Literautas - Tu escuela de escritura

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Un as en la manga - por Osvaldo Mario Vela Saenz

En aula de la facultad de Medicina, el reconocido cirujano y ahora maestro Roberto Vásquez Cienfuegos daba la bienvenida a los alumnos de nueva generación para otorgarles la orientación debida. La docencia se basaba en los deberes y obligaciones que se requerían en la profesión dedicada a la salud.
El Galeno no pudo evitar ser cuestionado por su retiro como cirujano. Con un dejo de tristeza relató el incidente que lo llevó al retiro.
“Mi retiro se debió a un premio que el equipo de cirugías del Hospital. recibiera. Celebración de dicho reconocimiento en el Casino Médico. Lugar, donde la euforia gobernaba y nos indujo a ignorar la rectitud tanto medica como social y el evento terminó en una parranda con intervención policial a altas horas de la noche: Un vehículo destrozado y yo con heridas y fracturas por todo el cuerpo”.
El medico hizo una pauta de recuperación y continuo”
“Por una vez en mi vida entré a un quirófano por el lado opuesto al mío y como profesional sentí vergüenza. Por indignación a un quebranto al comportamiento médico que nos debe regir, no he podido encontrar una razón válida que me vuelva a mis ocupaciones. La vida para mí, ha sido como un juego de cartas donde la suerte siempre estuvo de mi lado. Sin apostarle a mis desempeños siempre gané. Triunfos que mi actuar no merecía”
Entrevistó el ahora docente, uno a uno, los alumnos de nuevo ingreso para cuestionarlos de porque querían ser profesionales de la salud, dándole a cada quién su debido consejo. Quería evitar que un día cayeran en el mismo error de, por soberbia, sentirse elegidos.
Un estudiante le dijo que la razón era porque su abuelo se lo había pedido. Al Dr. Vásquez no le agradó la respuesta pues carecía de la decisión del alumno. Y así se lo hizo saber.
_¿Porque cree usted que su abuelo le pidiera algo tan insensato?
A lo que aquel joven respondió:
_Es que mi abuelo es el curandero del pueblo y yo le ayudo. Él me dijo que yo tengo algo que él nunca tuvo; las manos santas.
_ Así lo pensé, patrañas de enfermeros sin título.
Al estudiante no le hizo mella el ofensivo comentario y continuó:
_Doctor, aquí en la facultad todos sabemos que usted es el mejor cirujano. -_¿puedo hacerle una pregunta aclaratoria?
_La que quieras.
_En alguna de sus muchas veces al estar frente a un paciente para operarlo, no se sintió usted totalmente perdido sin saber qué hacer y sin embargo, sus manos seguían trabajando frenéticamente para salvar una vida y al final recibir la felicitación de todo el equipo por su maestría.
Aquel comentario de un estudiante lo trastocó. Su mente lo trasladó, no a una cirugía sino a muchas, en las cuales se sentía perdido. Sin embargo, sus manos adquirían vida propia obligándolo a no detenerse.
Ante el silencio de aceptación del maestro, el futuro médico continuó.
Si le sucedió, sus manos eran santas y lo siguen siendo el día de hoy. Al igual que usted yo creo que su vida ha sido como un juego de cartas y usted siempre tuvo un as debajo de cada manga de la bata de cirujano para seguir ganando. A todos los que pasamos por la Escuela de Medicina nos gustaría verlo activo de nuevo.
Ya como médico, aquel pasante tendría su primera cirugía allí en el Hospital Universitario. Entre los colaboradores, un auto invitado a participar; el Maestro Vásquez Cienfuegos, quien quería convencerse, si las manos del nuevo cirujano trabajaban solas como antes lo hicieran las suyas en muchas ocasiones.
Que grandiosa es la vida cuando te va señalando el camino más propio a seguir. Las manos de ambos dotadas con la misma bendición.

Comentarios (21):

Patricia Redondo

17/01/2025 a las 08:08

Buenos días Osvaldo!

Lo primero muchas gracias por pasarte por mi relato a leer y comentar, con gusto hago lo propio.

Una buena historia, con un lenguaje delicado y bien escogido. Me he perdido un poco al llegar aqui:

Ante el silencio de aceptación del maestro, el futuro médico continuó.

Pero es por que creo que te falta poner dos puntos en lugar del punto y aparte y un guión en :

-Si (y este Si creo que va con tilde osea Sí le sucedió , por que si no parece no una afirmación sino un condicional) le sucedió, sus manos eran santas etc etc

Es una buena historia, coherente, con valores y moraleja. Enhorabuena!

IreneR

17/01/2025 a las 09:44

Buenas, Osvaldo.

Creo que la idea es bastante buena, pero hay muchos errores en los diálogos, y eso hace que el texto se vuelva confuso y un poco difícil de leer y entender.

Me parece que ese as en la manga es lo suficiente importante en la historia como para que merezca llevar ese título.

Nos leemos.

Un saludo.

Irene

Carmen Sánchez gutiérrez

17/01/2025 a las 19:35

Buenas tardes, Osvaldo. Una buena historia con moraleja y bien escrita salvo por los errores en los diálogos, pero ya lo subsanarás aprendiendo a colocar la raya correcta.
Pasa un buen día.

Osvaldo Mario Vela Sáenz

17/01/2025 a las 19:56

Muchos saludos Patricia Redondo, agradezco la atención de tu visita.

El cuestionamiento que haces del silencio de aceptación es cuando el maestro quedo “trastocado” por el comentario de las manos santas que el alumno le hiciera y en lugar de contestar, empezó a recordar todas las veces que se perdió en tantas y tantas cirugías.

Silencio que aprovechó el estudiante para cerrar un capítulo dentro de la historia.

espero haber acertado a tu inquietud. Gracias por tu comentario.

Amilcar

17/01/2025 a las 23:25

Hola viejo. Ya había leído tu relato aunque no te comenté.

Cuando yo era crío escolapio, a mediados del siglo pasado, el maestro nos preguntaba qué queríamos ser de mayores. Casi toda la clase respondía lo mismo: sacerdote.Jajajaja. Menos mal que no salimos ¡ninguno! vaya tropa.

Y otra cosa, para el guión de los diálogos pulsa Ctrl+Alt+la tecla de arriba a la derecha que es el signo menos. Te gustará el resultado (eso si, en word). salu2

Diana T

17/01/2025 a las 23:28

Hola Osvaldo.
Disfruté mucho tu relato. En el inicio, cuando el cirujano comenzó a contar su historia, pensé que tomaría otro camino, pero me gustó mucho el sentido que le diste a la historia. Al leerlo, se formaron varios sentimientos en mi pecho, al imaginarme la vida del médico, sentirlo arrepentido de aquella situación que cambió completamente su carrera, y al final el orgullo al verse reflejado en su estudiante. No es fácil el evocar tantos sentimientos con pocas frases y sin ponerlos textualmente, pero este relato tiene mucho de eso oculto entre palabra y palabra.
También me gustó mucho la forma de incluir el as bajo la manga, porque nos deja algo de qué reflexionar. Por más que sintamos que tenemos las de ganar siempre, algo puede ocurrir de repente que nos mueva el tapete y que nos obligue a seguir adelante.
Salvo por el detalle de la puntuación, principalmente en los diálogos, que vuelven un poco confuso el relato, no tengo más que comentar. 👍

Amilcar

18/01/2025 a las 12:00

Ja soc aqui otra vez.

Por si te interesa, las comillas angulares o españolas, co;o el teclado se ha desmadrado, se obtienen con Alt mas 174 las de entrada y Alt mas 175 las de salida. Voy a reiniciar el chisme este.

Amilcar

18/01/2025 a las 12:03

Alt+174 entrada «

Alt+175 salida »

Ahora sí.

Carmenigne

18/01/2025 a las 22:11

Hola Osvaldo! La historia es creíble y plantea un tema interesante acerca de como se posiciona un profesional de la salud que además es docente, pero además tiene la virtud para mi como lectora que lo hace con un lenguaje que es próximo. Los personajes son certeros y logras describir la subjetividad de ambos : la soberbia del cirujano a quien le cuesta aprender contrastando con la sabiduría y humildad del estudiante, generando en el lector una resonancia afectiva.
El relato es ameno y agradable de leer.

