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“Con su firma basta” - por Lupa SívoriR.
Web: https://viajarleyendo451.blogspot.com/
“Con su firma basta”
Cuando llegamos, el cuerpo aún estaba tibio.
La rigidez todavía no había hecho lo suyo, pero el destino del ingeniero Fausto Lombardi estaba sellado. Lo encontramos derrumbado sobre su escritorio. Tenía una pluma estilográfica entre los dedos y una mancha de tinta en el dorso de la mano izquierda. Para el ojo inexperto, la escena gritaba "infarto fulminante". Mi jefe, Omar Ferrero, no creía en muertes tan oportunas.
Por aquella época yo trabajaba como su ayudante para ganarme unos pesos. Manejaba, registraba sus observaciones en una libreta, le sostenía el café (siempre negro, sin azúcar). No era un gran sueldo ni un gran trabajo. Bastaba para pagar el alquiler y mantenerme cerca de casos interesantes. Este, en particular, prometía mucho.
El despacho de Lombardi era un templo al orden: papeles apilados con meticulosidad, estanterías simétricas y un reloj de péndulo que seguía marcando el paso del tiempo sin inmutarse por la muerte de su dueño. Y, sin embargo, había una grieta en la pared detrás del escritorio. No una gran fractura, ni algo evidente. Más bien un trazo fino, casi imperceptible, aunque lo suficientemente fuera de lugar como para resultar molesto en ese ambiente de perfección.
Ferrero me fue señalando otras cosas extrañas y yo, fascinado, tomé nota. Sobre el escritorio, el expediente del testamento de Víctor Galimberti, un empresario fallecido hacía semanas. La pluma que Lombardi sostenía no era la única: en la papelera había otra, rota en dos, con el cartucho de tinta destrozado. Y en el piso, junto a la pata de la silla, una pequeña cápsula de plástico.
—Llegué hace una hora y lo encontré así —balbuceó Héctor Gualteri, abogado de los Galimberti.
Alto, de cabello grasiento y corbata torcida, se pasaba un pañuelo por la frente sin disimular su nerviosismo. Aseguró haber venido a recoger el informe final sobre la autenticidad del testamento. Al ver que el tipo no contestaba en el despacho, ingresó y lo encontró muerto.
El asistente de Lombardi, un tipo de manos temblorosas y camisa arrugada, corroboró parte de la historia. Nos explicó que Lombardi, el mejor perito calígrafo de la ciudad, solicitaba no ser molestado durante sus escrutinios. Llevaba horas encerrado, analizando la firma que decidiría el destino de una fortuna.
Ferrero examinó el cadáver y luego el reloj de péndulo. La esfera estaba descentrada. No necesité leer su mente para entender que alguien la había golpeado al pasar. Le señalé la cápsula en el suelo. Parecía parte de un gotero o de una ampolla de medicamento. Ferrero la tomó con un pañuelo y la olió. Frunció el ceño.
Recién entonces comenzó a hacer lo suyo. No era un tipo conversador e incluso a mí apenas me dirigía la palabra. Lo vi examinar la pluma de Lombardi, la tinta en su mano y la curiosa grieta en la pared. Luego, sin apurarse, firmó su propio nombre en un papel con la pluma. Esperó unos segundos, se tocó la mano y sonrió.
Ahí estaba.
Ferrero habló antes los presentes para aclarar la sarcástica muerte de Lombardi. La pluma había sido impregnada con un veneno de absorción dérmica. Bastaba con firmar algo y llevarse la mano al rostro. Una forma elegante de morir, si me preguntan.
La grieta en la pared lo confirmó todo. En su último instante, la pluma tembló en su mano y rasgó la pintura. Un gesto mínimo, apenas visible. El asesino tuvo que reemplazar la pluma original, explicó mi jefe, y rompió la anterior para que no hubiera evidencia de que había sido cambiada. Pero en el apuro, se le cayó la cápsula. Un gotero de tinta.
¡Qué trampa más sofisticada! La tinta envenenada no estaba en la pluma desde el inicio. Se agregó en el momento justo. Alguien había entrado, cambiado la pluma, vertido el veneno en el cartucho y salido sin que Lombardi se diera cuenta.
Entrevistamos a todos los que habían estado con el calígrafo en las últimas 24 horas. Gualteri resistió un rato. Finalmente se confesó como autor del crimen. Esa noche le pregunté a Ferrero los motivos. ¿La familia Galimberti no podía permitirse que el testamento fuera falso? Ferrero se encogió de hombros.
—Dinero, una mujer en común, una riña de adolescentes. Quién sabe.
