Literautas - Tu escuela de escritura

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La luz 2 - por BorjaR.

Julio encontró aparcamiento sin problemas. Aunque, en realidad, ya no había problemas de aparcamiento. Desde que la luz había aparecido, eran pocos los que se atrevían a salir de casa.
Miró el reloj, no faltaba mucho, pero aún era pronto. Echó la mano al bolsillo, sacó la cajetilla de tabaco y encendió otro cigarrillo. Dejó escapar el humo lentamente, pero sin deleite alguno. Notaba en la boca un sabor rancio. Un sabor que se había instalado allí, puede que para siempre.
Se pasó la mano por la cara y notó que esta le temblaba. Intentó respirar hondo, pero solo consiguió dar un angustioso resoplido. La culpa la tenía aquel nudo que se le había quedado en la garganta. El mismo que no le dejaría bajar comida, sí es que llegase a tener hambre en algún momento. Asqueado, sacudió la ceniza al cenicero, que rebosaba colillas, y no habiendo sitio allí, rodó y acabó cayendo en el suelo del copiloto, sobre un montón de latas de cerveza vacías.
Ni cuenta se dio.
Su mente estaba perdida en otro lugar. En otro momento.
Tiró la colilla por la ventanilla y la subió. En ese instante se percató de que tenía la radio encendida. Pero seguía sonando en bucle la misma información una y otra vez: Recomendaciones a la población a no salir de casa tras la puesta del sol. Llamados a la calma. Ministros sermoneando sobre lo importantes que son las actitudes cívicas…
Y el recuento. El terrible recuento que cada día se actualizaba.
Y nunca dejaba de crecer.
Apagó la radio y cogió su teléfono móvil. Sabía que no debía, pero volvió a la galería de imágenes. Allí estaban, tal y como las recordaba. Como si nada hubiese pasado. Los ojos se le humedecieron y se pasó la manga para secárselos. Bloqueó el móvil y lo guardó.
Debía ser fuerte.
Decidió dar un paseo mientras no fuese la hora. Se bajó del coche y comenzó a caminar para no seguir pensando. Cualquier cosa era mejor que darle espacio al pensamiento. Cuando se quiso dar cuenta, estaba llegando a una de las muchas plazas del centro de la ciudad. Para su sorpresa había una gran concentración de gente. Esperando… parecía que, a algo. O a alguien… Se fijó en los grandes letreros que llevaban algunos y sintió un escalofrío de rabia. Cambió su camino y se fue por una de las calles adyacentes. No podía seguir viendo aquello.
“¿Cómo es que la gente es tan rematadamente estúpida?”- Pensó con disgusto, meneando la cabeza.
Torció la esquina, ensimismado, y chocó contra otro hombre que venía a la carrera con otra pancarta gigantesca que rezaba: llevadnos con vosotros.
Julio lo miró con desagrado. El otro hombre con sorpresa.
-Lo siento –farfulló azorado.
-Sí… ya –Julio hizo una mueca de desprecio y se dispuso a continuar.
-¿Julio? –Le preguntó el hombre-. ¿Eres tú?
Julio se fijó mejor en su cara. No podía ser. Era Samuel, su compañero de pupitre de siempre. Su amigo de la infancia… Quiso sonreír, darle un abrazo, pero vio su pancarta y la realidad volvió a atropellarlo.
-¡Samuel! –acabó exclamando con cierta impostura en la voz.
-¡Julio! ¿Qué haces aquí? ¿Tú también vienes a la concentración? –preguntó emocionado-. ¿Te imaginas que la luz se lleve a alguno de nosotros hoy? ¡Sería la bomba!
-No. No estoy aquí por la concentración –respondió con sequedad.
-¡Pues deberías venir! Nos llevan mintiendo toda la vida, Julio. Esto que está pasando, son los alienígenas. ¡Existen! Son reales y la luz es la demostración. Y son los que nos van a salvar. De todo. Ya lo verás –alzó las cejas para darle más énfasis.
-Samuel –dijo con una voz ronca como la de un perro viejo-. No me interesa nada esto. Lo siento. Ya nos veremos.
Se zafó de él y continuó su camino sin volver la vista atrás. Pensó que tal vez podría haberle explicado que la luz que el tanto reverenciaba le había destrozado la vida. Que lo había desposeído de lo más valioso que tenía. Pero supo a ciencia cierta que sería una pérdida de tiempo.
Completó el camino hasta el edificio donde tenía su cita.
No había ninguna plaquita ni nada, pero tampoco la necesitaba. Sabía cuál era el piso. Timbró.
-¿Si? –Crepitó una voz por el telefonillo.
-Soy Julio.
La puerta vibró desbloqueándose y Julio pasó al interior. Tomó el ascensor y subió al tercer piso. Estaba a punto de tocar el timbre cuando la vidente abrió la puerta.
-Pasa, hijo –dijo la mujer, haciéndose a un lado.

Comentarios (7):

Borja

17/12/2024 a las 19:39

Está vinculado a la edición del mes pasado.
Muchas gracias.

José Torma

19/12/2024 a las 00:44

Borja

Entiendo y admiro tu ambición, pero en un cajón de 750 palabras, podemos caer en la trampa de abarcar mucho y quedarnos cortos. A menos que nos quede espacio de poner un “Continuara”.

Comentaste que tu relato estaba vinculado al anterior, mismo que ya fui a visitar.

Mis impresiones generales son buenas, creo que es una buena historia, que tal vez hayamos leído antes, lo interesante es ver que le agregas o aportas al tema.

Los dos relatos juntos me han enganchado, aunque mi mente se cicla en bucle en cosas que no entiendo, tal como cuando tu prota en el primer relato que pisa su zapato con la rodilla.

