Literautas - Tu escuela de escritura

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Un as en la manga - por OtiliaR.

Leyó la noticia:
«21.5.10 Bilbao. La chef, Miren Salburua, galardonada por la prestigiosa guía Michelín. Su restaurante, Itxaso, consigue una estrella, por el regreso a la cocina autóctona y genuina, pero a la vez, por ofrecer exquisitas recetas originarias de todas partes del mundo. Utilizando, siempre, los mejores manjares».
Se sintió feliz. La fiesta de la noche anterior había sido perfecta. No obstante, ahora tocaba trabajar para mantener el galardón y, quizás, conseguir más.
Cerró el local y se encaminó a casa. Le encantó sentir el sirimiri en su cara que borraba la sensación pegajosa y extenuante del día. Todavía vio algunos de los carteles que anunciaron el evento: «Semana del encuentro mundial de gastronomía de los cinco continentes».
Sonrió nostálgica. El Itxaso fue el restaurante con más fama en todo el Cantábrico. Luego, la guerra y las crisis económicas llevaron al traste el negocio patriarcal. Su padre trabajó en un banco hasta la jubilación, pero sus palabras en las comidas familiares: «La mesa es el lugar donde sucede la vida», fueron el germen de su profesión.
El paseo le vino bien. Sentía hambre e imaginó a su marido entre fogones preparando la cena. Contuvo la risa.
Al entrar en casa, encontró a su hija esperándola ansiosa.
―Dice papá que no tenemos libro de recetas de cocina en casa —protestó enfurruñada.
Achuchó a la niña de sus ojos, después de todo el día sin verla, y preguntó:
—¿Para qué lo necesitas?
―En Matemáticas estamos estudiando fracciones y unidades de capacidad. El profesor ha dicho que hacer la receta de un pastel, con los padres, nos ayudará a ver y a tocar las medidas de cada sustancia —dijo la pequeña con los ojos brillantes.
Miren soltó una carcajada. No daba crédito, la gastronomía también como herramienta para estudiar matemáticas.
Agarró a su hija por el hombro y la llevó al dormitorio. Allí había un arcón de madera tallada y, dentro, un sinfín de objetos.
—¿Te acuerdas de la bisabuela Bettina?
―Si mamá, tenía cien años cuando murió. ¡Siempre nos contaba historias!
—Este cuaderno de recetas de cocina lo escribió e ilustró su madre.
La autora, de aquel manuscrito cubierto por la pátina del tiempo, nació a finales del siglo XIX en Biarritz, en una familia acomodada. Amelié recibió una esmerada educación y como era atractiva, cuando tuvo edad, aparecieron los pretendientes.
No tenía los dieciocho, cuando se encaprichó de un forastero mayor que ella. Sus maneras eran elegantes y su persona rezumaba masculinidad por todos los poros del cuerpo. Todo un dandi. Recién llegado de Asia, su sueño era establecerse en la ciudad y abrir un restaurante donde ofrecer las exóticas recetas coleccionadas en sus viajes por el mundo.
Después de superar los primeros reparos, fue admitido en la familia y se dedicaron a preparar el porvenir de la pareja. El padre puso la mayor parte del capital y la hija se aplicó a transcribir las recetas, antes realizadas minuciosamente por su prometido, para anotar las cantidades exactas de cada ingrediente. Porque como ella misma decía: «Esta receta será ineficaz, si con ella no conseguimos un plato exquisito».
Mientras los acontecimientos se sucedían: la boda, la apertura del local, el nacimiento de su hija Bettina, Amelié realizó el más hermoso libro de recetas de la época, componente principal del éxito del restaurante.
Todo era felicidad. Pero, como toda persona sabe por experiencia, ésta es efímera.
Amelié, durante meses, solo había conocido una de las mil caras del desposado. Las demás tardarían poco en aparecer y con ellas el final de la relación.
Una noche cuando salía a perpetrar otra traición más, Amelié espetó a su esposo:
—Si te marchas con ella, te dejaré.
―Si es tu deseo —contestó con sorna.
―Si me voy, me llevaré a mi hija —le desafió.
―¡Llévate lo que quieras! —vociferó, cerrando de un portazo.
La mujer sintió dolor por el desprecio del hombre que aún quería, pero pensó en las últimas palabras: «¡Lo que quieras!». Se arrepentiría de haberlas dicho.
Sus padres le ayudaron a preparar el viaje. Pronto estuvo todo listo para emprender la nueva vida. En la maleta, el éxito del traidor, el recetario de cocina que lo había encumbrado.
Miren acarició la cara expectante de su hija:
―Ahora esta maravilla es nuestra. ¿Quieres que empecemos a estudiar una receta sencilla?
La familia pasó una tarde muy divertida y provechosa. La pequeña utilizó el centilitro y el gramo y, sobre todo, al día siguiente, en el desayuno, disfrutó de los pastelitos rellenos de crema.