El testamento se anuló, aunque eso no importó. Los herederos encontraron otra manera de seguir enriqueciéndose. El mundo siguió girando, excepto para Lombardi, el hombre que vivía para detectar falsificaciones.
La justicia es tirana. La ironía, inabarcable.
Comentarios (17):
Intentos
18/02/2025 a las 18:40
Una trampa muy ingeniosa y sofisticada realmente. Coincido con su narrador testigo. La historia que nos plantea es fácil de leer, entretenida y está muy bien redactada.
Lo poco que puedo aportar es:
– “Al ver que el tipo no contestaba en el despacho, ingresó y lo encontró muerto.
El asistente de Lombardi, un tipo de manos temblorosas y camisa arrugada”. Me ha sorprendido un poco que usase la palabra “tipo” en el relato teniendo en cuenta el tono en el que se narra, pero entiendo que puede ser una característica del personaje. Pero sí cambiaría una de las dos veces en las que lo utiliza porque están relativamente cerca y es un poco repetitivo.
-“Los herederos encontraron otra manera de seguir enriqueciéndose. El mundo siguió girando”. Lo mismo, pero con el verbo seguir y su conjugación siguió.
-“El testamento se anuló, aunque eso no importó”. No sé si la rima es intencionada ;). De nuevo es simplemente que, en mi opinión, no es acorde al carácter del texto.
Espero que te sirvan mis comentarios.
Por último, tiene una narrativa realmente envidiable, ¡felicidades!
Lupa Sívori
18/02/2025 a las 20:21
¡Hola, @intentos! Muy atinados tus comentarios. Me vienen al pelo para ajustar el texto. Odio cuando me pasan esas cosas, pero sinceramente, lo escribí y lo mandé, sin mucha revisión (para eso están ustedes, jajajaja).
Me gustó también que hayas detectada esa cacofonía con el “anuló / importó”.
¡Gracias!
Mónica Bezom
18/02/2025 a las 22:21
Hola Lupa.
Ha sido un gusto leerte.
Un relato de estilo sobrio y detallista, dando lugar a que la intriga se apodere del lector en forma progresiva.Me ha gustado mucho.
No tengo peros, salvo que debí regresarme a leer para identificar a los actores; tal vez sean demasiados nombres para un texto tan breve pero eso es opinable.
“Ferrero me fue señalando otras cosas extrañas y yo, fascinado, tomé nota”: no sé si en vez de “tomé nota” deberías decir: “tomaba nota”, en concordancia con el tiempo pasado que manejas hasta ese párrafo; pretérito imperfecto.
El relato es estupendo.
Nos estamos leyendo.
Vespasiano
19/02/2025 a las 09:26
Buenos días, Lupa Sivori:
Ya he leído tu relato. Pero estoy de viaje y ocupado con un familiar enfermo. En un par de días haré un comentario apropiado a tu relato.
Saludos.
Lupa Sívori
19/02/2025 a las 12:43
¡Hola, chicos! @Mónica, gracias por esa corrección, la voy a considerar.
@Vespasiano, tranquilo, hombre, que primero la familia.
Ya me pasaré por los relatos de ambos.
¡Saludos!
Wanda
19/02/2025 a las 14:52
Hola Lupa, vengo de los comentarios a mi relato y te agradezco dejaras el tuyo y tomaré en cuenta tus sugerencias. En cuanto a tu relato me parece que esta muy bien estructurado, fácil de leer y un estilo policiaco que me gusta mucho. Las descripciones muy bien logradas que ayudan a darle vida a la narración. Lo único que encontré además de lo ya señalado es creo un error de dedo en esta frase:
“Ferrero habló antes los presentes para aclarar la sarcástica muerte de Lombardi”
Me parece que es, Ferrero habló ante.
Saludos
Carmenigne
19/02/2025 a las 21:48
Hola Lupa! Un relato meticuloso, atento a los detalles, sin fisuras. Mantiene la atención. También me pasó que tuve que revisar los nombres de los personajes. Interesante.
Codrum
20/02/2025 a las 04:51
Hola, Lupa!
Muy entretenido, dinámico y policial. De forma rápida metes en situación al lector.
El exceso de nombres complica un poco.
Pero nada, se disfruto leyendo.
Lupa Sívori
20/02/2025 a las 12:22
¡Gracias a todos por sus aportes! Probablemente al ajustarle termine reduciendo el rol del abogado y el asistente de Galimberti en un único personaje, para evitar estas complicaciones.
Javier Albor
21/02/2025 a las 13:50
Me ha encantado tu relato, Lupa. De verdad.