Vespasiano

18/01/2025 a las 23:57

Buenas noches, Osvaldo:
Gracias por pasar por mi relato y dejar tu amable comentario.

El tuyo, que me toca comentar lo mejor que pueda, me suena a biográfico o muy cercano.

“que grandiosa es la vida cuando te va señalando el camino más propio a seguir”.
Ese mensaje final es emotivo y así debería ser de claro y de fácil para todas las personas.

Ahora te señalaré con el mayor respeto, y con la sana intención de ayudar, lo que he visto mejorable.
En (el) aula de la facultad de Medicina…
…el reconocido cirujano y ahora maestro (aquí podría encajar perfectamente citar al cirujano como “Catedrático” Roberto Vásquez Cienfuegos)
…daba la bienvenida a los alumnos de (la) nueva generación
(Guion alto de diálogo—) Mi retiro se debió a un premio que el equipo de cirugías del Hospital. Recibiera. (Hospital, recibiera.)
Lugar, (sobra la coma) donde la euforia gobernaba
…intervención policial a altas horas de la noche: (Aquí creo que es mejor un punto y seguido(.) para continuar con mayúscula. Un vehículo destrozado y yo con heridas y fracturas por todo el cuerpo.
El medico hizo una pauta de recuperación y continuo” (continuó)
(Guion alto de diálogo—) Por una vez en mi vida…
Entrevistó el ahora docente, uno a uno, (a) los alumnos de nuevo ingreso …
(Guion alto de diálogo—) ¿Porque cree usted que su abuelo le pidiera algo tan insensato?
A lo que aquel joven respondió:
(Guion alto de diálogo—) Es que mi abuelo es el curandero…
(Guion alto de diálogo—) Así lo pensé,
(Guion alto de diálogo—) Doctor, aquí en la facultad todos sabemos que usted es el mejor cirujano. (-_sobran ambos signos. Bastaría solo con el punto y seguido.) ¿puedo (Puedo con mayúscula) hacerle una pregunta aclaratoria?
(Guion alto de diálogo—) La que quieras.
(Guion alto de diálogo—) En alguna de sus muchas veces…
(Falta el guion largo de diálogo—) Si le sucedió, sus manos eran santas…
Entre los colaboradores, un auto invitado (autoinvitado) a participar; el Maestro Vásquez Cienfuegos…

Concluyendo: tu relato me ha gustado y seguro que releyéndolo se pueden extraer algunas enseñanzas positivas.
Nos seguiremos leyendo.

Osvaldo Mario Vela

19/01/2025 a las 00:39

Vespasiano, gracias por una repasada tan completa a ni texto. Mi ignorancia se como darle vida a los dialogas, me hizo caer en error tras error.

Aquí con tu propia redacción volteas un mundo al revés al son de ciento ochenta grados y lo haces apetecible a la lectura

Un fuerte abrazo y saludos.

Mónica Bezom

20/01/2025 a las 02:59

Hola, Osvaldo.

Tu relato es de lectura amena y los personajes resultan entrañables por las emociones que afloran durante la trama y los valores morales que se revelan a raíz de experiencias negativas. Me ha conmovido ese médico que se debate entre el remordimiento y la añoranza y es rescatado a través de la sencilla sabiduría del alumno.

Como ya te han dicho, hay comas y puntos fuera de lugar a lo largo del texto que dificultan la comprensión del mismo; sugiero efectúes una lectura en voz alta y verás como se acomoda la puntuación.

El relato lo merece.

Un placer leerte.

Yvonne

20/01/2025 a las 19:40

Hola Osvaldo,
Vengo a agradecerte tu visita a mi texto y a saludarte ya que, cómo dices, reanudamos la andadura por este taller.
Ya había leído tu relato pero no te había comentado. Ahora tienes muchos comentarios y no hay mucho que pueda añadir sin que sea repetitivo.
Creo que lo que te puedo decir es: gracias por atreverte a hablar de santidad en un mundo descreído. Una buena historia. Saludos

Pilar (Marazul)

23/01/2025 a las 19:53

Osvaldo, lo primero agradecer que te hayas pasado por mi relato. Me gustó que compartieses conmigo el nombre de tu abuela y de tu hermana. Las Pilares somos así, fuertes, constantes y duraderas, como los pilares de un edificio jaja…
Bueno a lo que vamos. Tu relato tiene mucho valor por lo que significa. La experiencia (con éxitos profesionales y fracasos personales, en este caso) del médico mayor, frente al entusiasmo, ingenuidad y honestidad del más joven que empieza.
No siempre nos enseñan los mayores, a veces tiene que venir un joven que con su pureza nos haga ver la auténtica verdad, el valor de lo importante.
En cuanto a la forma, es verdad, que hay “cosillas”, pero es tan potente el sentido de la historia que se perdona.
Aunque no estaría de más que leyeses las entradas de Iría. Todos estamos aprendiendo. Yo la primera.
Saludos cordiales

Cristina Otadui

23/01/2025 a las 23:14

Hola,
interesante reflexión sobre la figura de los médicos, no solo como profesionales, también como seres humanos. Correcta la tensión generacional mostrada en el diálogo con el estudiante.
El relato ofrece al lector una estructura perfecta que finaliza con la esperanza de que nuestro galeno vuelva a encontrar su sitio.
Nada que decir sobre el asunto del guionado que me parece fácil de solucionar.
Conseguir que la puntuación del texto sea del gusto de todos siempre es difícil…¡ánimo con ello!
Gracias por escribir.
¡¡Nos leemos!!

José Torma

24/01/2025 a las 01:33

Compadrito mexicano.

Un placer volver a leer tus historias. Las extrañaba, tengo en mi librero tus libros que tuviste a bien regalarme, los atesoro. Gracias de nuevo si no lo hice en su momento.

Este nuevo arrancón del taller, nos a pillado por sorpresa y tal vez con sobre entusiasmo, cometemos errores que sabemos como evitar. Yo no me preocuparía que te he leído de rato.

En tus primeros párrafos hay mucha repetición que si bien crea un sonido que pueda ser agradable, creo es mejor buscar los sinónimos, un gran ejercicio que yo me obligo a hacer para evitar en lo que pueda, decir gitana cada 10 palabras.

Reflexivo, hipnótico. Son dos adjetivos que se me vienen a la mente y no puedo esperar a ver que nos regalaras en los siguientes ejercicios.

Te reitero mi amistad y aprecio.

Dante

24/01/2025 a las 06:19

¡Hola Osvaldo!

¡Qué alegría ver que has vuelto a participar! Recuerdo tu participación antes del corte del taller y que nos leíamos mutuamente. Así que he ingresado a leer tu relato, que me ha gustado muchísimo, y pasaré a comentarlo.

Para eso trataré primero la forma, luego el contenido y finalmente expondré una opinión personal.

1.- FORMA:

1.- 1. ASPECTOS POSITIVOS:

Si bien no creo en una división rígida entre géneros, me cuesta un poco encontrar cuál es el GÉNERO: en parte parece realista, en parte biográfico y en otra proporción parece haber un elemento de realismo mágico, según cómo el lector (y también los personajes) interpreten lo de las “manos santas”. Puede que también pudiera tener un toque sobrenatural (no tiene absolutamente nada que ver con tu relato pero no puedo evitar pensar en una serie coreana que vi hace un tiempo que creo que se llamaba algo así como “El médico fantasma” donde un joven operaba poseído por el fantasma de un cirujano, a quien en una oportunidad de joven le pasó algo similar. Reitero: la originalidad de tu relato está fuera de toda duda y no hay relación entre una cosa y la otra, pero me viene bien el comentario para reflexionar de si no hay una pizca de sobrenatural en tu texto).

Como sea, este “blend”, esta mezcla me gusta, me atrae y resulta altamente efectiva.

El TONO y el LENGUAJE, a su vez, son absolutamente coherentes con esos géneros, lo cual es para destacar favorablemente.

