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Un as en la manga - por Daniel Escobar Celis

Web: https://multiverso-historias.blogspot.com/

Desde la nada se desdobla un tenue pulso de existencia que se expande arrastrando sensaciones difusas.

Con lentitud, algo se moldea mientras diversos aromas, sonidos y sensaciones lo agobian. Finalmente, un destello de luz aparece ante ella y una figura va tomando forma de una persona, que dice:

Bienvenido a este mundo.

***

La estrella naranja se alza en lo alto de un cielo rojizo e impoluto.

De nuevo…

Me pregunto cuándo fue la última vez que observé una nube, al tiempo que crujen los guijarros y la arena bajo mis pies a lo largo de en otrora el curso de un río. El viento silba en su agonía mientras la arena aguijonea mi cara y manos descubiertas. Aún así, continuo.

El balde resuena desde el fondo, anunciando con su eco el final de otro pozo. Así que suspiro con resignación mientras rasguño lo último que se le puede extraer. Solo un cuarto del volumen. Lo que debería durar al menos dos días más.

De regreso, contemplo la planicie unicolor plagada de casas derruidas, pozos abandonados, árboles secos y cadáveres disecados. El cuerpo de un ixis con sus largas patas y su trompa disecada me recuerda que ya ni siquiera los carroñeros se acercan a esta zona. Entonces, observo una lancha cubierta por la arena que me recuerda…

El sonido de las olas chocando contra la orilla, el olor a humedad y, la risa de mi hermano. Por instinto tomo el amuleto de mi cuello. Aquella gema con sus colores radiantes. Único recuerdo que me quedaba de él.

Una ráfaga de arena me saca del ensimismamiento y al alzar la mirada contemplo la montaña de los deseos. Aquella que según albergaba una fuente inagotable de energía y poder. Pero, sonrío con ironía antes de seguir.

***

—Un ciclo más y lloverá. Eso dijeron los sabios. —Dijo Agar, uno de los pocos amigos de infancia que aún sobrevivían.

—¡Que los dioses nos mantengan con vida hasta entonces! —Exclamó mi madre con mirada vidriosa alzando los brazos—.

Al ver su piel arrugada pegada a los huesos sentí una opresión en el pecho.

¡Cuánto había envejecido en unos pocos ciclos!

—Nadie aguantará más de medio ciclo. —Dije apretando el puño—. Agar, subiremos a la montaña de los deseos. Es la única opción que nos queda.

—¡Kael, no lo hagas por favor! —Rogó mi madre aferrándose a mi—. No quiero perder otro hijo.

—Kael, sabes que solo unos pocos han regresado. —Dijo Agar mirándome con sus ojos hundidos—. Y los que lo hicieron estaban mutilados y sin cordura.

—Lo sé —respondí con convicción—, pero me niego a esperar la muerte sentado con los brazos cruzados.

***

Pasaron tres días desde la partida. Y aún recordaba aquellas caras famélicas, mezcla de tristeza y resignación con pequeños atisbos de esperanza. Desde la falda de la montaña podíamos contemplar la extensión de lo que fue una vez una gran ciudad y de la que solo quedaban unas pocas casas en pie.

Entonces, una briza gélida brotó con ferocidad desde el interior de la cueva, trayendo consigo un olor putrefacto y un rugido retumbante de advertencia.

—Listos o no. Ahora entraremos —Dijo Mernak—. El líder del grupo, el único de los seis que conocía la zona y con suficiente ferocidad para enfrentar cualquier bestia. Según creíamos—.

***

Ahora, yasco en el suelo con un dolor punzante que se extiende desde mi pierna rota. Me arrastro con un sabor metálico en mi boca solo para contemplar los cadáveres aplastados o cortados al medio de tres de mis compañeros.

¡Todo es inútil, desde el principio fue un acto suicida!

Me digo, al tiempo que mi vista apenas puede enfocar a Agar junto con Anya, arrojando flechas incendiarias y proyectiles a una masa amorfa de brillantes ojos rojos.

Entonces lo recordé. En realidad, siempre lo había sabido, pero me negaba a pensar en aquello. Cómo si esa pequeña gema albergase el alma o la memoria de mi hermano.

Con un nudo en la garganta, desenfundé la daga, corté el cordón que sujetaba el amuleto. Luego, inserté la gema en una ranura oculta del brazalete izquierdo. Y así, concentré toda mi fuerza, y un destello cegador iluminó la caverna al tiempo que un as atravesó al monstruo de parte a parte. Mientras caía, vi una lágrima brotar desde sus ojos rojos y al tiempo que mi vista se nublaba creí escuchar una voz gutural pedir perdón.

Sonreí, sabía que estaba delirando, pero también que había logrado mi cometido.

Comentarios (3):

IGNACIO

16/01/2025 a las 21:20

Hola Daniel. Tu relato tiene un lenguaje interesante con potentes imágenes. Entiendo que es un relato futurista y que te hubiera venido bien disponer de mil palabras más para que la trama quedara más redonda. Limitar una historia como esta a 750 palabras es difícil.
Una observación: No me parece adecuado terminar los párrafos con puntos suspensivos, aunque las reglas de puntuación son cada vez más transgredidas.

Verso suelto

17/01/2025 a las 19:03

Hola Daniel. AL leer tu relato es sentido angustia, supongo que es lo que pretendías así que en ese sentido te pongo un 10. Menos mal que el final me ha sacado de ese estado.
Me han extrañado dos palabras. Una es briza, no se si es una errata y querías poner brisa. La otra es yasco, yo la he traducido por yazco de yacer.
Nos seguimos leyendo

Psicolochimpun

20/01/2025 a las 19:22

¡Buenas, Daniel! Gracias por pasarte por mi relato a comentarlo. El tuyo me ha gustado, aunque me ha dado la sensación de que hay un mundo ahí construido para el que 750 palabras se quedan cortas. Ojalá algún día conozca más de ese universo que esbozado aquí. Coincido con el compañero en lo de los puntos suspensivos y en lo de las erratas, pero salvo eso, me ha gustado.

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