Al final estoy enganchado con la luz, sean extraterrestres o conspiraciones contra el gobierno, quiero saber el futuro de Julio y de tu prota que de momento creo se llama Marián o tal vez no sepamos si su desaparición sea permanente.

Saludos y felicidades.

ESther

21/12/2024 a las 23:30

Curiosamente me ha sucedido lo mismo que a ti.Tu cuento es muy difícil,tiene palabras que no se entienden.Lamento no poder opinar.

Trinity

22/12/2024 a las 19:17

Hola Borja, tú relato me ha parecido intrigante, ¿Que clase de luz es? me preguntaba, al final he podido comprobar que los alienígenas acechaban y esa era la luz, pero a la vidente no la ubico bien, me esperaba una nave espacial.
Después en los comentarios he leído que es una continuación de el reto del mes pasado, me pasaré a leerlo y seguro lo entenderé. Por lo demás, está muy bien escrito y ya en las primeras lineas te engancha. Saludos

Verso suelto

27/12/2024 a las 13:00

Hola Borja, soy tu vecino del 32 y me toca comentar tu texto.
Consigues mantener la intriga hasta el final, aunque ese final no desvela nada y eso me ha parecido decepcionante.
Está muy bien el primer párrafo, el del aparcamiento, es una forma muy literaria de explicar lo terrorífico que debe ser el origen de esa luz que hasta consigue que desaparezcan los coches.
También está bien utilizar al amigo para mostrar como la sociedad compra cualquier bulo.
En lo formal me parece correcto aunque creo que la falta de un cierre desmerece en parte el relato.
Nos leemos.

Dante

31/12/2024 a las 11:24

¡Hola Borja!

Antes que nada, quiero agradecerte por el comentario que dejaste en mi relato. Ahora es mi turno y te dejaré el mío, para lo cual intentaré seguir la guía que nos propone Literautas:

I.- FORMA:

I.- 1.- GÉNERO, TONO Y LENGUAJE:

No soy partidario de dividir los géneros tajantemente. Por eso es que considero que este relato (al igual que su antecesor) encuadraría, en principio, en la ciencia ficción, pero podría tener toques de misterio y terror. Y eventualmente, según cómo se desarrolle si se extiende la historia en un marco mayor (relato largo, nouvelle o novela) podría incluso tener tintes de ficción distópica o directamente derivar en una, donde todos los otros géneros mencionados serían subsidiarios de ella.

El tono en este relato y su antecesor es grave, serio, hasta sombrío. Absolutamente coherente con el o los géneros en cuestión.

El lenguaje, a su vez, se aviene perfectametne con el/los género/s y con el tono.

I.- 2.- ATMÓSFERA O AMBIENTACIÓN:

En ambos relatos la atmósfera y la ambientación es excelente. Tremendamente lograda.

Se percibe el miedo, la soledad, la opresión, la inminencia.

Es posible percibir la oscuridad del bosque, imaginar a la protagonista y a Marián, a la luz, y lo mismo ahora al otro protagonista, Julio.

II.- 3.- EL RITMO Y LA ACCIÓN:

El ritmo viene condicionado por la acción, que en el primer relato parece ser más trepidante que en el segundo. El primer relato es pura acción, el segundo tiene bastante de introspección y es más pausado, aunque sin ser frenético tiene sus picos de acción, porque el encuentro con Samuel aunque no sea cuantitativamente activo si lo es cualitativamente. Es un momento muy denso (en el buen sentido), muy intenso. Muy rico. Y casualmente, según como se lea el contenido (si es que se indaga en posibles significados más allá de lo literal) es el complemento perfecto del ritmo del relato anterior.

No veo esta eventual contraposición como algo malo. Al contrario. Es algo bueno porque muestra desde distintas perspectivas a ese fenómeno de la luz que, con todo derecho, podría ser considerado un personaje antagonista. Lo notable es que hay cambio de ritmo, pero lo que no decrece es la intensidad de las escenas, y la tensión narrativa se mantiene en todo momento.

I.- 4.- EL RITMO, LA CONSTRUCCIÓN DE FRASES, ORTOGRAFÍA, PUNTUACIÓN Y GRAMÁTICA:

El ritmo también puede ser analizado desde otro punto de vista, puesto que en su conformación también inciden la construcción de las frases, la ortografía, la puntuación y la gramática.

Trataré, en lo posible, de tocar estas cuestiones por separado (aunque no siempre será posible, dada su interrelación o por estar presentes en una misma oración o párrafo). Por razones de extensión este aspecto formal sólo lo trataré en relación a este relato (“La luz2”).

A) ORTOGRAFÍA:

Sólo encontré una falta de ortografía que seguramente es un error de tipeo:

“Pensó que tal vez podría haberle explicado que la luz que el tanto reverenciaba le había destrozado la vida” En esa oración “él” debe llevar tilde (que “él tanto reverenciaba”).

Quizás pueda conceptuarse como un error de ortografía una mayúscula después de los dos puntos en “Pero seguía sonando en bucle la misma información una y otra vez: Recomendaciones a la población a no salir de casa tras la puesta del sol.” Debería decir: “Pero seguía sonando en bucle la misma información una y otra vez: recomendaciones a la población para no salir de casa tras la puesta del sol.” Si bien no es cuestión de ortografía sino más bien de gramática, por economía y para que sea más claro, he realizado un ajuste y he cambiado “a no salir de casa” por “para no salir de casa”), ya que según tengo entendidos las recomendaciones (sustantivos) son “para”, más allá que cuando se recomienda (recomendar como verbo) sí puede decirse “a” (ejemplo: se recommienda a los señores padres…).

