Literautas - Tu escuela de escritura

<< Volver a la lista de textos

Un as en la manga - por Diana TR.

El autor/a de este texto es menor de edad

Todo comenzó cuando conocí al hombre del bigote.
No recuerdo su complexión ni su color de cabello, ni siquiera qué vestía. Solo recuerdo que me pasó un brazo sobre los hombros, como si fuéramos viejos amigos. Yo intenté apartarme, pero su agarre era fuerte. En un gesto a penas visible, señaló con la barbilla hacia un café.
Obviamente no me fiaba de un extraño, y estaba reacio a ir, pero él se acercó hacia mí. Su bello facial rozó mi cuello. Yo me estremecí. Me susurró algo que me hizo aceptar, pero que ahora tampoco recuerdo.
Yo pedí un espresso, como siempre que tengo la oportunidad. Él pidió un Irlandés. No hubo necesidad de presentaciones. La siguiente hora charlamos sobre temas corrientes.
En retrospectiva, no tengo idea de qué me impulsaba a hablar tanto (nunca he sido introvertido, pero tampoco le cuento a cualquier extraño mi vida), pero en ese momento me sentía muy cómodo, como si de un familiar se tratase.
Tras un rato, él se inclinó hacia mí, apoyando ambos codos en la mesa en un ademán serio, y susurró mi nombre. Su aliento con olor a wisky me hizo sentir mareado. Me llevé una mano al puente de mi nariz, donde un dolor punzante se formaba, como dos agujas taladrando mi cráneo.
Cuando el dolor remitió, abrí los ojos. El hombre del bigote se había ido. En la mesa, junto a la propina había dejado una lámina de cristal. A simple vista, podía pasar por un espejo de bolsillo, pero al verlo más de cerca, noté unas palabras. Una dirección. El efecto óptico era muy curioso, pero además de eso, no me pareció interesante, así que lo dejé en la mesa y abandoné el café.
En la calle, me llamó la atención la cantidad de gente que me señalaba y musitaba cosas al pasar. Mi curiosidad llegó al límite al escuchar mi nombre salir de bocas desconocidas.
Me acerqué a la persona que tenía más cerca, una joven de pelo rizado que soltaba risitas hacia su celular y me miraba directamente.
—Buenas tardes —le dije, asegurándome de mantener un tono cordial—. Quería saber si ocurre algo. Todos me miran de forma extraña.
Como respuesta, ella sólo gritó, el ruido más agudo que había escuchado en mucho tiempo, y siguió riendo.
—¿Escuchaste? ¡Me dijo buenas tardes! —exclamó a su celular.
Decidí que no me importaba, y aceleré el paso. Cuanto antes llegara a mi apartamento, mejor. Pero me detuve al notar la cara que me miraba fijamente desde la portada de una revista. Sus ojos verdes y su sonrisa retorcida parecían juzgarme, como diciendo “¿Qué diablos estás haciendo?”.
Tardé unos segundos en asimilarlo. Era mí cara, justo debajo del encabezado:
“¿Un Héroe Nacional?¿Un Asesino Terrorista?¿O solamente el soltero más deseado de América?”
El suelo bajo mis pies se sacudió, mi corazón latía a la velocidad del rayo. Di un paso hacia atrás, casi logrando que me atropellara un taxi.
De repente, cada mirada se convirtió en una piedra sobre mis hombros. La sangre fluyó a mis extremidades.
¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué me sentía amenazado? ¿Me estaba volviendo loco?
Sin pensarlo dos veces, corrí y encontré escondite en un callejón. El hedor a drenaje y descomposición era menos abrumador que todas esas personas. Mi muslo derecho ardía. Al principio pensé que era por la adrenalina, hasta que vi el humo brotar de la tela.
Me llevé la mano al bolsillo, y en un movimiento rápido saqué la placa de cristal, que brillaba de rojo férvido.
¿Qué hacía ahí? No tenía idea. Estaba seguro de haberla dejado en el café.
Algo de ella me parecía tan atrayente.
Me doblé hacia adelante, y en su superficie pude identificar la silueta de una mujer con el cabello recogido, pero eso fue lo único que logré discernir. La figura habló directamente en mi cabeza, como a través de unos audífonos invisibles. Su voz era melodiosa y seria, lo que la volvía desconcertante.
—Es bueno tenerlo de vuelta, agente —me dijo con gran respeto—. Lamentamos interrumpir de esta manera su descanso, pero una nueva amenaza está a la vuelta de la esquina y usted es nuestro as bajo la manga. Vaya cuanto antes a la dirección escrita en este comunicado, ahí le darán más información.
Al levantar la vista fue como despertar de un largo letargo. Sabía quién era, y miles de personas contaban conmigo. Guardé el comunicado en mi saco y fui a la dirección descrita.

