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Un as en la manga - por OcitoreR.

Web: http://plumalanza.blogspot.com/

Su novela es impactante—le dijo el editor—, sin embargo, tengo que confesarle que no la podremos editar mientras no le haga los cambios necesarios. ¿Qué cambios? —preguntó con sorpresa el escritor—.

Mire, amigo. Entiendo que ha trabajado mucho en este libro. Las referencias históricas son exactas, incluso reveladoras, además ha logrado presentar al personaje tan real que nos hemos quedado con la boca abierta. Nos pusimos en contacto con algunos historiadores y todos han llegado a la conclusión de que, lo propuesto por usted, es asombrosamente factible. Con respecto a los acontecimientos, todo está en orden. Los aspectos sociales, por el contrario, son el talón de Aquiles de la obra. Ya sabe que han cambiado los criterios y si quiere publicar tendrá que incluir, de la forma en que considere más apropiada, la participación de una lesbiana, un gay, un bisexual, un transexual, un intersexual, un queer y un sex-androide.

Con la cara descompuesta el escritor miró las enormes gafas de su interlocutor y sintió ganas de rompérselas, pero se contuvo apretándose las rodillas. Respiró profundamente y bajó la mirada unos segundos.

Mire, señor editor—dijo con voz contenida—, no puedo hacer eso. Sería una aberración incluir a esos personajes porque no pintarían nada dentro de la trama. Sabe bien que la orientación sexual que tuvieran los personajes es irrelevante. Me ha costado mucho reconstruir las imágenes de la época y lo que me propone estropearía todo el trabajo.

Pues lo toma o lo deja—le contestó el editor poniéndole una cara de indiferencia—. En último de los casos siempre tendrá la oportunidad de trabajar con nosotros, piénseselo bien.

Darío se fue desilusionado. Salió del edificio y decidió dar un paseo para ordenar sus pensamientos. No podía entender por qué la gente se empecinaba en ver incluidos ideas y conceptos de la conducta social en todos lados. Ya no se podía hablar sin lenguaje inclusivo, no se podía expresar el rechazo a ninguna de las minorías y, lo peor, se satanizaba a las personas que tuvieran una orientación tradicional. Lo veía en todos lados. Recordó la serie del famoso asesino francotirador que había matado personajes famosos y que, a pesar de ser un macho declarado, en el último capítulo se revelaba que era homosexual. Fiasco total—pensó—. Una cosa es la realidad de la historia y otra la tendencia social.

Estuvo debatiendo a favor de no publicar, pero al final, decidió que podría hacerlo con un seudónimo y luego usar sus ganancias para sacar sus propios libros, es decir, bajo su nombre real y, si no se vendían, el mismo los compraría y los regalaría en los cumpleaños, los donaría a las bibliotecas, ya encontraría la forma de acomodarlos. Regresó a la editorial. Por fortuna el editor estaba desocupado. Se encontraba tomando un coñac y fumando un puro cuando entró en su despacho la secretaria para anunciarle la visita.

Hola, estimado amigo—le dijo con una gran sonrisa y pensando que el escritor se había quebarado y la necesidad lo había vencido—. ¿Ha cambiado de opinión mi intelectual?
Sí, en efecto—respondió Darío con una sonrisa agria—. He pensado que, si Kennedy fuera un fetichista, Marilyn Monroe una lesbiana, Harvey Oswald un gay, Marina Oswald una feminista empedernida, Bernard Parker agalmatofilio y Jim Carrico un vegano ecologista; entonces la historia sería más atractiva para los lectores.

Y no solo eso—le interrumpió el editor mirándolo y tratando de recordar su apellido—, querido Diego… ¿perdone cuál era su apellido?
Perdomo—exclamó Diego.

Sí, pues así es, querido Diego Perdomo, incluso le haríamos la propuesta a la cadena de televisión OHB para que la llevaran a la pantalla. Y dígame, ¿cuál sería su seudónimo?
Jack Al—dijo Diego sin pensarlo y asombrándose de que su lengua fuera tan rápida.
Cerraron ese mismo día el contrato, establecieron la fecha de entrega y las condiciones de pago, los derechos de autor, las regalías y todo lo referente a la impresión y el tiraje. En efecto el libro tuvo mucha demanda y Diego salió con una máscara de luchador en las entrevistas de televisión. Con las ganancias que tenía, escribía libros de novelas históricas que a la gente le parecían insípidas. Solo las personas mayores de sesenta años le adulaban sus trabajos: “Perdomo, es usted un gran escritor, lástima que haya nacido en otra época, ya nadie escribe como usted”. Diego les agradecía los piropos, sonreía y se iba a su casa a trabajar.

