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Un as en la manga - por Carmen Sánchez GutuiérrezR.

No perdonó a Jero, su anterior jefe, la traición de la que había sido objeto. Ella, que le fue fiel durante más de dos años, salvándole el pellejo tantas veces enfrentando llamadas de clientes insatisfechos. Ella, que regateó con mil compañías para asegurar a los beneficiaros con el coste más asequible. Ella, que invirtió tanto esfuerzo en hacer creer a ese inútil jefe que no era un patoso maldiciente y que la culpa siempre era de los demás, nunca de él. Ella, que se maquilló todas las mañanas, se sometió a estrictos regímenes y gastó más de lo prudente en ropa y accesorios empalagosos para lucir perfecta y sofisticada. Ella, que tuvo cuidado de espantar a cualquier mosca peligrosa que se acercase a él con el absurdo pretexto de estar enamorada. El muy egoísta había decidido jubilarse y vender la correduría de manera totalmente unilateral, sin decirle a ella ni media palabra hasta que el contrato estaba ya firmado y sin posibilidad de volver atrás. Bien es cierto que dos o tres años atrás, cuando lo del infarto, dejó caer la posibilidad de una futura venta y propuso que fuese ella la compradora, pero ni loca se metía ella en tal berengenal, sabía bien que su encanto y los halagos oportunos eran su único arsenal. Carecía de conocimientos sólidos para emprender tal aventura, de modo que rió la gracia de su jefe y lo olvidó por completo hasta recibir la noticia.

El comprador era dueño de una correduría grande, tan importante que casi se dedicaba en exclusividad a absorber a la competencia y se quedaba con todo: clientes, trabajadores y material de oficina. Había acumulado varios, muchos comerciales con tanto o más atractivo que ella, tanto o más preparados que ella, tanto o más halagadores que ella. La competencia era brutal, desmedida. El jefe se dedicaba a observar y todos se sabían observados y evaluados porque solo los mejores, los más capaces, sobrevivirán a la inhumana y cruel selección.

Su anterior jefe no escatimó elogios sobre su trabajo, de modo que fue recibida muy efusivamente. Todos dijeron admirarse de su efectividad y buen hacer, de su merecida fama,etc. Ana se empequeñeció ante tal exhibición de compañerismo que no dudó en tachar de hipócrita y se sentó en su mesa de ordenador maldiciendo a Jero, que a esas horas seguiría desvalijando su antiguo feliz puesto de trabajo, feliz y solitario. Solo un ordenador con la lista de tarifas grabado y un teléfono que ella domaba sin dificultad con su dulce voz. Miró a ambos lados de la mesa, a su alrededor estaban sus jóvenes compañeros, mucho más que ella, y más competentes a juzgar por el rápido dominio del teclado, por sus eficientes respuestas telefónicas utilizando el amplio argot propio de las aseguradoras y que ella desconocía casi por completo. ¡Era tan sencillo antes, cuando la soledad de su despacho solo era perturbada y muy de vez en cuando, por ese jefe complaciente cuya desidia le empujaba siempre lejos de allí.

La angustia se apoderó de su espíritu, se sentía sola y abandonada en aquella jungla. Pese a que su fama la salvaguardaría durante algún tiempo, no dudaba que pronto descubrirían el engaño. Ni siquiera era capaz de entrar en el nuevo programa con el que tendría que trabajar a partir de ahora, con lo trillado y sencillo que le resultaba el suyo. ¿Como camelar a un jefe -era su única opción- del que lo desconocía todo?. Había que pensar algo rápido, algo que la hiciese destacar, y sin ninguna duda, por encima de sus compañeros. Algo que no la obligase a permanecer allí sentada durante horas evidenciando su incompetencia. De pronto una luz se encendió en su cerebro y sin meditar más se dirigió a la oficina de su nuevo jefe. Entró disculpándose con voz melodiosa y estudiado arrobamiento.

‒Disculpe mi atrevimiento, pero hay algo importante que debo decirle y que mejoraría la producción
‒Por supuesto, dado los informes tan favorables suyos, estoy dispuesto a escuchar sus apreciaciones.
‒He observado que no dispone de encargado que vigile más de cerca a los empleados, me parece un error con graves consecuencias. Yo estaría dispuesta a ocupar ese cargo por las el mismo salario, por supuesto, y le garantizo un aumento de las pólizas. Lamento, porque no es propio de mi carácter, informarle de que muchos de ellos vaguean mientras usted está aquí.

Comentarios (9):

Maria Carmen

17/01/2025 a las 19:45

Hola Carmen Sánchez, he pasado por tu relato. Así como pincelada haces los párrafos muy largos, igual también falta alguna coma. Si ya lo se me paso con las comas. Pero creo ayuda a leer mejor el relato.
Gracias por tu comentario, nos leemos.
Un saludo

Carmenigne

18/01/2025 a las 21:14

Hola Carmen! Me pareció muy acertada la frase inicial que acicatea la curiosidad desde el inicio, conocer cuál es la traición de la que fue objeto. La descripción del personaje me parece acertada, mostrando una mujer que esta llena de frustración, y enojo, con muchas resistencias al cambio que encubren la baja autoestima y que la llevan a actitudes bastante “cuestionables”.
Si bien el sustantivo “ella” le imprime fuerza a los “pensamientos” del personaje, generando incluso empatía con “ella”, en un momento me empezó a distraer de la lectura.
Tiene un ritmo que es ágil y conduce a seguir la historia. Saludos

