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Un as en la manga - por Mónica BezomR.
Web: http://letrasturquesa.blogspot.com
Mi tío es un sujeto querible, aeronauta y portador de una sordera que constituye su as en la manga frente a los copiosos embrollos que lo jalonan.
Años atrás solía desplazarse en un torino azul; una aeronave, según su discutible juicio. Surcaba las calles cual bólido índigo sembrando una retahíla de insultos. A expensas de su sordera -harto debatible según los damnificados- él sonreía por la ventanilla, indiferente a la estela que la entretela de su paso dejaba en el camino.
El pasaporte al laissez faire, laissez passer lo consiguió una aciaga oportunidad, cuando practicando paracaidismo, el artefacto no se abrió.
Mi tío intentó caer de pie, esperando sobrevivir.
Sobrevivió.
Fue tapa en todos los diarios del lugar y de repente era famoso.
Sus huesos se quebraron por unanimidad y estuvo un año en el hospital.
Algunos lenguaraces comentaban que las enfermeras se negaron a atenderlo ya que cayó en la ingrata costumbre de declarárseles con coloridos versos. Como consecuencia, solo ingresaba a su habitación un robusto enfermero encargado de recoger los cadáveres de botellas vacías de vida, digo de vino, pasada la visita de sus camaradas.
Cuando le dieron el alta, la única enfermera que le dio cabida presenció como partía con la sonrisa tipo James Bond, ajeno a sus románticas expectativas.
Fueron tantas las soldaduras que cosecharon sus huesos que la Aeronáutica lo pasó a retiro.
Así¬, mediante el trámite de haber sobrevivido a un paracaídas que se negó a parar la caída, no le quedó más opción que dedicarse a la dolce vitta. En este derrotero, con cuarenta años, soltero, dueño de una estampa que cortaba la respiración de las damas y no tanto, no dejó andanza ni andadura sin degustar.
En principio, alquiló un departamento cerca del puerto, donde abundaban los piringundines bizarros concurridos por intelectuales trasnochados y detractores políticos de izquierda y de derecha, repartidos según el recinto, la hora y el informe meteorológico.
Mi tío sostenía que volvió a nacer.
Por la mañana se ejercitaba en la rehabilitación. Luego concurría al sauna, donde componía el país con colegas de armas. Al mediodía, un aperitivo en el comedor del club le permitía hacer sociales incluso con los mozos, que se desarmaban en atenciones, conocedores de las propinas que incluía su sordera.
Pasado el almuerzo regado por un vino blanco liviano, marchaba hacia una siesta reparadora.
Al atardecer iniciaba los preparativos para sus vuelos nocturnos: afeitada impecable, ambo de corte italiano y un toque de colonia inglesa y gomina cuidando el efecto Bond del mechón sobre su frente.
Luego de una cena con amigotes en la que decidían el orden de la noche, migraban rumbo a los pubs de los alrededores.
El problema era el último bar de la excursión: a menudo resultaba abordado por mi tío en soledad, dado que sus acompañantes se habían ido perdiendo, algunos en la bruma del sueño, otros en la del alcohol, otros…
Pero él había conseguido, en su larga hospitalización, una resistencia sorprendente a las bebidas espirituosas. Aunque no se libraba de sus efectos miorrelajantes: se le soltaba la lengua y solía hacer pie en el lugar equivocado, a la hora errada y en el momento injusto.
Complacido y sonriente, se acodaba en la barra del bar con el último whisky por compañía, metiéndose en la conversación más próxima sin advertir las ideas opuestas de sus contertulios. Tampoco sobrios, aunque sí más que él.
Palabra va, palabra viene, mi tío acababa vociferando sus convicciones en peligrosa minoría, atrayendo la concentración de individuos iracundos.
Rápido de reflejos y sin abandonar la sonrisa naif, enseguida alegaba su sordera que, a veces, resultaba. Otras, lo sentaban en la puerta mientras telefoneaban a la policía.
Los guardianes del orden acudían encantados, conocedores del teatro que seguía: recriminándole el comportamiento indigno de un hombre de su presencia, lo arrastraban hasta el cordón de la vereda. Ante el contacto con el exterior mi tío recuperaba la lucidez y exhibía su credencial de rango. Funcionaba. Los agentes se le cuadraban y lo transportaban en la patrulla hasta su piso donde, luego de embolsar la propina dispuesta en la mesa, ensayaban la venia y partían.
