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Un as en la manga - por CarmeigneR.
Un as en la manga
Hoy me levanté temprano. La noche se me hizo larga. Intentaba organizar mentalmente las tareas que tenia para el otro día ordenándolas en la cronología que debía realizarlas, pero una y otra vez excedían el tiempo disponible.
Hasta ayer de madrugada, me sentía en el interior del Maelstrom, en un remolino del cual no sabía cómo salir. Empezó siendo un pasatiempo, pero se estaba saliendo de control. Surgió por casualidad. Siempre hice de “oreja” con mis amigos, les iba diciendo lo que me parecía que los podía ayudar, un poco por formación, otro poco por sentido común y decían sentirse mejor. Seguramente no era por la maravilla de mis palabras, pero los aliviaba. Disponía de tiempo, por lo que, cuando Sofía me planteó de armar un canal para trasmitir algunas de esas cosas, un poco en broma, un poco en serio abrí un canal que llamé: “Ikigai: buscando el sentido de la vida”. Es un tema bastante trillado, lo sé, pero no por ello menos necesario en estos tiempos. Al principio me seguían solo mis conocidos, luego fueron aumentando los seguidores hasta los novecientos mil actuales. Yo no conocía mucho ese mundo, pero el crecimiento fue exponencial. Comenzó a monetizarse el canal. Luego le siguió la apertura del Instagram, las charlas TED, incluí otros colegas: neurólogos, psicólogos, nutricionistas, artistas, también disciplinas como Thai chi, Yoga y Meditación. Conferencias en el interior y en el exterior del país.El canal lo fui alimentando con las necesidades que iba detectando a través de los comentarios. Una cosa trajo la otra y ahí estaba intentando hacer un espacio a todas las actividades que se habían derivado de esa decisión que en principio fue ingenua y sin ninguna pretensión de lo que luego se habría disparado.
Lo cierto es que actualmente no veo a mis amigas hace más de tres meses. Si me llaman por teléfono lo percibo como tiempo que me sacan para poder cumplir con todo lo que tengo que hacer. Siento -mientras la persona habla- una tensión que parece que me va a hacer estallar el cuerpo.
Hace meses que tengo un dolor persistente de cabeza, sin embargo, perdí la consulta médica que había agendado, por falta de tiempo.
Me cuesta estar presente cuando me encuentro con alguien, por eso evito asistir a reuniones familiares y todo tipo de eventos que supongan una mínima interacción afectiva. Me cuesta dormir, me duele el cuerpo, me siento irritada.
Con todo esto en mi cabeza, ayer al acostarme, recordé a mi padre y un juego al que jugábamos.
De pequeña quería ser invisible. El juego consistía en que él me buscaba, daba unos pasos largos y sonoros y con su voz de trueno, decía: «¿Dónde estás Victoria?». Yo me escondía detrás de algún mueble y reaparecía de pronto, cuando el miedo podía más que yo. Pero mi padre seguía diciendo: «¿Dónde estás Victoria?», mirando hacia todos lados, eludía mirar en la dirección donde yo me encontraba. «No te veo, no te escucho». Al principio yo gritaba: «acá papa, acá» y levantaba mis brazos dando pequeños brincos, pero él seguía buscándome y el juego continuaba hasta que nos encontrábamos en la cocina. Ahí recién, “me veía otra vez”.
Después de jugar varias veces me di cuenta que mientras “él no me veía” yo podía hacer lo que quería porque durante ese rato era invisible, así que empecé a explorar lugares vedados hasta ese momento, por prohibición paterna. Empecé explorando los cajones de su escritorio, recuerdo que me temblaban los dedos tratando de abrir silenciosamente el cajón que tenía llave; los libros de la biblioteca; el tintero y la pluma. Fue en una de esas incursiones que mojé la pluma en la tinta, la apoyé en el papel secante y la tinta comenzó a deslizarse provocando un mundo infinito hecho de manchas.
No disponía de mucho tiempo porque él gritaba cada vez más fuerte y se acercaba al escritorio y luego a la cocina donde el juego acababa.