B) GRAMÁTICA Y CONSTRUCCIÓN DE LAS FRASES:

La gramática y la construcción de las frases también son correctas en general. No he encontrado alguna que me pareciera incorrecta.

C) PUNTUACIÓN:

La puntuación es en general muy correcta. No he encontrado casos de “infracción” a las reglas objetivas de puntuación, salvo en la oración “Esto que está pasando, son los alienígenas”. La coma después de “hablaba” en la primera y la coma posterior a “pasando” en la segunda son supuestos de la llamada “coma criminal”. es aquella que se ubica entre el sujeto y el verbo o entre el verbo y el objeto. Esa pausa no debería graficarse porque nterrumpe la secuencia natural de una oración (Este detalle de la “coma criminal” me lo hizo ver una vez Isolina, una compañera de Literautas de anteriores ediciones, y la verdad prestarle atención me ha sumado mucho, por eso te lo señalo). Esa debe suprimirse. Lo que podrías considerar, si quisieras marcar una pausa es poner un punto y seguido (“Esto que esta pasando. Son los alienígenas”).

Lo único que podría señalar son cuestiones opinables, subjetivas de mera preferencia o que, eventualmente, no resulten claras en contexto.

“Aunque, en realidad, ya no había problemas de aparcamiento.” Estimo que la coma después de aunque es innecesaria y perjudicaría la fluidez de la lectura. Sobre todo teniendo en cuenta que esta oración se encuentra casi al principio del relato. Te invito a considerar si no resultaría preferible: “Aunque en realidad, ya no había problemas de aparcamiento.”

“Esperando… parecía que, a algo. O a alguien…” La puntuación de la primer oración no me se evidencia clara en contexto. La coma después de que no parece tener sentido. Aún cuando pudiera reprocharse un abuso de puntos suspensivos, yo cambiaría esa coma por puntos suspensivos. No creo que sea abuso de ellos, porque lo que acá está remarcando el narrador es una especie de incertidumbre. Cosa que no es ociosa porque parece ser omnisciente y en este punto duda (con Julio y para hacernos dudar y vivir ese mismo momento). Con lo que la variante sugerida quedaría “Esperando… parecía que… a algo. O a alguien…” También se podría considerar cambiar los puntos y seguido anteriores por un punto y seguido y la coma por puntos suspensivos: “Esperando. Parecía que… a algo. O a alguien…” E incluso podría haber una tercer alternativa: Esperando. Parecía que a algo. O a alguien…” Creo que cualquiera de las tres se ajusta más a la intención narrativa (lo que quisiste contar y cómo quisiste hacerlo, que puede diferir de cómo efectivamente lo narraste) que creo que tuviste. Te invito a reflexionar sobre ese punto.

“—Pasa, hijo –dijo la mujer, haciéndose a un lado.” A los fines de conferirle mayor fluidez a la lectura, estimo conveniente suprimir la coma. Además, la acción de decir y el hacerse a un lado, si uno las pensara tal y como ocurrirían en la realidad o cómo una actriz podría actuarlas en teatro o en un medio audiovisual, serían en ambos casos, acciones simultáneas. Por lo que más allá de que la coma sería atendible para marcar una pausa justo antes del “final del final” y eventualmente dejar un “cliffhanger” o gancho más marcado para continuar después, parecería romper con el flujo natural no sólo de la lectura sino de las acciones que serían simultáneas. Por lo que considero que sería conveniente reflexionar sobre este detalle.

D) CONCLUSIÓN:

Más allá de los pequeñísimos detalles que he señalado, creo que tanto la ortografía, como la gramática, la construcción de las frases y la puntuación son en general correctas y adecuadas en relación al ritmo y coadyuvan favorablemente a su construcción.

El ritmo es adecuado tanto si se lo mira desde el punto de vista de la acción como si se lo enfoca desde la óptica de estas otras cuestiones formales.

En especial la puntuación está muy bien trabajada. Prácticamente no hay cosas para marcar (objetivamente hablando) y eso es un gran logro, porque el ritmo de un relato, además de la acción, depende en gran medida de la puntuación. Si la puntuación es correcta, la lectura será ágil y se minimizará también la posibilidad de que se encuentre comprometida la sonoridad del texto.

I.- 5.- SONORIDAD:

Creo que la sonoridad del texto es adecuada. Leyéndolo en voz alta o en silencio, las palabras no “chocan” entre sí, no generan un “ruido mental” en el lector.

Solamente podría encontrar un solo punto (muy pequeño) que podría conspirar contra la sonoridad:

“Torció la esquina, ensimismado, y chocó contra otro hombre que venía a la carrera con otra pancarta gigantesca que rezaba: llevadnos con vosotros.”
“Julio lo miró con desagrado. El otro hombre con sorpresa.”

Aquí en dos párrafos contiguos nos encontramos con la reiteración de una expresión “otro hombre”. Esto podría resolverse fácilmente, utilizando un sinónimo en el segundo caso. Por ejemplo:

“Torció la esquina, ensimismado, y chocó contra otro hombre que venía a la carrera con otra pancarta gigantesca que rezaba: llevadnos con vosotros.”
“Julio lo miró con desagrado. El manifestante, con sorpresa.”

La sonoridad se aviene muy bien con el lenguaje utilizado y se asocia perfectamente al o los géneros (ciencia ficción, misterio, terror, eventualmente distopía).

A su vez, no hay fallas en otros elementos formales que pudieran comprometer la sonoridad del texto.

I.- 6.- PUNTO DE VISTA:

Tanto en este relato como en su antecedente, el narrador es en tercera persona omnisciente.

