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Un as en la manga. ( El partido más difícil ) - por Alicia CommissoR.
Un as en la manga
( El partido más difícil)
Fuiste el mayor ídolo del futbol argentino; la pelota en tus pies se convertía en magia pura, amado y respetado en el mundo. Tu brillante carrera, tu fama, te llevaron por distintos caminos; el éxito inimaginable para aquel niño de Villa Fiorito que tiraba sus primeras gambetas abrazando el sueño de llegar a ser el jugador más grande.
Nos regalaste la Copa del mundial de México, la que lucía a lo alto en tus manos, enorme, iluminada como vos. “El gol del siglo”, gritaban algunos.” “ La mano de Dios”, ovacionaban otros. Fue polémico, pero la historia ya está escrita, no se puede cambiar y te convertiste en el genio de todos los tiempos.
Lo peor vino después, cuando en el mundial de Estados Unidos te retiraron de la cancha con el agravante de un posible doping positivo. Tu voz se hizo eco en nuestro sentir, dijiste palabras angustiantes que nos rompieron el corazón; “me cortaron las piernas, tengo el alma destrozada, nos quitaron la ilusión, corrí por la camiseta, no me drogué”. Desde ese desafortunado día el conflicto fue tu modo de vida, nada volvería a ser como antes.
Tu coqueteo con Ella, la maldita, te llevó a jugar el partido más difícil de tu vida y te venció. Te sentiste atraído por su blancura inmaculada, ella lo percibió y te sedujo. Te prometió que te elevaría a la cúspide: más aún de lo logrado; igual a aquel “Barrilete cósmico”, como te habían bautizado.
Fue maravilloso. Sentiste el hechizo. Confiaste en ella. Deseaste más y más y caíste en una trampa despiadada. El manjar de la muerte pronto se apoderó de vos.
Pupilas dilatadas, cara acartonada, palabras y comportamientos incoherentes eran tu leitmotiv incesante. El maldito veneno había traspasado tus venas; te arrastró a la hoguera del infierno. Quisiste liberarte. No tuviste fuerzas. Quedaste aprisionado por tu propio cuerpo. Sólo quedaron hilachas oscuras volando en el vacío.
Ella, la maldita, estaba feliz. Había logrado su meta.
Tus sueños se desvanecieron,
como cuando niño querías,
con tus manos, atrapar el viento.
Y aquel 25 de noviembre de 2020 el mundo lloró tu muerte, confusa y controversial como fue tu vida, no podía ser de otra manera. Nos dejaste ese hueco en el alma, el que no se puede explicar.
El universo, dolido, te despidió, recordando al Pelusa, al Dieguito, al Cebollita, a La Mano de D10S.
Comentarios (5):
Daniel Calleja
17/01/2025 a las 01:17
Alicia, debo confesarte que me sorprendió tu relato. Más bien me parece una oda, un homenaje escrito con bastante amor y mucho de poesía.¿Sabés lo que yo, como uruguayo, más admiré siempre de Diego? Qué fue de los pocos,si no el único, que se enfrentó al poder mafioso de la FIFA. Le faltó apoyo de jugadores y dirigentes. Tuvo la mala fortuna de que el dinero suele atraer malas compañías y gente interesada. No voy a hacer un análisis literario de este texto tan visceral, no me siento capaz. Lo único que puedo hacer es felicitarte.
Otilia
17/01/2025 a las 12:05
Hola, Alicia, gracias por tu relato. He vuelto a leer la guía que generosamente nos ofrece Literautas para comentar los relatos y siguiendo su consejo he hecho una lectura rápida de tu historia. Me ha gustado el homenaje a Maradona, lleno de ternura.
También me ha gustado la descripción de Ella, su perdición. Felicidades.
Alicia, lo que no sé es cuál sería el as en la manga de la historia. ¿Podría ser que el as lo tuviera la droga?
Saludos.
Kelvin I. Márquez
20/01/2025 a las 02:00
Saludos Alicia
Como dice Daniel, tu relato es como un homenaje a Maradona quien es sin duda uno de los más grandes jugadores de fútbol en la historia. Es una lástima ese coqueteo con ella.
En cuanto a la forma debo decir que me gustó mucho ya que desde el principio te hace sentir alegría por sus logros pero tamnbién tristeza por el final que tuvo. Por cierto, muy ingenioso la manera de usar el 10, que era su número en la selección.
Felicitaciones y nos leemos!
Brandon Quiroga
21/01/2025 a las 05:48
Buenas, he leído tu homenaje a Maradona. Está muy bien escrito y demuestra tu pasión por el fútbol. Te felicito.
Dante
26/01/2025 a las 21:23
¡Hola Alicia!
Antes que nada, y ahora en tu espacio, vuelvo a agradecerte por tu comentario a mi relato.
Ahora pasaré a comentar el tuyo.
¿Qué decirte…? Me impactó profundamente. Me parece excelente a nivel emocional.