Comentarios (12):

Mónica Bezom

17/01/2025 a las 03:43

¡Qué genial! Me encantó. Tiempos difíciles para el escritor. Lo leí de un tirón con intriga y placer.

Me ha gustado mucho, no le encuentro peros.

Un gusto leerte.

IreneR

17/01/2025 a las 10:33

Buenas, Ocitore.

La verdad es que no sé muy bien qué decir sobre el tema central del relato. No creo que la sociedad haya normalizado el no ser heterosexual. Todavía hay muchos, demasiados, ataques contra cualquier colectivo que no sea el normativo y darle visibilidad es fundamental para que esas cosas dejes de ocurrir. No sé… Cada texto puede llevar las ideas que el autor quiera, independientemente de que las comparta o no, pero me ha llegado bastante, lo siento.

Por otro lado, me ha sacado un poco de la lectura la falta de rayas de diálogo al inicio de estos, y eso me ha dificultado un poco entender lo que estaba leyendo.

Y el as en la manga… No sé muy bien dónde está en el texto.

Siento que mi comentario no sea demasiado positivo.

Nos leemos, espero.

Un saludo.

Irene

Carmenigne

17/01/2025 a las 21:11

Hola Ocitore. Me resulta interesante como sugieres en el relato la cuestión de” para quien escribe el escritor”. También cuelas a través de los diálogos con el editor, el peso que pueden tener “cuestiones de mercado” y como el escritor “defiende” su relato. A mi como lectora me hubiera gustado un mayor énfasis en esos aspectos y sus matices.
Con respecto a los diálogos, revisa la apertura de los mismos, (representación gráfica). Te lo planteo porque yo he ido a revisarlo y lo tendré que seguir revisando, pero es cierto que facilita la lectura.
El relato me resulto ágil al leerlo.
Saludos

Ocitore

18/01/2025 a las 06:21

Me gustaría aclarar que no tengo nada en contra de las minoría y me interesan las personas por sus valores humanos y no por sus creencias o preferencias sexuales. En el relato solo muestro las tendencias actuales de los medios de comunicación y creación artística. Hace poco leí que en Hollywood los requisitos para pretender u obtener un premio de la academia son incluir personajes de las minorías. Conforme se va desarrollando la sociedad, la gente cambia. Imaginemos que una persona se convierte en androide y que tiene sus propias necesidades y formas de satisfacerlas, será el mismo quien decida cómo hacerlo, pero no sería correcto que le impusiera su forma de pensar y actuar a personas diferentes a él. Ya en México desde el soglo XIX tenemos una frase de un célebre presidente que dice: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Así que partiendo con ese principio me gustaría decir que una cosa es el territorio de la literatura, en donde todo es diferente, y la vida real donde si no se manifiestan con claridad las ideas, pueden crearse conflictos. El texto está allí para su análisis. ¿Qué quiso decir el autor o el narrador o el personaje? Eso es otra cosa. Saludos

IreneR

18/01/2025 a las 09:29

Buenas, Ocitore.

Me siento en la obligación de responder a tu comentario. Como ya dije, el autor no tiene que compartir la idea que el texto expone.
Pero el tema sobre el que gira me llegó, y no pude comentar nada diferente.

Espero que no te hayas molestado.

Un saludo.