No tengo ningún pero. Darte las gracias por el relato.
Si acaso, me hubiese gustado algo más de información sobre la personalidad de Ferrero. Creo que da para mucho desarrollo y te animo a ello.
Un fuerte abrazo
Lupa Sívori
21/02/2025 a las 14:13
¡Gracias, Javier! Tus palabras me animan a seguir experimentando con estos textos.
Te invito a seguirme lo que hago por acá:
IG: @viajarleyendo451
https://viajarleyendo451.blogspot.com/p/indice-de-mis-cuentos.html
José Torma
21/02/2025 a las 23:25
Buen trabajo Lupa.
A mi me enganchan las historias bien contadas y en especial si hay crímenes y policía inmiscuida. Yo la verdad noté algo y no supe qué. Yo caigo mucho en el bendito acento en la o y pues por eso me pareció mas familiar que rara.
Soy tu fan.
Felicidades.
Sakura
22/02/2025 a las 10:21
Hola Lupa…
Me gusta mucho la forma en la que narras, como no repites adjetivos y se hace coherente y fácil de leer. La forma en la que todos los objetos que describes tienen una razón por la que estar es muy buena también.
Para señalar solo donde pones: “La grieta en la pared lo confirmó todo.” Me confunde un poco, pues no veo en la historia donde la grieta en la pared juega algún papel protagónico que ayude a descifrar lo ocurrido.
Saludos, igualmente es que estoy un poco dormida y por eso no lo capto. jijjjj
Lupa Sívori
24/02/2025 a las 19:38
¡Hola, chicos! Aproveché todos sus comentarios para armar una versión ajustada de la historia que publiqué en mi blog. ¡Gracias a todos por sus aportes! Somos todos fans de todos =)
https://viajarleyendo451.blogspot.com/2025/02/con-su-firma-basta-relato-policial.html
¡Abrazo desde ARG!
Thiagotrescuartos
24/02/2025 a las 21:18
Antes de nada, darte las gracias por el comentario que dejaste en mi relato. Es todo lo que un escritor desea recibir. Espero estar a la altura.
He de admitir que por lo general no disfruto de la novela policiaca. Sin embargo, puedo apreciar un relato bien construido y bien escrito. Y aquí lo encuentro.
Todo parece estar en su lugar. Creo que cumples todo lo que hace al género lo que es. Desde el investigador algo cínico y perspicaz, hasta el misterio aparentemente irresoluble (hasta que ese detalle en el que solo el genio del inspector sabe reparar pone en orden todas las piezas).
El tono también es muy acertado.
Quizás, lo que echo de menos es precisamente algo de desorden. Al tratarse de un género tan popular sorprender se vuelve más complicado, pues los lectores ya conocemos los tópicos.
El narrador testigo te abría muchas posibilidades a la experimentación con los cánones policiacos. Imagina el cambio de tono de toda la historia si, por ejemplo, el narrador testigo estuviese perdidamente enamorado del inspector. Sería un ejercicio divertido para parodiar ese arquetipo de investigador distante y altivo. O contar la historia desde la perspectiva de otro arquetipo como la femme fatale. Puede que estas ganas de darle la vuelta a la historia no sean más que una manifestación de mi adversidad hacia el género. Pero con lo bien que escribes creo que jugar con él puede darte mucha cancha.
Con todo, felicidades. Escribes muy bien y sabes lo que haces.
En resumen: el relato está muy bien construido. Tanto, que me faltaron grietas.
Thiagotrescuartos
24/02/2025 a las 21:27
Si te interesa la línea de experimentar con el género policiaco, no puedo hacer otra cosa que recomendarte a Marta Sanz. Black Black Black es el comienzo de una trilogía impresionante. Pequeñas mujeres rojas, el libro que cierra la trilogía, es una de las lecturas más impresionantes que he hecho este año. La tía es un monstruo. Ha ganado el Premio Herralde y el Nadal, dos de los pocos premios realmente prestigiosos que quedan en España.
Saludos y ¡nos leemos!
Lupa Sívori
13/03/2025 a las 19:48
@Thiagotrescuartos, qué tremenda idea. Lo pensé en algún momento del borrador, pero sentí que iba a convertir un relato más o menos serio y cínico en algo paródico, en una burla al género. Y no quería que eso ocurriera, por lo menos en este relato.
Sí creo que es verdad lo que decís, es difícil sorprender cuando hay géneros y temas tan gastados. Pero no escribía policiales hace muchísimo tiempo y lo sentí como un pequeño ejercicio de estilo para calentar los dedos.
¡Voy a estar atento a tus próximos textos!