Con el tiempo, llegaron a arroparlo y, aunque no me consta, se comenta que en más de una ocasión le dejaron el termo con café y le cantaron el arrorró.
A la mañana siguiente, su jornada recomenzaba sin variantes.
Es que, a mi tío, si hay que reconocerle algún hábito, es el apego a su rutina. Y él jamás traicionó ese mandato.
Comentarios (18):
Patricia Redondo
16/01/2025 a las 18:48
Hola Monica
Me ha encantado. Eres muy original escribiendo, tienes un estilo muy fresco , muy vivo y muy divertido. Retrato altamente cómico de un personaje esperpéntico y muy especial. Lo he disfrutado mucho
Muchas gracias por el relato y nos seguimos leyendo!
IGNACIO
17/01/2025 a las 09:36
Hola Mónica. Buen relato y divertido. Has construido un tipo simpático, con recursos, algo sinvergüenza y con un punto entrañable. Eso es trabajar los matices. Un aplauso. Me has recordado a un profesor de contabilidad que tuve hace muchos años que decía: “no hay nada como una sordera bien administrada”.
Nos leemos.
Amilcar
17/01/2025 a las 09:36
Caramba, me ha gustado el desenfado con el que describes las andanzas de tu tío y sobre todo, la salida del as en la manga. Yo fui incapaz de hallarla. salu2
IreneR
17/01/2025 a las 09:52
Buenas, Mónica.
Un relato muy curioso. Me ha parecido que está bien escrito y ese as en la manga queda perfecto con la historia.
Aunque confieso que me he perdido en algunas ocasiones con tu estilo. “Algunos lenguaraces comentaban que las enfermeras se negaron a atenderlo ya que cayó en la ingrata costumbre de declarárseles con coloridos versos.” ¡Buah! Ahí se me pierden los ojos y la cabeza. Por poner algún ejemplo. Pero vamos, eso es cosa mía.
Solo he visto un error, creo que se te coló un signo extraño en el texto: “Así¬, mediante el”.
Gracias por pasarte por mi relato.
Nos leemos.
Un saludo.
Yvonne (María Kersimon)
17/01/2025 a las 17:43
Hola Mónica,
Me ha alegrado el momento leerte. Lo pones fácil al lector con este estilo desenfadado que combina la agilidad y la ironía. Veo y valoro tu trabajo de investigación de vocabulario nuevo y distinto al trillado. Si bien ¨querible¨ es aceptable y gracioso, me parece que ¨jalonar¨ aquí sería aceptable si dejeras ¨que jalonan su trayectoria¨, no su persona. Me sale que el ¨ambo¨ es la vestimenta usada por los profesionales de salud. No sé si cuadra aquí. ¨cantar el arrorró¨ también es nuevo para mí. Te felicito por buscar ampliar tu vocabulario. Asegúrate sin embargo, de emplear las palabras en el contexto correcto (quizás sí y estoy equivocada).
Me gustó el tono entre jovial y jocoso del relato. Las descripciones te hacen ver con detalles el personaje y el hecho de que el narrador lo presente como su tío te lo acerca y lo hace más vivo.
Un buen relato, gracias por una lectura agradable y divertida.
Mónica Bezom
17/01/2025 a las 21:12
¡Hola, compañeros!
¡Buen comienzo de año y mejor recorrido de este 2025!
Patricia: gracias por tus palabras, me alegro que te hayas divertido leyendo las andanzas de mi tío.
Ignacio: agradezo tu lectura y palabras; muy acertado tu profe de contabilidad, jaja, tal cual, no hay como una sordera bien administrada.
Amílcar: gracias por pasarte y dejar tu comentario. En cuanto a hallar la salida del as en la manga, mira, es que con mi tío coleccionarías ases bajo la manga, ¡jaja!
Irene:agradezco tu paso y palabras por mi historia. El extraño signo seguido a “así” es parte de una plaga que apareció en el formulario Literauta al pegar el texto; los fui borrando pero parece que se me escapó uno.
En cuanto al párrafo de “Algunos lenguaraces…”, lamento que no te haya resultado entendible; quise decir que había chismes que daban cuenta de los intentos amorosos que tenía mi tío para con las enfermeras que lo atendían… Dicen que un buen texto debería ser autosuficiente; si el escritor debe efectuar explicaciones o aclaraciones sobre su escritura es fallo del autor. Ojalá no sea mi caso, pero bueno.
