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Un as en la manga - por Pato Menudencio+18
Nueve de la noche. En este momento sólo quiero tomar una chela antes de dormir. Enciendo la tele mientras el primer sorbo baja fresco por mi garganta.
En la tele las noticias, lo mismo de siempre. Farándula, los resultados del fútbol de Chile y el mundo, repitiéndose una y otra vez como un mal circo. Luego las noticias policiales.
Un portonazo, después unos hampones con el método del alunizaje se robaron un cajero automático. Veinte minutos de crímenes minúsculos hasta el plato de fondo del morbo periodístico. En un enfrentamiento en la comuna de San Joaquín, un delincuente de nombre Brayan Muñoz fue acribillado por miembros de una banda rival, presumiblemente en un ajuste de cuentas por una “mexicana” en la que había participado el fallecido.
Mi cerebro apagado volvió a estar activo. Siempre que algo pasaba en el barrio donde viví de niño, una mezcla de nostalgia y alivio por haber salido de allí hace muchos años se manifestaba frente a la pantalla. Ahora era distinto, mi memoria trataba de hacer un esfuerzo para recordar, hasta que Brayan Muñoz, y la cancha de tierra adquirieron una insoportable nitidez de una niñez que parecía tan lejana.
—Puta que erí amariconao pa jugar— la voz de Brayan a sus diez años apareció intacta. A pesar de los garabatos, no había mala intención en sus reprimendas—, si seguís weando así nos va a ir como la pichula en la final.
—¿Qué te pasa feo culiao? —Sabía que en el fondo el Brayan tenía razón, pero no había que dejarse pasar a llevar en la pobla—, ¿Me vai a enseñar voh Pajarón culiao?
Mientras recuerdo ese diálogo, empiezo a revisar las redes sociales de Brayan. Hay publicaciones antiguas posando con armas, fajos de billete y tusi. En otras aparece montado en autos de alta gama con sus otros amigos.
Veo en tik tok videos de sus amigos. Lo estaban velando. Unas minas se ponen a perrear frente a su féretro a modo de último homenaje. Como si el movimiento de sus nalgas tuviera poderes levanta muertos. Mientras más atención pongo en la escena, más detalles aparecen. En el vidrio del ataúd algunas personas hacen algunas líneas de coca y tusi y empiezan a jalar en fila. No les importa que hubiera niños en el velorio. Cierro la aplicación, pero el morbo es más fuerte. En Instagram veo publicaciones con Photoshop donde el Brayan aparece con alas en las puertas del cielo, mientas la canción “Mataron a un inocente” suena de fondo. Todo parece irreal.
Mi mente retorna a aquel día. Brayan sonríe, se nos va toda la tarde aprendiendo una jugada especial que Brayan tenía preparada, era su arma secreta, su as bajo la manga.
A la semana siguiente teníamos la final contra los cabros de la otra pobla, con Brayan éramos imparables. Ese día ganamos tres cero, un gol del Brayan y dos míos, nos sentíamos invencibles. Fue uno de los mejores recuerdos de mi niñez.
Esa misma tarde el Brayan le sacó a escondidas un chimbombo de vino a su abuelo y los mezclamos con coca cola. El sabor era asqueroso, pero nos daba lo mismo, ese día salimos campeones y podíamos hacer lo que quisiéramos
Aquel día fue mi primera borrachera y también la primera vez que mi vieja me sacaba la chucha. Estuve toda la semana sentándome medio cuneteado por culpa de los correazos.
Tiempo después mis viejos compraron una casa en otro barrio, con rejas para mantener lejos a gente como el Brayan, y al mismo tiempo otras personas compran casas más grandes con rejas más altas para mantener alejada a gente como mi familia, manteniendo el ciclo del clasismo.
Seguí jugando a la pelota, no llegué a ser profesional, pero me bastó para ganar una beca deportiva en un centro técnico profesional, con las calificaciones que tenía sólo una beca podía salvarme, y la jugada que me enseñó el Brayan fue mi sello en la cancha y la llave para la vida que tengo ahora.
Hace rato terminaron las noticias y sigo recordando mi infancia. Me acuesto, y a lo lejos se siente el ruido apagado de unos balazos en una pobla lejana.
Un balazo como ese mató al Brayan.
Comentarios (9):
IreneR
17/01/2025 a las 10:51
Buenas, Pato Menudencio.
Una historia demasiado real. Me ha parecido muy bien llevado, aunque confieso que me he perdido un poco con las palabras que no me resultan conocidas. Mucha jerga que desconozco. De todas formas, eso no desmerece el relato, sino que le da más autenticidad.
Me habría gustado saber cuál es ese as en la manga, esa jugada que cambió la vida del protagonista y que le da título al relato.
Nos leemos.
Un saludo.
Irene
Maria Carmen
17/01/2025 a las 18:52
Hola Pato Menudencio, Por el vocabulario que utilizas se que no eres de España. Pero todo así he entendido todo el relato. La forma esta redactado de una forma casi real, se palpa esa sensación de realidad que a veces al ver los vídeos o las noticias se da.
Buen relato, saludos
Carmen Sánchez gutiérrez
17/01/2025 a las 19:45
Hola Pato Menudencio, me ha gustado mucho tu relato, aunque no entendí la jerga sobre todo del diálogo, el conjunto está muy claro y todo él bien llevado. El <> me parece muy evidente: la jugada maestra con el balón que proporcionó al protagonista la posibilidad de escapar de aquél ambiente y quién sabe si de la misma muerte.
Enhorabuena y mucha suerte. Nos leemos
Amilcar
18/01/2025 a las 20:24
Hola pibe. A pesar de perderme en los vocablos que utilizas, apoyo plenamente que cada cual utilice las jergas que han sido su modo de expresión. El fondo de tu relato, me ha gustado. salu2
JOSÉ MARÍA
20/01/2025 a las 23:02
Hola, Pato Menudencio. Confieso que, aunque la historia está bien redactada, me cuesta entender algunas palabras, pero eso es normal, soy español concretamente de la provincia de Cádiz, pero se entiende bastante bien, es solo algunas palabras que supongo serán normales en ese barrio de donde viene la historia, una historia muy real de cualquier barrio bajo u obrero de cualquier parte del mundo destacando el idioma de la calle, el que no se aprende sentado en un pupitre escuchando las reglas de ortografía como mi idioma, el andaluz, hay que mamarlo. Un saludo y nos leemos, gracias por comentar mi relato. José María.
Rufino Manzaneque Ramos
21/01/2025 a las 11:01
Saludos Pato me gusta tu relato aunque a veces me pierdo con tus expresiones que desde España no se escuchan mucho pero el vocabulario es así dependiendo donde se escribe.
Nos seguiremos leyendo en los próximos.
Pato Menudencio
29/01/2025 a las 16:19
Gracias por sus comentarios.
José Torma
11/02/2025 a las 23:56
Pato, ya te lo había comentado, pero me había olvidado de venir a visitarte aquí.
Muy bueno, las expresiones coloquiales de cada país enriquecen el texto, la mayoría se pueden entender en el contexto, otras no tanto.
Saludos hermano Torbellino.
Osvaldo Mario Vela
13/02/2025 a las 20:17
Hola Pato, un gusto tener en la mira los escritos de tu pluma. Cuentas un evento que lleva a el narrador por ayeres más jóvenes- recordando a un amigo que influyo en su logro como profesional en el deporte. Reconocimiento de mucha valía. Lo coloquial de tu redacción, aunque a veces sin comprender la profundidad que le imprimes, lo vuelve más original. la tardanza en comentar del Compadre José Torma y un servidor, algo tardía pero siempre segura-