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Un as en la manga - por VespasianoR.+18

Web: http://lhlupianes.blogspot.com

Avellaneda estaba trabajando en la pocilga del monasterio alimentando a los cerdos. Estaba castigado por ausentarse, sin justificación alguna, de la lectura de los autores del siglo de oro.
«¡Esta vida de mierda no hay cristiano que la aguante!», pensaba mientras faenaba. «¡Ya soy mayor! No tengo porque obedecer a mis padres».

Al día siguiente caminaba deprisa por la carretera comarcal sumido en sus pensamientos: «Pararé al primer coche que pase por aquí, y desapareceré de ese patético lugar».
—¡Buenos días! Le importaría llevarme hasta el pueblo más cercano. ¡Mi madre se ha puesto enferma!
—¿Y no te ha dado tiempo ni a lavarte? ¡Hueles a cochino que alimenta! —le espetó el conductor— ¿Sabes que no eres el primero que se escapa de ese monasterio? ¡Anda chaval, sube! ¡Pero tira a la cuneta ese hábito pestoso!

Había llegado a Épila hacía ya unos cuantos meses donde muchos días durmió al relente de la calle, hasta que encontró trabajo en la Azucarera del Jalón donde el sueldo que ganaba no le alcanzaba para tanto desparrame.

En aquel garito donde solía acudir, jugando se perdía hasta la virginidad. Aquella tarde de junio de 1958 dentro del local la radio sonaba a todo volumen. La voz inconfundible de Matías Prats narraba directamente las incidencias de la final de la copa del mundo de futbol entre Suecia y Brasil.
«…Pelé la amortigua con el pecho. Le hace un sombrero al central. Recoge la pelota antes de que bote y la cruza lejos del alcance del portero. ¡Goooool, Goooool de Pelé!»
—¿Pelé? ¿Quién es Pelé? —preguntó sorprendido al oír por vez primera aquel nombre.
—Un chico de diecisiete años que dicen que es un fenómeno. —le apostilló el camarero que escuchaba el partido entusiasmado.
—¡Anda, ponme una cerveza Toño, y deja de escuchar la radio!
—¿Qué te pasa, Avellaneda? ¡Te veo jodido! ¿No tienes cuartos para apostar? —le preguntó con sorna Nicolás, el dueño de la taberna.
—¡Y a ti que te importa! —le replicó Avellaneda de malos modos.
—¡Si que me importa! Porque te puedo ayudar si me llevas este encargo de “manteca” a casa de “La Quijana”… ya sabes, ¡la casa de las putas!
—¿Y por qué no lo llevas tú? ¡Viejo alcahueta!
—¡Porque son drogas, gilipollas! No quiero pasar mi vejez en la trena si me cogen… y te daré dos mil “duros”.
Al escuchar tal cantidad se le abrieron los ojos como platos y no se lo pensó dos veces.

Al cabo de unas horas Avellaneda volvió al local dispuesto a recibir lo prometido.
—¡Aquí tiene el importe de “la manteca” que me ha dado “La Quijana”! Pero ganas me han entrado de quedarme con la “pasta”.
—¡No lo creo! ¡Eres un buen muchacho! ¡Anda, toma los dos mil “duros”!

Aquella noche la timba prometía. Si conseguía multiplicar el capital que tenía en el bolsillo, abandonaría ese pueblo para siempre.
Avanzada la partida algo le debió salir mal. ¿El triunfo que ocultaba se le escapó de los dedos? ¿Alguna carta marcada saltó a la palestra sin avisar?
—¡Tramposo hijo de puta! ¡Te voy a matar! —gritó exaltado un compañero de juego.
Hábilmente recogió el dinero que había sobre el tapete y volteó la mesa derribando a todos los jugadores. Saltando con agilidad por encima de ellos se refugió en la cocina trancando la puerta con los pestillos.
—¡Sal por la puerta de atrás! ¡Toma la llave de mi moto y vete lejos de aquí! —le propuso Nicolás— ¡Ya me la devolverás!
—¿Dónde me puedo esconder? — preguntó sobresaltado.
—Busca la “finca del toro” en Urrea de Jalón. —le recomendó.

Al día siguiente Nicolás apareció por allí. —¡Buenos días, Avellaneda! Que alegría me da verte entero. Celebremos este encuentro bebiendo este coñac que he comprado.
Entre trago y trago el viejo trataba de insinuarse: —¡Si te quedaras por aquí tendrías todo lo que quisieras!
Cuando el alcohol le salía ya por los ojos intentó meterle mano. La “hostia” que se ganó le rompió unos cuantos dientes.
—¡Maricón! Te voy a dar los mismos palos que al monje que me quiso sodomizar. —gritaba descontrolado golpeándolo con saña.
Aquella misma mañana, cargando en la moto todo lo que pudo robar de aquella masía, Avellaneda subía la sierra de La Nava Alta pensando en cambiar de nombre. Preocupado como estaba por la zurra que le infligió al pederasta, que dejó medio muerto en el porche de la casa, repetía una y otra vez: «¡Dios mío! ¡Que no se muera! Porque no me libraría nadie».