Yvonne: gracias por leerme y dejar tu comentario. Me complace de haber alegrado tu momento de lectura.
En cuanto a las observaciones, tal vez tengan que ver los localismos idiomáticos: ambo, entre otros variados significados, remite a traje masculino que consta de dos piezas, chaqueta y pantalón y es a lo que refiere el texto. “Cantar el arrorró” es cantar una canción de cuna. En cuanto a jalonar, referido a los embrollos que lo jalonan o miden o determinan, no lo encuentro fuera de lugar, pero indagaré un poco al respecto.
Gracias desde ya.
Diana T
17/01/2025 a las 23:49
Hola Mónica.
El mes pasado quise leer tu relato, pero entre distintas cosas que tenía que hacer, lo olvidé, y este mes no quería dejarlo pasar. Qué bueno que no lo hice, porque disfruté tanto ese personaje y sus andanzas. Adoro la forma en que juegas con el lenguaje para darle toda esa personalidad al relato, con frases como “haber sobrevivido a un paracaídas que se negó a parar la caída”, y otras más que me sacaron tantas sonrisas por lo inesperadas, y a la vez adecuadas que eran.
Gran forma de contar lo sucedido a este tío, con mucho dinamismo y humor, muchas felicidades 😊.
Cristina Otadui
18/01/2025 a las 09:49
Realmente sobresaliente este tío tuyo ante el que me inclino sin dudar leyendo sus andanzas.
Genial relato Mónica.
Me encanta que conviertas un defecto físico en toda una estrategia para uso de nuestro caballero y me gusta también leer esas palabras que utilizas – producto de tu origen supongo – y que por desconocimiento me obligan a indagar en su significado.
Que buena toda la descripción de este gran simpático canalla que no deja de tener un punto solitario y tierno.
Y que bueno haberte descubierto. Intentaré buscarte en próximos retos.
Felicidades
¡¡Nos leemos!!
Pilar (Marazul)
18/01/2025 a las 20:12
Hola Mónica: después de leer tu texto tres veces, te comento. La primera lectura fue rápida y me despistó un poco por algunas palabras que, aunque por el contexto se entienden, no estoy acostumbrada a ver. Con una segunda lectura, más despacio, no tuve problema en conocer perfectamente al tío del narrador. La tercera vez que lo leí fue ya por placer.
Está claro que el narrador/a es el sobrino/a del personaje protagonista del relato.
Todo el texto es una descripción de las andanzas y costumbres del personaje. No sabemos su nombre y poco de su aspecto físico —salvo que era un hombre apuesto—, pero si mucho de su personalidad.
Has creado un personaje muy peculiar, vividor, encantador —aunque a veces pudiera ser un poco bocazas cuando bebía más de la cuenta—. El lector, lo mismo que los policías que le arropan, acaba tomándole cariño.
Creo que el personaje tiene vida propia y eso es difícil de conseguir. Te felicito.
No es un texto que se pueda dividir en planteamiento, nudo y desenlace porque todo se centra en la personalidad, en las andanzas y en su relación con los otros personajes que aparecen en la narración, pero que no llegan a tener relevancia.
Ese “as en la manga” está muy bien encajado: utilizar la sordera a su conveniencia
En cuanto al lenguaje, muy correcto, me llama la atención algunos vocablos o expresiones a los que no estoy acostumbrada pero que me gusta leer y me parecen divertidos: “fue tapa”, lenguaraces, piringundines, hacer sociales, ambo…”. Todos se llegan a entender muy bien por el contexto.
Me ha gustado mucho tu relato. Me parece original, entretenido y con un punto de humor y ternura que se agradece.
Te felicito por ello.
Un abrazo
Mónica Bezom
19/01/2025 a las 16:01
Diana: muchas gracias por leerme y comentar; me da gusto que mi tío te haya sacado sonrisas y a la vez disfrutado sus andanzas. Un abrazo.
Cristina: agradezco tu paso por mi historia y tus palabras; dices: “simpático canalla que no deja de tener un punto solitario y tierno”. Es tal cual la idea. Un abrazo.
Pilar: gracias por pasarte y dejar tus palabras. Así es, las expresiones o vocablos localistas suelen ser un desafío prontamente resuelto por el contexto o el diccionario on line, en su defecto. Igual nos enriquecen en un grupo hispanohablante como este.