Creo que es adecuado no sólo para este relato sino para la historia que estás contando. En especial si más allá de la trama literal se piensa en algún significado simbólico o metafórico. Esa mayor distancia por un lado del narrador omnisciente, y esa mayor posibilidad de intrusión (por el otro), es lo más aconsejable para un relato de atmósfera “cargada”, grave, opresiva, de miedo y para un tono también grave, serio y sombrío.

I.- 7.- DIÁLOGOS:

El contenido de los diálogos es inobjetable. Sólo cabría reparar en su representación gráfica, aspecto que podría mejorarse.

Antes de ir a los diálogos, me centraré en un caso (único en el relato) de la representación gráfica de un pensamiento:

“«¿Cómo es que la gente es tan rematadamente estúpida?»- Pensó con disgusto, meneando la cabeza.”. En lugar del guión debe ir una coma y “pensó” va en minúsculas: “«¿Cómo es que la gente es tan rematadamente estúpida?», pensó con disgusto, meneando la cabeza.”

Con carácter general advierto que usaste un guión común en lugar de la raya de diálogo. A su vez, algunas acotaciones no son del todo claras o más que acotaciones serían intervenciones del narrador como nexo que articulará con hechos o diálogos posteriores.

Estos inconvenientes se ven aquí:

“Torció la esquina, ensimismado, y chocó contra otro hombre que venía a la carrera con otra pancarta gigantesca que rezaba: llevadnos con vosotros.”
“Julio lo miró con desagrado. El otro hombre con sorpresa.”
“-Lo siento –farfulló azorado.”
“-Sí… ya –Julio hizo una mueca de desprecio y se dispuso a continuar.”
“-¿Julio? –Le preguntó el hombre-. ¿Eres tú?”
“Julio se fijó mejor en su cara. No podía ser. Era Samuel, su compañero de pupitre de siempre. Su amigo de la infancia… Quiso sonreír, darle un abrazo, pero vio su pancarta y la realidad volvió a atropellarlo.”
“-¡Samuel! –acabó exclamando con cierta impostura en la voz.”
“-¡Julio! ¿Qué haces aquí? ¿Tú también vienes a la concentración? –preguntó emocionado-. ¿Te imaginas que la luz se lleve a alguno de nosotros hoy? ¡Sería la bomba!”
“-No. No estoy aquí por la concentración –respondió con sequedad.”
“-¡Pues deberías venir! Nos llevan mintiendo toda la vida, Julio. Esto que está pasando, son los alienígenas. ¡Existen! Son reales y la luz es la demostración. Y son los que nos van a salvar. De todo. Ya lo verás –alzó las cejas para darle más énfasis.”
“-Samuel –dijo con una voz ronca como la de un perro viejo-. No me interesa nada esto. Lo siento. Ya nos veremos.”

Ahora realizaré las correcciones para que los diálogos se ajusten a las convenciones sobre representación gráfica de los mismos, y en lo que concierne a acotaciones o intervenciones del narrador a fin de que se reflejen como unas u otras. A su vez, cambiaré algunas palabras que puedan reiterarse o agregaré alguna cuando la acotación no resulte del todo clara:

“Torció la esquina, ensimismado, y chocó contra otro hombre que venía a la carrera con otra pancarta gigantesca que rezaba: llevadnos con vosotros.”
“Julio lo miró con desagrado. El manifestante, con sorpresa.”
“—Lo siento –farfulló azorado el militante.”
“—Sí… ya —replicó Julio haciendo una mueca de desprecio y disponiéndose a continuar.”
“—¿Julio? —le preguntó el hombre—. ¿Eres tú?”
“Julio se fijó mejor en su cara. No podía ser. Era Samuel, su compañero de pupitre de siempre. Su amigo de la infancia… Quiso sonreír, darle un abrazo, pero vio su pancarta y la realidad volvió a atropellarlo.”
“—¡Samuel! —acabó exclamando con cierta impostura en la voz.”
“—¡Julio! ¿Qué haces aquí? ¿Tú también vienes a la concentración? —preguntó emocionado—. ¿Te imaginas que la luz se lleve a alguno de nosotros hoy? ¡Sería la bomba!”
“—No. No estoy aquí por la concentración —respondió con sequedad.”
“—¡Pues deberías venir! Nos llevan mintiendo toda la vida, Julio. Esto que está pasando son los alienígenas. ¡Existen! Son reales y la luz es la demostración. Y son los que nos van a salvar. De todo. Ya lo verás —afirmó alzando las cejas para darle más énfasis a sus palabras.”
“—Samuel —repuso Julio con una voz ronca como la de un perro viejo—. No me interesa nada esto. Lo siento. Ya nos veremos.”

En el diálogo final también se reitera el error formal de colocar guión común en lugar de raya de diálogo. En su lugar correspondería:

“—¿Si? –Crepitó una voz por el telefonillo.”
“—Soy Julio.”
“La puerta vibró desbloqueándose y Julio pasó al interior. Tomó el ascensor y subió al tercer piso. Estaba a punto de tocar el timbre cuando la vidente abrió la puerta.”
“—Pasa, hijo –dijo la mujer haciéndose a un lado.”

I.- 8.- DESCRIPCIONES:

Las descripciones son uno de los elementos formales más complejos de una narración. Son como la conocida frase sobre la relación entre la medicina y el veneno: la diferencia la hace la dosis. Es posible pecar por defecto como en exceso (siempre es más frecuente esto último). Y además, también hay que considerar el factor finalidad de la descripción: ¿para qué se utilizan? Esto último es lo que, en última instancia, define cuál es la proporción adecuada para la descripción. A veces conviene más, a veces menos, y otras veces lo poco o lo mucho que se utiliza se hace adrede (o incluso para “imitar” -en buen sentido- cierto estilo: por ejemplo, si es necesario para el diálogo o acotaciones de un narrador de otra época en la que solía ser común un estilo alambicado o cargado de descripciones).