Comentarios (21):

IreneR

16/01/2025 a las 18:11

Buenas, Vespasiano.

Me parece que has seguido el relato anterior, ¿puede ser? La verdad es que no me acuerdo de qué iba el anterior, pero el nombre de Avellaneda me suena.

Creo que hay algunos errores con la puntuación de los relatos. Y sobre la historia, me ha parecido fácil de leer, pero no creo que el título encaje con la trama. El momento de “as en la manga “ no me ha parecido que tuviera tanto peso en la historia como para usarlo en algo tan importante como el título. Pero vamos, es opción subjetiva.

Nos leemos.

Un saludo.

Irene

Osvaldo Mario Vela

17/01/2025 a las 03:22

Amigo Vespasiano, nos encontramos de nuevo. Un abrazo.

Tu relato es muy bueno, porque cuenta una historia, y no solo eso, sino que haces hincapié en la forma d vida de ayeres que no se volverán a repetir.

Como siempre te conviertes en historiador y cronista de los aconteceres que te rodean. Repasas las costumbres que le dan valor al terruño y a los tiempos, por eso y por ofrecerme tu amistad, gracias.

Trataré de volver a los pasos firmes de la escritura que nos mueve en este taller.

JOSÉ MARÍA

17/01/2025 a las 18:54

Hola, Vespasiano, también vuelvo al taller después de un tiempo, en el anterior tuve problemas con el ordenador y no pude mandar el escrito, entre otras cosas porque no tengo idea de lo que paso al corrector.

Por lo visto salía el original sin corregir, en fin tampoco me asusto en informática, suelo tener esos errores.

Bueno, tu texto me ha gustado, haces descripciones que pueden ser muy reales en su caso. En lo ortográfico que te corrijan otros compañeros, no soy el más indicado, solo pase a saludarte me suena tu apodo aún. Un saludo y espero leerte más veces. José María

Chosi

18/01/2025 a las 18:53

Hola Vespasiano.

Tenemos de nuevo por aquí al buen pícaro de Avellaneda. No sé si el relato pretende ser una continuación del anterior o uno independiente pero desde luego tienes un personaje muy potente. Me parece una versión moderna del Lazarillo de Tormes, un pícaro más moderno de una España de ayer.

El relato genial ambientado, el vocabulario te lleva a un época anterior de gente recia y menos leída que en los tiempos que corren. Me ha gustado el recurso para poner fecha al relato, alguna vez he hecho algo similar también usando un mundial de fútbol. Lo único que dudo de si es mejor decir la fecha abiertamente o dejarle al lector la pista y que la siga si tiene curiosidad.

También lo noto muy dinámico, al tener tanto diálogo es muy ágil su lectura.

Un saludo y nos seguimos leyendo.

Vespasiano

18/01/2025 a las 20:05

Estimada Irene:

Gracias por pasarte por mi historia y comentar.

Dices: “Creo que hay algunos errores con la puntuación de los relatos”. Te recuerdo que estamos en un taller de escritura y ayudaría mucho más señalar donde están los errores de puntuación.

Carmenigne

18/01/2025 a las 21:54

Hola Vespasiano! Me parece bien logrado la construcción del personaje de Avellaneda, como lo vamos conociendo a través de su lenguaje, sus pensamientos y sus acciones. Los diálogos son fluidos y creíbles. Me quedé pensando cual sería su as en la manga, el conjunto de sus acciones, alguna en particular, o se quedó sin el as en la manga. Saludos

Vespasiano

19/01/2025 a las 00:36

Buenas noches Carmenigne:
Gracias por tus comentarios.
“El as en la manga”, es la carta que yo he denominado como “triunfo”. Carta que se le pudo salir, en algún lance del juego, de la manga y escaparse de sus dedos. La denominé “triunfo”, porque según lo expuesto en las bases del reto no había que repetir DENTRO DEL RELATO la frase “un as en la manga” que solo debería de aparecer en el título.

Volviendo al personaje de AVELLANEDA siempre que el reto sea propicio, lo incluiré hasta que este llegue hasta Alcalá de Henares y se encuentre con su amigo de la infancia.

Un saludo-

Auxi M.A

19/01/2025 a las 01:27

Hola Vespasiano!