La ATMÓSFERA o AMBIENTACIÓN es absolutamente verosímil: tanto en el pasado anterior (recuerdo del Dr. Vázquez Cienfuegos) como en el momento (también ubicado en el pasado) de su bienvenida a los alumnos y las entrevistas personales. Creo que más allá de cualquier consideración de otros elementos formales, has logrado facilitarle al lector que se “meta” ahí, que se sienta tanto en la parranda como en el claustro. Y que se sienta cómodo en ambos lugares, como así también en la cirugía del final. Este elemento formal creo que está muy bien trabajado y favorece muchísimo a todo el relato. Irradia a todos los elementos formales y se retroalimenta con el contenido. Lo que sean áreas de mejora quedan minimizadas (más allá de que puedas trabajarlas) y todo lo que es positivo resulta potenciado. Este elemento, en definitiva, es el que permite (además del contenido) leer “de un tirón” el relato y disfrutar en el proceso.

El RITMO, si se lo enfoca desde el punto de vista de la ACCIÓN, es pausado, algo lento. Pero está muy bien: se trata del recuerdo del pasado, del arrepentimiento, de la transmisión de la experiencia y de la reflexión sobre el momento que decide el resto de la vida de una persona y que puede afectar a un sinnúmero de muchas otras. He aquí otro punto muy alto del relato.

En cuanto a la SONORIDAD, también me gusta. Me parece adecuada. Hay palabras que suenan bien, y sobre todo el conjunto suena bien. Sobre todo suena melancólico y esperanzador al mismo tiempo.

El PUNTO DE VISTA es el de un narrador en tercera persona pero no está claro si es o no omnisciente. Tampoco importa porque su enfoque es limitado. Primero se enfoca en el Dr. Vázquez Cienfuegos, después en la generalidad de los alumnos y finalmente en EL alumno. Ese que no se nombra pero es determinante. Y además digo que no importa si el narrador es omnisciente o no porque “su lente” se reduce todavía más cuando narra a través de la mediación de los diálogos. Este ciertamente ha sido un recurso muy inteligente y muy interesante: combinar un narrador en tercera persona (que nos permite tener acceso a una variedad de personajes y a una especie de “marco global” espacio-temporal -que abarca distintos momentos y lugares- dándoles en parte un golpe de vista) con diálogos que nos habilita a centrarnos en dos personajes particulares y conocer sus pensamientos y sus actos “de primera mano”, a través de ellos mismos, con sus propias palabras textuales. Me pareció un mecanismo tan original como destacable.

Los DIÁLOGOS son excelentes en cuanto al contenido. Además de que la voz de cada personaje es única y distintiva, tienen otra cosa que los torna “vivos”: cada palabra que dicen los personajes es una ACCIÓN. Actúan a través de la palabra, la palabra tiene INTENCIÓN y buscan modificar o causarle algo al otro. No hablan “a título informativo”, no dicen las cosas “porque sí”. Tratan de que el otro actúe en consecuencia. El Dr. Vázquez Cienfuegos pretende que los alumnos no cometan sus errores y que los que no tengan vocación no arruinen su vida ni se la arruinen a los demás. Y cada palabra que dice traduce su intención. El alumno, a su vez, “reta”, desafía al maestro y a su vez le da la oportunidad de cuestionarse (más allá de la culpa, apuntando a su valía) y de redimirse. Esta intención también se ve. El subtexto de cada diálogo es clarísimo. Esto que te marco no es un dato menor: si esta misma historia, sobre esta misma base se teatralizara o se filmara te puedo asegurar que el espectador quedará totalmente enganchado porque lo que verá será atractivo, dinámico, hasta las pausas y silencios tendrán peso, habrá dramatismo y una especie de “transformación” por la cual un personaje estará más arriba y el otro más abajo, lo que luego se invertirá. Y por supuesto, el contenido de los diálogos (más allá de consideraciones formales que haré luego) es inobjetable. Suena natural, verosímil y coherente con los personajes. Los DIÁLOGOS son así un punto altísimo.

Las DESCRIPCIONES son pocas pero son justas y están ubicadas en lugares precisos. Este es un elemento formal muy importante, pero uno de los más difíciles de manejar, pues siempre se puede pecar por defecto o por exceso (en general lo que suele suceder es esto último). Desde que ha vuelto el taller al comentar suelo hacer una comparación con la frase según la cual “la diferencia entre la medicina y el veneno está en la dosis”. Con las descripciones pasaría algo así y, además, cuestión no menor, también hay que tener en cuenta la finalidad, el por qué y para qué las usamos (esto puede determinar que a veces convenga usar menos o más). A su vez las descripciones pueden ser complementadas o sustituidas por lo que yo llamaría “descripción por vía indirecta” que suele tener lugar a través de la ATMÓSFERA o AMBIENTACIÓN. Cuando ese elemento está tan bien trabajado como en tu caso, no hace falta andar describiendo mucho porque el lector “ve” todo. Y así fortalece el mostrar por sobre el contar, punto que Antón Chéjov resaltaba (creo que se le atribuye una frase que decía algo así como -cito de memoria y por ende, me puedo equivocar-: “No me cuentes que la luna brilla. Más bien muéstrame cómo su luz se refleja en los cristales rotos”).

El elemento CONFLICTO también está presente. Hay un conflicto del Dr. Vázquez Cienfuegos consigo mismo (intrapersonal). Está arrepentido por lo que sucedió, pero también cree que hizo lo correcto y, a la vez, le gustaría (aunque no nos lo diga hasta que el narrador lo cuente al final) que le gustaría volver a operar. Y hay un conflicto interpersonal entre el Dr. Vázquez Cienfuegos como docente y sus alumnos (y con uno en particular), ya que él se opone a que alumnos sin vocación verdadera ingresen a la facultad o bien, aquellos que fuesen “inconscientes” como lo fue él (sin excusa porque ya era profesional y estos son jóvenes inexpertos), y a su vez ese alumno particular que no se nombra, quiere ingresar a la facultad, desafía al maestro e incluso lo invita a cuestionarse y redimirse. Y, como te han señalado en los comentarios, hay también un conflicto intergeneracional, el cual es concomitante con el anterior (interpersonal).

La INTRIGA es un elemento que suele derivar del conflicto. No es tan marcada como, por ejemplo, en relatos de suspense, misterio, thriller, policial, detective, terror, etc., pero sí está presente en su adecuada proporción. Cuando el relato comienza parecería tener un tinte biográfico (o autobiográfico si nos centramos en el diálogo) y el lector se pregunta ¿de qué va esto? ¿Qué sucederá después? Y esa pregunta se va renovando hasta que llegamos al final. Cuando miramos para atrás, todo el desarrollo ha sido coherente, con lo cual es evidente que captó nuestra inquietud desde el vamos y la sostuvo hasta el final. Si eso sucede, el elemento intriga está presente y ha sido bien dosificado y trabajado.

Los PERSONAJES son un punto muy alto del relato. Hay personajes secundarios apenas nombrados o implícitos: los médicos que estuvieron en la fiesta, los que operaron al Dr. Vázquez Cienfuegos después del accidente, los policías que intervinieron, todos los alumnos ingresantes (excepto el del diálogo en la entrevista que el narrador nos muestra) y los colaboradores de la cirugía del final (salvo el Dr. Vázquez Cienfuegos).

Y nos quedan los dos principales: el Dr. Vázquez Cienfuegos y el alumno (que no se nombra, pero es determinante en la historia).

La gran pregunta es: ¿quién es el protagonista y quién el antagonista? La respuesta dependerá de dónde ponga el acento el lector, porque el narrador, salvo en la aparición por orden cronológico (primero aparece el maestro recibiendo y entrevistando y después el alumno) el narrador es absolutamente equilibrado y no muestra preferencia alguna. Vuelvo a lo que dije con respecto a los diálogos y esa característica que los hace casi “teatrales”. Ese dinamismo y esa posibilidad de transformación se parece a las obras teatrales conocidas como “two hander” que cuentan con sólo dos personajes. Donde es difícil decir quién es el protagonista y quién el antagonista porque, en definitiva, los personajes tienen peso equivalente y cada cual es antagonista del otro.

Lo interesante, en esta visión dinámica es que en ese rol de antagonista mutuo ambos transitan el conflicto y su arco dramático se resuelve positivamente para los dos: ambos han mejorado.