Comentarios (13):

valen

17/01/2025 a las 00:18

Me gustó mucho tu cuento, lástima que el límite de extensión haga que la mayoría de relatos tengan final abierto o inconcluso porque me quedé en suspenso:( jaja
Me pareció una idea muy interesante y también original lo del agente secreto que olvida todo para descansar o retirarse, como en hombres de negro.
No creo tener mucho más que decir, la redacción y ortografía me parecieron buenas, no veo más que errores del autocorrector, lo más probable. Así que por mi parte, felicidades, buen texto.

Patricia Redondo

17/01/2025 a las 11:03

Hola Diana! con gusto paso a leerte y comentarte

Buen comienzo, intersante , atrapa la atención del lector y le “obliga” a continuar. Sigue la tensión y nos encontramos expectantes ¿Que nos deparará este encuentro inesperado? A partir de ahí aunque la intriga y el interés nodecaen , el relato se vuelve algo confuso…no exactamente, lo que quiero decir es que el resto y el desenlace no no aclaran que es lo que está pasando. ¿Quien es el personaje principal en realidad? ¿Porqué es tan conocido? ¿Que relación tiene con el señor del bigote? El relato parece el inicio de una historia mayor. Estará bien que lo desarrolles y lo escribas porque tiene buena factura.
Escribes bien , con precisión y claridad, esperamos el resto de la historia!
Nos leemos!

Patricia Redondo

17/01/2025 a las 11:04

Una cosilla más “bello facial” , en realidad “vello facial” ¿quien puso en el teclado la v al lado de la b? 🙂

saludos!

Yvonne (María Kersimon)

17/01/2025 a las 16:09

Hola Diana,
Se agradece encontrar un relato como este de vez en cuando, que se deja leer con agrado y expectación. Trabajas muy bien el suspense, mantienes la atención del lector todo el tiempo y das agilidad y precisión a lo que cuentas. La impresión que tengo es que es pura acción y que me has tenido entretenida todo el tiempo sin dejarme casi respirar, y menos analizar. ¡Tienes talento!, es indudable, y facilidad para manipular al lector y conducirlo a un desenlace inesperado que lo deja satisfecho. Bien, dicho esto, voy a hacer una segunda lectura para ver si te puedo aportar algo.
¨se acercó hacia mi¨, no: se acercó a mí o se acerco hacia donde estaba. No encontré ada más.
En lo relativo a contenido, no soy capaz de encontar ninguna crítica tampoco pues tu historia es la que es y está contada con tal autoridad que no admite crítica. ¡Me has manipulado por completo! ¿Seguro que tienes menos de 18 años?
Felicidades

Diana T

17/01/2025 a las 22:43

Hola Valen, Patricia, Yvonne. Muchas gracias por sus comentarios, me emociona mucho escuchar que hayan disfrutado de mi relato.

En lo personal, no soy muy fan de dejar finales abiertos, pero esta vez me pareció interesante el permitir a cada lector imaginarse quién era el protagonista y cuál era su situación (y la verdad es que el haber visto las películas de Misión Imposible, seguidas de las de Matrix con mis hermanos estas vacaciones influyó un poco al escribir el relato).

Por otro lado, gracias Patricia por marcar ese error de dedo, que por más leerlo no me di cuenta.
Y gracias, Ivonne. No me había detenido a pensar en eso, pero tienes razón, en voz alta el “se acercó hacia mí” suena mal. De hecho, regresé a otro trabajo de escritura más extenso, y me di cuenta de que lo utilicé exactamente 7 veces. Gracias, porque ahora prestaré más atención en eso 😊. (Y contestando a tu pregunta, me falta poquito para los 18, pero siguen siendo 17 😁).

Chosi

18/01/2025 a las 00:07

Buenas Diana.

Empecé pensando en que el prota se encontraba con un depravado que quería llevarlo a un sitio solitario, pasé a pensar en un familiar al que no recordaba o conocía y al final me encuentro con un agente de pequeño universo de ciencia ficción que me hizo pensar en Minority Report y Men In Black (esto por lo de las pérdidas de memoria). Me ha gustado el giro de guion, muy buen manejo de la intriga que hace saber que es lo que pasa.

Dos cosas que me he fijado:

En esta frase “Sin pensarlo dos veces, corrí y encontré escondite en un callejón” ese corrí me suena raro, igual es cosa mía, pero me pide más un “salí corriendo” o algo similar.

En la última frase empleas la palabra dirección cuando la usas justo en el párrafo anterior. No llega a ser repetitivo en cuanto número pero igual se puede afinar.

Un saludo y nos leemos.

Mónica Bezom

18/01/2025 a las 16:58

Hola, Diana.

Me ha gustado tu relato, dotado de un ritmo convenientemente dosificado; has manejado con naturalidad el suspenso de la mano de un hilo narrativo ágil y descriptivo a la vez, incluyendo un oportuno encuentro con la chica del celular que otorga un breve respiro. El diálogo final arroja luz y decanta el cierre de la historia. ¡Te felicito!

