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La grieta - por OcitoreR.

Web: http://plumalanza.blogspot.com/

Desolado por la pena se recostó sobre el viejo diván. Los sonidos del exterior se filtraban por la rendija de la ventana entornada. Las vibraciones provenientes del ferrocarril llegaban en ráfaga y dejaban una temblorina. Marcos que parecía haber nacido con un maleficio, que se le materializó al recibir su nombre, estaba harto de las desgracias, había sido rechazado de nuevo en su intentona por conseguir empleo. No era mala persona, por el contrario, era muy solidario y empático, pero también, lo caracterizaba un halo de acritud. No era su aspecto, sino algún humor que despedía su cuerpo. No se podría definir como tufillo, sino algo amenazante apenas perceptible; pero aterrador, quizás en sus antepasados algún cazador cavernícola derramaba tanta bilis en las cacerías de mamuts que se lo había transmitido en los genes.

Se oyeron unas voces detrás de la pared:

—Aquí estarás cómoda, Nora, y podrás dedicarte a tus cosas sin que te molesten.
—Bueno, gracias, no es lo que me habían prometido, pero me vale.
—Trae tus cosas, hija, y ponte a tus anchas, y si necesitas algo, llámame.
—¿Y eso?
—¿Eso? ¿A qué te refieres?
—A esa hendidura en la pared.
—¡Ah! ¡Eso! Pues es lo que quedó después del último temblor, pero no es de riesgo, ¿sabes? Don Nicanor vino a verla y dijo que esa pared no es de apoyo, así que no temas.

Detrás del sonido del choque de la puerta, surgió un pequeño tarareo aterciopelado que traspasó el espacio y se le metió por los oídos a Marcos. Al pobre se le cortó la respiración y sintió que se desmayaba por el efecto de aquella suave caricia que le recorría todo el cuerpo despertándole la vida. Unos minutos después, cuando Nora no estaba, Marcos comenzó a palpar el tapiz. Parecía un pintor revisando la superficie de un lienzo. De pronto descubrió algo. Había una grieta en la pared. Cortó el papel y logró ver un muro con un espejo y un armario.

Se quedó inmóvil cuando apareció la figura de una mujer joven iluminada por la tenue luz tibia. Comenzó a desnudarse y Marcos tuvo que morderse la mano para no gritar. Por sus ojos entraban las proporciones de una figura radiante. Sintió terror de ser descubierto porque su corazón golpeaba tan fuerte que le pareció que Nora lo escuchaba. Se quedó petrificado cuando ella se acercó a la grieta y dijo:

“Habrá que pegar allí algún poster”.

Marcos ya no pudo dormir tranquilo. Salía a vagar por las tardes y llegaba en la noche esperando la hora, en que, del otro lado, apareciera el encantador cuerpo. Una noche a Marco se le cayó una figura de porcelana que estaba en la estantería cercana a la ranura. Nora gritó del susto, pero después volvió al espejo para seguir mirándose. En el transcurso de un mes, Marco hizo anotaciones, estableció un horario de salidas y llegadas, fue al peluquero y empeñó cosas para comprarse un traje. Hubo unos días en que los ruidos solo llegaban del otro lado porque Marco se había ausentado.

Yo seguía suspendido en el mismo sitio, acumulando motitas de polvo que nadie jamás me quitaría. Oyendo las canciones de Nora. Tratando de adivinar qué encantos de aquella joven habían vuelto loco al pobre Marco. Nunca lo supe porque jamás la vi. Lo que si puedo confirmar es que en una ocasión. Marcos llegó con un maletín lleno de dinero. Era otro hombre, le había cambiado el semblante y su olor se mezclaba con un fuerte perfume de sándalo. Empezó a venir menos, ya no lo veía sufrir a conciencia como antes. Dejaba un objeto muy pesado sobre la mesa. Dormitaba unas horas, se asomaba de nuevo por la fisura y se deleitaba con los susurros de Nora.

Un día me sorprendió escuchar sus dos voces juntas. Eran voces alteradas, recriminatorias y solidarias. Eran las siete de la tarde, los tacones de Nora repiqueteaban en un baile desesperado, sacaba cosas, las ponía en una maleta. Marcos la apuraba, ella le gritaba y en todo ese revuelo se notaba la urgencia. Estaban listos para irse cuando un golpetazo los detuvo en seco.

—¡¿Creías que te ibas a salir con la tuya, bribón?!
—¡Espera, Roco!!Espera!!No dispares! ¡Te devolveré el dinero, te lo juro!
—¡Te vas a morir!!Eres un traidor y lo pagarás caro! ¡Devuélveme mi dinero, desgraciado!

Se oyeron disparos y gritos, los dos cuerpos cayeron como toneles al piso. Se oyeron pasos alejándose. Más tarde, llegó la policía.

Comentarios (13):

Teresa S.M.

19/02/2025 a las 20:36

Hola Ocitore. Está muy bien expresada toda la intriga que va envolviendo al relato y que se mantiene hasta el final. Una historia diferente.
Gracias por compartirla.