En tu relato las descripciones son pocas y adecuadas. Están insertadas en su justa medida y son perfectamente atinentes para la finalidad que persiguen: construir la trama, la atmósfera o realzar los diálogos. Y por supuesto, también funciona lo que yo llamaría la “descripción por vía indirecta”. Esto se logra a través de la ambientación donde aún narrando, o reproduciendo diálogos o mostrando personas, hechos, acciones, animales, paisajes, etc., aún sin describir el resultado es tan gráfico que a los efectos prácticos equivale a una descripción. Esto también está muy logrado en tu relato.

Con respecto a las descripciones puede agregarse algo más: a diferencia de este, en el primer relato, las descripciones son más abundantes y sensoriales, y contribuyen a mostrar más que contar.

Al tratar del ritmo y la acción señalé que “El ritmo viene condicionado por la acción, que en el primer relato parece ser más trepidante que en el segundo. El primer relato es pura acción, el segundo tiene bastante de introspección y es más pausado, aunque sin ser frenético tiene sus picos de acción, porque el encuentro con Samuel aunque no sea cuantitativamente activo si lo es cualitativamente. Es un momento muy denso (en el buen sentido), muy intenso. Muy rico. Y casualmente, según como se lea el contenido (si es que se indaga en posibles significados más allá de lo literal) es el complemento perfecto del ritmo del relato anterior.”

Parece paradójico, porque en general cuando hay más descripción la acción tiende a “ralentizarse”. Y aquí nos encontramos con más acción y “velocidad” con más descripción, y menos velocidad con menos descripción. Este es un detalle que me llamó mucho la atención, y que realmente indica que en ambos casos la descripción es un elemento muy bien empleado.

Quizás la clave o el “puente” que una las dos “orillas” sea la ambientación. La ambientación del relato anterior requería descripción lo más sensorial posible y EN ESE MARCO se inscribía la acción frenética. Por lo que la descripción no frenó la acción sino que le dio el marco para que desarrolle la velocidad pertinente. Y aquí, las escasas descripciones se compensan con una construcción de la ambientación que también -aunque con otros recursos- en algunos pasajes muestra más de lo que cuenta (referencia al celular, la galería de imágenes, los ojos humedecidos, y ni que decir los DIÁLOGOS -en lo que atañe a su rico contenido-) y esto hace que la atmósfera o ambientación constituya una “descripción indirecta” donde casi sin usar adjetivos calificativos o adverbios, tenemos una idea espacio-temporal, visual y hasta olfativa y auditiva, en suma, sensorial de todo cuanto acontece. Es una “descripción indirecta” pues sin usar una descripción en sentido estricto, consigue el mismo efecto e incluso de una forma más entretenida.

Muy buen trabajo con un elemento que es difícil de dominar.

I.- 9.- CONFLICTO:

No hay dudas de que hay conflicto desde el vamos, en los dos relatos.

Los conflictos, a mi modo de ver son tres.

El primero y más evidente, el de los personajes respecto de una fuerza desconocida exterior/superior (la luz)

El segundo, obviamente es interno de los personajes. Es el conflicto consigo mismos signado por el miedo, la opresión, la pérdida.

Y el tercero es exclusivo de Julio: el individuo contra la sociedad (o una parte de ella). Julio está en la calle: la supuesta mayoría no sale y otra parte (no sabemos si esta es la verdadera mayoría, si es una minoría pero cuantitativamente significativa o sólo una minoría intensa) se manifiesta a favor de lo que acontece. Julio por necesidad o convicción, está en contra de ambas alternativas, lo que lo deja en soledad frente a su medio social.

Estos tres conflictos se interrelacionan y se entretejen, lo que concita la atención del lector desde el primer momento y hace que ya no pueda abandonar la trama.

I.- 10.- INTRIGA:

La intriga deriva de la existencia del conflicto. Siendo los conflictos varios, interesantes e interdependientes, la intriga está asegurada. A cada momento (en los dos relatos) deseamos saber qué pasará después.

El narrador siembra expectativas: que por ahora no llena, pero tampoco las defrauda. Lo que equivale a sembrar una expectativa más y mayor: que la trama continuará y que la extensión de la historia será más grande. Eso basta y sobra para atraer la atención y mantenerla. En todo momento.

Muy buen trabajo.

I.- 11.- PERSONAJES:

Los personajes están muy bien logrados pese al estrecho límite de las 750 palabras en uno y otro relato.

En cuanto a los protagonistas (la actriz y eventualmente Marián -aunque podría ser calificada como secundaria relevante- y Julio) son profundos y redondos porque en ellos coexisten uno o más conflictos externos con el conflicto consigo mismos. Y no todo está claro, hay cosas para descubrir, sea porque están implícitas, sea porque se sigan de una extensión mayor de la historia.

En lo que concierne a Samuel, tenemos a un ayudante del antagonista, que, además no está solo. Lo que agrega una capa de conflicto más y favorece a hacer más profundo a Julio. Pese a que no puede decirse profundo como persona, Samuel sí tiene cierta profundidad como personaje. Porque de lo que no habla cuando habla es del profundo miedo que tiene y de cómo busca explicaciones que lo conformen y le den un sentido integral a todo, a modo de teoría conspirativa. Es una persona aparentemente poco inteligente o inteligente pero que ha renunciado a pensar, pero en el fondo es alguien vacío, miedoso, lleno de incertidumbre y de temores. Y sobre todo alguien que tiene miedo de ser libre, un inconforme que en realidad es un inconformista, que ha elegido cierto elemento como raíz de sus males y encomienda la solución a una fuerza exterior, a un “outsider”.

