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Los límites - por Hilda G.M.
LOS LÍMITES
La vidente abrió la puerta y vio en el umbral a una mujer que le sonreía sin decir nada. Primero pensó que era una mendiga, pero como era su costumbre, decidió esperar a que fuera la otra persona quien dijera algo. La mujer seguía callada y a la vidente le pareció que su sonrisa era impropia de una persona desesperada, a menos de que la desesperación la hubiera llevado a esa sonrisa. La vidente sabía cuál era su oficio, no intentaba ser adivina, como la gente les dice a quienes leen las cartas o ven el futuro de distintas formas; ella solo ofrecía ayuda a los demás con la habilidad que había descubierto de niña: si se concentraba en un objeto que su madre no encontraba, podía decirle el lugar en el que estaba; siempre le molestó que su familia creyera que podía ver las cosas en el lugar en que estuvieran porque en verdad no las veía, simplemente podía sentirlas, por decirlo de alguna forma, y sabía dónde se hallaban. Poco a poco se corrió la voz por culpa de sus propios familiares y fue así como los vecinos, los amigos y conocidos de la familia comenzaron a pedirle ayuda y ella lo hizo siempre sin pedir nada a cambio, hasta que su hermana mayor decidió que ese era un trabajo como cualquier otro y debía ser remunerado. La vidente no era adivina, así que no entendió que en aquel momento habían empezado a explotarla y que eso duraría muchos años. Los años pasaban sin sentir, ya que todos los días alguien venía a preguntarle por alguna cosa extraviada y ella la encontraba por una “módica” cantidad que recibía su hermana. Un día alguien le enseñó una foto y le pidió que localizara a la que estaba retratada en ella; sin darse cuenta cómo se le había ocurrido, de sus labios brotó una dirección. Entonces comenzó su verdadera fama: de todas partes venían a buscarla y aunque dijera que no se dedicaba a eso, insistían con tanta vehemencia que siempre acababa cediendo a los ruegos. Tanto hablaba la gente de lo que podía hacer que una vez incluso vinieron unos hombres y se las llevaron a un llano cerca de un pueblo que la vidente no conocía y le preguntaron si el familiar al que buscaban estaba enterrado allí o no. Como no supo responderles, se pusieron furiosos, aunque su hermana logró tranquilizarlos explicándoles que la vidente solo podía sentir a los vivos. Al final las trajeron de vuelta a su casa. La vidente aún recuerda que uno de ellos le preguntó si había alguna diferencia entre un cadáver y un anillo, ¿acaso el metal y la piedra estaban vivos? La vidente sabía que su oficio tenía límites, pero era incapaz de hacérselo entender a quienes recurrían a ella con la angustia de no saber el paradero de algún familiar. En ocasiones se sentía acorralada entre la desesperación de quienes buscaban a alguien (cada vez eran menos los que le pedían encontrar un objeto perdido) y las exigencias de su hermana. Y volvía a intentarlo y siempre los consolaba con alguna pista, lo que ponía de buen humor a su hermana. La vidente seguía pensando en sus limitaciones y su impotencia mientras miraba a la mujer sonriendo. Ella también la observaba. Por fin la vidente le preguntó:
—¿Qué se le ofrece?
—Tú eres quien me necesita —respondió la mujer con la cordialidad de una vieja amiga.
—Si usted lo dice…
—Ah, ya veo, piensas que estoy loca —y volvió a sonreírle—. Vamos, ya es hora.
La vidente quiso preguntar algo más, pero las palabras se le quedaron dentro, como si la sonrisa de la otra la hechizara. Se tomaron del brazo y echaron a andar despacio como amigas que se disponen a dar un paseo. Dentro de la casa, la hermana de la vidente gritaba pidiendo ayuda.
Comentarios (18):
Mónica Bezom
18/12/2024 a las 03:17
Hola, Hilda.
He leído un texto de escritura ágil y sin fisuras, en cuya envoltura se gesta una trama de tono confesional con interrogantes que se ajustan perfectamente al límite del final.
Me ha dado gusto leerte.
Solo te observo la coma antes de la “y”: “por decirlo de alguna forma, y sabía dónde se hallaban”.
Saludos.
Ocitore
18/12/2024 a las 13:45
Interesante desenlace, un poco me recuerda a Bruno Traven, quien también le guardó a Macario un final irrevocable. Me ha gustado el texto.
Saludos.
Kelvin I. Márquez
18/12/2024 a las 14:11
Saludos Hilda
El final me impresionó mucho. El saber quien es la mujer que sonrie justo al final hace que la intriga sea bien pagada. Pero lo mas que me gustó es que usaste a la vidente de una forma muy original.
Hilda G.M.
18/12/2024 a las 19:51
Hola, Mónica, Ocitore y Kelvin. Les agradezco mucho los comentarios. Pasaré a leer sus textos.
Saludos
Kathleen
18/12/2024 a las 20:19
Hola Hilda.
Me ha gustado mucho tu historia, logras que empaticemos con la vidente desde el principio. Un final intrigante que dan ganas de saber más.
Don Kendall
18/12/2024 a las 23:01
Relato redondo. Fluye y distribuye su caudal sin ni guna fuga. Solo queda decir gracias por compartir el trabajo.