Con respecto a lo formal, lo veo como un tanto inclasificable: lo publicaste dentro de Literautas, donde deberían compartirse relatos (o en su caso, si se prefiriera llamarlos así, cuentos). Es en cierto modo un relato, y en otro, no lo es. Parece tener forma epistolar, pero no podemos estar seguros de que sea una carta. Está escrito en prosa, sí. Pero tiene algún tramo de poesía y de prosa poética. Y pese a esta dificultad, suena tan bien…
Y por supuesto: te pega en el centro del corazón.
¡Flor de personaje elegiste! El Diego… Que tuvo capítulos oscuros y cuestiones de su vida personal que entristecen, sí. Muchas, desgraciadamente. Alguien que se equivocó y mucho, y que pudo realizar malos actos respecto de algunas personas, sí. Pero al mismo tiempo alguien de quien se percibía un buen corazón, y a veces podía percibirse enorme. Un buen tipo que a la vez se equivocó mucho. Hay muchísimas anécdotas para un lado o para el otro que dan cuenta de esto (aunque, y reconozco puede haber un sesgo favorable de mi parte, son muchas más -en cantidad y en general en calidad- que lo pintan como una gran persona).
Con respecto a lo suyo… en mi opinión, el mejor e inigualable. Porque a la habilidad natural, al don recibido, a todo lo aprendido en el “potrero” y a la disciplina de ser el primero en llegar a los entrenamientos y el último en irse, le agregaba un “algo más”. El carisma, el liderazgo, la convicción. Del vestuario hasta adentro de la cancha, un líder indiscutible. Que sumado a diez personas comunes, podía hacer de ellos un equipo. Sin importar sus habilidades: mejores o peores, a su lado todos terminaban brillando.
Eso del “algo más” me recuerda a una charla entre Zidane y Messi donde creo que Messi le decía algo así como “Para los argentinos, el 10 es un número especial porque inmediatamente se te viene Maradona a la cabeza. Toda la vida, los que crecimos con el fútbol, queríamos ser como él y si bien ninguno llegó a serlo, esa era la ilusión y el deseo”. (Lo dice quien quizás más se le haya acercado…). Alguna vez escuché de algún periodista deportivo otra anécdota, atribuida a Platini. Era algo así como que no tenía sentido preguntarse si el Diego era el mejor de todos. Que eso quedaba para los demás. Porque lo que Diego estaba por encima de eso, porque lo que hacía no era de este mundo.
Otra prueba de ese “algo más” que siempre me deja pensando: él triunfó en una época previa a internet, donde no existía el concepto de “lo viral” como ahora. Sin embargo, aún hoy es conocido. En su momento, no hubo lugar donde no se lo conociera. Y, aquí viene lo que me dejó pensando y es una duda que continúa: ¿Por qué hay tantas canciones, tan distintas, en su honor? No recuerdo otro caso de un futbolista o deportista, ni siquiera artista, político, científico, etc. que haya operado como “disparador creativo” a semejante nivel. (Leyendo tu relato me fue imposible no acordarme de “¿Qué es Dios?”, de “Las pastillas del abuelo”, o “Maradó” de “Los Piojos”, o de “Para siempre Diego”, de “Los Ratones Paranoicos”).
Pero lo que tal vez siempre más me atrajo de él es ese amor incondicional por la Argentina y sus colores. El seguir a deportistas argentinos (y tal vez a otros argentinos también) donde quiera que fueran. Seguirlos para alentarlos, para recordarles que él y todo el país estaba ahí. Te comparto dos anécdotas: cuando Argentina ganó una Copa Davis, lo invitaron al vestuario. Y el les dijo: “Gracias pero no, muchachos. Este momento es de ustees”. O cuando el seleccionado femenino de hockey, las Leonas, habían perdido una semifinal de Juegos Olímpicos. Contaba Luciana Aymar, la mejor jugadora de la selección y del mundo (y algunos arriesgan, de todos los tiempos), que había silencio, llanto. Estaban demolidas. Y cuando él apareció en el vestuario, después de la arenga, el ánimo cambió.
¡Cuántos y cuántas que lo critican por tantas cosas, y a veces quizás puedan tener influencia o responsabilidades privadas o públicas, deberían aprender de ese amor incondicional por la Patria y por el Pueblo! Amor que, en general, siempre compartieron los grandes (y no siempre les fue debidamente reconocido o agradecido oportunamente y en vida, pienso, por ejemplo en el Dr. Favaloro…).
Adhiero también a lo que te mencionaba Daniel: el enfrentar al poder de la FIFA, que en su tiempo dejaba mucho que desear… Sin importarle las consecuencias personales que pudiera afrontar (y que tuvo que soportar). Ese poner a la convicción, al equipo y a la selección por delante, también fue una de sus virtudes.
Por todo esto es que me resulta tan emocional, pasional, atractivo el relato. Porque das en el corazón de la argentinidad. Incluso para quienes no lo quieren, critican o desmerecen.
Te preguntarás que tiene que ver todo esto con tu texto. Puede que parezca que nada. Pero tiene que ver TODO.