Al ser un relato breve te has ceñido a la “lógica” del mismo: pocos personajes y bien trabajados. ¿Es posible usar varios personajes? Sí. ¿Es recomendable? Algunos dirán que no, otros dirán en general no, y yo, en mi humilde opinión, diría que depende de la historia y del propósito narrativo, pero que hay que tener cuidado y si no hay justificación o tenemos dudas, mejor que sean pocos y manejables.

No está mal que sean pocos los personajes: al contrario, está bien y para la historia que contaste y tu propósito narrativo creo que es la decisión más acertada.

Pero lo realmente destacable es que tus personajes, aún dentro del reducido marco de este relato breve con un límite tan pequeño como las 750 palabras, tienen un arco dramático claro, reconocible y muy bien trabajado. El tema del arco dramático es FUNDAMENTAL en narrativa (sea cuento, nouvelle o novela) y en dramaturgia (sea teatral, audiovisual o virtual -si quisieras incluir aquí otras manifestaciones que no encajen en las anteriores-), por lo que haberlo trabajado tan bien merece destacarlo con énfasis.

1.- 2.- ÁREAS SUSCEPTIBLES DE MEJORA:

A mi modo de ver creo que son dos: por un lado, el RITMO analizado desde el punto de vista de LA CONSTRUCCIÓN DE FRASES, ORTOGRAFÍA, PUNTUACIÓN Y GRAMÁTICA y por el otro, la representación gráfica de los DIÁLOGOS.

Con respecto a la representación gráfica de los diálogos, no sería incorrecto que cuando el Dr. Vázquez Cienfuegos refiere a las circunstancias de su retiro se usen comillas. Es una forma de graficarlos.

Sin embargo, y aún cuando entiendo que quisiste remarcar que eso quedaba en un pasado más lejano, como después usás guiones o rayas de diálogo, quizás sería conveniente unificar el modo de representar los parlamentos.

Por otra parte, dado que ambas áreas de mejora (y sus subelementos) se encuentran muy ligados en este texto, iré tratando todas conjuntamente. Para ello entrecomillaré cada párrafo u oración y luego haré el comentario pertinente. Las propuestas o ejemplos las entrecomillaré con comillas latinas («»), a fin de que sea distinguible de la transcripción original (que irá en comillas inglesas “”).

“En aula de la facultad de Medicina, el reconocido cirujano y ahora maestro Roberto Vásquez Cienfuegos daba la bienvenida a los alumnos de nueva generación para otorgarles la orientación debida. La docencia se basaba en los deberes y obligaciones que se requerían en la profesión dedicada a la salud.”

Aquí faltaría determinar el aula (se refiere a “aula), y tal vez convendría especificar de qué docencia se trata. Dado que ésta se enfoca en el Dr. Vázquez Cienfuegos, tal vez sería recomendable usar el posesivo “su”. Lo mismo en cuanto a “nueva generación”, siento que le faltaría un complemento (“la”). Por otra parte, si bien podría llegar a ser admisible, la palabra “ahora” se relaciona con el presente y la narración se encuentra en pasado, por lo que tal vez sería conveniente cambiarla por una expresión sinónima que no nos genere este conflicto. Por ejemplo: “devenido en maestro”

Te invito a considerar esta variante:

«En un aula de la facultad de Medicina, el reconocido cirujano Roberto Vásquez Cienfuegos, devenido en maestro, daba la bienvenida a los alumnos de la nueva generación para otorgarles la orientación debida. Su docencia se basaba en los deberes y obligaciones que se requerían en la profesión dedicada a la salud.».

“El Galeno no pudo evitar ser cuestionado por su retiro como cirujano. Con un dejo de tristeza relató el incidente que lo llevó al retiro.”

Con respecto a la palabra galeno (sinónimo de médico), te marco algo que me sucedió a mí con mi propio relato (donde puse los títulos profesionales, casualmente de médicos) en mayúsculas. Siempre tenía esa duda, hasta que di con la regla de la RAE. Como las reglas indican que salvo abreviaturas el título iría en minúsculas, galeno, que es su sinónimo, debería ir en minúscula también.

Me llama la atención la expresión “ser cuestionado”. No es en absoluto incorrecta pero podría ser un poco ambigua sin que esa ambigüedad brinde un “plus” al texto. Cuestionado, al menos en Argentina, tendría un matiz de crítica, de reproche (por ejemplo: “el director técnico fue cuestionado en duros términos”, “el político fue cuestionado”, etc.). Tiene un cariz de “requerimiento”. Puede que los personajes tuvieran esa intención respecto del maestro, pero me da la sensación de que tu intención narrativa (lo que quisiste contar y cómo quisiste hacerlo, más allá de cómo efectivamente lo hiciste) iría más por el lado de interrogar. Me “suena” más que habrías querido decir que no pudo evitar “ser interrogado”. A su vez, después de tristeza convendría poner una coma, porque la segunda es una oración subordinada y la acción de relatar se subordina a la manera en que se relata (“Con un dejo de tristeza”). Es una oración subordinada que añade una explicación adicional, y las comas ayudan a separar esta idea introductoria del resto de la oración para hacerla más clara y fluida. Partiendo de la suposición de tu intención narrativa y teniendo en cuenta lo dicho respecto de “galeno” y de la puntuación, te invito a considerar esta variante:

«El galeno no pudo evitar ser interrogado por su retiro como cirujano. Con un dejo de tristeza, relató el incidente que lo llevó al retiro.»

“Mi retiro se debió a un premio que el equipo de cirugías del Hospital. recibiera. Celebración de dicho reconocimiento en el Casino Médico. Lugar, donde la euforia gobernaba y nos indujo a ignorar la rectitud tanto medica como social y el evento terminó en una parranda con intervención policial a altas horas de la noche: Un vehículo destrozado y yo con heridas y fracturas por todo el cuerpo”.

Aquí pareciera haber algún error de tipeo (el punto después de “Hospital”) y en “medica” faltaría un tilde (corresponde “médica”). A su vez, la construcción de algunas frases pareciera o incompleta o poco fluida, y, desgraciadamente, a nivel formal, “traba” un poco el ritmo del relato. A su vez, en cuanto a puntuación, los dos puntos no deberían utilizarse, ya que se trataría de una enumeración. Asimismo, entiendo conveniente unificar el modo de representar gráficamente los diálogos y como después usás guiones o rayas de diálogo, me inclinaría por esta última opción. Por otra parte, la puntuación parecería un tanto confusa y las ideas tenderían a amontonarse, lo que conspiraría contra la claridad y fluidez. Tampoco tengo claro si convendría mantener “recibiera” en subjuntivo. No está en sí mal, pero sería más claro el pretérito perfecto del indicativo (“recibió”). Quizás habría que pensar en alguna “vuelta de tuerca” en la construcción de las frases que ayudara a superar esos inconvenientes.

Teniendo en cuenta estos apuntes, a modo de ejemplo te invito a considerar:

«—Mi retiro se debió a un premio que recibió el equipo de cirugías del Hospital. Ese reconocimiento se celebró en el Casino Médico, lugar donde la euforia gobernaba y nos indujo a ignorar la rectitud tanto médica como social. El evento terminó en una parranda con intervención policial a altas horas de la noche, un vehículo destrozado, y quien les habla con heridas y fracturas por todo el cuerpo.»