Me ha sorprendido mucho volver a leerte y encontrarme de nuevo con el personaje de Avellaneda, por lo que he leído en los comentarios vas a continuar con él hasta que acabe su viaje en Alcalá de Henares, lo que engancha al lector o por lo menos a mí lo ha hecho, esperare con ganas tus relatos todos los meses.
No tengo mucho más que decir pues he visto que ya has aclarado algunas de mis dudas con respecto al texto, en especial todo lo relacionado con el “as bajo la manga”, sí que me hubiera gustado que esa parte quedara más clara o fuera más obvia.

Estoy en el relato 44 por si te quieres pasar.

Un saludo! Nos leemos!.

Vespasiano

19/01/2025 a las 02:07

Buenas noches, Auxi:
Gracias por tus comentarios.
Estoy de acuerdo contigo que podría haber desarrollado mas extensamente y mejor la partida de cartas y lo del bendito “AS”. Pero se me ocurrió que sería interesante incluir en la historia el reto adicional, y dada la coincidencia de fechas de las andanzas de Avellaneda con el despegue hacia la fama de PELÉ, del cual he sido gran admirador y seguidor durante el tiempo que viví en Brasil, decidi darle visibilidad a ese hecho tratando de matar dos pájaros de un tiro.
Yo creo que AVELLANEDA puede dar mucho jugo todavía.
Nos sguiremos leyendo.

Amilcar

19/01/2025 a las 12:36

Vespasiano, empiezo a encontrarme con nombres inherentes a mi tierra, lo cual me hace suponer que no soy el único maño que por aquí pulula. Ignacio nombra al Parque Grande, Grancasa…

Me ha gustado tu relato y si he de poner alguna pera, sería cambiar alcahueta (alcagüeta) por alcahuete. Claro que… Otrosí, veo que a pesar de tener la lengua ligera, Avellaneda no se ha atrevido a escribir “que me quiso dar por el culo” en vez de sodomizar. salu2♠

Patricia Redondo

19/01/2025 a las 19:23

Hola Vespasiano

Me impongo como deberes leer (o releer) tus realtos anteriores para hilar la vida de Avellaneda. Pero con hilo o sin hilo la verdad es que este texto me ha gustado mucho. Como te han comentado por ahí es verosímil, con un lenguaje y una ambientación muy cuidadas. Además dinámico , atrapa el interés del lector y no decae en ningún momento. Vamos que me ha gustado mucho.
Sigue así , con Avellaneda o sin Avellaneda 🙂

Gracias por pasarte por mi texto y comentarios

Nos seguimos leyendo

Vespasiano

20/01/2025 a las 01:09

Buenas noches, Amilcar:
El mundo al revés. Mahoma debería haber ido ya a la montaña y ha sido la montaña la que ha venido hasta Mahoma.
Gracias por pasar mi historia y dejar tu aporte siempre bievenido, que tendré en cuenta.
Cuando suba este relato a mi blog será mas largo porque AVELLANEDA las pasó canutas en el campo y en el monasterio.
Ya he leído tu relato un par de veces, pero confieso que me da un poco de “miedo escenico” hacer algún comentario del mismo, porque habiendo seguido desde hace tiempo tu trayectoria en Literautas, pienso que en tu respuesta (por cierto siempre correctas) podrías salirte por “peteneras”.
Por otro lado me halaga que pienses que soy “mañico”. Aunque algo se me habrá quedado del tiempo que viví en Zaragoza.
Saludos, y sin duda dejaré mi testimonio en tu historia costumbrista. Y no me refiero a la “costumbre” de tirar a la gente desde una altura considerable.

Vespasiano

20/01/2025 a las 01:34

BBuenas noches, Chosi:
Gracias por leerme y dejar tus comentarios.
Efectivamente este relato es el seguimiento del anterior. El reto del “AS en la manga” me dio pie a visualizar a AVELLANEDA escapándose del monasterio y buscándose la vida. Después de meses en la calle en contacto con lo más granado de la mendicidad aprendió de todo, inclusive a hacer trampas, de ahí que lo situara en una partida de naipes con un final fallido que me diera la posibilidad de continuar con su fuga hasta que llegue a Alcalá de Henares.
Nos seguiremos leyendo.