Y last but not least (“última pero no menor”) está la GRAN antagonista: la luz. Tenemos aquí una fuerza material aparentemente impersonal que, hasta ahora es una antagonista formidable. Habrá que ver si en un marco mayor sigue considerándose personaje (o si preferís “personaje”) o bien si veremos al/los verdadero/s antagonistas: quien/es están detrás de la luz y la dominan y direccionan.

II.- CONTENIDO:

He leído el relato anterior y la verdad que ambos tienen un contenido muy rico.

Creo que bien podrían integrarse en una historia mayor.

No se ve, por ahora, claramente cómo es la conexión causal exacta entre uno y otro (ya volveré sobre esto). Lo cual no es malo, puesto que, por el contrario, te permitirá seguir enganchando relatos aquí en Literautas o pasar directamente a escribir un relato más largo, una novela corta o incluso una novela.

Yendo al fondo mismo de ambos relatos, es intrigante la referencia a la luz. Creo que tiene una carga simbólica o metafórica muy fuerte y que, sobre todo en el segundo relato se ve más fuertemente al reparar en la manifestación.

No puedo afirmar categóricamente que así sea, pero una lectura posible de ambos relatos es que, en el marco de la ciencia ficción o eventualmente en una fusión con el misterio y el terror (eventualmente con una distopía), el tema de fondo sea el poder.
La luz tiene una connotación ambigua: por un lado la luz ilumina. Pero también puede cegar. La paradoja de que aquello que debe iluminar puede causar un efecto análogo a la oscuridad. Y a partir de ese momento, lo que debe permitir que el hombre vea justamente impide que vea. Algunas luces como el rayo laser incluso pueden quemar o lastimar. Si el fuego es, en cierto sentido, una forma de luz, también puede quemar. Lo mismo ocurre con el sol.

Entonces ya tenemos varias ideas poderosas: iluminar, cegar, lastimar, quemar.

En el primer relato los personajes son la actriz, que no se nombra, y Marián, que es su pareja o nueva pareja (pero con quien parece que la cosa va en serio, que es alguien con quien se siente feliz y proyecta un futuro).

No creo que nada en la ambientación del primer relato sea casual: la oscuridad, el bosque, el pequeño cementerio, la casona turística (mansión), el promontorio o mirador, la referencia a los paparazzis…

¿Qué es lo que me hace pensar esto? Que es una pareja de dos mujeres, una de ellas famosa, que quiere evitar que se conozca su vida privada. Y quizás, aunque no es seguro, no quiere “blanquear” públicamente su orientación sexual. De ahí la noche, la oscuridad, como sinónimo de privado. Podría inferirse que fueron a una mansión o casona turística (lo que daría idea de tiempo compartido e intimidad) y después que fueron al bosque, lo que revela más intimidad todavía. Un avance en la relación. Siempre al amparo de la oscuridad, que en este caso no tiene un tinte negativo sino que se vincula con lo privado con lo que debe quedar oculto de la mirada de los otros -más allá de su eventual conflicto con la publicidad de su orientación sexual o incluso ante la inexistencia de ese conflicto-. Y el promontorio o mirador significa una “cumbre” un lugar de elevación desde el cual juntas miran la realidad. Siempre desde la oscuridad. Siempre desde su mundo, pero desde arriba y juntas. Más allá de una posible alusión sexual, esto daría idea de un encuentro, de la formalización de la pareja, de la confirmación de que Marián era la adecuada.

Independientemente de que la palabra “zapato” en singular o plural era obligatoria en la edición pasada del taller, no creo tampoco que el hecho de que la protagonista estuviera descalza fuera una casualidad. Tomado en la cuasi literalidad, podría pensarse en un momento de intimidad con Marián. Pero en un nivel más simbólico nos mostraría una metafórica desnudez (no sólo ante Marián sino ante lo que vendrá después), una vulnerabilidad.

Es aquí, en este contexto donde aparece la luz: el poder interviene en la oscuridad (lo privado) e “ilumina” pretendiendo poner de manifiesto lo oculto. Pretende que la subjetividad sea visible. Pero como es de noche y la luz viene “desde arriba” (donde obviamente reside el poder), se produce la ecuación: poder opaco/subjetividad-privacidad transparente. Cuando lo que debe suceder es EXACTAMENTE AL REVÉS, salvo que se trate de un totalitarismo. En ese contexto, la luz ciega a la protagonista y hace desaparecer a Marián (vaya verbo que luctuosamente conocemos bien en latinoamérica y en especial en Argentina…).

Cuando alguien está ciego, ya no puede ver. Quien no puede ver difícilmente encuentre el camino y la salida. Algo así le ocurre a la protagonista.

En aquel relato también se describe cómo se lastima los pies. Esto muestra la vulnerabilidad y la indefensión ante esa luz que ahora, después de cegarla, busca “iluminarla” a ella también. Poner el foco sobre ella.

Luego llega a un cementerio, en el cual cae y piensa que morirá a los pies de una lápida sin nombre (otra metáfora de las desapariciones) y luego, merced a la luz, desaparece ella.

Esa luz, que sería el poder en esta lectura, es blanca. Por lo que hace que sus destinatarios la perciban como pura. Porque se autopercibe e impone la percepción de su pureza, de su ser inmaculado. Y en función de eso busca, valga la redundancia, poner “blanco sobre negro”. Resaltar lo que “está mal” mostrando el “bien”. Y haciendo desaparecer lo que “está mal”.

Aquí se articula el segundo relato con lo de las manifestaciones.