Me da gusto que se advierta cierto “punto de ternura” del personaje.
Gracias por tus conceptos; sí desde ya es solo un relato, no un cuento.
Un abrazo.
Osvaldo Mario Vela
19/01/2025 a las 20:53
Hola Mónica Bezom- Un saludo-
Desde que empecé a escribir a los sesenta y tres años supe que la niñez era la época mas productiva para un escritor.
al parecer su te has dado cuenta en un tiempo más tempranero, no hay nada mejor, que contar relatos de los tíos, abuelos, y gente mayor.
Estos personajes nos divertían y nos permitían gozar junto a ellos nuestras travesuras.
Este tío, expresión muy española, pero en este caso solo un familiar, tenía un oído hecho a la medida de sus acciones- muy a su conveniencia.
Tu historia me recuerda una escena en que un actor en su papel, falto de oído, le preguntó al tendero cuanto costaba el pollo rostizado. a lo que contesto cincuenta pesos, entonces volteo su cara para asegurarse si con su otro sentido podría mejorar el precio.
El tendero algo molesto le dio un precio de setenta y cinco. siempre me han dicho que con un oído escucho menos- voy a aprovechar la oferta del que escuché de menos.
Tu redacción tiene un atractivo muy especial. se desenvuelve con fluidez y con un contar colmado de encanto y de ingenio. Te Felicito.
También agradezcp tu visita.
Mónica Bezom
20/01/2025 a las 02:40
Hola, Osvaldo.
Agradezco tu paso por mi tío y las palabras que dejas.
¡Jaja!, me hizo gracia la escena del actor y el menor precio del pollo rostizado.
Así que eres un escritor de florecer tardío; ya sabes el dicho, los últimos serán los primeros, no importa el tiempo sino la calidad.
Este tío de mi relato era todo un personaje muy querido y ha resultado protagonista de otros relatos humorísticos (Una boda complicada y La Fiesta, si quieres sonreír un rato, están en el blog del enlace de arriba).
Muy cierto lo que dices sobre el tiempo de la niñez.
Me pasaré por tu relato.
Psicolochimpun
21/01/2025 a las 22:32
¡BUenas noches, Mónica! Gracias por tu comentario en mi relato. Acerca del tuyo, debo decir que coincido con mis compañeros en lo agradable que resulta el desenfado de tu redacción; es un estilo muy natural que hace que leas el relato del tirón. No se me ocurre ningún pero que poner, porque de hecho me ha encantado el detalle de que el as en la manga aparezca en la primera línea. El protagonista es un pícaro de cuidado y no tenemos más que sentir simpatía por él, con cómo nos cuentas su historia. ¡Gracias por compartirlo!
Mónica Bezom
22/01/2025 a las 14:01
Muchas gracias, Psicolochimpun, por tu paso por mi relato y dejar tus impresiones.
Nos estamos leyendo.
Kelvin I. Márquez
22/01/2025 a las 21:08
Saludos Mónica
Al igual que Irene, confieso que en un principio me perdí un tanto debido al vocabulario usado. No es que este mal, sino que no estoy acostumbrado a ver esas palabras, jaja. Pero una segunda lectura, ya familiarizado, me hizo disfrutar tu relato.
Tu tío es un personajazo de primera. En definitiva tiene muchos ases en la manga para salir bien parado en cada situación.
Mis felicitaciones y nos leemos!
Mónica Bezom
25/01/2025 a las 05:09
Hola Kelvin.
Gracias por darte una vuelta por mi relato y comentar.
Así es, mi tío tenía muchos ases en realidad, lo has pescado. Digamos que disponía de un mazo de cartas donde todas eran ases y en la manga, ¡jaja!
Agradezco tus felicitaciones y nos estamos leyendo.
Verso suelto
30/01/2025 a las 17:17
Hola Mónica. Muchas gracias por leer mi relatóo. Te tengo que felicitar otra vez, pero en esta ocasión no solo por este magnífico AS, en la pluma más que en la manga, sino por la versatilidad de tu escritura. He releído tus relatos de la nueva etapa y he confirmado que tienes en la cabeza no uno sino tres escritores, de momento claro.
Te felicito.
Mónica Bezom
02/02/2025 a las 17:15
Muchas gracias, Verso Suelto, por tus palabras. Espero estar a la altura.
Nos leemos.