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Un as en la manga - por Hilda G.M.
Les tiene asco, pero también miedo; se imagina que se le pueden meter en la nariz o en los oídos y que se dará cuenta solo después de que hayan anidado ahí, cuando aparezcan los primeros síntomas dolorosos.
Obviamente, se esmera en la limpieza y trata de mantener el orden, aunque el temor a que aparezcan en los armarios la obliga a revisar y reorganizarlo todo infinidad de veces, lo que además de agotarla, produce el efecto contrario, como si las cosas nunca estuvieran en su sitio.
A veces piensa que en cualquier habitación, incluso desprovista de muebles, hay infinidad de pequeñas hendiduras en las que pueden esconderse y suele revisar, por ejemplo, el ajuste de las piezas del suelo laminado para convencerse de que no hay ninguna ranura.
Todo lo inspecciona meticulosamente y lo fumiga con regularidad, pero cuando vives en un bloque de apartamentos, es inevitable que pasen de una vivienda a otra, por eso cree que no puede relajarse. Ayer mismo cuando volvía a casa le pareció ver que uno de esos bichos pretendía colarse junto a ella y el pánico la hizo pisotearlo desaforada. Luego le costó entrar, le temblaban las piernas y se le figuraba que algo se movía bajo sus plantas cada vez que daba un paso. En cuanto se recuperó un poco, se puso a limpiar con gran empeño todo el recibidor y decidió usar alguna cinta selladora para no dejarles ningún resquicio en la puerta.
Su amiga, la única que aún le queda, le dice que no se obsesione tanto, que son bichos asquerosos y exasperantes para muchos, pero inofensivos según lo que ha leído; le propone salir más a la calle y distraerse en otro ambiente.
A menudo se desvela y cuando cierra los ojos ve cómo se materializan frente a ella, entonces se pregunta por qué, teniendo ese aspecto, la gente los cree inofensivos. Ella no se engaña, sabe que tendrá que seguir combatiéndolos y lo único que lamenta es no tener un as en la manga que pudiera darle una victoria pronta y definitiva en su lucha contra esa plaga.
Comentarios (11):
Mónica Bezom
16/01/2025 a las 22:50
Hola, Hilda.
Un texto inquietante en el que la paranoia hace de las suyas… O la obsesión. O ambas. Muy bien logrado.
No le encuentro peros.
Un gusto leerte.
Patricia Redondo
17/01/2025 a las 07:56
Me ha gustado mucho Hilda. He “vivido” el asco , la obsesión, la compulsión. Un retrato muy bien detallado y narrado de un trastorno obsesivo compulsivo. Con las palabras justas. Por poner un pero, la relación con el título un poco cogida por los pelos , pero era complicado sin caer en tópicos de jugadores de cartas o prestidigitadores (a mi me ha pasado lo mismo).
Quedate con el relto está francamente bien.
Nos leemos!
Hilda G.M.
17/01/2025 a las 08:55
Hola, Mónica.
Muchas gracias por tu comentario. Pasaré a leer el tuyo en cuanto cumpla con las lecturas que me corresponde hacer primero 😉
Saludos
Hilda G.M.
17/01/2025 a las 08:59
Hola, Patricia.
Muchas gracias por comentar mi texto. Efectivamente, he tenido problemas para imaginar algo que no estuviera relacionado con los juegos de cartas y eso casi me bloquea por completo 🙁
Pasaré a leer el tuyo.
Saludos
IGNACIO
17/01/2025 a las 10:21
Hola Hilda. Todos tenemos cosas que nos dan miedo y asco y hay que echar el freno para que no se convierta en obsesivo. La clave de tu relato pienso que la das cuando hablas de la única amiga que le queda. El problema no son los bichos, es la soledad y la paranoia del personaje. Un gusto leerte. El “as” pillado con alfileres, pero ya te lo han dicho y pasa en bastantes relatos. Podríamos quejarnos, pero no, nos gustan los retos y cuando no los resolvemos, los bordeamos.
Saludos. Nos leemos.
María Jesús
17/01/2025 a las 13:31
Hola Hilda: Tu relato me ha parecido cuanto menos original, aunque no se ajuste a lo que se pedía. La obsesión por los bichos debe de llenar las consultas con los psicólogos jeje.
Bueno, un relato ameno y fácil de leer que para mí es lo importante.
Un saludo.
Yvonne
17/01/2025 a las 21:10
Hola Hilda,
Una buena descripción de una persona que tiene un TOC. Nos haces sentir el trastorno en carne propia, casi. Aunque no responde al reto, está bien escrito. Saludos
Ocitore
18/01/2025 a las 06:06
Vaya trastorno obsesivo compulsivo de la protagonista, ese TOC es muy común en las zonas dónde los bichos son menos comunes. La aracnofobia o la blatofobia se convierten en un martirio para la persona. Tu personaje se encuentra en un laberinto del que es casi imposible salir, ya que el temor es como una espina que pica diversas partes de la mente y le despierta angustia, desesperación, estrés y más. Me ha gustado la narración en tercera persona, tal vez habría sido ingenioso recordar a Kafka y convertir, en una noche de luna llena, en cucaracha a la heroina. Habría sido muy interesante ver cómo se enfrentaría a sus miedos. Saludos.
Kelvin I. Márquez
20/01/2025 a las 02:22
Saludos Hilda
Se puede sentir la angustia del personaje y su desesperación de una manera bastante exacta. Algo que me llamó la atención y que me gustó bastante es que no tiene un as bajo la manga. Me parece que eso le da más realismo pues no todos tenemos un as para resolver x o y situación.
Mis felicitaciones y nos leemos!
P.D: me hizo recordar un suceso hace un par de años con un ciempiés. Se metió a mi cuarto, destrocé la cama intentando encontrarlo, dormí en la sala, solo una hora y nunca lo hallé.
Pilar (Marazul)
21/01/2025 a las 18:12
Hola Hilda:
Personalmente me inclino siempre por los relatos de misterio, psicológicos o esos que producen inquietud. El tuyo reúne las tres cosas. Misterio porque, aunque cada lector se imagine un bicho diferente (araña, cucaracha…), no sabemos qué ser es lo que inquieta a tu protagonista. Psicológico lo es, ya que tiene un trastorno importante rayando en la paranoia. La inquietud y el desasosiego está muy logrado: se meten por la nariz, por las rendijas etc…
Me gusta el ritmo ágil desde el comienzo hasta el final.
Esa frase de la “amiga que aún le queda” está muy bien lograda y es reveladora del estado mental de la chica.
No es un texto que pueda dividirse en : presentación, nudo y desenlace. Yo lo veo como una estructura lineal, contada por un narrador omnisciente.
Encuentro original que en lugar de tener “un as en la manga”, ocurra lo contrario. Una buena ocurrencia.
¡Me ha gustado, Hilda!
Hilda G.M.
22/01/2025 a las 10:37
Hola, compañeros. Perdón por no haber respondido en su momento, pero andaba algo ocupada con el trabajo 🙁 He leído sus comentarios y se los agradezco; también agradezco la sugerencia de Ocitore, a lo mejor hubiera sido interesante esa transformación en luna llena como si se tratara de un hombre lobo (aunque en realidad es mujer) 😀
Saludos