«¿Dónde estás Victoria?» Y cuando me hago esta pregunta siento una alegría inexplicable, como un empujón, como si encontrara el ojo del remolino por el cual salir. Decidí que voy a “cerrar todo”. Voy a ponerle punto final a esta forma de estar. Entonces volví a pensar en un viejo proyecto abandonado: viajar en una autocaravana, por donde sea. Ir recorriendo lugares nuevos. Meterme otra vez en territorios ajenos, explorarlos, hacerlos propios. Perderme, encontrarme. Ahí me veo. Aunque para los otros de ahora en más, sea invisible.
Comentarios (6):
Amilcar
17/01/2025 a las 19:02
¿Me ha parecido una “influencer” o como se llame? Ay que tiempos!!. salu2
Tavi
18/01/2025 a las 22:35
Hola Carmeigne.
Un tema interesante. Revisa lo siguiente:
Tenia, lleva acento. “oreja”, las comillas están de más. Revisa cuantas veces están repetidas estas dos palabras: “un poco”. Esta frase: -mientras la persona habla-, no va entre guion sino entre comas. Papa, falta acento.
Esas son alguna de las cosas que hay que revisar.
Espero ser útil a tu trabajo
Carmenigne
19/01/2025 a las 20:35
Hola Tavi! es cierto, a veces en el apuro de subir se me queda algún tilde atrás. Lo tendré en cuenta. Con respecto al uso de las comillas en oreja, me queda la duda. Cuando se trata de una expresión coloquial, ¿como se incluye en el texto?, ¿se hacen comillas, se usa una tipografía especial o se pone tal cual?. Si tu o algún compañero lo tiene más claro, agradezco el aporte.
Gracias por tu tiempo y tus comentarios.
Amadeo
19/01/2025 a las 20:46
Hola Carmeigne.
No veo el formato de un cuento. Es más bien un relato unipersonal. No hay tensión ni intriga. Algunas frases, detienen la lectura, como por ejemplo: Surgió por casualidad. ¿Qué es lo que sucedió? o trasmitir algunas de esas cosas ¿Qué cosas? ¿las charlas con los amigos?
En base a tu consulta a otro comentario, considero que Siempre hice de “oreja” con mis amigos, está bien encomillado, pues no se refiere a la parte humana, sino a la acción de “presarla”, de escuchar.
Espero haber sido útil.
Un cordial saludo.
Nos leemos
Amadeo
Carmenigne
19/01/2025 a las 21:26
Hola Amadeo! Quizás entendí mal, porque es la segunda vez que participo en este taller. Entendí que uno podía elegir de que forma abordar la escena propuesta. Entiendo y voy a revisar esto que me planteas de lo que detiene la lectura o no se comprende en el relato. Es cierto que a veces de tanto darle vueltas uno da por sobreentendido algunas cosas que no se traducen luego al escribir.Saludos para ti también
Vespasiano
23/01/2025 a las 23:12
Buenas noches Carmeigne:
Gracias por leer mi relato y comentarlo.
He leído el tuyo que me ha parecido una muy buena descripción de las tareas (agobiantes) que realiza diariamente una YouTube con muchísimos seguidores.
Intuyo del relato que su “as en la manga” sea abandonar esa vida estresante y perderse por esos mundos de Dios.
He visto que has marcado con una “R”, (otros compañeros también lo han hecho sin cumplirlo) como si participaras en el ”reto adicional”. Pero no he visto dentro de la narración ningún personaje que haya saltado a la fama de la noche a la mañana tal como se pedía en la escena de este mes. A no ser que tu hayas considerado que la protagonista es a la vez sujeto de la historia y famosa porque reúne a una cantidad importante de seguidores, aunque no haya sido de un día para otro.
“Hoy me levanté temprano”. “La noche se me hizo larga”. “Hasta ayer de madrugada”. “Ayer al acostarme”. “Para el otro día” (La unión de todas estas frases temporales torna confuso el seguimiento de la narración.)
“Intentaba organizar mentalmente las tareas que tenia (Ya te lo han señalado, “lleva tilde”) para el otro día ordenándolas en la cronología (Ciencia que tiene por objeto determinar el orden y fechas de los sucesos históricos.) (Creo que encajaría mejor “en el orden”) que debía realizarlas, pero una y otra vez excedían el tiempo disponible”.
“me sentía en el interior del Maelstrom, (En sustitución a este “extranjerismo” podría valer su significado: “Una corriente trituradora”.) en un remolino del cual no sabía cómo salir.
Espero poder seguir leyéndote en futuros retos.