“El medico hizo una pauta de recuperación y continuo” ”

En esta oración hay dos tildes omitido (lo correcto es “médico” y “continuó”) y se constatan dos simples errores de tipeo, “pauta” en lugar de “pausa” y el que consiste en haber tipeado una comilla de cierre en lugar de los dos puntos. Por lo que la versión correcta (y que es obvio que fue tu intención narrativa) es:

«El médico hizo una pausa de recuperación y continuó:»

“Por una vez en mi vida entré a un quirófano por el lado opuesto al mío y como profesional sentí vergüenza. Por indignación a un quebranto al comportamiento médico que nos debe regir, no he podido encontrar una razón válida que me vuelva a mis ocupaciones. La vida para mí, ha sido como un juego de cartas donde la suerte siempre estuvo de mi lado. Sin apostarle a mis desempeños siempre gané. Triunfos que mi actuar no merecía”

En mi opinión, la puntuación de esta línea de diálogo podría cambiarse para que quedara mejor estructurada y, a la vez, permitiera una lectura más fluida. En particular corresponde reparar en la oración: “La vida para mí, ha sido como un juego de cartas donde la suerte siempre estuvo de mi lago”, ya que constituye una hipótesis de “coma criminal” que es aquella que se ubica entre el sujeto y el verbo o entre el verbo y el objeto. Es una pausa que no debemos graficar, pues corta la secuencia natural de una oración. Esta cuestión me la marcó en su oportunidad Isolina, una participante de Literautas de la edición anterior que solía realizar observaciones y correcciones muy atinadas. La coma criminal es algo a lo que debe prestarse atención porque constituye una infracción objetiva a las reglas de puntuación. Otras cuestiones como las que señalaré al hacer sugerencias, son más bien opinables o subjetivas o dependen de la intención narrativa que se tenga. Por otra parte, sugeriría cambiar “vuelva” por “devuelva”, ya que es más preciso y natural y resalta más la idea de un regreso a una situación anterior. También sugeriría considerar si no podría agregarse el verbo “Obtuve” para iniciar la segunda oración, ya que nos brindaría una estructura más clara y directa y ayudaría a que el sujeto (implícito -yo-) esté mejor vinculado con la acción de obtener los triunfos. Asimismo, antes de “indignación” correspondería usar el complemento “la”. También creo que se ganaría en claridad y fluidez si se reflejara el verbo “me causó” en relación al quebranto y “tal” antes de quebranto, a fin de que tenga relación contextual con lo anterior, con esa específica violación de los deberes éticos o, mínimamente, del decoro. En base a estos apuntes y a la eventual conveniencia de unificar la representación de los diálogos, te invito a considerar:

«—Por una vez en mi vida, entré a un quirófano por el lado opuesto al mío, y como profesional, sentí vergüenza. Por la indignación que me causó tal quebranto al comportamiento médico que nos debe regir, no he podido encontrar una razón válida que me devuelva a mis ocupaciones. La vida para mí ha sido como un juego de cartas donde la suerte siempre estuvo de mi lado. Sin apostarle a mis desempeños, siempre gané. Obtuve triunfos que mi actuar no merecía.»

“Entrevistó el ahora docente, uno a uno, los alumnos de nuevo ingreso para cuestionarlos de porque querían ser profesionales de la salud, dándole a cada quién su debido consejo. Quería evitar que un día cayeran en el mismo error de, por soberbia, sentirse elegidos.”

En estas oraciones me parece que la construcción de las frases no coadyuvaría al ritmo del relato y que la puntuación podría cambiarse para darle mayor claridad y fluidez. Por ejemplo, poniendo dos puntos antes de sentirse elegidos, marcarías lo que concretamente se quiere evitar. Si bien el “ahora” no sería recomendable en pasado, en este caso no encuentro cómo reemplazarlo porque claramente marca (o subraya) el cambio radical en la vida del personaje. Por lo que, o bien lo dejás, o podés prescindir de la palabra porque ya del contexto se infiere que el cambio en la vida del personaje ya se produjo (ya habíamos dicho, en la variante sugerida, “devenido en docente”. Por lo que podrías considerar dos variantes (con y sin el “ahora”) en las que, a modo de ejemplo, las oraciones podrían reformularse así (siempre partiendo de la intención narrativa que percibo que tuviste):

«El docente entrevistó uno a uno a los ingresantes para cuestionarlos acerca de por qué querían ser profesionales de la salud, y a cada quien le daba su debido consejo. Quería evitar que algún día, por soberbia, pudieran caer en el mismo error: sentirse elegidos.»

«El ahora docente entrevistó uno a uno a los ingresantes para cuestionarlos acerca de por qué querían ser profesionales de la salud, y a cada quien le daba su debido consejo. Quería evitar que algún día, por soberbia, pudieran caer en el mismo error: sentirse elegidos.»

“Un estudiante le dijo que la razón era porque su abuelo se lo había pedido. Al Dr. Vásquez no le agradó la respuesta pues carecía de la decisión del alumno. Y así se lo hizo saber.”

El uso de “porque” aquí resultaría un tanto problemático. Cuando se utiliza en oraciones subordinadas causales (como en este caso), “porque” no es gramaticalmente incorrecto, pero sería más preciso utilizar “por”. O quizás te convendría reestructurar la oración para evitar la redundancia. En la segunda oración el verbo “carecía de” es correcto, pero podría sonar más natural con una ligera modificación para enfatizar la falta de decisión de parte del alumno. En la tercera, si preferís algo más formal, podrías elminar el “Y”. En mi opinión, no queda mal y se podría mantener. Por lo que te invito a considerar esta variante:

«Un estudiante le dijo que la razón era que su abuelo se lo había pedido. Al Dr. Vázquez no le agradó la respuesta, pues no procedía de una decisión del alumno. Y así se lo hizo saber.»

“_¿Porque cree usted que su abuelo le pidiera algo tan insensato?”

En esta línea de diálogo, además de que debería corregirse su representación gráfica, debería cambiarse “pidiera” por “pidió”, ya que el primero se encuentra en modo subjuntivo, mientras que el segundo está en indicativo y conjugado en pretérito perfecto simple, que es más acorde al contexto y garantizaría mayor coherencia de modo y tiempo verbales. A su vez, en vez de “Porque” debería ir “Por qué”, dado que aquí interviene como pronombre interrogativo (porque sería explicativo, es el que se usa en la respuesta, no en la pregunta).

En su lugar, entiendo que correspondería:

«—¿Por qué cree usted que su abuelo le pidió algo tan insensato?»

“A lo que aquel joven respondió:”

Esta oración no merece observaciones. Sólo la he reproducido para no interrumpir el flujo de análisis del texto.

“_Es que mi abuelo es el curandero del pueblo y yo le ayudo. Él me dijo que yo tengo algo que él nunca tuvo; las manos santas.”

Además de la cuestión de la representación gráfica del diálogo, entiendo que deberías cambiar el punto y coma (probable error de tipeo) por dos puntos, ya que “las manos santas” especifican de modo concreto e inmediato lo que el abuelo quería subrayar.

Por lo tanto, deberían efectuarse estos ajustes:

«—Es que mi abuelo es el curandero del pueblo y yo le ayudo. Él me dijo que yo tengo algo que él nunca tuvo: las manos santas.»

“_ Así lo pensé, patrañas de enfermeros sin título.”

Además de la representación gráfica del diálogo que debería reformularse, te invito a examinar si convendría mantener “enfermeros”. Dado que el curandero en un pueblo pequeño, o en determinadas culturas, o en ambientes rurales, etc. hace las veces de un médico y la profesión de enfermero es diferente (es quien en general hace un seguimiento y está más sobre el paciente, lo monitorea, administra medicamentos, etc.) no parecería apropiada la alusión. Como el médico es el que cura y el curandero también y sanar es sinónimo de curar, quizás te convendría el sinónimo sanadores y entrecomillado: “sanadores”, lo que traduciría una ironía y un toque despectivo. Aunque también entrecomillarlo podría ser, tal vez, redundante porque refiere a personas que no tienen título. Por otro lado, si bien “Así lo pensé” no es incorrecto, creo que “Tal como lo pensé” sería más acorde a tu intención narrativa, ya que me parece claro que quisiste reflejar, si no un preconcepto o un prejuicio, al menos una hipótesis que el profesor cree ver corroborada en ese momento. Asimismo, no vendría mal cambiar la coma por dos puntos, ya que de manera concreta e inmediata nos especifica qué es lo que pensó. Teniendo en cuenta estas observaciones, podrías considerar esta variante:

«—Tal como lo pensé: patrañas de “sanadores” sin título.»

“Al estudiante no le hizo mella el ofensivo comentario y continuó:”

Esta oración no es incorrecta, pero tal vez ganaría en fluidez y claridad si se invirtiera su formulación. Te invito a que consideres esta posibilidad:

«El ofensivo comentario no hizo mella al estudiante, quien continuó:»

“_Doctor, aquí en la facultad todos sabemos que usted es el mejor cirujano. -_¿puedo hacerle una pregunta aclaratoria?”

