Hola Verso suelto: Es una manera muy interesante de construir un relato, aunque a mí algunos párrafos me han resultado confusos. Pese a todo resulta muy original la idea. un saludo.

Codrum

20/02/2025 a las 08:15

Hola 👋
Me parece que has escrito un texto muy original. Hay un cambio de estilo en la narración en función de quien esté hablando que está muy logrado.
Como a otros me ha resultado un poco complicado saber si es el padre del marqués el que queda sepultado o el marqués mismo.
Aún así el texto se le fácil y está muy bien estructurado. Es dinámico.
Quiero hacer incapie una vez más en la forma en que has resuelto el cambio de narrador, me parece genial.
¡ Buen trabajo!

Codrum

20/02/2025 a las 08:15

Hola 👋
Me parece que has escrito un texto muy original. Hay un cambio de estilo en la narración en función de quien esté hablando que está muy logrado.
Como a otros me ha resultado un poco complicado saber si es el padre del marqués el que queda sepultado o el marqués mismo.
Aún así el texto se le fácil y está muy bien estructurado. Es dinámico.
Quiero hacer incapie una vez más en la forma en que has resuelto el cambio de narrador, me parece genial.
¡ Buen trabajo!

IreneR

21/02/2025 a las 10:51

Buenas, Verso suelto.

Qué relato más curioso. Ha sido interesante leer cómo le das vida y pensamiento a la casa. Al principio, al no haber ningún signo o algo que señale el cambio de narrador, puede resultar desconcertante, pero lo he captado enseguida.

No he visto ningún fallo.

Gracias por pasarte por mi relato.

Nos leemos.

Un saludo.

Irene

IGNACIO

21/02/2025 a las 14:58

Hola Verso Suelto.

Un relato imaginativo y desconcertante. La casa provocó la muerte del padre aparentemente. Si entendemos que la personalización de la casa es una figura literaria, la muerte la provocó la desidia, la falta de mantenimiento del propietario. Pero la caída de la viga fue acompañada del peso del piano de cola. Muy curioso.
Nos leemos.

Mónica Bezom

23/02/2025 a las 08:43

Hola, Verso Suelto.

Me ha sorprendido la originalidad de tu relato otorgando el protagónico parlante a una casa. Veamos: arranca hablando la casa, tan contenta por la restauración y por la suerte de enamoramiento que le profesa el heredero, que nos participa de la explicación que brinda el mismo -hijo del Marqués, si no entendí mal- a los visitantes; quien a su vez -luego de colmarla de elogios- le devuelve la palabra para participar a los turistas de los últimos días de su padre. Toma la palabra la casa y luego de auto elogiarse en un alarde de egocentrismo, se rescata a sí misma haciendo constar que no recaerá en exceso de confianza, supongo que como cuando soltó la viga. ¡Menos mal! Se salvó el hijo del Marqués.
Una trama interesante.

Los cambios de voz del narrador están logrados, la prosa es fluida y salpicada de metáforas poéticas que conducen al lector a las razones de la casa en forma paulatina hasta el desenlace del “asesinato” que ésta comete y su ulterior mea culpa… Encierra muchas y variadas analogías esta historia. Me ha gustado y no le he encontrado peros.

Ha sido un placer leerte.

Jesusa

23/02/2025 a las 19:23

Hola besos suelto en vez de decir que me ha llamado la atención el título, y he querido saber qué pasaba en domingo
Me alegro de haberlo descubierto. Me ha gustado la idea de que fuera la casa en la que hablará y mostrar su deterioro. Ya no era famosa porque el padre ya no la cuidaba y acaba, además de con una grieta, con un gran deterioro y una viga que se desprende, me ha gustado el hecho de que es el padre el que no la cuida y al final se deteriora igual que el padre, un ser humano. Pero al final vuelve a ser famosa porque la restaura el narrador. La casa se llena de sentimientos y avisa al ser humano v,(él padre), de que va dejando de ser famosa es decir que se va deteriorando, Buen relato.

Jesusa

23/02/2025 a las 19:27

Hola de nuevo, entiendo que todo pasa en un domingo la casa se deteriora y la amiga se cae un domingo eh el padre se muere un domingo en qué se cae la viga, y por último, la casa es restaurada, y vuelve a ser famosa, un domingo

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