Literautas - Tu escuela de escritura

<< Volver a la lista de textos

Un auxilio oportuno - por Alberto Suárez VillamizarR.

Había una grieta en la pared, a través de la cual, todo el que pasaba por la vetusta vivienda lo podía observar cabizbajo y taciturno, quizás ocultándose de algo o de alguien. Todos ignoraban lo ocurrido esa tarde, cuando fue sorprendido al intentar atacar una pequeña niña, que atravesaba el bosque. Desde entonces había decidido permanecer encerrado en ese lugar, quizás sintiéndose seguro. Pero, ¿por qué se encontraba allí?,¿cómo habían sucedido los hechos?:

Un día en lo profundo del bosque, donde los árboles formaban sórdidos laberintos verdes, Caperucita Roja recorría el sendero que la llevaría a casa de su abuela. La tarde moría y el sol se empezaba a ocultar en el horizonte, maquillando el cielo con tonos cálidos de naranja. De entre la espesa vegetación, surgió una figura que con su sola presencia crispaba los nervios, debido al peligro inminente que representaba para quien se atreviera a transitar por esos lares: se trataba del temible lobo feroz.
Oculto tras los árboles, el lobo observaba el caminar distraído de su víctima, y solo esperaba el momento oportuno para atacar a la indefensa niña, que distraída caminaba alegre. El lobo tomó un atajo y esperó, considerando que era el sitio apropiado. En un claro del bosque apareció la niña, dando pequeños saltos de alegría, pues, visitaría a su querida abuela, que esos días se encontraba enferma, y ya imaginaba lo alegre que estaría. La fiera se alistó y se disponía a someter a su víctima, pero, antes de que pudiera dar un solo paso hacia ella, un sonido seco y firme resonó en el aire. Era el cazador, quien había estado siguiendo sigilosamente los pasos del feroz animal, que sospechosamente se movía por los atajos y salió de entre los arbustos, y alisto su arco. Sus ojos estaban fijos en el animal, y con rapidez pensaba la forma de idear un rescate, quería alertar a Caperucita Roja sobre el peligro al que estaba expuesta, sin lastimar la fiera salvaje, que era una especie en peligro de extinción, y su amor por la naturaleza le indicaba que se debía preservar. Lanzó las semillas caídas de un árbol para llamar la atención de la niña, y una vez logró hacerlo, mediante unas señales le advirtió de la presencia del lobo feroz.

Al darse cuenta de que su presa estaba a punto de escapar, el animal lanzó un gruñido amenazante y se abalanzó hacia adelante, pero, antes de que pudiera alcanzar a su objetivo, una flecha certera surcó el aire y se clavó en el suelo, justo frente a sus garras. El lobo se detuvo, sorprendido por la repentina intervención del cazador, quien continuó disparando flechas, manteniendo a la fiera alejada de Caperucita Roja. Con cada disparo, el lobo retrocedía un poco más, hasta que finalmente se vio obligado a huir entre los árboles, derrotado y humillado.

La niña miró con admiración y gratitud a quien se había convertido en su salvador, quien le ofreció una sonrisa tranquilizadora antes de desaparecer nuevamente entre la maleza. Caperucita Roja continuó su camino hacia la casa de su abuela, sabiendo que tenía a un valiente protector velando por su seguridad en el bosque, mientras el cazador a toda prisa dirigió sus pasos hacia un camino del bosque, sospechando que, tras su huida, el lobo atentaría contra la abuela de la niña; y así fue, pues al llegar a la casita dio al alcance a la fiera que se alistaba a penetrar a través de una ventana.

—¿Qué buscas ahí? — preguntó el cazador al lobo, sujetándolo por una de sus patas.
—Es que yo… —murmuró con voz temblorosa el lobo.
—¡Vete de acá, y no vuelvas más por estos lugares! —dijo con determinación el cazador
Y así, gracias a la valentía y habilidad del cazador, Caperucita Roja y su abuela fueron salvadas del ataque del lobo feroz, y la paz volvió a reinar en el bosque una vez más. Desde entonces las gentes que recorren el bosque no han vuelto a ver al animal recorrer los senderos.

FIN

Comentarios (4):

Teresa S.M.

19/02/2025 a las 20:18

Hola Alberto. Está muy bien esta adaptación que has hecho de un cuento tan popular. Buena idea tomar referencias conocidas y de ahí partir para escribir nuestras historias.
Gracias por compartirlo.

Codrum

20/02/2025 a las 15:26

Hola, Alberto.
Menudo cambio que ha dado el cuento.

Me parece una experiencia de aprendizaje muy buena. Y me la apunto para un futuro.

Me ha parecido un texto bonito. Sin florituras inecesarias y con una perspectiva única.

No entiendo muy bien donde está el narrador para poder ser testigo de lo sucedido.

Me parece que tienes que estar contento con tu trabajo.

!buen trabajo!

María Jesús

24/02/2025 a las 16:31

Hola Alberto: Me ha gustado la revisión que haces del cuento de Caperucita, pero no entiendo la conexión con el primer párrafo donde introduces la frase obligatoria, perdona si soy corta de entendederas 😐
Un saludo

Ismael Tomas Perez

04/03/2025 a las 19:02

Hola Alberto
En primer lugar disculpa que no te haya enviado el comentario antes, pues me fue imposible.
Tu relato me ha gustado, es una versión del cuento de Caperucita Roja, aunque, para mi gusto veo algunas cosas que mejorar. Un sonido seco y firme puede ser de un disparo de fusil. Si es un cazador con arco su forma de actuar es lo mas sigilosa posible, por lo que yo en vez de un ruido hubiera puesto una potente voz o alarido del cazador, o simplemente un disparo con el arco cera del lobo. Tampoco debe desaparecer entre la maleza, tiene que dar sensación de que esta vigilando a lo que a la intención del lobo, vuelve a salir para ahuyentarle nuevamente. Me parece muy bien que seas amigo de los animales pero la frase de ser amante de ellos y sobre todo de una especie en amenaza de extinción, para mi gusto sobraba. Estropea un poco el cuento ya que tiene una mala imagen.
Es un poco mi opinión, siempre intentando ayudar. Felicidades y nos seguiremos leyendo

Deja un comentario:

Tu dirección de correo no se publicará. Los campos obligatorios aparecen marcados *