Los manifestantes representarían otra cara de la moneda. Aquellos que le confieren a determinado líder o fuerza todas las propiedades o capacidades para solucionar o cambiar su estado actual de cosas. Culpan de todos sus males a x personas o grupos, se niegan al análisis crítico (del que no son capaces o al que renunciaron) y se entregan al PENSAMIENTO MÁGICO. Confieren al líder o régimen todas las capacidades y ellos mismos al designarlos salvadores, se entregan al poder, se rinden mansamente y le dejan servida en bandeja su propia subjetividad. Que ya habían perdido antes al convertirse en una masa irracional. No un pueblo. No una comunidad. Una simple coincidencia en tiempo y lugar de cuerpos presentes y casi inertes y mentes, almas y espíritus ausentes. Que se dejan penetrar por un espíritu y pensamiento que ya no es propio. Y por eso, como solución a sus “males” (o los autopercibidos males) incluso desean lo que sería fatal: que la luz los “ilumine” a ellos, pero en otro sentido. No sería extraño tampoco que desearan que la luz “quemara” o desapareciera a aquellos que les causaron los males o que les mintieron…

Párrafo aparte aquí para el personaje de Samuel cuando dice “Nos llevan mintiendo toda la vida, Julio. Esto que está pasando, son los alienígenas. ¡Existen! Son reales y la luz es la demostración. Y son los que nos van a salvar. De todo. Ya lo verás.” Esta es la apoteosis de la representación del pensamiento mágico, con el aditamento de la clásica teoría de la conspiración “nos llevan mintiendo toda la vida”. Y claro, quien nos dirá la verdad será el “líder esclarecido” que nos “iluminará” con su “luz”… Pero sucede que esa luz no es la verdad objetiva (adecuación del intelecto con la cosa), ni una verdad relativa como consecuencia del acuerdo entre personas, sino que es una ausencia de verdad. O lo que hoy se llama la posverdad. Es lo que se instala como verdad, que se van desplazando unas a otras y siempre terminan siendo funcionales al poder. Y con esta “verdad” personas como Samuel se sienten “iluminados”.

Y una vez “iluminados” se sienten empoderados para arrastrar a otros a ese torrente irracional. Que es lo que precisamente intenta con Julio cuando lo conmina: “¡Pues deberías venir!”

A su vez, Samuel dice que “son los alienígenas” y “son los que nos van a salvar”. Etimológicamente alienígena proviene de “alien”, “lo ajeno”, lo que equivale a decir “lo exterior”. O sea que para Samuel todo lo que está aquí fracasó. Por lo que la solución viene de afuera, de un “outsider”. De alguien que no es de aquí: aquí ya todo está corrupto, podrido, todo ha fracasado. Todo es oscuridad. Entonces, que venga la luz del afuera, que ilumine, que queme, que arrase, que barra, que elimine lo que está mal, y que nos lleve a su prosperidad. Esta podría ser una reconstrucción plausible del “razonamiento” de Samuel, que en realidad es un pensamiento mágico y egoísta pero que paradójicamente ni siquiera piensa (racionalmente) en su propio interés (menos aún en el colectivo). Esta sería otra metáfora del poder.

Julio, en cambio, está solo. Porque es alguien que se resiste a entregar su subjetividad. Es alguien con pensamiento crítico, que todavía cree en la verdad. O en alguna especie de verdad. Pero que seguramente no cree ni quiere creer en la “iluminación” del poder, en la verdad instalada por el poder, la que, por otro lado se niega a introyectar (proyectar dentro de sí y hacerla propia).

Entre el relato anterior y Samuel y Julio hay también otro elemento que se encuentra presente en estos párrafos: “Tiró la colilla por la ventanilla y la subió. En ese instante se percató de que tenía la radio encendida. Pero seguía sonando en bucle la misma información una y otra vez: Recomendaciones a la población a no salir de casa tras la puesta del sol. Llamados a la calma. Ministros sermoneando sobre lo importantes que son las actitudes cívicas…”
“Y el recuento. El terrible recuento que cada día se actualizaba.”
“Y nunca dejaba de crecer.”

Veamos los elementos. La radio sonando en bucle con la misma información una y otra vez muestra el rol de los medios masivos de comunicación para moldear las subjetividades y la percepción de la realidad, lo que equivale a su distorsión y tiene como finalidad menguar las capacidades críticas. A veces saturando de información (y no veraz ni relevante) a las personas para que no puedan distinguir lo verdadero de lo falso ni lo relevante de lo irrelevante. La mención a la radio quizás también resulte extensiva a las redes sociales.

Julio se “percató de que tenía la radio encendida”. Se ve que no era su intención escucharla: quedó expuesto a eso. Y luego se alejó.

Las recomendaciones para no salir de casa, los llamados a la calma, los ministros sermoneando sobre la importancia de las actitudes cívicas y un terrible recuento que nunca dejaba de crecer es un párrafo que resumiría perfectamente una dictadura. En cuanto a la Argentina y la última dictadura prácticamente resultaría una radiografía…

Una vez más se encontraría una alusión al poder.

También se encuentran en el texto otros elementos que apuntan en este sentido.

“Julio encontró aparcamiento sin problemas. Aunque, en realidad, ya no había problemas de aparcamiento. Desde que la luz había aparecido, eran pocos los que se atrevían a salir de casa.”

Este párrafo nos muestra la realidad de los manifestantes (los adherentes al pensamiento mágico) y el relato anterior nos mostró la suerte de dos personas que “estaban mal” y debieron ser “iluminadas”, puestas de manifiesto por el poder, para que saliera a la luz lo oculto, lo oscuro. Pero en el medio nos encontramos con que ya no hay comunidad y lazos sociales verdaderos. Vemos que lo que impera es el miedo, el “guardarse” en lo privado. Pero siempre existirá el riesgo de que la luz igualmente “te ilumine”, como le sucedió en lo oscuro, en lo metafóricamente privado a la protagonista del relato anterior y a Marián.