Ocitore

18/01/2025 a las 10:40

Para nada, querida Irene. Estamos en un tiempo muy polémico en el que se usan los derechos de las minorías para manipular y no para darles lo que merecen como personas. Si hubiera una democracia real, habría discuciones honestas con la argumentación ética y de derecho, pero a todo mundo le prohiben hablar y opinar porque si las palabras no son del gusto de una parte, de inmediato se ataca diciendo que se es antisemita, fascista o cualquier cosa. En fin, es un tema muy polémico y mientras no establezcamos unos parámetros reales de discución, se seguirá gritando de forma absurda. Solo es necesario hacer una premisa falsa para que haya revuelo y división de criterios, incluso guerras…

Yvonne

19/01/2025 a las 11:30

Hola Ocitore,
Me encantó esta crítica. Es un retrato fiel de cierto mundo editorial y no sólo editorial sino de opinión. En occidente, vivimos en un entorno modelado por la sugestión, bajo el yugo de las tendencias impuestas subliminal y explícitamente y, sí, a los que resisten no les queda más remedio que fingir para sobrevivir y seguir siendo ellos mismos contra viento y marea. Está bien escrito. Me parece una parodia acertada de un mundo cada vez más condicionado bajo visos de liberalismo. Aldous Huxley describió el poder de la sugestión en el mundo occidental hace 50 años en un librito titulado “Brave New World revisited”, “Una nueva visita a Un Mundo Feliz”. Al final la opinión generalizada acaba siendo una camisa de fuerza mental que, se vuelve indetectable para las víctimas.
En tiempos de dictadura moral como estos, el sabio se retira hacia su interior pero no renuncia, se reserva para tiempos mejores.
Me gustó. Felicidades.

Amadeo

19/01/2025 a las 23:27

Hola Ocitore
Interesante el tema tratado. Como lector NO me interesan los pensamientos del autor, SÍ los de los personajes (Por eso no estoy de acuerdo con las aclaraciones a otros comentarios)
La conversación, debería ir con los guiones de diálogo: sería así:
—Su novela es impactante — dijo el editor—, sin embargo, tengo que confesarle que no la podremos editar mientras no le haga los cambios necesarios.
—¿Qué cambios? —preguntó con sorpresa el escritor.
— Mire, amigo. Entiendo que ha trabajado mucho en este libro…….

El personaje se llama Darío o Diego PerdomO? No está claro.
Como lector no alcanzo de ver cual es el as en lamanna. En fin
Espero haber colaborado
Un cordial saludo
Nos leemos
Amadeo

Ocitore

20/01/2025 a las 08:29

Hola, Amadeo, muchas gracias por tu valiosa observación. En efecto, el personaje es Diego Perdomo y ha salido allí un Dario que no debería estar. Se me ha pasado cambiar el nombre, pondré más atención en lo venidero y sobre los guiones o raya larga, también. Saludos y Feliz Año.

Osvaldo Mario Vela

20/01/2025 a las 16:51

Hola compañero literauta Ocitore, buenos días.

Coincido con Mónica, genial de un genio. Pleonasmo muy merecido. A tu personaje le dan in trapo todo sucio como oferta, el cual dignamente rechazo.

pero en la vida de todo se vale hasta cambiar de expresión y le después de una buena lavada de trapo y de su propio cerebro, mostró un trapo bellamente adornado con calificativos que le daban un valor irreal, pero que prometía.

te felicito por ese final que debemos tener en cuenta, con un solo trabajo, que no era de su total satisfacción, él consiguió los medios para seguir escribiendo lo que si le llenaba.

Un gran abrazo. Estaré pendiente en los próximos meses y de ser posible volver a participar.

José Torma

11/02/2025 a las 23:20

Estimado Ocitore.

Con gusto me doy cuenta que eres mexicano o al menos habitas por estos lares. Perdonaras que siempre te asumí peninsular. Error mío.

Yo leí tu texto y tenía ganas de pararme a aplaudir. Yo estoy hasta el copete, que ya me escasea, de todo este rollo progre, inclusivo y demás. Soy de la vieja escuela donde eras hombre o eras mujer, si te gustaban los de tu mismo sexo, adelante que la vida es corta. Pero ahora este rollo de los géneros y colores de la bandera, esta fuera de control. Yo procuro alejarme un poco en mis escritos de dichas controversias pero aplaudo a los que tienen el valor de manifestarse.

Soy fan de hace tiempo y lo seguiré siendo mientras nos sigas compartiendo tus escritos.

Lo de los diálogos lo noté, pero ya te lo han comentado así que no comentaré.

Saludos y una disculpa por la tardanza en la visita, pero el mundo que me da de comer, me ha mantenido muy ocupado estos últimos días.

Un abrazo desde el norte de México. Cd. Juárez, Chihuahua.

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