Lo único que podría observarse aquí es la cuestión de la representación gráfica de los diálogos (creo que has manifestado que no encontrabas el guión: una de las maneras es apretando Alt+0151 -o sea: dejar presionada la tecla Alt mientras escribís 0151-).

La forma correcta sería:

«—Doctor, aquí en la facultad todos sabemos que usted es el mejor cirujano. ¿Puedo hacerle una pregunta aclaratoria?»

“_La que quieras.”

Esta línea de diálogo merece las mismas consideraciones que la anterior. Por lo que quedaría así:

«—La que quieras.»

“_En alguna de sus muchas veces al estar frente a un paciente para operarlo, no se sintió usted totalmente perdido sin saber qué hacer y sin embargo, sus manos seguían trabajando frenéticamente para salvar una vida y al final recibir la felicitación de todo el equipo por su maestría.”

En mi opinión, “alguna de sus muchas veces” no “sonaría” correcto o, al menos, parecería dificultar un poco la lectura. En su lugar, te invito a considerar la variante “en alguna de las tantas veces”. Si pensaras que esto sería conveniente, tal vez habría que revisar algunos verbos que no deberían estar en infinitivo. Además, como se trata de una pregunta, faltarían los signos de interrogación. Teniendo en cuenta estos apuntes y considerando algunos ajustes de puntuación y de construcción de las frases, a modo de ejemplo te sugiero esta posible modificación que entiendo iría en línea con tu intención narrativa:

«—En alguna de las tantas veces que estuvo frente a un paciente para operarlo, ¿no se sintió usted totalmente perdido, sin saber qué hacer, y sin embargo, sus manos seguían trabajando frenéticamente para salvar una vida, y al final recibió la felicitación de todo el equipo por su maestría?»

“Aquel comentario de un estudiante lo trastocó. Su mente lo trasladó, no a una cirugía sino a muchas, en las cuales se sentía perdido. Sin embargo, sus manos adquirían vida propia obligándolo a no detenerse.”

En la primer oración me parece que sería conveniente sustituir “Aquel comentario” por “Aquella pregunta”, porque en definitiva el contexto (y desarrollo del diálogo) sigue está secuencia: pedido del alumno para hacer una pregunta-conformidad del profesor-pregunta. Por lo que la alusión al parlamento precedente debiera guardar concordancia. Y tal vez sería mejor cambiar “un” estudiante por “ese” estudiante.

Por otra parte, creo que el pretérito imperfecto “se sentía perdido” debiera cambiarse por el pretérito perfecto simple “se sintió perdido”, a fin de guardar mayor coherencia entre los tiempos verbales (el precedente “trasladó” está en pretérito perfecto simple, y el sentirse perdido es una acción que culminó en el pasado, no una que se sigue desarrollando en él). En cambio, como la afirmación relativa a las manos sí continúa desarrollándose en el pasado, debería usarse, como vos lo utilizaste, el pretérito imperfecto. Sin embargo, para que sea coherente con el tiempo verbal anterior (pretérito perfecto simple), tal vez añadir una expresión a modo de conector (“en cada ocasión”), podría contribuir a resolver el problema.

Teniendo en cuenta estas observaciones, te invito a considerar la variante:

«Aquella pregunta de ese estudiante lo trastocó. Su mente lo trasladó, no a una cirugía sino a muchas, en las cuales se sintió perdido. Sin embargo, en cada ocasión sus manos adquirían vida propia obligándolo a no detenerse.»

“Ante el silencio de aceptación del maestro, el futuro médico continuó.”

En esta oración no veo nada incorrecto, salvo un error de tipeo al final: dado que luego viene una línea de diálogo, no debería ir un punto sino dos puntos (:).

Para el caso en que así lo prefirieses, podrías considerar la variante: «Ante el silencio del maestro, que revelaba su conformidad, el futuro médico continuó:»

“Si le sucedió, sus manos eran santas y lo siguen siendo el día de hoy. Al igual que usted yo creo que su vida ha sido como un juego de cartas y usted siempre tuvo un as debajo de cada manga de la bata de cirujano para seguir ganando. A todos los que pasamos por la Escuela de Medicina nos gustaría verlo activo de nuevo.”

Aquí faltaría el guión o raya de diálogo inicial y, eventualmente, podrías considerar algunos ajustes de puntuación. Con esos ajustes y una ligera reformulación de la construcción de algunas frases, podrías lograr un tono más reflexivo (que entiendo fue tu intención narrativa, porque en este parlamento el alumno busca persuadir al maestro, y eso se logra a través de la reflexión, con pausas, yendo tanto a la razón como a la emoción, sin un ataque directo sino de manera un tanto “sinuosa”, “seductora”). Esto te daría una una estructura más clara y con pausas bien definidas y al ser un poco más ordenada, permitiría que cada parte de la frase se “saboree” mejor. La idea sería mejorar la legibilidad para el lector y la claridad del mensaje para el personaje receptor (el maestro). También sugeriría que al separar la primer oración en dos, se agregara un “Es más” seguido de dos puntos, lo cual reafirmaría la intención persuasiva del alumno. Como se repite dos veces “usted” prácticamente en la misma oración, podríamos reemplazar el segundo con una coma, a manera de recurso estilístico.

Por eso te invito a considerar esta variante:

«—Si le sucedió, sus manos eran santas. Es más: lo siguen siendo hasta el día de hoy. Al igual que usted, yo creo que su vida ha sido como un juego de cartas y que para seguir ganando, siempre tuvo un as debajo de cada manga de la bata de cirujano. A todos los que pasamos por la Escuela de Medicina nos gustaría verlo activo de nuevo.»

“Ya como médico, aquel pasante tendría su primera cirugía allí en el Hospital Universitario. Entre los colaboradores, un auto invitado a participar; el Maestro Vásquez Cienfuegos, quien quería convencerse, si las manos del nuevo cirujano trabajaban solas como antes lo hicieran las suyas en muchas ocasiones.”

En la primer oración sugeriría cambiar “pasante” por “residente”. Si bien “pasante” es una condición laboral que podría ser común a todas las carreras, lo cierto es que los pasantes, en general, no suelen estar recibidos (o graduados, según se use en cada país). Como aquí se nos dice que el joven ya es médico, significa que obtuvo su título, por lo que el paso siguiente es la residencia. De donde deriva la condición “residente”.

Como no estoy seguro de que auto invitado se escriba separado ni que sea aceptado por la RAE, aunque sí lo usamos en el español cotidiano y se entiende, quizás sería conveniente escribirlo unido y entre comillas, justamente para resaltar lo coloquial e informal de la expresión, que parece ser tu intención narrativa y también la del narrador. Por tal motivo, quizás habría que reformular ligeramente la construcción de las frases y su puntuación. Tengo mis dudas de si “Maestro” debe ir en mayúsculas o minúsculas, ya que, en principio, según la RAE los títulos (salvo cuando se abrevian) deberían ir en minúsculas; no obstante ello, creo que aquí el narrador quiere resaltar la dignidad de Vázquez Cienfuegos como si fuera el “Maestro” de una orquesta sinfónica. Tal vez valdría la pena correr el riesgo y dejarlo en mayúscula. Teniendo en cuenta estos apuntes, te invito a considerar esta variante:

«Ya como médico, aquel residente tendría su primera cirugía allí en el Hospital Universitario. Entre sus colaboradores se contaba un “autoinvitado”: el Maestro Vásquez Cienfuegos, quien quería convencerse de si las manos del nuevo cirujano trabajaban solas, como antes lo hicieran las suyas en tantas ocasiones.»

“Que grandiosa es la vida cuando te va señalando el camino más propio a seguir. Las manos de ambos dotadas con la misma bendición.”

Dado que aquí el narrador cambia al tiempo presente, pese a que venía narrando en pasado y toda vez que nos quiere dar un mensaje a los lectores y es como que “rompe la cuarta pared” (como cuando un actor habla al público), tal vez reforzaría mucho colocar la primer oración entre signos de exclamación.