Por otra parte, si bien el cigarrillo es un vicio y es un objeto perjudicial, es a la vez un placer. Julio fuma. Por lo que puede suponerse que encuentra un placer en ello. Sin embargo, el narrador, respecto de Julio, precisa: “Dejó escapar el humo lentamente, pero sin deleite alguno. Notaba en la boca un sabor rancio. Un sabor que se había instalado allí, puede que para siempre.” He aquí una metáfora de la opresión del poder: no se sabe cuánto durará, pero cambia el “sabor” de las cosas, de la vida. Anula el disfrute, trae el sabor “rancio” y no es posible saber cuánto durará, si tal vez sea para siempre. Ni si el para siempre será poco tiempo porque quien se hace la pregunta a la brevedad dejará de estar…

Sin perjuicio de todo lo anterior, que no es más que una posible lectura de ambos relatos, debo decir también que aún en su nivel literal es muy atractivo (ambos lo son) y que se lee y disfruta perfectamente. Es una trama interesante.

Ahora bien, aquí es donde se genera la pregunta acerca de cómo se articulan los relatos: ¿son una continuación uno de otro en sentido estricto? ¿O puede no haber una continuidad causal pero sí contextual entre uno y otro? Aún a pesar de utilizar un narrador omnisciente, no hay en un sentido quizás impropio, indirecto y lejano, una suerte de “efecto Rashomon” donde vemos cómo ve cada personaje al mismo hecho o acontecimiento (aunque el efecto Rashomon en sentido estricto tendría lugar si cada personaje narrara en primera persona).

Otro punto a considerar es cuál es la relación entre uno y otro relato, o más bien entre Julio, la actriz y Marián:

“Apagó la radio y cogió su teléfono móvil. Sabía que no debía, pero volvió a la galería de imágenes. Allí estaban, tal y como LAS recordaba. Como si nada hubiese pasado. Los ojos se le humedecieron y se pasó la manga para secárselos.” (Las mayúsculas son mías y son para destacar la palabra clave).

Este “las” en femenino, daría a pesar que Julio recuerda a más de una mujer. Eso obviamente lo sugiere el plural. Pero como el título del relato es “La luz2”, y siendo que en “La luz” (el relato anterior) los dos personajes principales son femeninos, deviene inevitable asociar uno y otro extremo y puede pensarse si Julio no está vinculado con aquellas dos mujeres.

Y si este fuera el caso: ¿cuál es el vínculo? No sabemos cuál es la edad de Julio, ni su estado civil, ni su profesión. No sabemos si vive en la misma ciudad que las otras dos chicas. Ni sabemos si, además de ser pareja entre sí, alguna de ellas no podría tener también relaciones con hombres, esto es, que pudiera/n ser bisexual/es.

Entonces Julio podría ser padre y suegro, amigo, padrino, tío, hermano y cuñado, o parte de una relación abierta de “amor libre” o incluso miembro de una “trieja” o “pareja de a tres”… Sea como fuere, de existir la relación, al menos una de las mujeres del relato anterior es importante para él o lo son ambas. Dejar sin precisiones este punto me hace pensar fuertemente en que la historia marco es mucho mayor y que es posible que estos relatos continúen en una serie o que incluso se proyecten fuera de Literautas, y en ese contexto aparezcan las precisiones o las vaya descubriendo el lector.

También podría pasar de que no haya tal conexión entre personajes y sean otros personajes femeninos de los que aún no sabemos nada, como por ejemplo su mujer y su hija, sus hermanas, su hermana y su sobrina, su madre y su hermana (aunque lo de madre es dudoso, porque tampoco queda claro si la vidente lo llama hijo en sentido literal o figurado, como pueden hacerlo las personas de mayor edad. Dada la familiaridad con la que se anuncia -Soy Julio- no es improbable que sea su madre literal -biológica o adoptiva-). En caso de ser cierta esta otra hipótesis, la conclusión no varía en lo más mínimo: es claro que la historia es mucho mayor y en ese contexto aparecerían las precisiones o las iría descubriendo el lector.

Sea como fuere, uno y otro relato se sostienen, la relación se percibe, el elemento literal (y más allá de toda consideración simbólica o metafórica) es la misteriosa luz y se percibe que la historia marco es mucho mayor y más profunda.

Rico y atractivo contenido. Excelente trabajo.

III.- COMENTARIO PERSONAL:

Tu relato me ha atrapado, me ha gustado mucho y, como ves, me ha hecho pensar mucho, ya que da pie a reflexionar.

En general has manejado correctamente los elementos formales, es muy poco lo que podría revisarse y, el contenido, es sencillamente brillante. Has logrado captar la atención del lector y no soltarla (al menos a mí me sucedió eso) y has sembrado expectativas que no se han cumplido todavía pero TAMPOCO SE HAN DEFRAUDADO. Lo que nos hace pensar si no hay más. Y nos hace querer más.

Si estuvieras de acuerdo, te animo a continuar con la historia. Incluso si fuera en un marco que, aunque parta de Literautas, lo exceda. Considero que esta historia tiene mucho más para dar.

Saludos y nos seguimos leyendo.

Dante

31/12/2024 a las 11:55

¡Hola Borja! Quería decirte que entre los comentarios de mi relato, te he dejado un agradecimiento personal por tu comentario y también he efectuado uno general para todos, que, obviamente te incluye.

Gracias por haber leído y comentado mi relato.

Aprovecho también para desearte que termines bien el año y tengas un muy feliz Año Nuevo.

Saludos.

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