Literautas - Tu escuela de escritura

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Un as en la manga - por IreneR

No sé dónde estoy. Todo a mi alrededor está oscuro y no encuentro a mis compañeros por ninguna parte, ¿hace cuanto tiempo que me separé de ellos?

Miro en todas direcciones en busca de alguna explicación, pero no logro ver nada. Parece que me encuentro en una especie de túnel. Es un lugar angosto, muy angosto. Las paredes se pegan a mí y conforme los minutos pasan, todo se vuelve cada vez más caluroso. Quiero gritar, pero la voz no me sale. Quiero moverme, pero el lugar es tan estrecho que soy incapaz de moverme.

De pronto, oigo ruidos al otro lado de la pared. Voces. Están amortiguadas, pero hay un tono distintivo que las hace parecer nerviosas. Mierda, ¿dónde me han metido? ¡Qué está pasando aquí!

Y luego el silencio. Un silencio tenso que solo es roto por unas voces serias, algunas nerviosas, y otras tartamudeantes. Presto atención intentando averiguar lo que dicen, intentando conseguir alguna pista del lugar en el que me encuentro para lograr salir de aquí; sin embargo, las palabras me llegan distorsionadas.

Me empiezo a agobiar. ¿Hace cuánto tiempo que me tienen encerrado? ¿Qué piensan hacer conmigo? Necesito ver a alguien, saber lo que ocurre. ¡Que alguien me saque de aquí!

Me falta el aire. La opresión en el pecho me agobia y creo que estoy a punto de perder el conocimiento cuando un haz sobre mi cabeza me hace girarme hacia allí. El techo se abre con una pequeña ranura, casi diminuta, y me sacan al exterior con rapidez por un hueco igual de estrecho que la extraña habitación en la que me encontraba.

Una intensa luz me ciega y escucho unos murmullos de asombro antes de poder ver las caras de las diez personas que me rodean. Me miran con los ojos abiertos, sorprendidos, algunos enfadados, muy enfadados, y yo no entiendo nada. No los conozco, ¡yo no he hecho nada! ¿Quiénes sois? ¿Qué hago aquí? ¡Dejadme en paz!

—Escalera real —anuncia una voz prepotente, mirándome desde arriba con orgullo y una sonrisa de autosuficiencia.

Comentarios (18):

Lupa Sívori

16/01/2025 a las 17:36

¡Hola, Irene! Me paso por acá luego de tu comentario sobre mi texto. Me dio risa lo de escrito en “argentino”, ja. Técnicamente sería “lunfardo”… pero sí, che, así hablamos nosotros.
Me gustó tu relato. Juega muy bien con la claustrofobia y el desconcierto, solo para dejarnos boquiabiertos con un giro final inesperado, ingenioso y satisfactorio.
¡Saludos!

Fernando Rodríguez

16/01/2025 a las 19:14

Irene, haces pensar a un naipe y que además, se sienta agobiado. Casi tanto como yo al leerlo. Menos mal que la banca siempre gana y termina sacando el AS para satisfacción de alguno y la frustración de la mayoría. Leerte es no saber que vas a encontrar el final de cada relato. Encantado de hacerlo cada vez.

dopidop

16/01/2025 a las 20:44

¡Hola Irene!

Primero decirte que estoy encantada de volver a leerte ya que siempre me ha gustado tu forma de escribir, y ya que en noviembre ni comenté, ni respondí los comentarios que me hicisteis, este mes me quiero poner las pilas. Y a parte, no perder la buena costumbre de buscar tu texto cada mes para leerte. Dicho esto vamos al comentario.

El texto me encanta por varias razones:

Me metes en un mundo oscuro, lleno de miedo e incertidumbre. He compartido la angustia del protagonista ¿Dónde está? ¿Por qué lo tienen encerrado? ¡No podía dejar de leer! Necesitaba saber lo que estaba pasando.

Dentro de lo anormal de estar en una situación así, no he visto nada raro que desentone hacia el final tan loco que has planteado. Un final tan visual que, sin decirlo (lo que me parece un tremendo acierto) me ha hecho entender enseguida de que el protagonista ¡es una puñetera carta! y me ha hecho releer el texto de nuevo, para comprobar que todo cuadraba perfectamente. Me has sacado una sonrisa, porque de verdad, no me lo esperaba.

Por otro lado, y aunque el título acompañaba a ello, las dos hemos centrado nuestros relatos en una partida de póker (cada una a su estilo), hemos usado el tiempo presente en primera persona, lo cual me llama la atención.

Temas de puntuación y ortografía, siempre lo he dicho, pero soy un desastre para eso, pero hay un par de cosillas que personalmente me han sacado un poco del texto:

En el segundo párrafo dices: “Quiero moverme, pero el lugar es tan estrecho que soy incapaz de moverme.” Los moverme están demasiado cerca, y aunque en otros párrafos repites las palabras y quedan bien, aquí me ha descuadrado y me ha despistado de la lectura.