Yvonne (María Kersimon)

18/01/2025 a las 23:18

Hola Carmen,
Un cuento redondo, sin estridencias pero conducido progresivamente hacia su desenlace con cautela, manteniendo la intriga hasta el último momento. Has dado en el clavo con el ¨as en la manga¨ para rematar el relato. Es también una interesante historia de autosuperación por parte de una mujer que decidió superar la depresión y luchar. Las repeticiones del primer párrafo que podrían ser demasiado reiterativas en otro contexto, aquí remachan la amrgura y la desidia de la protagonista.
¨Había acumulado varios, muchos comerciales¨ : no me acaba de cuadrar esta frase, ni el verbo acumular que valdría para cosas materiales, ni varios y muchos yuxtapuestos que resultan redundantes. Podría ir mejor ¨había reunido diversos comerciales…¨.
Tienes una repetición de ¨feliz¨ en el mismo renglón.
La palabra ¨arrobamiento¨la sustituiría por ¨encanto ¨ poor ejemplo.
La expresión ¨ellos vaguean¨, el pronombre ellos está situado demasiado lejos de la palabra empleados, podrías decir älgunos miembros del personal¨ por ejemplo.
La idea y la trama me parecen excelentes y el giro final la estrategia perfecta para aprovechar el as en la manga que consistía en la buena imagen creada por la recomendación de su ex jefe, y para eso tenía que actuar rápido. un desenlace genial. Me gustó.
Saludos.

Auxi M.A

19/01/2025 a las 01:30

Hola Carmen!

Primero de todo, muchas gracias por comentar mi relato. Segundo, me ha gustado mucho la historia de autosuperación que planteas y como construyes la escena. Coincidiendo con alguno de los comentarios, ten cuidado con los signos de puntuación, sobre todo en los diálogos y aunque entiendo que el personaje principal no necesitaba un nombre propio para introducirla en la historia, el texto hubiera ganado si no solo se denominara como “ella”.

María Jesús

20/01/2025 a las 15:07

Hola Carmen: En términos generales me ha gustado mucho tu relato, sobre todo el primer párrafo donde expresas acertadamente como se siente la protagonista, pero el final ha desmerecido un poco el conjunto, aunque claro, es solo mi opinión. Pese a todo creo que has hecho un buen trabajo.
Un saludo.

Rufino Manzaneque Ramos

21/01/2025 a las 11:48

Saludos Carmen Sanchez leyendo tu relato que me ha gustado sobre todo porque el as que tenia guardado no se sabe si lo emplea o no,el nuevo jefe no se define para su nuevo cometido.
En general en ciertos párrafos los veo algo largos y pueden caber algunos puntos aparte.
Te doy las gracias por haber leído mi relato y sobre todo que te haya gustado.
Nos seguiremos leyendo en los próximos.

CARMELILLA

21/01/2025 a las 17:27

Hola, Carmen. Gracia por pasarte y comentar mi relato.
Has escrito un relato con muy buenas descripciones de las sensaciones del personaje principal, creando una atmósfera muy creíble en relación a la clase de persona que se intuye que es, además de haber usado un lenguaje muy apropiado para ello.
Presenta una lectura ágil, aunque creo que has utilizado demasiadas veces “ella” y podrías haber alternado con alguna coma, incluso nombrándola con su nombre en algún momento. Igualmente creo que has escrito en un único párrafo lo que deberías haber escrito como mínimo en dos.
Muy buena también la descripción del nuevo jefe.
Creo que el conflicto en tu relato es el que tiene “ella” consigo misma y no con sus jefes. Me parece interesante la intriga que dicho conflicto genera desde el principio.
Tu relato genera desde el principio una inquietud e interés por ver como se resuelve lo anterior que, sin embargo, no ocurre, es decir, la trama no se cierra y el final me resulta un poco decepcionante.
Creo que los personajes están bien caracterizados.
Buen trabajo, Carmen.
Saludos.

Trinity

22/01/2025 a las 20:55

Hola Carmen, antes de comentar sobre tu relato, muchas gracias por acercarte a leer el mío y por tus sugerencias, que tendré en cuenta para otra vez.
Con respecto al tuyo te diré que me ha gustado la trama de la historia, si es verdad que al principio se me ha hecho repetitivo la palabra “ella”, quizá hubiera sido mejor prescindir un poco y haber utilizado el nombre propio ,como has hecho más adelante.
El as en la manga del final me ha sorprendido, ha estado genial, pero que terminase ahí, sin ningún comentario al respecto del nuevo jefe me ha resultado cortante, quizá las palabras a las que se nos limitan los relatos haya sido el motivo, por lo demás muy bien, un saludo Carmen , seguiremos leyéndonos

Wolfdux

03/02/2025 a las 23:14

Hola Carmen,

El texto es muy sólido en cuanto a la construcción del personaje y su dilema interno. Se percibe bien la desesperación de Ana y su estrategia para sobrevivir en el nuevo entorno laboral. La narración es ágil y tiene un buen ritmo, con repeticiones efectivas que refuerzan su resentimiento y sensación de pérdida.

Es un texto con mucha fuerza y bien desarrollado.

!Nos leemos!

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