Codrum

20/02/2025 a las 10:38

Hola Ocitore.
Una historia original y un punto de vista muy especial. es curioso ver cómo no puede escuchar lo que pasa en el cuarto de Nora, cuando los dos están allí y aún asi lo quiere saber. 🙂

Me hace gracia como has planteado el hecho de que cuando huele mal, es buena persona, pero cuando desaparece el tufillo y para conquistar a Nora, se vuelve peor. Intuyo que roba a un mafioso o algo así. Lo cual el Marcos del inicio del texto jamás haría.

!Buen trabajo!

Ocitore

20/02/2025 a las 11:55

Hola, Teresa y Codrum, me da gusto que les haya causado una buena impresión este detectivesco cuento. Sí, en efecto Marco es una epecie de ser que según emita olores, su conducta varía. Además se enamora y eso lo transforma totalmente. Necesitaba dinero para conquistar a Nora. Gracias y saludos.

José Torma

20/02/2025 a las 17:33

Ocitore.

Buen relato, nos obligas a poner toda la atención al desarrollo. Me gustó mucho como el aroma de Marco es un protagonista más.

“Ay el amor, cosa tan rara” cantaba Denisse de Kalafe. Marco cayó prendado de lo que una grieta en la pared le permitía vislumbrar, sin imaginar si la fotografía completa seria de su agrado. Simplemente no le importó.

Poco que decir en lo formal, hay par de signos de exclamación que se comieron un espacio. Pequeña cosa.

Creo que la grieta es la testigo, ya me contaras si estoy en lo correcto.

Saludos.

Maria Carmen

20/02/2025 a las 23:10

Hola Ocitore, es un relato creativo e imaginario. Buen trabajo.
Un placer el haberme tocado comentar tu relato.
Saludos

Osvaldo Mario Vela Sáenz

21/02/2025 a las 20:05

Hola Ocitore, de nuevo visito tu texto del mes y lo encuentro ligero como para no detener mi lectura, aunque el narrador testigo sea para nosotros un recién llegado a las leras, pero mira que tu mascoteo fue sutil y efectivo.

la lectura nunca se detuvo pues la trama seguía creciendo y era cada vez mas completa.
los diálogos muy bien presentados, pues la trama era ajena y pertenecía al testigo redactor, ingenioso .

Te felicito, un saludo y nos leemos.

Shynie

21/02/2025 a las 23:10

Hola Ocitore, gran relato. Inquietante y desafiante hasta el final. Lástima que tenga que ser tan corto, te deja con ganas de saber más.
¡Gran trabajo!

Hilda G.M.

25/02/2025 a las 11:05

Hola, Ocitore.
Me ha gustado mucho el ritmo con que nos llevas hasta el desenlace y la manera como has incluido la grieta, integrándola como un elemento de verdadera importancia en la historia y no simplemente “decorativo”.
Debo confesar que me has dejado intrigada con el narrador testigo que has elegido. Entiendo que se trata de un objeto al que has animado dándole por lo menos tres sentidos: el oído, la vista y el olfato, puesto que desde el punto en que se encuentra suspendido y acumulando motitas de polvo, ve lo que hace tu protagonista, siente sus olores y oye los ruidos a su alrededor. En general, tratas de mantenerlo dentro de los límites de lo que puede percibir desde el sitio en que está; no obstante, hay momentos en que me parece que se vuelve un narrador omnisciente, puesto que sabe, por ejemplo, lo que el protagonista ve a través de la grieta o que siente terror de ser descubierto o que empeña cosas para comprarse un traje, a menos de que Marcos (o Marco, que también lo mencionas como tal) hable solo 😉
De cualquier forma, sin importar el tipo de narrador, tu cuento me ha gustado y como simple lectora en ningún momento he perdido el interés por la historia. Felicidades y gracias por compartirlo.
Saludos.

Ocitore

25/02/2025 a las 16:31

Hola, Hilda, gracias por tu comentario. El narrador debería contar la historia de acuerdo a sus facultaedes, pues es un cuadro, pero como es testigo de las palabras del protagonista, quizás hubiera la posibilidad de que Marco hablara solo y, por eso, la pintura se enterara de los que sucedía en la habitación gracias a los monólogos de Marco. Cosas como: “Otra vez me han rechazado” “¿Cuál es la razón? Veo cómo la gente me teme un poco y noto cómo se tapan la nariz”. Creo que de cualquier forma darle más libertad al narrador ha sido en beneficio de la historia. Saludos.

Hilda G.M.

25/02/2025 a las 19:59

Hola, Ocitore. Gracias por aclararme quién era el testigo. Y sí, estoy de acuerdo en que ha sido en beneficio de la historia 🙂

Galia

26/02/2025 a las 20:55

Hola Ocitore, muy bueno tu relato, quizás el final un poco precipitado, hubiera extendido la intriga. También me costó entender quién era el narrador aunque das la pista en “Yo seguía suspendido en el mismo sitio, acumulando motitas de polvo que nadie jamás me quitaría.”, un buen recurso que utiliza la personificación. Es bueno leerte, saludos.

lady_p

12/03/2025 a las 11:30

Hola Ocitore, buen texto. Una historia ingeniosa en la que el olfato ocupa un lugar central, me parece muy original. Muy buena aportación.
Saludos!

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