Otra es el “¡Qué está pasando aquí!” Que para mí iría entre interrogantes y exclamaciones: “¡¿Qué está pasando aquí?!”

Por lo demás, un gran relato, ameno, atrapante, fácil de leer. Como siempre, espero seguir leyéndote por estos lares, por que es un verdadero gustazo.

¡Un abrazote!

Moldy Blaston

16/01/2025 a las 21:14

Hola Irene! Yo también soy de los que te busco para leerte. Te paso mis comentarios.
Me ha parecido un relato con un estilo intenso y claustrofóbico. Utilizas un lenguaje descriptivo y evocador que me ha sumergido en la angustia y confusión del protagonista. La narrativa en primera persona consigue una conexión más íntima con los pensamientos y emociones del personaje.
La atmósfera de misterio y tensión a mi entender está muy bien lograda. La descripción del entorno y las sensaciones del protagonista creo que son muy efectivas.
El giro final, revelando que el protagonista es una carta de póquer, es sorprendente y original. Es un final inesperado (al menos para mí) y me dejó una impresión duradera.
En resumen, has creado un relato intenso y envolvente con un giro final extraordinario. ¡Excelente trabajo!
Si quieres puedes pasarte por mi relato. Estoy en el nº 10.
¡Nos leemos!

Osvaldo Mario Vela Sáenz

16/01/2025 a las 21:53

Hola IreneR. Un gran relato.

Yo como lector me sentí opreso e incómodo en un espacio pequeñísimo. una cueva estrecha donde el apretujamiento me hacía casi desmayar por falta de respiración. me convertí en el personaje principal.

Situación que me agobiaba sobre el final que me estaba destinado. yo resignado.

Nunca me di cuenta de que yo era el as en la manga en un juego de póker y el escritor me uso para lograr un gran cierre al relato. excelso.

Un abrazo.

Mónica Bezom

17/01/2025 a las 03:19

Hola, Irene.

Un relato que le hace completo honor al título, otorgando al as el protagonismo absoluto de forma genial e impecable. Claro que hasta desayunarme de ello, me he agobiado hasta el desmayo para acabar descubriendo que estuve empatizando con un simple naipe. ¡Jaja! Genial. Un cierre soberbio.
Me ha encantado.
Un placer leerte.

Patricia Redondo

17/01/2025 a las 08:14

Hace falta mucha imaginación para dotar de vida, conciencia y emociones a un naipe y tú lo has hehcho pero que muy bien. Original y bien escrito. Y el relato no puede casar mejor con el título y todo eso sin caer en topicazos de jugadores de cartas o prestidigitadores. Enhorabuena!

Gracias también por pasarte por mi relato y comentar.

Nos leemos!

Cristina Otadui

17/01/2025 a las 15:33

IreneR, me encanta ese final tan inesperado y tan redondo. Un relato que te lleva en volandas, que atraviesa de forma impecable ese miedo, ¿irracional o racional?, a estar en un espacio cerrado para acabar descubriendo al muy sorprendente protagonista de la historia.
Y si el final es bueno, buenísimo también el inicio que te mete directamente en la acción.
Un par de apuntes menores en el uso cercano de palabras iguales: el “moverme”, ya señalado y el verbo agobiar en el párrafo 5 y agobio en el 6, que directamente podrían haber sido sustituidos por algún sinónimo…como te digo, al menos para mi, cosas menores de fácil arreglo.

Gracias por pasarte por mi relato y por tu comentario.
Un placer leerte.
Un saludo

David Llurba

17/01/2025 a las 17:04

Has personificado una carta… No se me ocurre una manera más literal de pensar fuera de la caja.
En un inicio pensé que estaba en una cueva, luego enterrado en un ataúd o emparedado, para luego descubrir que es un as. Mis dieces. Obviamente te has tomado muchas licencias para personificar una carta, pero qué más da, ha valido la pena.
Un relato corto o un claro ejemplo de que menos es más.

Secundo lo dicho por Dopidop.

Un saludo.

Otilia

17/01/2025 a las 17:14

Hola, IreneR, gracias por leer mi relato y comentar. Tu historia me ha gustado y se lee con fluidez.
Imagino que los comentarios anteriores te habrán sugerido algunas mejoras. Yo por mi parte, te felicito por lo bien que has utilizado la Prosopopeya atribuyendo propiedades humanas al naipe de póker.
Nos leemos. Saludos.

Verso suelto

17/01/2025 a las 19:22

Pues nada Irene, que me has pillado. Quien iba a decir que el protagonista es un as. Una idea muy original y magníficamente desarrollada.
Te felicito y te agradezco que leyeras mi relato.