Comentarios (8):

Moldy Blaston

16/01/2025 a las 20:29

Hola Otilia. Un placer leerte. Te paso mis comentarios.
La trama me parece conmovedora y muy bien estructurada. La conexión entre las generaciones gracias al cuaderno de recetas es un elemento poderoso y emotivo.
La descripción del ambiente y los detalles de la cocina y la gastronomía añaden riqueza al relato y lo hacen aún más envolvente.
Con un final satisfactorio y con calidez, en general creo que has creado un relato hermoso y emotivo con personajes bien desarrollados y una trama conmovedora. ¡Excelente trabajo!

Si quieres pasarte por mi relato estoy en el nº 10.
¡Nos leemos!

IreneR

17/01/2025 a las 10:16

Buenas, Otilia.

Me ha gustado tu relato y la manera en la que has enlazado las generaciones a través de un libro de cocina. Un relato muy bien hilado.
Confieso que, me parece, es la primera vez en mi vida que veo escrita la palabra sirimiri. Siempre la usé de manera oral y creo que nunca se me habría ocurrido usarla en un texto. Un dato totalmente superficial, lo sé, pero me ha llamado la atención.

Solo tengo un apunte, yo tengo libros de recetas de mi abuela y, a día de hoy, esas recetas son casi imposibles de rehacer pues las cantidades que escribió ahora no se pueden replicar: una peseta de harina… Me resulta extraño que alguien en esa época escribiera recetas en gramos y centilitros.

Nos leemos.

Un saludo.

Irene

IGNACIO

17/01/2025 a las 15:37

Hola Otilia. Buen relato. Se parece a una receta de cocina con muchos ingredientes: Has incluido personajes, lugares, anécdotas, conflictos, ciudades y un recorrido por varias generaciones. Por supuesto, estando Bilbao por medio, ya jugamos en la primera categoría. Esto te podría servir para un relato largo o una novela.
Saludos. Nos leemos.

Yvonne (María Kersimon)

17/01/2025 a las 22:07

Hola Otilia,
Un magnífico relato con sabor exótico. La escritura es muy pulida y no he detectado fallos de forma en ella. Los diálogos están bien compuestos, con la puntuación adecuada. Es un texto bien compuesto, con párrafos equilibrados, y un desenlace coherente. Sin embargo tengo la sensación de que son dos historias en una. No están conectadas la historia del restaurante del padre con la historia de la tatarabuela, o yo no lo he visto, a no ser que el gusto por la cocina les viene de familia. Por eso pienso que la introducción es demasiado larga y sobra buena parte de ella, dado que la historia en sí es la del libro de recetas de la tatarabuela, el as en la manga. La historia empieza realmente cuando la protagonista vuelve a casa del trabajo (del restqurante pero la historia de este restaurante no es importante y le resta fuerza a la historia principal).
Otra cosa sería si quisieras escribir una novela con diferentes tramas y subtramas. Ahí sí daría pie, pero un cuento tan corto debería condensarse más en torno a un único foco. Lo demás se puede mencionar de refilón, el concurso de gastronomía etc., sólo para ilustar la historia principal. Así es cómo lo he visto; no me hagas caso si no te parece acertado. Lo he pasado bien leyendo, así que gracias por un buen rato. Ah, el nombre Amélie lleva el acento en la primera e.
Saludos.

Auxi M.A

19/01/2025 a las 01:20

Hola Otilia!

Muy buen trabajo. Me ha gustado mucho la carga emocional de la historia y como se ve esa tradición y esa fuerza en los personajes femenino. Un par de apuntes, simplemente para mejorar entre todos, me hubiera gustado que hubiera habido una separación entre los párrafos cuando cambias de línea temporal, y por otro lado, lo han comentado otro compañero, un libro de recetas de hace dos siglos es bastante difícil de seguir para ese tipo de cosas. Pero estas son nimiedades en comparación con la buena calidad que muestras en el relato.

Estoy en el relato 44, por si te quieres pasar.

Muy buen trabajo! Nos leemos!

Cristina Otadui

19/01/2025 a las 17:13

Hola,
Una historia dentro de la historia: tu recurso funciona y a mi me gusta. Me gusta también que sea mujer nuestro chef ganador de una estrella. El momento hija, arcón y antiguo libro de recetas me parece de lo mas tierno. Creo que tu relato enmarcado está bien diseñado y a mi si me parece que encaja en la historia principal.
Es una historia estupenda.
Siempre bajo mi punto de vista revisaría la puntuación del primer párrafo: creo que hay un exceso de comas y algún punto y seguido que me suena raro.
Eliminaría también algunas locuciones adverbiales (creo que se llaman así): no obstante, todavía,
no dar crédito…es una opinión personal pero pienso que “ensucian el texto”, alargan las frases y no aportan nada: prueba a leer el texto sin ellas. Puede que al hacerlo hayas de cambiar algo la puntuación y si al final no te convence lo puedes dejar tal cual.

Soy la última de este reto, pásate si te apetece.
Gracias por escribir,

¡¡Nos leemos!!

Maria Carmen

27/01/2025 a las 20:14

Hola Otilia,
Un placer leerte, tu relato guarda cierta nostalgia, lo sabes plasmar muy bien, del pasado sacas algo positivo. Me ha gustado.
Gracias por leer mi relato.
Saludos.

Otilia

27/01/2025 a las 22:24

Mari Carmen, gracias por leer y comentar mi historia.
Saludos

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