Por lo demás, en la segunda oración, aunque es bellísima y me parece que no habría que modificarla, faltaría el verbo principal, que entiendo es “estaban” (“Las manos de ambos estaban dotadas con la misma bendición”. O en su lugar: “Las manos de ambos habían recibido la misma bendición”, aunque esta variante que suena más linda o “poética” es peligrosa: está en pretérito pluscuamperfecto que indica un pasado anterior al pasado, lo que sería inadmisible en este caso).

El único problema que veo aquí es que ese pasaje del pasado al presente luego se ve interrumpido por una vuelta al pasado. Si bien vos evitaste el verbo, sí o sí necesitarías uno, y como la bendición a la que se refiere está vinculada a los hechos narrados, que están en pasado, no tenés alternativa y tenés que retornar al pasado.

La solución que se me ocurre y que creo que respetaría tu intención narrativa sería INVERTIR el orden y usar punto y aparte para separar ambas oraciones para que el efecto “remate psicológico” sea aún mayor”:

«Las manos de ambos estaban dotadas con la misma bendición.
¡Qué grandiosa es la vida cuando te va señalando el camino más propio a seguir!»

En esta variante, al quedar aislada la exclamación final por el punto y aparte, se mantiene la coherencia de todo el desarrollo anterior en pasado y se logra el efecto “ruptura de la cuarta pared” que creo que es lo que quisiste remarcar. Entiendo que este sería, tanto desde el punto de vista formal como de contenido, el cierre perfecto del relato para la historia que quisiste contar y según la manera en que quisiste hacerlo.

A los fines de facilitar cómo quedarían las sugerencias y variantes para tu consideración, me parece oportuno refundir todas ellas en un solo cuerpo:

En un aula de la facultad de Medicina, el reconocido cirujano Roberto Vásquez Cienfuegos, devenido en maestro, daba la bienvenida a los alumnos de la nueva generación para otorgarles la orientación debida. Su docencia se basaba en los deberes y obligaciones que se requerían en la profesión dedicada a la salud..
El galeno no pudo evitar ser interrogado por su retiro como cirujano. Con un dejo de tristeza, relató el incidente que lo llevó al retiro.
—Mi retiro se debió a un premio que recibió el equipo de cirugías del Hospital. Ese reconocimiento se celebró en el Casino Médico, lugar donde la euforia gobernaba y nos indujo a ignorar la rectitud tanto médica como social. El evento terminó en una parranda con intervención policial a altas horas de la noche, un vehículo destrozado, y quien les habla con heridas y fracturas por todo el cuerpo.
El médico hizo una pausa de recuperación y continuó:
—Por una vez en mi vida, entré a un quirófano por el lado opuesto al mío, y como profesional, sentí vergüenza. Por la indignación que me causó tal quebranto al comportamiento médico que nos debe regir, no he podido encontrar una razón válida que me devuelva a mis ocupaciones. La vida para mí ha sido como un juego de cartas donde la suerte siempre estuvo de mi lado. Sin apostarle a mis desempeños, siempre gané. Obtuve triunfos que mi actuar no merecía.
El ahora docente entrevistó uno a uno a los ingresantes para cuestionarlos acerca de por qué querían ser profesionales de la salud, y a cada quien le daba su debido consejo. Quería evitar que algún día, por soberbia, pudieran caer en el mismo error: sentirse elegidos.
Un estudiante le dijo que la razón era que su abuelo se lo había pedido. Al Dr. Vázquez no le agradó la respuesta, pues no procedía de una decisión del alumno. Y así se lo hizo saber.
—¿Por qué cree usted que su abuelo le pidió algo tan insensato?
A lo que aquel joven respondió:
—Es que mi abuelo es el curandero del pueblo y yo le ayudo. Él me dijo que yo tengo algo que él nunca tuvo: las manos santas.
—Tal como lo pensé: patrañas de “sanadores” sin título.
El ofensivo comentario no hizo mella al estudiante, quien continuó:
—Doctor, aquí en la facultad todos sabemos que usted es el mejor cirujano. ¿Puedo hacerle una pregunta aclaratoria?
—La que quieras.
—En alguna de las tantas veces que estuvo frente a un paciente para operarlo, ¿no se sintió usted totalmente perdido, sin saber qué hacer, y sin embargo, sus manos seguían trabajando frenéticamente para salvar una vida, y al final recibió la felicitación de todo el equipo por su maestría?
Aquella pregunta de ese estudiante lo trastocó. Su mente lo trasladó, no a una cirugía sino a muchas, en las cuales se sintió perdido. Sin embargo, en cada ocasión sus manos adquirían vida propia obligándolo a no detenerse.
Ante el silencio del maestro, que revelaba su conformidad, el futuro médico continuó:
—Si le sucedió, sus manos eran santas. Es más: lo siguen siendo hasta el día de hoy. Al igual que usted, yo creo que su vida ha sido como un juego de cartas y que para seguir ganando, siempre tuvo un as debajo de cada manga de la bata de cirujano. A todos los que pasamos por la Escuela de Medicina nos gustaría verlo activo de nuevo.
Ya como médico, aquel residente tendría su primera cirugía allí en el Hospital Universitario. Entre sus colaboradores se contaba un “autoinvitado”: el Maestro Vásquez Cienfuegos, quien quería convencerse de si las manos del nuevo cirujano trabajaban solas, como antes lo hicieran las suyas en tantas ocasiones.
Las manos de ambos estaban dotadas con la misma bendición.
¡Qué grandiosa es la vida cuando te va señalando el camino más propio a seguir!

Finalmente, señalo que en lo que confierne a representación gráfica de los diálogos has elegido que intervenga el narrador, consignar dos puntos y luego escribir cada parlamento. No está mal, es un recurso estilístico válido. Pero recuerdo también que, si así lo prefirieras, podrías usar acotaciones. Sea una u otra la alternativa elegida, podrías consultar las guías de Literautas acerca de representación gráfica de los diálogos (hay un link habilitado en el post general de la recopilación de relatos del MUE N° 66). Son de gran utilidad. Siempre me salvan cuando tengo alguna duda.

2.- CONTENIDO:

El relato toca dos temas fundamentales: la ética profesional y la vocación, y como el tema o eje alrededor del cual gira una obra (sea narrativa o dramática) debiera ser sólo uno, parecería que el segundo contiene al primero.

Vocación viene del latín, “vocatio”, que es una llamada. Originariamente de tinte religioso, la palabra expandió su alcance a todas las áreas del conocimiento y del trabajo humanos y consiste en la “llamada” o atracción de una persona para que dedique su vida a un enfoque teórico práctico particular. En el ámbito académico, científico y/o profesional, ese enfoque se concreta en lo que se denomina “carrera”.

Ahora bien, como la vocación tiene que ver con “quien quiere ser” alguien y con “qué quiere hacer” ello exige un modo de comportarse, un modo de obrar. Y así como existen pautas morales generales, que luego la ética reconstruye, en el específico ámbito académico, profesional y/o científico aparece la ética profesional. En el caso del relato: ¿cómo debe actuar o comportarse un médico? ¿Qué se espera de él?

Paralelamente a la existencia, validez y vigencia de los preceptos morales y éticos, la vida de las personas humanas (y eventualmente, las personas jurídicas) se ve regida por las normas jurídicas. Y en lo que concierne a los seres humanos también influyen sobre ellos las reglas del decoro. Esto último, que no es específicamente moral ni jurídico, de no respetarse puede acarrear la desaprobación o condena social.

Al haber quebrantado tanto la ética profesional como el decoro social (no necesariamente médico, aunque lo incluiría), el Dr. Vázquez Cienfuegos se siente moralmente indigno de la condición de cirujano y piensa que no puede tomar y levantar un bisturí para operar a un semejante. Por tal motivo decide dar un paso al costado y centrarse en la docencia. No sólo desde la parte técnica en la que descuella (por lo que el narrador nos cuenta y lo afirma explícitamente el alumno) sino desde la parte “moral”. Por eso es que decide indagar y trabajar sobre la vocación: para disuadir a quienes no la tienen de emprender tan difícil camino que en el mejor de los casos, los hará infelices, y en el peor, les arruinará la vida y se la podrán arruinar a un sinnúmero de personas. Pero para llegar a la vocación parte de la ética profesional y de su experiencia.