Yvonne (María Kersimon)

17/01/2025 a las 22:45

Hola Irene,
Me ha descolocado mucho, muchísimo tu relato; bueno, más bien la lectura de tu relato porque claro, yo he puesto de mi parte. Es la prueba fehaciente de que quien hace al relato ser lo que finalmente es es tanto el lector como el que escribe. Verás, me fui convenciendo paso a paso de que se trataba de un nacimiento por cesárea, tras una larga estancia asfixiante en el canal de nacimiento desde donde se oyen voces apagadas, el bisturí abre la pequeña rendija… y cuando al final, en vez de las caras del personal hospitalario enmascaradas de verde y por fin, el amoroso rostro de la mamá, aparecen unas caras hurañas y una voz prepotente anuncia ¨escalera real¨ me caí de bruces y mi desconcierto fue mayúsculo. Aún no me he recuperado del susto y me va a costar serenarme.

Auxi M.A

19/01/2025 a las 01:12

Hola Irene!

Debo decir que me ha encantado tu relato! La forma en la que has jugado con el significado del titulo obligatorio del taller, cómo mantienes al lector en tensión y no sabes hacia donde va a ir la historia hasta darnos ese final tan brillante. Ha sido sencillamente un placer leerte, me encanta tu forma de pensar fuera de lo común y darle vida nueva a los prompts del taller.

Estoy en el relato 44, por si te quieres pasar.

Muy buen trabajo. Nos leemos!

Kelvin I. Márquez

20/01/2025 a las 02:55

Saludos IreneR

Un as como protagonista es algo que nunca me podría haber imaginado. Por esa razón el final me parece magistral, al igual que todo el relato. Llegué a pensar que se trataba de un secuestro.

Lo único que me choca un poco es que en el segundo párrafo repites la palabra moverme en la misma oración. También la palabra pero aparece tres veces en el mismo párrafo, aunque no estan cerca. Fuera de eso, todo perfecto.

Mis felicitaciones y nos leemos!

Psicolochimpun

20/01/2025 a las 11:33

¡Hola, Irene! Gracias por leer y comentar mi relato. Me paso por aquí a ver el tuyo y me encuentro con esta maravilla. Vaya montaña rusa emocional: has conseguido que entre de lleno en esa sensación claustrofóbica y preocupación por el protagonista… Tanto así, que me había olvidado de pensar en ese as bajo la manga que dictaba el taller hasta el momento en que, de forma literal, me lo has recordado. Original, fluido y entretenido. ¡Muchas gracias por compartirlo!

Rufino Manzaneque Ramos

21/01/2025 a las 11:29

Saludos Irene,en tu relato me parece que interviene el miedo más que la claustrofobia pero leyendo te hace pensar que que haria uno mismo en una situación similar.
Los compañeros ya te dan su opinion y yo no me extiendo mucho mas.
Te doy las gracias por haberme leído y que te haya gustado a veces lo que se escribe espera que guste por lo menos al autor que junta las letras.

José Torma

24/01/2025 a las 01:09

Hola Irene.

Te escribe un hombre que se angustia viendo videos de parques acuáticos, que no soporta mas de tres segundos las tomas que hacen desde dentro de los túneles por donde se deslizan. Me da ansiedad, angustia y termino cerrando el video.

Tu no me diste opción. Estaba tan atrapado como esa carta en busca de aire, de quitarme esa sensación de que las paredes se me caen encima.

El ritmo vertiginoso, la ausencia de diálogos, los pensamientos … todo contribuye a crear esa atmósfera que nos asfixiaba.

Felicidades. De lo técnico poco puedo decir, a mí me pareció redondo.

Lamento no haber conectado contigo con mi relato, que es tercera parte de un relato que espero crezca y se convierta en algo bueno. Es inevitable utilizar los recuerdos para dar contexto o para abundar en detalles y justificar conductas. Espero mejorar en próximos capítulos, ya que mi meta es hilar todos los ejercicios en una misma historia.

Saludos y una vez más, enhorabuena por tu claustrofóbico relato.

Vespasiano

11/02/2025 a las 23:08

Buenas noches, Irene:
Gracias por pasar por mi relato y comentarlo.

Aunque un poco tarde he querido pasar por el tuyo y dejar un testimonio de mi paso

Lo he leído hace días, pero obligaciones familiares y viajes incluidos me han impedido llegar antes.

La idea de hacernos sentir esa claustrofobia a través de una carta me ha parecido creativa y muy interesante.

Te apunto ahora algunas pequeñas cosas que he visto y que puedes considerar si lo crees oportuno.

“Quiero moverme, pero el lugar es tan estrecho que soy incapaz de moverme”.
En esta oración veo dos veces y muy cercano la palabra moverme”. Podría quedar así para evitarlo: “Quiero moverme, pero el lugar es tan estrecho que soy incapaz”.

“Un silencio tenso que solo es roto por unas voces serias, algunas nerviosas, y otras tartamudeantes”.
En esta oración la palabra “tartamudeante” no está incluida en el diccionario. Podría sustituirse por “TARTAMUDEANDO”.
“Un silencio tenso que solo es roto por unas voces serias, algunas nerviosas, y otras tartamudeando”.

“…un haz sobre mi cabeza “me hace girarme” hacia allí”. Aquí creo que quedaría mejor escribir: “…un haz sobre mi cabeza “me hace girar” hacia allí”.

Nos seguiremos leyendo.

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