En primer lugar, una obra artística, y entre ellas las literarias, deben conectar emocionalmente con el destinatario. Eso es dominio exclusivo del arte, y por lo que ves, lo has logrado con creces. Cualquier corrección formal que quisieras hacer al texto, o adaptarlo en otro ámbito, funcionará con total seguridad, porque ya tenés asegurado lo principal: el vínculo emocional con los lectores.
Y en segundo término, creo que cada vez que un escritor escriba sobre Diego, con el correr del tiempo es posible que brinde cada vez más trabajo a los estudiosos de Crítica Literaria.
Fue ejemplo de muchas cosas buenas, también fue ejemplo de muchas cosas que NO hay que hacer, e incluso fue reconocido por él mismo en muchas declaraciones.
Sus enormes virtudes, su don inigualable en lo suyo, su compromiso, su carisma, su liderazgo, su sentido colectivo (el equipo ante todo), su visión ganadora, su amora a la Patria y al Pueblo, sus amores, sus amistades (las verdaderas, que vaya a saber cuántas fueron, me inclino a pensar que pocas), sus grandes sufrimientos (que comparten quienes lo quieren/queremos), sus defectos, sus garrafales errores, las actitudes o actos que no debió haber tenido respecto de algunas personas… Todo eso lo hacía absolutamente humano y contradictorio. Como si al mismo tiempo fuera un personaje de Shakespare (elevado, enorme, de modo que su caída “hiciera más ruido”) como uno de Chéjov (mínimo, mundano, terrenal y a veces, incapaz de comportarse de otro modo aunque viera que era necesario para cambiar). Al mismo tiempo concentraba en grado sumo virtudes y defectos, quizás al nivel de la desmesura, como la hybris o hubris griega. Como decía Eduardo Galeano: “Es el más humano de los dioses y por eso muchísima gente se reconoce en él. Va a seguir siendo querido por mucha gente de muchos lugares del planeta. Los dioses no se jubilan”.
Todo esto confluye en algo que dará trabajo a críticos literarios y estudiosos: probablemente el Diego sea un ARQUETIPO y como tal, sea tomado como referencia para crear personajes redondos, profundos (justamente por esas contradicciones que ofrecerían múltiples e interesantísimos arcos dramáticos). Y habrá que discutir si encuadra en uno o varios de los arquetipos (que vienen desde tiempos inmemoriales) o si tal vez estamos ante uno nuevo (en este punto, no me parece inocente el adjetivo “maradoniano” cuando se utiliza más allá del fútbol o cuando si dice que tal hombre o mujer es el o la “Maradona” de su campo, ejemplo: música, pintura, Derecho, Medicina, Biología, Ingeniería, etc.).
Creo que más allá de lo emocional, que tanto nos impactó a tus lectores y que tan bien trabajaste como escritora, a manera de lo que hacen los arqueólogos, quitaste algunas capas y nos “descubriste” un posible arquetipo. Por lo que de aquí puede seguir surgiendo mucha Literatura. Y de la buena, con mayúsculas.
Así que me hago la pregunta que otros compañeros se hicieron: ¿Cuál es el as en la manga? ¿Quién lo tenía? Quiero ser positivo, dentro de la tristeza que nos dejó su partida: el as en la manga era Diego mismo. Que estuvo cada vez que la selección lo necesitó como jugador o como hincha. Que sigue estando, y pese a que “la maldita” (junto con otros malditos) pudieron ganarle partidos o arruinarlo de un modo u otro, él ganó el CAMPEONATO, el de la ETERNIDAD. Y desde allí, invitándonos a quedarnos con todo lo bueno que hizo, dejó o estimuló, y no siguiéndolo en todo aquello que él nos instó a no seguirlo, tratar de continuar su legado en lo que sea que cada persona haga, tratando de “jugar en equipo” con los demás, para bien de todos.
Gracias por habernos despertado todo esto con este texto tan emotivo y, por este hallazgo en el que no había reparado: la posibilidad de encontrar nuevos arquetipos en grandes y pequeños hombres y mujeres que, pese a sus defectos, han hecho, en algún punto y en lo que estuvo a su alcance, que la vida sea o pueda ser mejor. Porque los relatos, cuentos, nouvelles, novelas, películas, series, etc., todo eso nos importa porque son historias. Porque en ellos le sucede algo a alguien. Y en ese alguien nos vemos reflejados. Ese “alguien” son los personajes, y así como no hay historia sin conflicto, mucho menos la hay sin personaje. Es aquí donde los arquetipos tienen mucho que ver, porque atraviesan el tiempo y se funden con la naturaleza humana y cada vez que aparecen en una historia hacen que resuene a través del tiempo y en cualquier lugar. Los arquetipos guardan relación con la universalidad y abren la posibilidad de que la actividad de la escritura pueda convertirse en ARTE.
Espero que hayas disfrutado tanto escribiendo como nosotros al leer tu texto.
Nuevamente gracias.
Saludos y nos seguimos leyendo.