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Un as en la manga - por Mariano13R.
Irrumpió en la escena atropellando la puerta, y con su ojo derecho lacerado y algunas gotas de sangre sobre su camisa blanca, nos dijo: “Me robaron”. Las tres personas presentes allí solo atinamos a mirarnos, aunque un segundo después, su esposa Luciana saltó sobre él para asistirlo. Hacia solo unos meses que mi hermano de la vida Salvador Mesina había conseguido con mucho esfuerzo ese trabajo como cobrador de la firma Lázaro Impermeabilizaciones. Fue entonces cuando elegí el silencio para acompañar la escena trágica, que llegó a su punto máximo de ebullición cuando, Irma, la madre de Salvador, abandonó ese comedor llorando desconsolada. Salvador no dejaba de mirarme como buscando asilo y no pude más que brindarle un abrazo. Luciana fue al auxilio de su suegra, mientras yo me quedé con mi amigo del alma para lo que me necesitase. Pero ahí fue cuando él me pegó un cachetazo en el hombro y me dijo que no me aflija, porque yo sabía que él siempre tenía un as en la manga para salir adelante, algo que era una gran verdad.
Ahí fue cuando decidí quedarme todo ese día con él y su familia acompañándolos en este difícil momento. Mabel y Luciana prepararon un guiso espectacular y de postre comimos budín de pan preparado por la más longeva de la casa. Y fue cuando Luciana preguntó si alguien quería café, que el teléfono de Salvador sonó. Este hizo gestos alusivos a que era su jefe y salió al patio para atenderlo. Un rato después volvió y sin que nadie le preguntara nada dijo que todo estaba bien y que mañana lo esperaban en su trabajo. Su esposa y madre lo abrazaron emocionadas, mientras él me guiñaba el ojo como lo había hecho cuando nos habíamos quedado solo. Yo no le respondí a su complicidad, tal como lo hacía desde el mismísimo día que nos conocimos en el segundo grado del colegio primario.
Desde ese momento sentí el impulso irrefrenable de querer irme de allí, pero como toda relación tan simbiótica como lo es la mía con Salvador, este pudo percibir mi estado y comenzó a buscar excusas para robarse mi atención. Para eso eligió contarles a las presentes cuando jugábamos al truco en las horas libres del colegio y de sus mañas para ganarles a todos. ¡Era un crack el wacho! ¡Porque era él el que hacía la diferencia eh! Ellas se morían de risas y él no paraba de buscar mi complicidad con gestos graciosos. Antes de irme, Luciana, quien era compañera nuestra en la secundaria y empezó a salir durante el último año con Salvador, comentó al pasar que fue una lástima que disolviéramos esa pareja de juego, a lo que nosotros no emitimos comentario y elegimos despedirnos efusivamente.
Aquella noche llegué a mi casa y no pude dormir. A la mañana siguiente decidí irme cuanto antes a trabajar porque sentía que la cabeza me iba a explotar. Después de caminar varias cuadras y poder despejar mi mente, me detuve en el kiosco de revista donde todos los días compro el diario. Mientras trataba de evadir el monologo de ese diarero parlanchín, un aviso llamativo en la portada me sacó de este mundo. “El directorio de Lázaro Impermeabilizaciones informa que el señor Salvador Mesina ya no pertenece a su Departamento de Cobranzas”, decía. Y fue en ese preciso momento en el que regresé a este planeta, que pude divisar a Salvador guiñándome el ojo y diciéndome que él siempre tenía un as bajo la manga, pero también para recordar que dejamos de jugar al truco juntos cuando él decidió empezar a hacerlo por dinero.
Comentarios (4):
Kelvin I. Márquez
17/01/2025 a las 20:56
Saludos Mariano
He leído tu relato un par de veces. En cuanto a historia me parece interesante. Cada personaje causa intriga y hace que uno desee saber más. Eso si, te animo a que lo continues sin límite ya que tendrás la oportunidad de expandirte y dar un mayor transfondo sobre la situación pues en algunos puntos me pareció un poco confuso. El final me parece perfecto y deja a uno con la imaginación activa.
Te señalaré también un par de cosas que me resultaron un poco extrañas.
En la primera oración de tu relato la y que le sigue a la palabra puerta te sobra. Ademas podrías terminar con punto justo después de blanca.
La otra cosa que es la frase ahí fue cuando. La mencionas en la última oración del primer párrafo y en el principio del segundo párrafo. No es que esten tan cerca pero es una frase bastante notoria.
Sea como sea, tienes una historia interesante que bien podrías expandir dandole más transfondo.
Juli Blanco
17/01/2025 a las 23:21
Hola Mariano! Leí tu relato y me parece una historia interesante con mucho potencial a desarrollar.
Se me hicieron un poco largos los párrafos y creo que por momentos hay algunas descripciones que podrían haberse tratado más como un “mostrar” que un “contar”, pero son detalles a pulir.
También algún tema de puntuación, nada que no se pueda solucionar.
El final, muy acertado.
Te sigo leyendo!!
PD: te invito a pasar por mí relato, es el 50 (:
Amilcar
18/01/2025 a las 20:32
Hola Mariano. Interesante relato que podrías pulir para extraerle el juego que lleva dentro. salu2
Trinity
18/01/2025 a las 20:33
Hola Mariano,
Verdaderamente el relato en si me ha resultado confuso, puede ser en la utilización de expresiones a las que no estoy acostumbrada, ” camine varias cuadras”, o “diarero parlanchín”pero bueno ese es problema mío. Por lo demás tiene una trama con un final , que ya sospechábamos. Buen trabajo y saludos