El Dr. Vázquez Cienfuegos parece, en cierto modo, y si me permitís la analogía, “maradoniano”: excelso en sus habilidades y ejemplo en su ejecución, garantía del triunfo para el equipo, líder que hace mejor a los que “juegan” con él y los unifica en función del objetivo. Pero a la vez ejemplo de lo que NO hay que hacer y lo remarca. Esto lo hace profundamente humano y atractivo como personaje, visto ahora desde el punto de vista del contenido.

Si bien hay una tensión generacional “joven-viejo”, aquí no hay una contraposición por incompatibilidad (del tipo de cierta lectura de “Romeo y Julieta” que he visto en un manual de dramaturgia donde se condensa su idea central en “De cómo la vieja sociedad aniquila al amor juvenil”) sino una transformación de ambos personajes. Se afectan mutuamente y el alumno “rejuvenece” al maestro, quien termina compartiendo el quirófano con él, aunque más no fuera para verificar la “hipótesis” de las “manos santas”.

Como dije al tratar de los personajes como elemento formal, el arco dramático del Dr. Vázquez Cienfuegos y del alumno es claro y está excelentemente planteado. Por eso la historia funciona y nos atraen tanto.

Más allá de ciertos apuntes formales que varios compañeros hemos hecho, todos tenemos un común denominador: la historia nos gustó muchísimo, y en eso tienen un rol determinante los personajes.

Porque en definitiva las historias nos importan porque son algo que le pasa a alguien. Un alguien en quien nos sentimos reflejados, lo cual es parte de la naturaleza humana que, sin dudas, incluye una dimensión narrativa y podría decirse que los seres humanos somos “seres narrativos”.

Otro punto que se nota, derivado de los elementos formales tono y ambientación es ese balance entre melancolía, arrepentimiento y esperanza, lo cual nos lleva a un tercer subtema: la redención y la afirmación de la posibilidad de ella, como subtema de la vocación. Si el personaje tiene la vocación, deberá ajustarse a una ética. Si no lo hace, y su vocación se mantiene (resulta claro que la “llama” está “encendida” dentro del alma del maestro), la redención se vuelve necesaria y tal vez sea posible. Y si lo es, hay que abrazarla del modo en que se presente.

Por eso es también coherente e impactante el final que elegiste, el que entiendo ganaría más si realizaras la inversión del orden de las dos últimas oraciones, según propuse en las áreas susceptibles de mejora.

En suma, la historia es excelente, el mensaje es profundo y el recurso de la “ruptura de la cuarta pared” al final resulta original y efectivo.

3.- COMENTARIO PERSONAL:

Como comentario personal final sostengo que el tratamiento de los temas es claro, es coherente, el contenido es rico y atractivo y se conjuga perfectamente con los aspectos formales que he destacado como positivos.

Tan profundo e interesante es el contenido que, conjugado con los elementos formales positivos minimizan el impacto de aquellos que pueden ser considerados áreas de mejora. Atender a estos últimos y evaluar qué te parece a vos que podría cambiarse o mejorarse en base a los aportes que te hemos hecho o a lo que surja de tu reflexión, el efecto que tendrá es hacer brillar todavía más a un relato que contiene una historia bella y luminosa.

Me ha gustado muchísimo el relato por los temas que tocas y por lo bien que lo hacés, por algunos recursos formales originales y, sobre todo, por la atmósfera, el contenido de los diálogos y la profundidad con la que delineaste a los personajes (tanto desde el punto de vista de la forma como del contenido).

Espero que hayas disfrutado al escribir el relato como nosotros al leerlo.

Saludos. Nos seguimos leyendo.

P.D.: Te invito a pasar por mi relato (el N° 19). Si quisieras pasar y leerlo, aclaro que es la tercera parte de varios relatos encadenados. Se trata de un experimento que estoy haciendo, que encuadra en varios géneros, en el que además se nombran o aparecen en la acción personajes que fueron personas reales y que es una historia con dos protagonistas (una de ellas es la narradora).

Los otros dos relatos que preceden a este (“Un as en la manga”) se titulan “Una larga noche” (el primero) y “La vidente” (el segundo). A ellos se puede acceder si entrás al relato N° 51 del MUE N° 65 (en el primer comentario está el primer relato y en el relato en sí está “La vidente”). O bien, se pueden leer en orden en mi (por ahora bosquejo) de blog (recordá que en Literautas si tocás arriba del nombre o pseudónimo de cada participante si éste dispone de un blog o sitio web podés pinchar y acceder a él).

Osvaldo Mario Vela Sáenz

25/01/2025 a las 16:18

Buenos días Dante. Un Abrazo-
Dante, nos encontramos de nuevo después de cuatro años en este taller del que tantas enseñanzas hemos recibido. Al menos yo, que he compartido con compañeros de quienes he extrañado su ayuda. Agradecido, a mas no poder. por sus intervenciones
En la lectura del mes. Tu auscultación es tan profunda que me siento expuesto, de manera sana, a un repaso profundo.
Origen del relato: Osvaldo, mi hijo mayor curso hasta el tercer año en la facultad de medicina de la Universidad de Nuevo León. Donde uno de los facultativos usaba este método de cuestionar a sus compañeros. Alguno de ellos comentó que su abuelo le había pedido. Y al explayarse, tanto alumno como docente, la verdad salió a relucir: se trataba de un curandero. Lo demás fue un trabajo que me llevó tiempo contar en una historia que titulé “Cancún”.
Tributo a un amigo
Llegó a mi negocio un día y dijo “ya me voy”.
¿A dónde, a Cancún? Fue mi pregunta.
Su índice apuntando al cielo
Ha estado conmigo desde esa despedida
Esta historia, es un paseo por el mundo de la salud.
El protagonista sufre el mismo padecimiento.
Mi pluma lo alivia, lo vuelve a la vida y lo manda
A Cancún
Dante, tu comentario a mi escrito fue tan certero y tan profundo que debo de reconocer que escasean las palabras para describirlo- Soy Ingeniero en números no en Letras, sin embargo, al pasar a mejor vida el patriarca de la familia, me decidí a escribir la historia de sus logros terrenales y como resultado terminé en dos talleres para recibir la docencia: Estación Palabra en Nuevo Laredo y Literautas en las redes. Obra que titule “Mi Corazón en Letras”.
Una duda aparecía en los comentarios a mis trabajos. A que escritor imitas, a quienes has leído para escribir como lo haces y mi respuesta siempre fue a nadie, yo solo escribo no leo. Ahora que recibo tus comentarios a mi trabajo y al hacerlo me siento descubierto de las necesidades de mi escritura, me doy cuenta que un buen lector puede conocer las peripecias y los detalles de un escritor mejor que el autor mismo. Gracias-

Osvaldo Mario Vela Sáenz

25/01/2025 a las 16:46

Hola compadre José. Un Saludo desde Nuevo Laredo, Provincia de la Antigua Santander-
parece ser que con el largo descanso nuestras letras se volvieron flojas y no nos dan la cara para explayarnos con la sutileza deseada pero allí están. Mande en tu texto no una, sino dos comentarios pero de haber ignorado algo simplemente se fue la luz antes de enviarlo y y trate de hacerlo de nuevo pero ya no pude.

Tu escritura como siempre impecable y aunque no pude desentrañar el fondo voy a citar lo que decía Cantinflas: el reloj que marca casi las diez que y aparece en el primero y en el ultimo párrafo: allí esta el detalle. Un fuerte Abrazo-

Osvaldo Mario Vela Sáenz

26/01/2025 a las 00:16

Hola Amilcar, ya hice una anotación para poder usar las comillas angulares españolas así como los guiones de diálogo. Gracdias ya se me hizo la docencia dek mes, muy agradecido: nos leemos-

Kelvin I. Márquez

29/01/2025 a las 14:06

Saludos Osvaldo

Me alegra mucho volver a leer un relato tuyo. Siempre tienen un aura particular, como una firma. Los personajes interesantes al igual que la atmósfera que creas. Los mejorables ya te los han comentado y a estas alturas no repetiré.
Felicitaciones y saludos.

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