Te señalo algunos detalles:

“no me fiaba de un extraño, y estaba reacio a ir”: la coma antes de la “y” debilita la idea.

“A penas”: es “apenas”.

“A simple vista, podía pasar por un espejo de bolsillo, pero al verlo más de cerca, noté unas palabras”: no está mal, pero podría quedar así: “A simple vista podía pasar por un espejo de bolsillo pero, al verlo más de cerca, noté unas palabras”. Leelo en voz alta y notarás como la idea suena mejor. Bueno, según mi opinión.

En los siguientes casos, también me parece que la coma antes de la “y” no debería estar: “en un ademán serio, y susurró mi nombre”; “Decidí que no me importaba, y aceleré el paso”; “Me llevé la mano al bolsillo, y en un movimiento rápido”; “Me doblé hacia adelante, y en su superficie”; “Sabía quién era, y miles de personas”. Fíjate, al suprimir las comas el texto gana fuerza.

Me ha gustado mucho la firmeza del atormentado protagonista al saludar a la chica del celular.

Ha sido un placer leerte.

Diana T

18/01/2025 a las 18:11

Hola Chosi y Mónica.
Gracias por sus comentarios. Tomaré en cuenta sus observaciones para fortalecer mis futuros escritos.
Nos leemos 😄.

Osvaldo Mario Vela Sáenz

18/01/2025 a las 19:23

Hola Diana, buenas tardes. Agradezco tu paso por mi relato y las palabras tan atinadas que le dedicaste.

en cuanto a tu relato permíteme decirte que me dejó sin respiración. como la letra de una cancion que no tiene pausas ni descansos.

no tarde mucho en darme cuenta que al paso que llevabas o quedabas mal contigo mmisma o ibas a quedar mal conmigo como lector.

A ese paso, no era posible que pudieras terminar de contar tu historia en setecientas cincuenta palabras.

Un poco desencantado porque sucedió como yo temía, pero encantado al cien, porque me di cuenta que tienes tela para cortar y para contar Te felicito. .

Carmenigne

18/01/2025 a las 21:37

Hola Diana! La historia me resultó muy original, dando lugar a mas de una interpretación. Podría ser un sueño, el comienzo de un proceso psicótico..….Creo que justamente esa posibilidad que da lugar a mas de una lectura es muy atrayente. La leí con muchas ganas, me generó curiosidad, es una historia que engancha. Saludos

Kelvin I. Márquez

22/01/2025 a las 21:44

Saludos Diana

El final abierto da mucho que pensar y si te soy sincero, me quedé esperando que siguiera. Lo cual es bueno. El suspense se mantiene de principio a fin. En cuanto a mejorables, ya los compañeros te los han mencionado así que no haré hincapié en ello.
Como comentario, la historia de tu relato me recuerda un poco a la película Argylle. Si no las has visto, te la recomiendo.
Mis felicitaciones y nos leemos!

Cristina Otadui

23/01/2025 a las 16:42

Hola Diana,
según leía cambiaba mi parecer: ¿es un cuento sobre algún tipo de acoso social? ¿en una especie de mini relato/novela negra? ¿es ficción o fantasía? La narración fluye, es verdad, pero la trama me resulta algo inconsistente…¿puede uno sentarse con un desconocido que nos produce, según cuentas, inquietud como mínimo, durante una hora (o mas) a charlar de cosas corrientes delante de un café?: no me resulta muy creíble.
Después, el desconocido desaparece y tu protagonista resulta ser un personaje popular que para huir de la gente se refugia en un callejón donde el cristal que el desconocido que le ha proporcionado y que él asegura haber dejado atrás, arde en su bolsillo.
Finalmente todo esto y gracias al recurso empleado del sueño, toma un cierto sentido.
Y como los sueños, que generalmente terminan de forma abrupta o tienen un desenlace donde el conflicto pocas veces se resuelve, tu narración nos deja un final abierto y pone en manos del lector la tarea del fin.
Yo te animaría a trabajar la historia dejando atrás la obligatoriedad del número de palabras. Ahondaría en ese primer encuentro, perfilaría a tu desconocido y le daría contexto. Buscaría un final para este relato que bien pudiera ser el primer episodio de una serie encabezada por tu protagonista.
Por lo demás totalmente de acuerdo con los detalles que apunta Mónica.
Un saludo cordial
¡¡Nos leemos!!

Daniel Escobar Celis

04/02/2025 a las 02:00

Vale, vale. Me parece bien escrito y mantiene la intriga hasta el final. Lo cual es bueno, parece como parte de un relato mayor. En efecto el relato deja muchas preguntas abiertas e intriga. Sería interesante leer una continuación.

Felicitaciones, sigue escribiendo.

Deja un comentario:

Tu dirección de correo no se publicará. Los campos obligatorios aparecen marcados *