Literautas - Tu escuela de escritura

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Un as en la manga - por Clara GonorowskyR.

Me levanté, me miré en el espejo y me dije: —¡hoy es mi día de suerte!
Desayuné y partí hacia la Municipalidad pues tenía turno para sacar el carné de conducir.
Frente a la Casona Municipal, había un lugar para estacionar: —es mi día de suerte —, me repetí.
La entrevista con el psicólogo fue estupenda, una hora con test, interpretación de estos y corrientes psicológicas en boga.
Cuando me retiré, vi un papel raro en el parabrisas de mi auto.
Había estacionado en contramano, lo que me valió pagar una abultada multa.
A continuación, y ya habiendo desechado la idea de la buena suerte, ingresé al dispensario para la entrevista con el clínico.
Me encontré con un panorama dantesco: personas que parecían zombis, recostadas en los sillones, se quejaban y apenas se podían movilizar.
Algunas no podían abrir los ojos y los tenían hinchados.
Un adolescente, se vomitó todo, parecía que quería sacar de dentro su propio yo. Fue tan grande el esfuerzo que su cara quedó tapizada de manchas rojas.
El médico salió del consultorio e informó que atendería de manera alternada a los aspirantes al carné de conducir y a los enfermos de dengue.
Comprendí quiénes eran esos zombis y la visión de mosquitos que volaban en el lugar me despertó temor.
Comencé a caminar y abanicarme con los formularios que tenía en la mano. Creía que de esa manera podría evitar una picadura.
De pronto, el desmayo de una persona me puso en alerta, a su vez, observé cómo canalizaban a otra que estaba totalmente deshidratada.
Cuando el médico me llamó, apenas tuve fuerzas para ingresar al consultorio.
La entrevista fue breve y acto seguido en la oficina de Seguridad Ciudadana me entregaron el apetecido carné.
Cuando, aliviada, me dirigí a mi vehículo, vi con horror una nube de mosquitos negros con rayitas blancas que lo sobrevolaba. Decidí que no me convertiría en su víctima. Saqué el repelente que guardaba en el bolso, me rocié toda y pasé por debajo de la nube sin que alguno se acercara. Esta vez, me reservé un as en la manga, no me iban a alcanzar, evité así sumarme al ejército de zombis.

Comentarios (3):

Amilcar

17/01/2025 a las 18:53

Muy bien hecho Clara. Más vale prevenir que curar. Oye ¿cómo es que llevabas el carro sin carnet de conducir? si solo te multaron por aparcamiento, sí, era tu día de suerte.salu2

Tavi

18/01/2025 a las 20:32

Hola Clara.
Te felicito que en tan pocas palabras hayas conseguido armar una historia con principio y fin, que es la mayor exigencia de un relato. Quizás, faltó hablar un poco del entorno, de imaginar la ciudad. Saber los pensamientos del personaje al encontrarse con el papel de la multa; que pasó por su cabeza al verse acosada por los mosquito. Como te dije un lindo relato con gusto a poco.

José Torma

23/01/2025 a las 23:56

Hola Clara.

Mira que lo vi y mi mente hizo un relato de esos de zombis que abundan en el mundo, pero tú lo esquivas de una manera graciosa, con tablas. Hay veces que te complicas demasiado buscando la “idea” que desencadene la historia y mira que en lo cotidiano también hay historias interesantes que contar. Te felicito por eso.

No sé en otros países, pero en mi México querido, renovar o sacar tu licencia, es un ejercicio en la frustración, corrupción y total falta de profesionalismo. Mientras escribo esto reviso la caducidad de mi carné y veo con gusto que vence en el 2026.

No encuentro nada criticable en tu historia. La disfruté mucho, se lee de corrido y las imágenes son graciosas y precisas. Menudo problema se tiene en esa oficina donde se mezclan enfermos graves (no se si el dengue sea contagioso de persona a persona, imagino que sí) con aspirantes a tramitar su permiso de conducir.

La historia no tenia mas donde ir y creo la cierras muy bien.

Un gusto leerte.

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