Vespasiano

20/01/2025 a las 02:00

Buenas noches, José María:
Gracias por tus comentarios, siempre bienvenidos.
Espero que tus problemas con el ordenador se solucionen pronto y puedas participar con nosotros, cada mes, enviando tus historias correctamente revisadas.
Nos seguiremos leyendo-

Kelvin I. Márquez

22/01/2025 a las 21:24

Saludos Vespasiano

Coincido con los compañeros en que el personaje de Avellaneda esta muy bien construido. La atmósfera del relato me parece bastante impactante también. Me atrevo a decir que se puede imaginar cada uno de los pasos como si fuera una escena de una película. Al menos así me pareció a mi.
Puedo decir que espero leer más de las aventuras de Avellaneda.
En cuanto a cositas que se te pasaron, me parece que encontré un par y te las señalo.

—¡Buenos días! Le importaría llevarme hasta el pueblo más cercano. ¡Mi madre se ha puesto enferma!

En esa oración creo que iria entre signos de interrogación. —¡Buenos días! ¿Le importaría llevarme hasta el pueblo más cercano? ¡Mi madre se ha puesto enferma!

La otra es la palabra alcahueta. Creo que es alcahuete.

Fuera de eso no me parece haber encontrado nada más.
Mis felicitaciones y nos leemos!

Vespasiano

22/01/2025 a las 22:40

Bbuenas noches, Kelvin:
Muchas gracias pr leerme y señalar acertadamente las cosas que me señalas.
Espero poder leer tu historia en un par de días.

Vespasiano

22/01/2025 a las 22:51

Buenas noches, Patricia:
Gracias por leerme y dejar tus comentarios.

Cristina Otadui

23/01/2025 a las 17:43

Un relato dinámico de prosa elocuente y realista, donde se maneja un vocabulario tan descarado como tu protagonista, claro heredero de aquellos Lucas Trapaza, Pablos de Segovia o el popular Lázaro González Pérez, el conocido “Lazarillo de Tormes”
La escena del partido de futbol, la voz de Matías Prats y el jugador Pelé enmarcan la época, ya señalada con el dato concreto y contrasta con la realidad de Avellaneda que parece siempre dispuesto a escapar de lo que le circunda: un entorno difícil donde cuesta buscarse la vida y sobrevivir. Un ambiente donde parecen coexistir traición y lealtad según se cuenta.
Yo la comenzaría directamente desde: “Había llegado a Épila hacía ya unos cuantos meses…” aunque entiendo que los párrafos iniciales enlazan este relato con el anterior, dando así continuidad a la historia que manejas.
El uso del sustantivo Alcahueta/e en femenino pienso que bien podría ser un recurso utilizado a propósito.
Y la verdad es que pienso que el verdadero “As en la manga” que tiene Avellaneda en este relato y que supone una ventaja oculta que los demás ignoran es la lealtad del compadre Nicolas que le proporciona el método de huida de la conflictiva partida de cartas.
Por otra parte no se si me convence el hecho de que ahondes una y otra vez en el mismo protagonista que, aunque ofrezca situaciones distintas que acomoden las frases del reto mensual, ofrecerá, pienso, registros parecidos en cuanto a expresiones, vocabulario, maneras y/o modos que, para mi al menos, limitan la sorpresa.

Un saludo,
Nos leemos

Vespasiano

23/01/2025 a las 20:04

Buena noches, Cristina:
Gracias por leerme y dejar unos comentarios y consejos interesantes.
Lo de continuar la historia de Avellaneda me apetece porque me gustaría desarrollar, como un reto propio, el encuentro del protagonista con los actores itinerantes. A pesar de que como bien dices no supondría ninguna sorpresa para los lectores que hubieran seguido la trama.
Pasaré a leerte con interés-

José Torma (1)

24/01/2025 a las 01:23

Amigo Vespasiano.

Ese Avellaneda tiene tela y sabes cómo cortar, zurcir, crear. Me tuve que regresar a los tiempos, son 18 años entre estos sucesos y los de sus amores con Aldonza. No logro por mas que quiero, situar la edad de este pillo.

A mi me ha llevado de la mano, creo que muy logrado y merecido el castigo al tipo que trato de abusar de él. Si nos vamos con que hace 18 años era un muchacho, aquí debe rondar los 30. Tal vez me estoy obsesionando con los tiempos.

Te mencionan faltas, pero yo no las veo, así que entre tu y yo, no existen jaja.

Un abrazo amigo, siempre un placer leerte.

Vespasiano

24/01/2025 a las 23:12

Buenas noches, José Torma:
Agradezco tu paso por mi relato y tus amables opiniones.

Teniendo en cuenta que AVELLANEDA nació en 1940; cuando se disputó el campeonato mundial de futbol en junio de 1958, él tenía apenas 18 años.

Mas adelante, cuando se encuentre con su amigo PALOMEQUE, como bien intuyes, habrá cumplido los treinta. Pero para llegar hasta ahí muchas peripecias pasará.
Nos seguiremos leyendo.

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