Un abrazo y salud
IGNACIO
18/12/2024 a las 23:17
Hola Hilda. Muy buen relato. Es original porque se hace desde el punto de vista de la vidente. El desenlace está muy bien conseguido y es sorprendente. El recorrido por la vida de la vidente está bien trazado, con las pinceladas justas. Un gusto leerte.
Hilda G.M.
19/12/2024 a las 08:18
Hola, Kathleen. Muchas gracias por pasar a leer mi texto y por comentarlo.
Hilda G.M.
19/12/2024 a las 08:19
Hola, Don Kendall e Ignacio. Les agradezco mucho los comentarios. Pasaré a leer sus textos.
Saludos
Patricia Redondo
19/12/2024 a las 18:27
Hola Hilda!
Una buena historia, interesante y coherente. La frase “uno de ellos le preguntó si había alguna diferencia entre un cadáver y un anillo, ¿acaso el metal y la piedra estaban vivos?” me ha gustado mucho. El final no me acaba de cerrar, aunque francamente tampoco se me ocurre otro mejor…
Por poner un pero , la estructura del texto, sin un solo punto y aparte (hasta el final) se me hace un poco densa.
Estoy en el 7 por si te apetece
Nos seguimos leyendo!
Hilda G.M.
19/12/2024 a las 18:35
Hola, Patricia. Muchas gracias por tu comentario. Pasaré a leer tu texto.
José Torma
20/12/2024 a las 00:30
Hilda.
Tu texto es mi coco. Me explico. Es un párrafo de larga extensión que se vería beneficiado por un punto y aparte en algunos lugares, sobre todo cuando repites la palabra “años”.
“… habían empezado a explotarla y que eso duraría muchos (años). Los (años) pasaban sin sentir, ya que todo…)”.
Es gusto personal, pero a mí me abrumó.
El texto en sí tiene buen ritmo y la historia fluye. Si algún consejo te puedo dar, es el de leer en voz alta tu escrito y ver si tus pausas funcionan en la cadencia o ritmo que tú quieres compartir.
El final se me hizo un poco atropellado ya que no es claro por lo mismo que comentaba del punto y aparte. Ese final donde retomamos el duelo de miradas entre la vidente y la otra mujer, que culmina con las dos alejándose y dejando a la hermana pidiendo ayuda, es confuso y tal vez fue a posta. ¿Pero grita de dolor, o de arrepentimiento o tal vez miedo de que su hermana se va y la deja sola? ¿Quién es la sonriente mujer? Eso solo tú lo sabes.
Interesante tu relato.
Saludos.
Hilda G.M.
20/12/2024 a las 08:24
Hola, José. Muchas gracias por tu comentario y tus sugerencias. En cuanto pueda, pasaré a leer tu relato. Saludos
Jesusa
20/12/2024 a las 13:11
hola,
Me ha gustado tu relato y me ha mantenido atenta. Intentaba descubrir quien llamó a su puerta y sonreia. A la vez tenia curiosidad por la vida de la vidente y como llego a ser una vidente.-.
Carmenigne
20/12/2024 a las 16:36
Hola Hilda! Lei tu relato de un “tirón”. La historia va transcurriendo y creo que sugieres la forma de ser de la vidente desde el principio “como era su costumbre decidió esperar a que fuera la otra persona quien dijera algo”. Vas delineando el personaje de una forma certera, “sin pedir nada a cambio”, “su hermana mayor decidió” y el final, que si bien uno no lo sabe, cuando surge te das cuenta que es de la misma forma en que ha vivido, sin elegir demasiado, “si usted lo dice”. Yo lo interpreté como la muerte, pero me parece bueno que sugieres, de forma que el lector pueda poner lo suyo. Me gustó la historia.
Yvonne
20/12/2024 a las 22:33
Hola Hilda,
He leído tu texto con mucha fluidez y me ha parecido una excelente descripción de la forma de ser y el carácter de una persona, y no es tan fácil lograr esto. Lo haces con muchos matices en relación a su propia actitud y también desde la visión de los demás, lo cual elabora una imagen, diríamos, en 3D. Me ha gustado mucho eso, cómo has construido el personaje, un personaje muy real, una vidente que no era adivina.
Describes muy bien la concupiscencia de la familia y las exigencias abusivas de los clientes.
Me gusta tu estilo y te volveré a leer.
Saludos
ESther
22/12/2024 a las 00:29
Hola Hilda, me gustó mucho tu trabajo porque está bien escrito.Tiene un ritmo natural, sin tropiezos,la protagonista va surgiendo sin prisa pero con firme decisión, siempre atendiendo los requerimientos de las personas que solicitaban su ayuda.Es la representación del bien sin mirar a quien.De tal forma vivió que un día se fue humildemente como había sido su existencia guiada por la mujer de sonrisa enigmática que no es otra que la muerte.
Gracias. Te seguiré leyendo-
Hilda G.M.
22/12/2024 a las 08:39
Hola, Jesusa, Carmenigne, Yvonne y Esther. Les agradezco mucho la lectura de mi texto y los comentarios que me han hecho. Pasaré a leer lo que todavía no he leído.
Saludos y felices fiestas.